De nuevo,
llega el verano. ¡El calor, los helados Kalise por todas partes, la playa, tías buenas y viejas pellejudas en
topless sin distinción! Sin embargo, para los ochenteros, en aquella época maravillosa,
el verano era algo más: era época segura para que cayera
Tiburón o alguna de sus secuelas por la tele; era tiempo de revisionar
Verano Azul y volver a llorar la muerte del entrañable anciano pescador (mayorista, que diría alguno hoy en día) era época maravillosa donde no solo no había clase, sino que las cadenas de televisión daban un horario infantil/juvenil lleno de series y películas para nosotros (algo que
últimamente se ha dejado de lado en beneficio de Sálvame y otras escuelas parecidas de futuras generaciones de analfabetos.
Hoy, por segundo año consecutivo
celebramos un verano en el Megapost, y no quiero que nadie “de los nuestros” se vaya de vacaciones sin haber visto alguna peli veraniega ochentera.
Dejaré patente que las revisadas el año pasado, como
Juerga Tropical o la saga
Tiburón, no solo han perdido fuelle, sino que
siguen siendo absolutamente recomendables. Sencillamente, aquí se trata de reseñar brevemente un Top Five diferente al del año pasado, con otras recomendaciones estivales. Un año ya… ¡y parece que fue ayer!
Sin más preámbulos, vamos con
las cinco ganadoras de 2014.
Los albóndigas el remojo: El año pasado tocó
Los incorregibles albóndigas, y este no podía tocar otra que esta…
que no tiene nada que ver con la saga real de los albóndigas. Si, como muchos sabréis,
Los albóndigas en remojo es el (caradura) título por el que se estrenó en España, para aprovechar el tirón (incomprensible, pues salvo la primera, las demás son un rato vergonzosas) de la saga albondiguil.
Película
icónica e identificable de su época, dirigida por Robert Butler (director televisivo bien aprovechado, trabajó en
Los Intocables,
Twiight Zone,
Batman,
Misión Imposible; después saltó al cine con aquellas
entrañables pelis Disney como
Te veo y no te veo, donde protagonizaba un joven Kurt Russell; en los 80 siguió mezclando tele y cine, desde el piloto de
Luz de luna y participación en series como
Remington Steele,
Canción triste de Hill Street…) y protagonizada por
clásicos de la comedia juvenil de los 80 como Tim Matheson, Stephen Furst, Dan Monahan..., la pelícua trata sobre una universidad desmilitarizada, la menos prestigiosa del país, cuyo director, cansado de ser el hazmerreír (John Hillerman
, el entrañable Higgns de Mágnum PI) decide seleccionar a cuatro muertos de hambre con largos historiales delictivos, lo peorcito de su Universidad, y enviarlos a una misión desesperada y casi imposible:
ganar una carrera de botes por rápidos en la que participan varias universidades de todo el país. Como la misión es poco menos que irrealizable, ya que todos son unos incompetentes, el director les ofrece una recompensa como incentivo:
les dará la licenciatura de la carrera que elijan, sin necesidad de terminar los estudios. “Solo” tienen que ganar…
Repasemos un poco al grupo formado por estos cuatro analfabetos, que representan
los arquetipos propios de estas bandas de desesperados formadas en los 80 para (por casualidad) salir de la mediocridad y el anonimato; estereotipos compartidos por multitud de películas y sagas de la época.
-Tim Matheson es Bob McGraw,
el clásico caradura pasota de vuelta de todo que liga con cualquier tía que se le presente, o lo intenta. Un poco el estereotipo de Bill Murray. Es claramente el líder del grupo, a pesar de que la mayor parte del tiempo no hace más que evidenciar, sin ningún tipo de tacto, los defectos de los inútiles que le acompañan. Tiene un perro que es su más fiel aliado, y al que da consejos sexuales frecuentemente.
-Stephen Furst es Gonzer, el personaje gordo, comilón, y fuente de sospechas cuando alguien se tira un pedo;
un recurso cómico muy extendido en la época; el personaje cómico y ridículo peor integrado de todos, y que solo está ahí para que le humillen, aunque protagonizará su momento de gloria cuando arroje por la ventana del coche, animado por sus compañeros, el helado que iba a comerse, provocando así un accidente de tráfico.
-Dan Monahan (
el entrañable Pee Wee Morris de la saga Porky’s) es el tipejo más normal del grupo de anormales; desvergonzado, preocupado solo por ligar, pero menos carismