El Megapost de los 80: Repasando a Richard Franklin

Para descubrir de nuevo mi avanzada edad, dire que superman la primera fue la primera pelicula que vi en el cine. Y que si, yo tambien jugaba de chaval corrupcion en miami, el coche fantastico, el equip A, V, etc. y como las disfrutaba.

Y tambien las que cita el master wotner, los cuentos del mono de oro y galactica( yo tambien preferia a los cyclons, jajaja.). Y a la fuga de logan en version televisiva, y los hombres de harrelson, y un larguisiimo etc. Muy largo y muy old, you know.
 
Hoy estrenamos una nueva sección en el Megapost... empezamos a CELEBRAR el aniversario puro; HOY cumplimos cinco años, y qué mejor momento para empezar a hablar de series de televisión, tan importantes para nosotros como las películas y los videoclubs. Y qué mejor que empezar por una que NO PUEDE SER MÁS OCHENTERA... vamos con ella.




Series que no volvereis a ver… CORRUPCIÓN EN MIAMI


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Un poco de Historia: Una de las series más espectaculares y populares de la década de los ochenta fue Corrupción en Miami, serie que en cualquier otro marco geográfico y temporal habría sido imposible; la serie surgió de un momento muy determinado, los 80 en Norteamérica, un mundo donde el consumismo y el capitalismo salvaje alcanzaron grandiosas cotas de “vales el dinero que tienes” nunca vistas; donde valores como la solidaridad o la empatía estuvieron bajo mínimos y solo importaba tener más, un poco más, y mucho más; donde las drogas se convirtieron en una industria multimillonaria que afectaba desde a los ghettos raciales hasta a la alta sociedad. Una época cinematográficamente romántica pero que en la realidad, nos ha conducido al mundo en que vivimos hoy.

El creador de la serie, Anthony Yarkovich, quería mezclar algo del estilo de los vídeos musicales MTV con una trama policiaca, y el resultado fue… Corrupción en Miami, producida por la NBC. Con Anthony Mann dirigiendo algunos episodios, la serie resultó bastante cara de rodar, algo imprescindible dado el aire lujoso de los ambientes sociales de Miami que se le quería otorgar (1,3 millones de dólares, presupuesto de CADA episodio) y contó con varios elementos que la hicieron única, desde el vestuario “de moda” que costaba un ojo de la cara, a su banda sonora (luego lo mencionaré en detalle).

La serie salió en antena en 1984 y no logró ser realmente reconocida hasta ya empezada la primera temporada, creando un fenómeno televisivo y social, con multitud de referencias que todo el mundo entendía, dando fama (unos más, otros menos) a sus artífices, y manteniéndose en la parrilla hasta 1990 (cinco temporadas de duración).


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Y, ¿Cuál es el cuento?: La serie comienza presentándonos al detective James “Sonny” Crockett de la Brigada Anti-Vicio de Miami (gran Don Jonson en el papel indiscutible de su vida) que pierde a un compañero y recibe a otro, venido de la Gran Manzana: Ricardo Tubbs (Phillip Michael Thomas) el cual parece muy empeñado en cazar a un multimillonario traficante de drogas que va a llegar a Miami, Emilio Calderón. La trama del piloto (de una duración doble a la normal de los futuros episodios, como una película) nos muestra a los dos policías entrando en contacto, cada uno con sus pequeños conflictos y secretos (los problemas familiares de Sonny, o el hecho de que Tubbs persiga al traficante por asesinar a su hermano, cosa que nadie más sabe). Se va construyendo, en este piloto, los cimientos de la serie, basados en la amistad, lealtad y química de la pareja de policías. Al final (como era previsible) el tal Calderon huirá… pero, como también resulta previsible, no será la última vez que veamos a ese tipejo en la serie.

Evidentemente, hay que justificar que un par de polis de Anti-Vicio vivan a todo trapo, que vistan trajes a la última, conduzcan cochazos y tengan un elevadísimo tren de vida; son en realidad, policías infiltrados en el mundo de la droga (Sonny suele presentarse ante la escoria villanesca como Sonny Burnett) y por lo tanto deben pasar desapercibidos en los ambientes de Miami donde se mueven los peces gordos, para poder darles caza; han de asistir a fiestas y a locales donde no entra cualquiera, y gastar dinero en efectivo como si estuvieran acostumbrados a ello para no despertar sospechas.


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Los dos protagonistas van arropados por una buena ristra de secundarios del departamento de Anti-Vicio: sus dos compañeras femeninas, generalmente encargadas de casos de prostitución, Trudy Joplin y Gina Calabrese (a mi siempre me puso bruto esta última, porque me recordaba a la ochentera Jami Gertz) los secundarios cómicos habituales, o “la extraña pareja” Stan Switek y Larry Zito; el jefe de la Brigada era, inicialmente, el teniente Lou Rodríguez (Gregory Sierra), pero duró poco, aunque su marcha fue para mejor: entró el inolvidable teniente Castillo (con James Edward Olmos dándole rostro y PRESENCIA) un jefe mucho más duro, formal, rígido a la hora de seguir los procedimientos, frío… pero en el fondo, leal y con una gran humanidad que no demostraba a menudo, pero que era indudable que poseía. Había algún otro secundario como Izzy, una especie de precedente al personaje de Joe Pesci en la saga Arma Letal (pero no tan cargante) un tipo un poco ridículo, siempre metido en mil actividades un tanto raras, pero con una inmensa red de contactos que usaba para ayudar a la policía. Curiosamente, el actor que interpreta a Izzy ya salía (y moría) en el episodio piloto, haciendo otro personaje completamente diferente.


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¿Y que hacían estos policías? Pues perseguir mafiosos, capos de la droga, fugitivos peligrosos, proxenetas… pero no penséis que estos eran villanos como los de series al estilo “El equipo A”. Si Corrupción en Miami puede enorgullecerse de algo, es de evitar (no siempre, pero sí en su gran mayoría de episodios) al tópico villano sin más motivaciones que ganar dinero y ser cruel, porque si, porque ese es el papel. Muchas veces, los villanos actuaban movidos por intereses tan poco monetarios como la amistad, el sentido del deber para con la familia, el honor, el miedo, la falta de autoestima… la mayoría de las veces, había un vínculo personal directo entre los villanos, e incluso entre los villanos y sus perseguidores, Tubbs y Crochet. Aunque también había algunos que eran hijos de puta sin mayores motivaciones, como el citado Calderón.

La serie también nos mostraba los avatares personales y sentimentales de sus personajes; Sonny abandonaría a su mujer y a su hjo pequeño ante la creencia de que estando con ellos, los ponía constantemente en peligro debido a la naturaleza de su trabajo, y tuvo luego no pocos rolletes en la serie; Tubbs no se quedó atrás, aunque no era tan prolífico, y llegó a ligotear (sin saberlo inicialmente) incluso con la hija de su peor enemigo. Pero mis episodios favoritos eran aquellos en los que los protagonistas se involucran, por una u otra razón, en el caso de la semana, adquiriendo este un matiz personal que a los guionistas se les daba realmente bien.

Poco más puedo decir del ambiente de Miami de los 80 (que tan bien captó Brian De Palma para su grandiosa El precio del poder) donde se juntan macro-discotecas de lujo, pasta gansa, cocaína para ejecutivos de guante blanco… con callejones sucios donde los desheredados de la ciudad llevan ocultos sus trapicheros, un contraste, ciertamente, muy americano en los 80. Un mundo donde parece que si no tienes contacto no eres nadie, donde para unos lo importante es si los dejarán entrar en el último club de moda mientras, el el barrio de al lado, para otro lo importante es saber si lo matarán esta noche o no. Qué decir del estilo de vida de Crockett (quien, de crío, no quiso vivir así) como residencia fija, un barco en el puerto, una casa tan particular como su “compañero de piso”: el cocodrilo Elvis (mítico y carismático secundario!).


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Me suena su cara: Ciertamente, secundarios conocidos no faltaron en Corrupción en Miami, aquí una lista (sin perjuicio de que se me olviden algunos): Liam Nesson, Pam Grier, John leguizamo, Pepe Serna, Helena Bonham Carter, Dan Hedaya, Meg Foster, Xander Berkeley, Jeff Fahey, Brian Denehy, R. Lee Ermey, Miguel Ferrer, Jeroen Crabbe (me encanta este actor) Melanie Griffith (je je je) Bruce Willis, Dean Stockwell, Bill Paxton, Gerrith Graham, Vincent D’Onoffrio, Steve Buscemi, Wesley Snipes, Ben Stiller, Benicio del Toro, Lawrence Fishburne, James Remar, Karen Black, Terry O’Quinn… sin mencionar a cantantes que metían sus temas en la banda sonora y hacían apariciones esporádicas (desde Jan Hammer, compositor de temas instrumentales de la BSO a James House o Phil Collins). Un enorme reparto de secundarios… ¡y muchos ni siquiera eran conocidos cuando salieron en la serie!

Voy a permitirme aquí hablar de la (impresionante) banda sonora, aunque con toda justicia merecería un apartado para ella sola, pero veamos… SOLO en el piloto aparecen dos de mis canciones favoritas de la década: In the air Tonight (de Phil Collins, canción infrautilizada en el cine y la televisión) que acompaña a uno de los momentos más emotivos del Piloto, y All Night Long de Lionel Richie (sin mencionar que hay una de los Rolling, o que está Girls Just wanna have fun de Cindy Lauper… ¡¡¡TODO ESTO EN EL PILOTO!!!).
Y es que, la aparición de In the Air tonight hizo subir las ventas del disco como la espuma, y desde entonces, cantantes y grupos se dieron de hostias porque alguna canción suya fuera incluida en la serie, pues estaba demostrado que aparición de una canción en la serie… petada de vender discos. En el futuro hubo otros temas míticos asociados a la serie, como el You belong to the city de Glenn Frey, o Cry… esta última, interviene en uno de los finales más recordados de la serie; podéis verlo y escucharlo aquí:


Miami Vice-'Cry' ending - YouTube


¿Volvería a verla?: Rotundamente SÍ; de hecho desde hace unos años la estoy revisando (una temporada cada verano, este año toca la cuarta) ya que no las veo desde los tiempos televisivos. Una serie entretenida, con un ritmo frenético que sabe parar en seco para mostrar los horrores y la injusticia de un mundo tan desequilibrado en contrastes como el nuestro; unos protagonistas con una gran química que nos hacían desear cada día que llegase la hora de ponerse frente a la tele a ver a Sonny y Ricardo repartir leña y meterse en fregaos varios; el estilo de producción lujoso, la ENORME banda sonora, los secundarios… un SÍ de manual. Es muy poco rutinaria aunque no recomiendo ver más de dos o tres episodios a la semana, por no saturar. Pero totalmente recuperable, disfrutable y reivindicable.

Episodios a destacar: muchos… y más que se me olvidan. Desde el piloto (El guardián de mi hermano) a, en general, todos los episodios dobles, que solían ser de alguna forma, “mitológicos” (volvían viejos enemigos, o la Brigada se veía metida en problemas más gordos donde sucedían cosas que marcaban el futuro de la serie) como “El hijo pródigo”, o “Cuenta atrás”. Aparte, destacaría algunos episodios sueltos, sobre todo de la tercera temporada, que es la que tengo más reciente…

-Cuando lloran los ojos irlandeses: Gina se infiltra, como irlandesa de nacimiento que es, en una especie de grupo que defiende los derechos de independencia de Irlanda; con Liam Nesson como el carismático líder del grupo, ante la sospecha de que el grupo sea en realidad una célula terrorista que ha comprado recientemente varias armas.
-El viejo: Un gran episodio en el que Crockett, bajo su identidad falsa, está haciendo tratos con unos traficantes y ahuyenta a un anciano que aparece en el lugar de los hechos; este resultará ser un antiguo Ranger de Texas que, creyendo que Sonny es un matón y un traficante, decidirá buscar justicia a la antigua usanza. Con un final muy emotivo.
-El deber y la dignidad: El teniente Castillo tendrá que retroceder en su memoria a los tiempos en que era soldado en Vietnam; allí presenció los asesinatos brutales (jamás resueltos) de cuatro prostitutas. Ahora, se ha cometido un asesinato idéntico en Miami y el teniente cree estar tras la pista de aquel asesino, tomándose el asunto como algo personal.
-El avión de la tarde: Un remake de “Solo ante el peligro” con Tubbs engañado para ir a una isla tropical por su enemigo mortal, Calderón, y una vez allí, sin poder salir, y con la población de la isla pasando de él, tiene que esperar a la llegada del barco donde llegarán mafioso y sus hombres y enfrentarse a ellos completamente solo…
-Los vikingos motorizados del Infierno: Gran episodio sobre la lealtad que mueve a los componentes de una banda de motoristas, y que les lleva a intentar destruir a los responsables de la muerte de un compañero al tiempo que se toman como misión proteger a la hermana de este (una muchacha normal y corriente que nada tiene que ver con la banda). El jefe de la banda (un pseudo pirado que descubrió a Nietzsche en la cárcel) no se para ante nada, llevando un caos absoluto de asesinatos inocentes a Miami en su búsqueda de venganza. Realmente emotivo aunque un poco pasado de rosca hacia el final.
-Definitivamente Miami: Este es uno de mis favoritos, pertenece a la segunda temporada; otro de esos episodios míticos con un final recordado y espectacular, en el que la Brigada se ve envuelta en una investigación sobre extrañas desapariciones. Crockett conocerá, y se enamorará, de una joven rubia que podría estar envuelta en ello… este episodio popularizó otra de esas canciones que se asocian a la serie: Cry, de Goodley & Creme, la que os he puesto más arriba.
-Una sombra en la oscuridad: Uno de los mejores episodios de la serie, en los que un tipo raro entra en casas ajenas de forma poco clara, casi sobrenatural. No mata a nadie, se dedica a hacer cosas raras por la casa sin despertar a los ocupantes; el detective que investiga el caso enloquece y se lo pasan a nuestros héroes. Crockett también estará a punto de enloquecer ante la imposibilidad de pillar al tipo, que es como un gato.

Hay otros episodios que tengo más olvidados, pero que son realmente impactantes, como uno de la primera temporada en el que un poli parece estar compinchazo con la Mafia a la que la brigada investiga; durante todo el episodio el tipo parece un corrupto, pero al final se revela que es en realidad familia directa de uno de los mafiosos, y se siente dividido entre el deber para con la “familia” y el deber para el cuerpo de policía.
En la tercera temporada hay una trama que abarca varios episodios, en los que Crockett sale con una enfermera drogadicta (una jovencísima Helena Bonham Carter) y en los que se muestran los efectos devastadores de las drogas en la vida cotidiana, un punto de vista más cercano al problema del que los protagonistas suelen tener.

El momento: Si hay que destacar una escena o momento representativo de la serie, evidentemente aquí habría que elegir los paseos de Sonny y Ricardo en su lancha rápida, otro momento referencial y reconocible de su época.

En conclusión, una serie totalmente recomendable, nada aburrida o repetitiva, como sí lo serían otras policiacas de su época, y sobre todo, MUY ochentera. Aquellos que tengan alergia a ese mundo, vestidos, peinados y en general, métodos de la década, mejor abstenerse. Aquellos que amen esa década… siempre disfrutarán con esta serie.



Para acabar, no me voy sin mencionar el TEMAZO que Jan Hammer dedicó al personaje de Sonny Crocket, un tema que nada tiene que envidiar a las canciones de la serie, muy sugestivo, evocativo de la época y nostálgico: UN TEMAZO, lo repito las veces que haga falta...


Jan Hammer - Crockett's Theme (Miami Vice) - YouTube


Esta tarde tendréis la siguiente entrega, y... ¡A CELEBRAR EL ANIVERSARIO! :atope:atope:atope

Henry,un enlace de mi blog donde me extiendo sobre la serie.:hola
 
Quien lo iba a decir, con Miami Vice estamos destapando a más de uno... :L

(me apunto el blog, magneto)
 
El Megapost de los 80 HABEMUS ANIVERSARIO: Cuarto dia VIDEOCLUBS

Debo comenzar este segundo post del día del aniversario con una ADVERTENCIA: el post que sigue es un post descontroladamente nostálgico. Aquellos que no comulguen con el tema videoclubs, o batallitas ochenteras, seguramente no se van a encontrar encantados de leerlo.
Lo que pretendía ser un breve texto de evocación nostálgica se ha convertido en un documentos de más de 10 paginas en Word; incluso aquellos que comulguéis con la temática, no lo leáis de golpe que os puede sentar mal :roto2
Es un texto íntimo y personal, sobre mi primer y verdadero amor: los videoclubs. Sé que los que compartáis ese amor vais a disfrutar del texto. Los que no... como decía Peter Griffin en un episodio de Padre de familia protagonizado por su hija Meg "Podeis cambiar de canal, nadie os culpará" ;)

Estáis avisados.
AUGE Y CAÍDA DE UN AUXILIAR DE VIDEOCLUB

Érase una vez…
Allá por 1993, vuestro amigo Henry (yo) había terminado el curso sin suspender ninguna asignatura (lo que significaba un verano perfecto, sin cuadernos de Santillana que valgan). Tenía mil proyectos… hasta que, al día siguiente de la cena de fin de curso, mi padre me dijo que iba a buscarme un trabajo. Media jornada, para que no pasara todo el verano haciendo el vago y supiera lo que era trabajar. Me sentí aterrorizado y desilusionado.
Por supuesto, todo esto suena más duro de lo que fue; mi padre nunca fue uno de esos ogros autoritarios (solía bastarle una mirada para meternos en cintura) y de hecho, debió ver mi cara de espanto, porque se apresuró a tranquilizarme; que solo sería por las mañanas, que tendría todas las tardes libres para jugar con los amigos… su idea era buscarme trabajo en la fábrica de algún amigo.


Por la tarde, seguía sin quitarme cierta depresión de encima, así que decidí ir al videoclub. Podía haber ido al Cinema (que estaba en la parte de atrás de mi casa) pero me apetecía pensar, así que pillé la bici y me fui al Amigos, que estaba en la otra punta del pueblo. No tenía, en aquel momento, plan alguno; solo quería pasar la tarde en un sitio donde sabía que me distraería.

Dejadme que intente explicaros como era el Amigos… se me hace difícil. Nada más entrar, a mano izquierda estaba el mostrador. Tras el mostrador, había bastante espacio, con una docena de estanterías PETADAS de VHS dentro de las cajas del videoclub (eran cajas negras con una etiqueta, con los datos del Videoclub y un dibujo o fotocopia con muchas caras superpuestas de actores famosos). A mano derecha había un panel con VHS… era un panel de rejilla en forma de V invertida, con películas en ambos lados. Y al fondo, un panel de madera “pegado” a la pared. Allí tenía las novedades, las películas más alquiladas, una selección de “clásicos”…
Si volvemos junto al mostrador, más allá de este, a la derecha, había una pared que ocupaba toda esa parte del videoclub, con una puerta, que daba a las películas que no eran “novedades”. Allí estaba oscuro (no había ventanas, solo luz de neón, lo llamábamos “el cubiculo”) y había otro panel de rejilla y otra estantería de madera en la pared… pero de un tamaño TRES veces mayor a las que había fuera. Allí tenían todas las películas antiguas; el panel de madera era mi favorito, porque allí tenían todas las sagas (Indiana Jones, tiburón, Alien, Mad Max, Superman… y un largo, largo etc.).
En “el cubículo”, a mano izquierda había otra puerta abierta, con una cortina, donde tenían las pelis “interesantes”… con el consabido letrerito al lado “Solo mayores de edad”.


Aquella tarde, no iba con ninguna idea preconcebida. Solo distraerme. No es que yo tuviera demasiada confianza con el dueño (Vicente, mítico señor) pero debió verme con mala cara y me preguntó que me pasaba. Se lo dije. Entonces él me hizo una propuesta que cambió, seguramente, el curso de mi vida.
-Yo si quieres, puedes trabajar aquí… los fines de semana tengo a mi hermano ayudándome pero entre semana, a nadie. Siempre hay algo que hacer. Piénsatelo.
Me lo pensé poco. Trabajar en un videoclub era, en aquellos tiempos, el sueño de mi vida. No diré que seguía viendo a los dueños de videoclubs como dioses (pues así los veía de niños) pero sí persistía en mi cierta idea de que eran “brujos” que conocían todos los secretos, y que podían enseñarme mucho.
Total. Le comenté la idea a mi padre. Al día siguiente fue a hablar con Vicente para asegurarse de que yo estaba en buenas manos, y acordó que empezaría a trabajar el lunes siguiente, de nueve a doce y media, de lunes a viernes.
No recuerdo ahora mismo, cuanto me pagaba Vicente, en cualquier caso era una miseria simbólica (podríamos estar hablando de 500 pesetas semanales…). Por supuesto, yo no tenía contrato ni nada que se le pareciese, era demasiado joven para trabajar legalmente.
Pero a mi el dinero, entonces, me importaba muy poco. Lo que me maravillaban eran los beneficios colaterales: alquileres gratis (sin abusar) quedarme películas meses enteros en mi casa sin pagar recargo, material publicitario gratis…


Recuerdo mi primer lunes allí como si fuera hoy. Mi padre me llevó en coche. Yo estaba impaciente; ¿Por donde empezaría? ¿Qué aprendería?
A fregar, concretamente, aprendería ese día. Mis labores en casa se limitaban a sacar la basura, quitar la mesa, hacer mi cama y poco más. Nada más llegar, primero tuve que fregar los aseos y el almacén; aquello evidentemente, me cortó un poco las ilusiones. El resto de la mañana la pasé sentado en un taburete tras el mostrador, pegando etiquetas en películas recién llegadas. Había que poner una en la carátula y otra en la cinta; eran pegatinas color metal, con los datos del videoclub en color rojo. Si por casualidad, un día veis en un mercadillo un VHS de 1492 La conquista del paraíso, con una etiqueta del Videoclub Amigos… la puso vuestro colega Henry en su primer día de trabajo.


A pesar de las malas vibraciones que aquel día pude recibir… fue la mejor época de mi vida. Los siguientes días fueron bastante mejores; había que limpiar, si, y quitar el polvo a las carátulas cada X días, pero también ir a hacer recados (una papelería cercana de encargaba de hacernos tanto las etiquetas para las películas, como los carteles de ALQUILADA y varias cosas más, y había que recoger encargos cada pocos días). Y también ver pelis gratis; todo el día estaba la tele y el vídeo del videoclub puestos con películas actuales. Y es que, si en pelis “normales” solo se pedía una copia, en taquillazos podían pedirse cinco o seis, y había que verlas todas para asegurarse de que no estuvieran defectuosas. Por ejemplo, recuerdo que nos llegó Top Secret, una edición que formaba parte de una colección (El mejor cine de Universal, o algo así) y nada más desprecintarla y meterla al vídeo, se veía mal; rayas constantes. Entonces había que cambiarla. En aquella época ya empezaban a ahorrarse costes en la fabricación de cintas; las robustas cintas hechas en los 80 dieron paso a otras más baratas… y falibles.


No sé cuanto tiempo pasó antes de que me sintiera uno más allí… semanas, probablemente. Al principio mi padre me llevaba y recogía, pero luego llegó un momento en que yo tenía que ir y venir en bici; con un calor bastante asfixiante y unos 15 minutos de distancia a pedalear… pero no me quejaba. Llegaba, iba antes que nada al bar de al lado (el bar Patxi, hoy todavía abierto) a por un café para el “jefe”, y luego al videoclub, donde Vicente ya habría puesto el ventilador a todo trapo.
Creo que, profesionalmente, nunca me he vuelto a sentir así de realizado y satisfecho. Todos me conocían, desde los clientes hasta los viajantes de las distintas casas videográficas. Procuré saberme donde estaban las películas, TODAS, y especialmente las novedades, para cuando un cliente venía pidiendo algo, poder ir a traérselo enseguida. Yo conocía los gustos de los clientes más habituales, y me permitía incluso recomendarles tal o cual cosa.
En algún momento, empecé a ir los sábados por la mañana, aunque no tenía porque hacerlo, y descubrí que en esos momentos se reunían unos cuantos “clientes de la casa” a tomar unas cervezas y unos panchitos con Vicente; recuerdo sobre todo a Pedro (un señor mayor que alquilaba películas porno a espaldas de su señora) o Paco (que solía venir con el perro, un perrillo manso al que yo adoraba) o Miguel, que era el hermano de Vicente y le echaba una mano…


También iba los sábados por la tarde, no a trabajar, sino a alquilar algo para ver con la familia, o los amigos, si me iba a dormir a casa de alguno, o viceversa. Anda que no me gustaba ir con mis amigos a fardar, ponerme detrás del mostrador, encontrar películas que pidieran al instante… era un fantasma.
Los sábados por la tarde era ACOJONANTE. Yo trabajaba por las mañanas; entre semana, la clientela era limitada. Los sábados por la mañana sí iba bastante gente… pero, ¿POR LA TARDE? Por la tarde podían juntarse 20 clientes en el videoclub; y lo digo sin exagerar en absoluto. Entre grupos de chavales que iban a alquilar una peli, o familias enteras que pillaban una para cada miembro de la familia, se juntaban grandes cantidades de personas. El videoclub era popular, era una OPCIÓN de ocio y un punto de reunión social, y eso es lo que más hecho de menos. Hoy los videoclubs son tiendas como otra cualquiera…


Aunque limpiara el polvo e hiciera recados, aquella experiencia no me defraudó, también aprendí muchísimas cosas de las que me interesaban. Aprendí a desmontar cintas VHS para repararlas; y luego a volver a montarlas, cosa muy difícil. Los VHS son como un mecanismo de relojería, con piezas metidas a presión por máquinas, difíciles de volver a meter manualmente en caso de que se salgan. Si la abrías con “violencia” y se te saltaba un muelle o un sujetador, luego había que reconstruirlo con una paciencia inhumana
La mayoría de los VHS se estropeaban por usar los p*tos rebobinadotes, ¿los recordáis? En aquella época se decía que lo que más gastaba el cabezal del vídeo era rebobinar, así que se inventaron máquinas que solo hacían eso, rebobinar las cintas. Pero mientras algunos eran robustos y prácticos, otros eran baratos y malos, y se cargaban las cintas.
Las cintas de VHS tenían, al principio y al final, algo llamado técnicamente “colas de inicio y fin” unos trozos de cinta transparente y MUUUUY frágil, que empezaba y terminaba la cinta magnética propiamente dicha. Usando un vídeo decente nunca verás las colas de inicio al rebobinar, porque el vídeo paraba el rebobinado antes, pero los rebobinadotes malos no. La cinta se cortaba y se “perdía” dentro del VHS, había que desmontarla, enhebrar el roto y empalmar.
Para empalmar por aquellos años, en los videoclubs usaban (usábamos) una cinta negra igual a la cinta magnética, a la que le ponías una cola especial y a la vista, parecía que no hubiera empalme alguno. Años más tarde esa cinta se dejó de fabricar, o se encareció, y usamos celofán de toda la vida.


También aprendí a abrir vídeos y repararlos, cuando era posible. La mayoría de los fallos eran cabezales sucios o directamente rotos, piezas mal engrasadas… y cosas que la gente metía en los vídeos. No os digo más que una vez lo abrí y me encontré una caña de zumo… :roto2 los cabezales había que limpiarlos con un trapito suave que no dejara pelusa (similar a los usados para limpiar las gafas) mojados en alcohol. Nada de usar algodón!! (que es lo que usábamos en mi casa antes de que yo descubriera el daño que les hace a los cabezales).

El verano terminó, y se me había pasado volando. A principios de septiembre aún solía ir cuando podía, pero al empezar el curso se acabó; iba los sábados por la mañana, eso si, echando una mano en algunas cosas, a cambio de alquileres gratis y material de promo.
El año siguiente terminé (aprobando las matemáticas solo de refilón, el resto bien, como siempre, progresando adecuadamente) y no hizo falta que mi padre me preguntara si iba a volver a trabajar; el día después de la cena de fin de curso, fui a ver a Vicente y le pregunté si me necesitaba. Dijo que sí.
La verdad es que ese verano fue MUCHO mejor… yo tenía más confianza, conocía el “oficio” y a la gente. Aquel año ya pillaba recados telefónicos, hablaba con distribuidoras que llamaban, atendía directamente al cliente… siempre con Vicente cerca, desde luego, pero yo me sentía mucho más responsable. De hecho, siempre procuraba mostrarme “serio y maduro” delante de los clientes adultos y habituales; aunque también me portaba como un cabrón con los chavalines que se metían, o querían meterse, en la “garita porno”… era un fantasma, again.

Podría contar mil anécdotas. La primera vez que reparé yo solo una cinta del videoclub, sin ayuda (fue Desafío total) que sentí un orgullo y una satisfacción enormes; cuando vino un niño que quería alquilar Aladino (la de Bud Spencer) y vino su abuela detrás, negándose a alquilársela porque decía que esa era “de guerrillas” y el nieto insistiendo en que no… un matrimonio peleándose a grito pelado delante de una docena de personas porque él no había rebobinado la cinta (cobrábamos 100 pesetas por no rebobinar) hasta el punto en que pensamos que llegaban a las manos. Un grupo de chavales que solían venir los sábados por la tarde y cada dos o tres semanas alquilaban la misma película: Muñeco diabólico. Se ve que les encantaba, como a mi. A mi me daba rabia que la cogieran (pensaba que me la iban a gastar) y cuando coincidía con ellos, si podía hacerlo con discreción, le ponía el cartelito de “Alquilada” y se lo quitaba cuando se iban… la verdad es que eso era una irresponsabilidad y un abuso de confianza que, si Vicente me hubiera pillado, me hubiera caído un puro merecido, pero los sábados por la tarde había mucho caos, pocas posibilidades de que me pillara. Recuerdo que Vicente me llegó a regalar una película al final del verano, me preguntó cual quería, siempre que no fuese una novedad, y yo elegí Noche de miedo, la primigenia edición de VHS que luego, cuando abandoné mi vhsfilia, regalé impunemente, y cuando quise recuperarla la habían tirado. Nunca me lo perdoné. Afortunadamente luego la he vuelto a conseguir… pero me sigo lamentando. Era un regalo de un amigo.
Recuerdo que ese verano hubo un pequeño terremoto en el pueblo. No imaginéis desastres ni daños, tembló el suelo unos segundos, y ya. El sábado siguiente fui a trabajar por la mañana; pues bien, SIETE personas, la friolera de siete, fueron viniendo a lo largo de la mañana pidiendo para alquilar la película Terremoto. El primero se la llevó, los otros seis se quedaron con las ganas. Vicente dijo que si lo llega a saber, pide más copias a la distribuidora… La psicología humana, vaya.
Recuerdo el robo de carátulas… yo nunca pillé a nadie haciéndolo, Vicente si. Se las llevaban escondidas bajo la ropa, en mochilas… no sé. Recuerdo el caso de “la Noche de Halloween” película que yo estaba loco por ver, y que Vicente tenía en sus fichas, pero alguien la había alquilado y no la había devuelto. Vicente llamó por teléfono para pedir que la devolvieran, y resultó que los datos del cliente eran falsos. Muchas veces ocurría eso… o te devolvían películas habiendo grabado encima, como sucedió una vez con Arma letal 2.
Recuerdo que un sábado por la mañana, cuando estaba reunido el “consejo de sabios” o los clientes más habituales, gente que yo respetaba y que me respetaban, entró mi hermano mayor en el videoclub (un cabrón y un troll de manual) y se puso a gritarme delante de ellos “Hermano, ¿Dónde tenéis las pelis porno?”. Pocas veces he pasado más vergüenza
Aquel fue uno de los mejores veranos de mi vida, el “auge” que da título a esta locura nostálgica. Desgraciadamente, y como reza el dicho… “más dura será la caída”.


En el verano de 1995 no pude trabajar en el Amigos. Yo pensaba que si, e incluso iba, durante el curso, alguna tarde de sábado a echar una mano. Pero mi padre tuvo un derrame cerebral; nada serio, pero no podía hacer esfuerzos ni levantar peso. Su trabajo va de eso… y su época de más trabajo es julio. Así que me tuve que poner a ayudarle ese verano. Fui a ver a Vicente y le dije que lo sentía mucho, pero que me iba a ser imposible ayudarle en julio, aunque en agosto si podía, iría un par de semanas. Él me dijo que no pasaba nada.
Al final, no fui ni en agosto. Aquel año cerraron mi colegio y me pasaron a otro, donde hice un grupo de amigos que duraría hasta después del instituto. Estaba más cómodo haciendo el vago con ellos, y como había trabajado de lo lindo en julio, mi padre no puso pegas a que no hiciera nada en agosto. Fue un fallo, porque había prometido ir… y no fui. Mi primera promesa rota, seguramente.


En 1996 fue aún peor. Abrieron varios videoclub cerca de mi casa. Dejé de ir como cliente; para qué tirarme un cuarto de hora pedaleando o media hora andando, si podía encontrar lo mismo a dos calles… solo fui a por pelis antiguas, dos o tres veces. Me eché novia. Me quería ir en verano con ella y con mis amigos a la playa unos días. Mis padres pagaban mi viaje, pero había otros gastos, ejem, gastos alcohólicos, para parques acuáticos, preservativos, y otras cosas, y tenía que ganármelos yo trabajando en julio.
Pensé en volver al Amigos… pero no me llegaba con el pago simbólico de Vicente. Ahora tenía más gastos que nunca. Salía a cenar los fines de semana. Me había sacado el carnet de conducir, y la gasolina de la moto había que pagarla, no quería abusar de mis padres, que me habían comprado la moto. Tenía un grupo de rol con mis amigos, y los manuales que continuamente había que comprar eran bastante caros (al año siguiente entré en contacto con un club de rol de un pueblo vecino que me, ejem, fotocopiaba los libros por un módico precio). Trabajando en el videoclub podía tener para cubrir gastos (y ni eso) pero no para ahorrar. ¿Con que cara iba yo a decirle que quería trabajar allí, pero con más dinero? Sobre todo después de haberle fallado el año antes. No, no me atreví.
Aquel Año, creo que ni fui a decirle que no iba a trabajar con él… fatal por mi parte, aunque como llevaba meses sin ir, no creo que le sorprendiera. Como aquella era la época de “la informática es EL FUTURO” eché varios curriculums y me coloqué en una tienda de informática como auxiliar, por un sueldo que no es que fuera el rescate de un rey, pero tampoco era la miseria simbólica que me daba Vicente… me ocupaba básicamente de abrir ordenadores y limpiarlos de mierda y polvo (QUE NO ME LIMPIAIS LOS ORDENADORES, MARRANOS) y de instalar drivers y poco más.


Al año siguiente… lo mismo. Pereza. Pasión por la informática. Apenas pisé el videoclub. El cine era algo cada vez más remoto para mi. Tenía otras aficiones… en aquel entonces me tomaba muy en serio mi labor como master de los juegos de rol, a los que pasábamos jugando cada momento libre. Aquel verano, mis amigos y yo quisimos montar un grupo de música, e incluso tuvimos nombre: Deathlock. Tras alquilar algo de material y hacer unas cuantas pruebas, llegamos a obtener una buena conclusión objetiva: que no teníamos talento para la música. Aunque nunca llegamos a hacer nada en serio, la ilusión nos duró todo el verano.


1998. El año en que murieron los videoclubes (para mi).
Aquel año yo estaba MUY metido en la informática, me pasaba el día delante de ordenadores, cuando no el mío, reparando los de otros. Se corrió la voz de que yo era un “informático” y me llamaban a diario, hasta el punto en que a veces iba a casa de la prima de un amigo de… no quería ver los ordenadores ni en pintura en todo el verano. Pensé en ir al Amigos y trabajar allí. No había ido prácticamente en todo el año.
Cuando entré… me esperaban sorpresas, y no agradables. La primera, que Vicente había hecho obras en el local. La pared o muro que separaba las estanterías de novedades de las películas antiguas había sido derribada. El mostrador estaba ahora donde antes estaba el rincón porno, y viceversa. Además, las viejas estanterías metálicas de rejilla habían sido sustituidas por otras de madera, más eficientes.
Noté también que había una estantería junto al mostrador, con pelis antiguas. Las había puesto a la venta, por 200 pesetas… algo olía a chamusquina.
Tras el shock inicial, estuve hablando con el jefe. Le comenté que quería trabajar y que, si necesitaba a alguien, contara conmigo. Me dijo que si, aunque había ahora menos trabajo que en otros años… palabras amargas que yo iba a aprender qué significaban.
Recuerdo que me subió el “salario simbólico” a algo más, aunque no recuerdo ahora cuanto fue, ni cómo lo hablamos. Lo que sé es que, mientras daba una vuelta para hacerme con la nueva “estructura” del videoclub, vi varias películas en la estantería de novedades, que no eran como las demás: aún las recuerdo, Batman, Mars Attack, Bonnie y Clyde, Esfera y El exorcista… eran DVD. Yo había visto ya DVD en un VIPS de Madrid ese año, pero no llegué a prestarles atención. Pensaba que serían un complemento al VHS… cuan equivocado estaba.



Ese verano fue “la caída” del título de este ya largo ensayo nostálgico y llorica. Para empezar, los sábados por la mañana el “consejo de sabios” no se reunía. Miguel, el hermano de Vicente, estaba de baja porque se había roto una pierna (trabajaba en una cantera). Pedro, el entrañable abuelo verde que alquilaba porno de lesbianas a espaldas de su mujer, tuvo un infarto, pidió la jubilación anticipada y volvió a Valencia, su tierra natal. El único que quedaba era Paco… el del perro. Hombre que me producía una gran tristeza. Estaba solo en la vida, por lo que yo pude saber, y añoraba tanto como yo aquellos sábados de hacía unos años, donde estaba todo más animado allí. Cada sábado por la mañana, yo le traía la cerveza y unas patatas de jamón, y charlaba con él en lo posible. Por lo visto, todos sus amigos se habían ido o se habían muerto, y no tenía familia cercana. Nunca se había casado. El hombre tenía una gran pasión por el cine clásico y adoraba a los animales. Solía pasarse toda la mañana con su perro, desde que abríamos hasta que cerrábamos, y yo tenía la impresión de que no le hubiera importado estar allí cada día. Creedme que en aquellos sábados por la mañana, que antes tanto disfrutaba, se me partió el corazón. No sé que será ahora de ese hombre, o si habrá muerto… en aquel entonces rondaba los 65 años, tal vez un par menos.


Lo peor es que ya no tenía sensación satisfactoria de ser útil y estar realizado. No venía tanta gente como antes… no diré que el videoclub estuviera desierto, ojo. Sería mentira y dramatizar. Pero el BAJÓN se notaba. Los sábados por la mañana solía venir gente, pero esa sensación de que yo conocía cada rincón, cada película, y de que podía guiarles un poco, se había apagado. Vicente olvidó su idea de que le hiciera una base de datos de clientes y otra de películas (pues todo lo tenía escrito a mano en fichas). Sus planes eran ir deshaciéndose de todos los VHS viejos, y no le interesaba una base de datos para eso. Lo curioso es que mucha de la gente que acudía al videoclub lo hacía porque buscaba películas viejas que solo podían encontrarse allí. Bajo mi punto de vista, deshacerse de los VHS, que era lo que la mayoría de clientes buscaban, era un error, pero no creo que me atreviera a decírselo. Además, gracias a ello, yo me compré cientos de VHS allí… pero cientos. Prácticamente la mitad de los VHS que hay en el post del coleccionismo los compré allí. Así que, decirle que no los vendiera habría ido contra mis propios intereses egoístas.


Los sábados por la tarde, eso sí que era desolador. Si antes se podían juntar 20 personas, y EN NINGÚN momento, entre las 5 y las 8-9 estábamos solos… ahora entraba mucha menos gente, en un goteo constante, pero muy fugaz. No diré (sería dramatizar otra vez) que no viniera nadie. Pero sí es verdad que se notaba que ese pasatiempo social que era ir al videoclub se estaba abandonando. La gente que entraba iba directamente a las novedades, y el que buscaba películas antiguas preguntaba directamente al dependiente. Ya no iban dando vueltas por el videoclub, con el placer de mirar, de elegir… eso se perdió. Yo mismo ya no estaba tan metido en el cine ochentero como antes; alquilaba muchas películas que devolvía sin ver, o que me veía de resaca los domingos, sin apenas ganas. Fue un todo… que me desconectó de ese mundillo. La vida, supongo.
Al final del verano le dije a Vicente que al año siguiente iba a estudiar informática, y que en verano tendría que hacer prácticas en empresa, y no iba a poder venir. Le di las gracias por todo, y aunque no le dije que no pensaba volver, no creo que hiciera falta… Había llegado la muerte de los videoclubes de barrio.


¿Las causas? Varias. El DVD, seguro, y el divx, la piratería. A veces me he preguntado qué pasaría si el DVD hubiera llegado en una época sin Internet, o si no hubieran sido tan fáciles y baratos de copiar. Creo que, exceptuando a coleccionistas y cinéfilos, la postura de gran parte de la población española hacia el cine siempre ha sido un poco “que paguen los tontos”. Quizá, si el DVD hubiera llegado antes que Internet, o hubiera sido tan farragoso y caro de copiar como lo era el VHS… los videoclubs hubieran tardado más en desaparecer. Quizá la gente hubiera preferido seguir pagando 100 pesetas por un VHS… o seguramente no. El DVD ofrecía una imagen correcta, por primera vez en muchos años, posibilidad de varios idiomas, extras, o se editaban películas que llevaban descatalogadas una década en vídeo…
Sin embargo, para mi el auténtico clavo para el ataúd del videoclub de barrio fue algo que llegó antes del DVD: el videoclub “de boquilla”. Las franquicias, como Blockbuster, Hollywood Vídeo y demás. Locales que eran más tienda que videoclub. El encargado solía ser un tío/a bueno/a de buena presencia, y que no tenía ni puta idea de lo que ofrecía al cliente. Si preguntabas por películas que no estuvieran en su catálogo, se encogían de hombros. Y si preguntabas por pelis antiguas, ponían directamente cara de susto. Ese fue el fin del videoclub de barrio; la desaparición de un comercio especializado, con un tío que veía películas y sabía de ello, que te podía hablar de las películas editadas desde hacía años, te podía conseguir rarezas… nacía la tienda donde igual de vendían una película que agua mineral, palomitas o golosinas; el dependiente no tenía ni puta idea y además, no se suponía que tuviera que tenerla.


Hoy en día, el videoclub de barrio está totalmente muerto. Si sobreviven unos pocos, lo harán dedicándose a otros negocios. El Amigos sigue abierto… o seguía hasta hace poco. Por lo que sé, lo va a llevar el hijo de Miguel, sobrino de Vincente (un chaval que me cae francamente mal) ya que la hija de Vicente nunca quiso saber nada del videoclub.
Os contaré algo más…
Hace dos años pasé cerca del videoclub. Iba a un quiosco donde suelen tener colecciones de fascículos atrasadas y que queda cerca. Decidí pasar a ver si estaba abierto. El cartel amarillo que reza Videoclub “Amigos” seguía allí… me empecé a acercar, y entonces vi que salía alguien; eran Vicente y Miguel, a buscar algo del coche (el videoclub tiene un vado propio).
No os imagináis el AGOBIO que me dio al ver a mi viejo jefe y colega; pelo totalmente blanco, cara arrugada, como 10 kilos más… viejo. A pesar de todo el aprecio que le tengo, me di la vuelta y me fui antes de que me vieran. Algo feísimo, lo sé y lo confieso, pero no puede enfrentarme a eso. Desde entonces nunca he vuelto a acercarme. Si es que soy un dramas… :mutriste

Una última confesión lunática: sueño con el Amigos. Sueño mucho. Prácticamente no pasa un mes sin que tenga algún sueño que gire en torno a ese videoclub. Muchas veces son sueños agradables; entro y veo que vuelve a ser como era, con el muro de madera que separaba las dos partes del videoclub, todo lleno de VHS… a veces, estoy detrás del mostrador con todo el “consejo de sabios”, aunque curiosamente, estos sueños duran poco y suelen acabar conmigo “dándome cuenta” de que algo no va bien.
Otras veces he tenido pesadillas.
Seguro que los más jovenzuelos, aquellos que no saben qué fueron los videoclubs en su época, se preguntan… ¿Por qué sueña el loco este con videoclubs? Ni que fuera tan especial… ¡yo tengo uno enfrente de mi casa y no es gran cosa! :garrulo
 
- Muchacho... ahora mismo estoy poniendo (que seguro que sabes cuál es), la cara del hombre gordo con mostacho, gafas enormes y gorra de beisbol que en el video de "Purple Rain" se queda en varias ocasiones mirando a The Prince y asiente con la cabeza... ¡Chapeau! y publicable además, muy publicable.:palmas:palmas:palmas

Edito: Helo aquí. Billy Sparks.

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Brother, has evocado los recuuerdos de la juventud hasta el tuetano del corazón (wait... the what of what?): Maravilloso texto. Maravilloso.
 
Vaya, vaya fiestón tenemos hoy... :hail ¡¡¡FELIZ ANIVERSARIO!!! :palmas

Henry, estamos igual, y desde hace algunos veranos, aprovechando mis vacaciones en tierras gaditanas, solamente un pack en dvd me acompaña en el viaje, y no es otro que Corrupción en Miami. Este año, con la 5ª temporada, finalizo el ciclo.

Es llegar el verano, vacaciones, playa, buen comer... que me entran unas ganas locas de revisar la serie, generalmente uno o dos capítulos a ultima hora de la tarde/noche. Imaginaros: chamuscado por el sol, cubata nocturno al lado de la piscina, bien cenado y despatarrado, sonando siempre de fondo algun tema cool ochentero que sale en cada capítulo, cuando no es el rugir del Ferrari o la lancha motora, el cual me transporta sin problemas a esa década, saboreando cada capítulo de manera inigualable. Solo algún chillo de los críos me hace volver a la realidad :facepalm

Y el verano que viene ¿que visiono? ¿Verano Azul? :inaudito
 
El Megapost de los 80 HABEMUS ANIVERSARIO: Cuarto dia VERSUS... MUY especial

Ya lo llevo diciendo mucho tiempo... días... años... SIGLOS. Se estaba cocinando un VERSUS muy especial. Ya es hora de explicar a qué me refiero :juas
Ya es hora de explicar los motivos por los que este VERSUS que esta noche leeréis es tan especial:
1. Comenzamos a repasar la filmografía de esos dos maestros del humor que fueren Andrés Pajares y Fernando Esteso... auténtico pilar de la comedia ochentera española. Cada cierto tiempo, "enfrentaremos" dos títulos en VERSUS y así iremos completando la filmografía, sin orden ni convierto.
2. Y el motivo más importante... he dicho "comenzamos, enfrentaremos... en plural, porque estos textos sobre Pajares y Esteso, empezando por el de hoy, son los primeros que escribo a dos manos, con colaboración de otro forero: mi mano se encargará hoy de Los Bingueros, y la mano de Sorel de Yo hice a Roque III. Así es, Sorel participa en el megapost por primera vez; era inevitable dada nuestra trayectoria :cuniao

Espero que lo disfrutéis! :hola

Los bingueros VERSUS Yo hice a Roque III (Henrysaurius VS SharkSorel)


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LOS BINGUEROS


Andrés Pajares y Fernando Esteso son quizás la pareja cómica más importante que ha tenido España… no es para menos, vamos. Sus películas han iluminado a más de una generación. Aunque a mi siempre me ha fastidiado eso de “pareja cómica” porque para mi el más divertido es y ha sido siempre Mariano Ozores… :disimulo con esa forma de hablar tan particular que exhibía, y que iría perfeccionando en siguientes entregas, a mi me hacía muchísica gracia él y los líos que se hacían sus personajes, o sus muletillas (la "zona muerta" de Todos al suelo... brutal!).
Ozores escribiría y dirigiría, en 1979, dos películas que iniciarían esta particular saga nacional: Los bingueros, y Los energéticos.
Pienso que Los bingueros es menos divertida. La fórmula aún no estaba purificada; Los energéticos resulta más efectiva y el humor está más afinado, al igual que las relaciones del trío calavera. Lo que no obsta para que Los Bingueros no sea una película divertidísima que posee todas las señas reconocibles del dúo/trío.

Los bingueros cuenta la historia de dos hombres que no se conocen; Fermín Cejuelo y Amadeo Saboya. Fermín (Esteso) es un hombre en paro, un poco jeta, que tiene novia desde hace 14 años. La chica (de muy bien ver, como siempre en estas películas) quiere casarse, formalizar la relación, formar una familia… pero Fermín no quiere casarse sin antes comprar un piso. El problema es que llevan buscando piso prácticamente los mismos años que son novios, y no tienen dinero suficiente para comprar nada.
Amadeo sí tiene lo que a Fermín le falta; tiene casa, tiene esposa e hijos (y suegra mantenida), y un trabajo como empleado de banca. Lo que Fermín no sabe, y Amadeo podría decirle, es que cuanto más tienes, más debes. Y Amadeo está igualmente ahogado económicamente, y busca desesperadamente una solución para ganar dinero fácil.

Por distintos medios, los dos hombres conocen casos de personas que están haciendo dinero gracias al bingo. Así que deciden ir; se conocen en la cola del bingo, y tras un momento en el que hacen el ridículo, deciden sentarse y jugar juntos. Evidentemente, como todos los novatos, perderán hasta la camisa, y se marcharán más pobres que vinieron, pero como quieren seguir intentándolo, acuerdan volver a encontrarse tras haber reunido cada uno una cantidad de dinero, poniendo el dinero en común y repartiendo beneficios. Amadeo conseguirá el dinero de su jefe del banco, diciéndole que es para el dentista de su suegra; Fermín lo conseguirá haciéndose pasar por acupuntor en la clínica de su novia, donde casi mata a un cliente… que es casualmente el director del banco donde trabaja Amadeo.

Poco a poco, los dos hombres van introduciéndose en el mundillo del Bingo y conociendo a la gente que lo puebla: Don Ramòn (grandioso Ozores) un tipo serio que solo piensa en el Bingo y que parece ganar SIEMPRE que juega, o la Gerarda (inolvidable Florinda Chico) una avispada prestamista que trabaja limpiando los lavabos del Bingo, y prestando dinero a los desesperados bingueros lo bastante enganchados como para aceptar sus intereses usureros (que de no ser pagados temporalmente, serán recogidos por los “hijitos” de la Gerarda).

La película va mostrando hasta que extremos son capaces de llegar estos dos patéticos aprendices de ludópata; engañar, mentir, robar, perder todo lo que se ha ganado en la vida… y todo ello con un fondo cómico y satírico impagable.Una de las cosas que usualmente se olvida de estas películas es que contenían un fondo de crítica social acusado, aunque "encubierto" por chistes y chanzas. Aquí Ozores escribió el guión motivado en que en España se acababa de legalizar en juego en Bingos, y lo critica, mostrando los desastres familiares, laborales, y psicológicos que sufren sus adictos. Y todo con ese tono de comedia bufa, tetas y chistes de por en medio. Para mi es brillante; claro que en algunas pelis ese "texto social" está más presente (Los energéticos sobre todo) y en otras, menos.


La película contiene momentos de innegable comicidad: sobre todo, la escena de Esteso en el paro; Fermín es sexador,y no encuentra trabajo. Va al paro para que un señor amable que le conoce "Vaya, ya está aquí otra vez ¡el sexador!" le diga que "no hay nada" y le firme el cheque para seguir cobrando el paro, a pesar de negarse Fermín a aceptar los trabajos disponibles (embalador de pelotas de tenis y enterrador). Las escenas de los dos pringaos pagando una novatada tras otra, o ingeniándoselas timando a cualquiera para conseguir más dinero para el bingo, Antonio Ozores como el estoico ganador de casi todos los cartones, todas las escenas en las que sale la Gerarda, la encerrona a los dos mamonazos en casa del travesti (ambos dispuestos a engañar a sus mujeres sin pudor) con Pajares imitando la voz de su jefe para convencer a su mujer de que está trabajando (siempre me parto con esa escena :lol).

Cuanto más avanza la película, más comica y trágica se vuelve. Los dos reciben una paliza de los hijos de la Gerarda por no pagar, y deciden ir a otros bingos, para encontrarse con que son bingos mucho menos formales donde, aunque ganen, pueden salir ahostiados por los barriobajeros que lo frecuentan; el culmen cómico de la película, Esteso, que está haciendo seguros de entierro, visita a una familia para atender una reclamación sobre el ataúd (es adebay, o es chapa ocumen :cuniao) y acaban jugando al bingo con la familia del muerto en el salón :mparto:mparto:mparto Otro momento cumbre, el rojo de Esteso de la mano del santo, o el descubrimiento de lo que es (la cara de Pajares al verlo es un Poema).

A pesar del tono cómico, como ya decía, la película tiene un fondo perverso y crítico con ese Estado que legaliza el juego a sabiendas de los efectos perjudiciales que tiene, y esos tipos que están dispuestos a destruir su vida, su carrera, su "buena reputación" por un par de cartones. Tampoco se libra la Igleisa de una buena pullita al descubrirse que Ozores es cura y que usa la mano de santo que da suerte para ganar :roto2

Como digo, es una película divertida, entretenida, una sátira sobre la ludopatái escondida tras una cortina en forma de comedia de Destape, pero se nota que aún no habían cogido el punto y perfeccionado del todo la fórmula. Hace tiempo vi un vídeo en Youtube donde alguien recogía esos momentos de "crítica social" bajo el título de "Pajares y esteso predijeron la actual crisis" que me dio bastante pena; le hubiera dicho al autor no la actualizaron, hijo, no, es que es la misma, que no aprendemos :doh porque es una lástima que, mientras el Destape de felpudo y tetas sin operar queda lógicamente obsoleto, caduco y pasado de moda, escenas como los mandamases de "Los energéticos" poniéndose de acuerdo para sacar beneficio de la situación sigan siendo plenamente vigentes, y casos así salgan en la prensa diaria cada vez más.

¿Cual gana? Para mi Roque III de goleada, pero esa ya os la contará el colega Sorel... a continuación :ok

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YO HICE A ROQUE TERCERO
O
CAIDA Y AUGE DE UN GORRÓN, PEPITO PISCINAS Y EL CO-SUEGRO “NEGRO” DE PACO MARTÍNEZ SORIA


Aunque pocos lo recorran, existe un terreno de transición entre la demencia y la cordura: la risa.”


Fritz Leiber.






¿A quien lo pasó alguna vez cuando era joven que creyendo que Tiburón 3 era una película italiana con unos créditos pop siguiendo los escarceos sufreros de un tipo muy rubio, un Tiburón de plástico que se come un helicóptero, música electrónica excesivamente dramática y un héroe cargado de explosivos que se mete en la boca del lobo (perdón, digo, Tiburón) para hacerlo estallar se encontró una noche de sábado, para ser más precisos, el 18 de octubre de 1989, a las 20:30 de la hora, en la Rai Uno, sentado en un mullido sillón de color caoba, temperatura fresca pero ambiente casero cálido y acogedor, confortable, con que, en realidad, pensando reencontrarse con un viejo conocido, Tiburón 3 era una película americana con el peor 3-D de la historia (sic... en serio), el cabrón calvo y negro de Oficial y Caballero y el loco ese pasota de sonrisa de maníaco al que metieron en una complicada máquina para encogerlo y filtrarselo por el culo a Martin Short? ¿No? ¿Soy el único? Creí que en este foro la gente era más sincera... En fin. A mi me pasó. Y ya que estamos en plena sección de confesiones vergonzosas, confesaré que, al menos, nunca me pasó lo mismo con Rocky III y Yo Hice a Roque Tercero lo cual, al menos, limita la vergüenza de mi pasado al poner límites a mis torpezas, aunque ambas Tiburón 3 y Yo Hice a Roque Tercero son películas de mi infancia... Eh, todos tenemos un pasado. Henry Morrison trata de convenceros de que la obra cumbre del Pajas de Esteso es Los Bingueros... Me resulta difícil creerlo tan inocente, tan falto de criterio y sentido estético. No se me comprenda mal, los Bingueros es un film notable, un chascarrillo constante de nuestros personales Oliver y Hardy, pero carece completamente de la profundidad de la que adolece Roque Tercero, su sentido satírico, profanador, su respeto a la mujer, su buen gusto, su Cañizares, sus dosmil pesetas, su Pilón... en fin. Su TODO. Yo Hice a Roque Tercero es una sutil joya de humor fino mientras que los Bingueros es una lamentable retahíla de vulgaridades y excesos burdos. Una es canela fina, la otra... basta y populista en su peor vertiente. No hagais caso de Morrison; es un hombre joven, sin experiencia, dotado de un gran corazón, pero cegado por la nostalgia y su propia juventud. Ay, "Juventud Divino Tesoro/ ya te vas para no volver/ cuando quiero llorar no lloro/ y a veces lloro sin querer." Como dijo el gran Jorge Manrique ¿o fue Garcilaso de la Vega? Era español, eso seguro. Como veis, el bueno de Henry carece incluso de mi excelsa erudición y cultura. Qué le vamos a facer, fermanos.


Pero ¿por qué, Sorel, por qué? ¿Que convierte Yo Hice a Roque Tercero una película digna de figurar entre Buñuel y Berlanga? Pues muy fácil, queridos seguidores: te ríes, pero es mala. Y lo que es más importante, se estrenó en 1980, y no en 1979, como los Bingueros, así que, Dussander, tío, a la hoguera con MORRISON. Cine ochentero... Coherencia, señores, coherencia.


Yo Hice a Roque Tercero es la tercera película rodada por el tandem + 1 de Mariano Ozores, que escribe y dirige, y la dupla Esteso y Pajares. La tercera. ¿Lo pilláis? Genio meta textual a la castellana. Es una película que aún anda con el destape a la espalda, dígase de aquella obsesión por convertir el cuerpo desnudo de una mujer en el más deseable de los objetos humanos (perfecta para un adolescente, pues la fascinación por la hembra desnuda de sus protagonistas no anda muy lejos a los primeros pasos de las atómicas explosiones de hormonas en un adolescente), reducto de una libertad de la libido surgida de la puritana prohibición Franquista. Así que hay varios chistes sexuales, varias mujeres en pelotas (los hombres, al parecer, son mucho más recatados... es una película algo tuerta, solo para hombres heterosexuales). La película comienza con Pajares y Esteso, Roque y Federico, en su primer día de trabajo como representantes del detergente Pilón. "A su puerta llamaremos con la tremenda ilusión de que tenga un barrilete del suavizante Pilón" sueltan ellos al tocar el timbre en una puerta y si ellos contestan "Saque sus dos mil pelas que yo enseño con tesón un bonito barrilete del suavizante Pilón", pues, dos mil pelas, aunque Roque ya da indicios sobre su carácter insistiendo varias veces en que solo den mil pelas, para quedarse ellos con las otras. Y bastante dice de si la película cuando la primera en abrir la puerta es una bella dama desnuda tan tapada que deja que se le vea un pezón, aliviada de que no sea su marido para pillarle a ella y su amante (un fornido trozo de cuatro huesos mal puestos y rostro de gárgola sin vitaminas) en plena faena. Y al final Roque se queda mil pesetas porque los han pillado en pleno adulterio y ¿quien quiere que se entere nadie? la siguiente puerta acaba, sin embargo, con el PIlon de su carrera, ya que son confundidos por una especie de armario con patas por unos ladrones que, haciendose pasar por representantes de Pilón, robaron a una vecina. Paliza consiguiente y retiro forzoso de una prometedora carrera.


El resto de la película es una parodia de Rocky, incluida la música de Conti. Roque es un Gorrón. Él lo niega claro, y hasta se hace el ofendido cuando la suegra de Federico (la irrepetible Florinda Chico) y su esposa (la de Federico, no la de Florinda) Petra, interpretada por Mirta Miller, se lo echan en cara. Vive de gorra, duerme en el sofá, interrumpe casi todos los intentos de actividad sexual entre Fede y Petra, y todo porque Fede es un buenazo, y sobre todo, porque Roque le salvó la vida una vez. Si, junto al pasado del mejor jockey de Madrid de Fede hasta que engordó demasiado para las cervicales de los pobres caballos, esa deuda de vida es la elegante parodia del pasado glorioso en decadencia y la deuda profunda entre amigos que convierte el enlace en algo tan hondo y significativo. Escríbase Vietnam y Hollywood y compruebese ahí mismo. Es toda una tradición narrativa. Aquí no tenemos Vietnam. Tenemos a Cañizares. Y si no llega a ser por Roque, Cañizares, el abusón del colegio lo hubiese matado, ipso facto. Claro que, entonces solo tenían Roque y Federico seis añitos y Cañizares "por lo menos"... siete. ¿Y? Como bien dice Roque "usted que sabe de lo que es capaz un asesino en potencia aunque tenga siete años?"


Muy cierto.


Pero Fede, aunque no es capaz de echarlo de casa, lo quiere fuera, con dinero, pero fuera, porque la Petra ya está hasta los mismísimos. Así que cuando oye por casualidad que el campeón de España (interpretado por el famoso boxeador Dum Dum Pacheco, autor de la autobiografía maravillosamente titulada Mear Sangre) Kid Botija necesita una buena pelea con el titulo en juego antes de dos meses para no perderlo, en el gimnasio de Paco (inconfundible Mariano Ozores, obseso de las pipas, no para de comerlas durante toda la película y tiene sacos de ellas en su gimnasio), se le ocurre la brillante idea de ofrecer a Roque como "el palomo" en una pelea amañada con una ganancia de un millón de pesetas, gracias a lo cuyal podría largar a Roque sin dejarlo con lo puesto; y es que el bueno de Roque fue subcampeón de peso Welter en... Ceuta, gracias a su famosa "Roquina", un golpe especial que consiste en darle a la cara al oponente con un puño y otro tras un molinillo con el otro. Lógicamente, de esto al gorrón, ni mu, así que el resto de la película lo conforma una serie de gags consistentes en coñas sexuales y mujeres en bolas (uno de los chistes más recordados es aquel en el que, para asegurarse del exito final de Botija, un mafioso, interpretado soberbiamente por un Narciso Ibañez Menta que parece que puede convertir en oro cualquier mierda que le den, envía a La Flora, muchacha de buen ver y lío del Botija, famosa por su gran capacidad de desgaste sexual que acaba con sus amantes en el hospital, para desequilibrara las fuerzas de Roque, aunque Paco consigue que la Flora confunda a Fede con Roque y... abejitas, flores, semillita...), la incompetencia física del anti-Rocky Roque Tercero y los intentos de Federico y Paco de convencer a Roque de que combata tras varias situaciones tras las cuales amenaza con dejarlo, las más reseñables de ellas, el montaje que se traen Fede y Paco al mostrarle en su gimnasio a Roque los más prometedores pugiles de España, todos ellos tirillas de lo más ridículos, para convencerle de que en el actual mundo del boxel, la Roquina lo tiene chupao.


El mas memorable, no obstante es el de la invención por parte de Paco de una enfermedad, la "polimorfondulitis" que supuestamente sufre el hijo de Federico y que necesita, para su tratamiento, baños diarios en agua salada, es decir, que con el dinero iban a ir a vivir a Marbella.. o Estepona. Un invento necesario cuando un amigo de Roque con el que hizo la mili (y que para pagar las letras de su ambulancia la ofrece como lugar de fornicación móvil por las noches... hay un gag en el que Roque y su novia están en plena faena cuando la ambulancia tiene que pararse para recoger a un herido y todo acaba con Roque donando sangre) le muestar de verdad quien es el brulat Kid Botija. Y es que Fede y Paco, ambiciosillos ellos, no solo piensan repartirse el milloncejo de ganancia del combate, sino que apuestan con el mafioso interpretado por Menta contra Roque.


La última media hora la ocupa el épico combate, la lucha a sangre y muerte entre dos verdaderos... Nah. Roque se lleva una paliza, pero aguanta por el niño, por la polimorfondulitis, por amor, por la bandera española, por las playas y las suecas y las ambulancias del amor, por la musiquilla sensiblera cuando ve entre el publico la visión del niño enfermo, por el Ibiza... Hasta que contra su propia saluda y futuro, cuando Kid Botija pierde su lentilla y no ve tres en un burro, Fede le cuenta la verdad a Roque y este, tras un "un momento" alzando el puño al Kid, desata toda su rabia de traicionado sobre este y con una Roquina final, lo bate, lanzándolo fuera del ring. Pero no temáis por la amistad duradera entre estas dos leyendas del pugilismo castizo. Roque "sabe" que Fede le mintió para enrabietarlo, y que no le había engañado, así que tras gritar "Adrian", pero diciendo Federico, tras confesar públicamente ante un micrófono que lo ama, jura que nunca abandonará su casa, a lo que Federico, sufriendo en el suelo de un puñetazo que le dio uno de los matones del mafioso al que "engañó" y del que un día de estos recibirá "el pasaporte", responde con "Roque, vete a la mie.." enmudecido de camino. ¿Tiene Los Bingueros un homenaje tal al final de El Bueno, El Feo y el Malo? Lo dudo. Cinefilia, señores. Roque Tercero es un homenaje al cine de Leone.


Comedia clásica española, castiza, de aplicar coloquialismos a situaciones ficticias y estilizadas, muy de andar por casa, muy realista y feista a la vez, absurda, caricaturesca, cochina, sexual... Alicia en el País de las Maravillas y Los Budenbrock escrita por Dan Brown. En Busca del Tiempo Perdido... pero del espectador, no Camino de Swan, pero camino de la puerta de salida.


Ha de entenderse, DEBE entenderse que para mí, Pajares y Esteso eran películas españolas y por lo tanto, reflejos del Paraíso perdido solo ocasionalmente Recobrado en verano e invierno. Era un país lejano, cercano culturalmente, porque allá en Suiza los españoles sentíamos una verdadera sensación de unidad y proximidad espiritual, y sobre todo, era la metáfora, el símbolo, la comparación, la identificación, la estrella impar del cielo que significaba VACACIONES.


Si señores, VACACIONES. Con su playa, su mar, sus helados de coco, su sepia y sus papas bravas, muy bravas, igual que el Toro de Osborne saludándonos desde la autopista tras 20 horas de viaje y fronteras interminables en Francia (pésimos conductores, por cierto, los franchutes, je suis desolée mais cest la verité, mes amis) , una película Española, sobre ESPAÑA, era la navidad, el acostarse tarde, los regalos, Madrid, las chicas en bikini, el videoclub y todas las delicias de la gracia que cae sobre los justos. Bueno, sobre los justos... y gentuza como yo. Las injusticias de la vida joden menos si eres un cabrón.


Mi abuelo tenía la santa costumbre de agenciarse películas de videoclub, conectar dos vídeos gigantes (eran los ochenta comprados en los setenta, acostumbraos a las curiosidades históricas) y grabar. O piratear. Bueno, como hoy, la gente decía que estaba mal, y descubrimos para qué servía el forro de los cojones. Perdonad la vulgaridad, pero esto es una reseña de una de Esteso y Pajares, así que va a pensar en los niños... Pues eso. La santa que no cobra por acostarse con nadie de alguien que no mencionaremos por cuestiones de seguridad publica.


El caso es que aquello era una videoteca impresionante. Cientos, si, habéis oído bien, CIENTOS de películas. Casablanca junto a Chuck Norris junto a Rotor junto a lo Que el Viento se Llevó junto a Robocop junto a Rio Bravo junto a Le Llamaban Trinidad junto a Noche de Miedo junto a Las Chicas de la Cruz Roja junto a Qué Bello es Vivir junto a Yo Hice a Roque Tercero junto a...


a...


...a…


ROCKY III.


Si, era mi favorita. Era la que había visto más veces. Para el infante Sorel, Rocky III era Rocky. Era Stallone. Y Acorralado. Pero esa es otra ...Y por supuesto, YO hice a Roque Tercero era mi favorita de Espesos Pajes. Y era una coña, y demuestra que se pueden tener ocho años y ver tetas y conejos sin secuelas graves (tres de mis psiquiatras disienten conmigo, me parece justo mencionarlo) pero también me emocionaba al final, y vitoreaba al bueno de Roque y chillaba injurias poco inocentes al maldito lelo de Kid Botija. Ah, dorada juventud... Sigo haciéndolo. “Un MOMENTO!” A por él, Roque, gorrón, inútil, gilipollas, payaso ¡dale una lección al Botijo de garrafa!


Me crié rodeado de cintas pirata. Me crié con el espíritu libre del Capñitan Barbanegra, y hete aquí a Sorel, un moderno capitán Long John Silver, Curtis, Kidd y Drake enrollados en uno, imperturbable, implacable, imparable, adalid de la libertad y la justicia, siempre con la ley a mis talones, pero jamás ni tan siquiera tocado... ¡el moderno Sandokan!


Rodeado de cine, cada día, cine y libros a todas horas, esnifando cinta magnética “caballo negro” , adicto, enfermo, triunfante. Mil veces mil películas, mil veces, parte de esa era de no inocencia, Pajares y Esteso, yo Hice a Roque Tercero. Mi bandera pirata, mi bandera de libertad, mi bandera de amor y justicia, y en su centro..


YO HICE A ROQUE TERCERO!!!!!!!


Y si eso no demuestra que es muy superior a Los Bingueros y muy superior a casi todo lo que se ha escrito y dirigido desde el 14 de abril de 1863 cuando el inventor original del cine no decidió compartir su invento con el mundo, entonces he de decir, señores, que no hay esperanza alguna para la cinefilia de este país.


Así he dicho, y así quedará escrito.


¡Que comprueben la Tinqueta y los arreglos del palo de Mesana y el estado de la aljiba! ¡Ordene largar amarras, Mr. Starbuck! Más allá del horizonte nos aguarda la aventura. La aventura... y los Goonies. No queremos decepcionar a la nostalgia ¿verdad, Mr Starbuck? Viento en popa a toda vela, pues, hacia el final del arco iris.

 
Joder Henry ¡¡que grande!! Acabo de leerme el excelente artículo de tu experiencia con el videoclub de barrio (esto es mejor que Cuéntame, que precisamente echaban en la tele los jueves hasta hace poco) y ya tienes escrito otro ladrillaco, en el buen sentido de la palabra :lol

Vamos por el y que siga la fiesta!! :atope
 
¡¡Roque III!! La vi por 1ª vez (y luego repetida 20 veces) a cachos, durante el tránsito en el autobús que me llevaba del pueblo donde vivía al colegio de Pamplona. Me pilló en plena adolescencia y solo pensaba en machacármela con las tetillas que salían. Veintipico años después, sigo igual de salido, Athor puede dar fe :facepalm
 
¡Corpse, por favor! Te creía más integra; las fotos de los foreros son algo privado, personal, y está muy mal sacarlas a colación en público sin permiso de los.... ¡¡pero coño, compartelas!! :p
 
Me ha encantado el texto del videoclub (leído entero sin saltarme ni una sola frase, palabra de Atreyub. Hacerlo sería perderse parte del encanto de este hilo). Es parte de la vida propia de cada uno de nosotros los que sentimos auténtico furor por ese sitio especial llamado "el video" (lo de club en mi casa sonaba muy raro, siempre era "¿vamos al video a pillar unas pelis?).

Pues me están dando ganas de currarme un texto también sobre mis experiencias en "el video"... quizás no lleguen a la calidad perfecta tuya, Henry, pero por eso de compartir pedacitos de la vida de uno.

A ver qué sale.

En cuanto a Pajares y Esteso luego lo leeré.
 
Qué grande el post sobre el Amigos.
Aunque nunca he trabajado en un videoclub he sentido como si contaras parte de mi infancia.
Para mi, ir al videoclub siempre fué como una religión. Gracias a mi cinéfilo tio descubrí el cine, los videoclubs y demás.
Los viernes por la tarde hacíamos una visita obligatoria al videoclub cercano para alquilar 2 o 3 películas para ver el fin de semana.

Llegar allí para mi era todo un espectáculo. Mientras mi tio buscaba las novedades yo me dedicaba a investigar, leer contraportadas, buscar mis películas favoritas para ver las carátulas... Era FELIZ.

Recuerdo que me encantaba ver los pósters ( Gremlins, Critters, Noche de Miedo... ) y alguna vez conseguí que me regalaran alguno.

Recuerdo el mostrador con una pila enorme de películas para colocar ( ahí había que mirar porque seguramente estuvieran las novedades que habían devuelto y todavía no habían tenido tiempo de colocar en la estantería ).

Me sentía como en casa rodeado de todos esos VHS, pósters, material publicitario...
Recuerdo el coñazo que le daba a mi madre para pasar por la puerta del videoclub para ver el cartel de TERMINATOR 2 ( La copia ¿italiana? que hicieron antes de la verdadera T2 ).

En aquellos años ( del 1985 al 1996 ) mi tio y mi abuela se dedicaban a llevarme al cine. Gracias a ellos pude ver en pantalla grande películas como Roger Rabbit ( 3 veces ), Bitelchús, Batman, TMNT, Robocop 2, Gremlins 2, La última cruzada, Cazafantasmas 2...

También recuerdo noches en las que no me dejaban ver las pelis alquiladas porque eran de mucho miedo o con mucho sexo. Me acojoné una noche al ver de refilón una escena de una película en blanco y negro donde salía Medusa convirtiendo en piedra a un hombre.

Con el tiempo vino el boom de las colecciones de los kioskos y mi tio nos llenó la casa de películas. Recuerdo colecciones de terror, sobretodo. Por aquí tengo todavía un buen puñado de VHS ( Critters, Aliens, La Cosa, Desafio Total... ).

Y crecí y me independicé cinéfilamente hablando. Empecé a ir solo al videoclub y a elegir yo mismo las películas.
Arreglaba los VHS que el vídeo se "comía", empalmando la película con pintauñas!

Compré mi primer VHS, Terminator 2, el cual todavía conservo. Me encantaba la película, la ví 4 veces en cine con un amigo.

Por aquella época empecé a salir más con amigos, íbamos a jugar al rol a un local del ayuntamiento donde se reunían los jóvenes.
Recuerdo jugar al Cyberpunk, LOTR, Star Wars, La Mascarada...
Y me metí hasta el fondo en el mundo de los cómics, Alien Genocidio, AVP, Robocop VS Terminator, Marshall Law...

Por esta época dedicaba mi tiempo de ocio a visitar salones recreativos ( todos los de Madrid ). Todavía recuerdo cada máquina recreativa, el bar/local donde estaba...

Y poco después me volví un loco de las cartas Magic.

Por un tiempo dejé el cine de lado y me dediqué a los amigos ( la vida, claro ) y en un suspiro llegó el DVD.

Mi tio trajo a casa el primer homecinema. Flipé literalmente con el sonido más que con la imagen. El 5.1 era LA GLORIA. No paraba de poner escenas de Matrix o Gladiator cuando subían los amigos... Todos alucinaban.

Cuando bajaron de precio me pillé mi primer homecinema. Mi primera película fue Star Wars Episodio I.

Y pasaron los años, mi afición por el cine creció hasta volver a ser lo que era con la época del VHS.

Solo tengo 2 espinas clavadas de aquella época.
- No ver en cine Star Wars ( empecé con la novia por aquellos años y dejé de ir tanto al cine ).
- No poder recordar la película de terror que alquilaban bastante mis tios y de la que tengo algunos recuerdos que no son suficientes para poder googlearla.
Creí que era Night of the Demons, pero no estoy seguro.
Era la típica de unos teenagers en una casa grande en el bosque. Juerga, tetas y demonios.
Recuerdo una chica con camisón blanco muriendo cerca de una piscina ( quizás dentro de ella ), una habitación de matrimonio donde muere un tio y lo más importante, un videoclip musical que se hizo con escenas de la película donde se veía a un chico correr por el bosque mientas algo le persigue ( tipo a los planos clásicos de Evil Dead ).

Gracias por tu post, Henry, me has hecho recordar hasta el olor de los videoclubs.
Y perdona por usar tu hilo para contar mis cosas.
 
Leído el vs. Pajares/Esteso. Lo cierto es que en mi infancia nunca vi estas pelis, yo era muy pequeño y cuando mis padres decían "esta peli no se ve por..." era ley y orden. Ya de mayor nunca me las plantee (no me atraían, la verdad). Yo era de Stallone/Chuache, Karate Kid, Bluth, Disney, Spielberg y los titulazos ochenteros.

(Henry, yo de ti no le dejaría escribir mucho a Sorel, puede provocar enajenación mental en el lector y empezar a calibrar en qué se parece un cuervo y un escritorio y cosas de esas).
 
Dios bendiga al DVD, pero qué felices nos hicieron aquellos videoclubs llenos de magia y de misterio con la tecnología imperfecta y limitada de la época.

Todos esos momentos se perderán como...
 
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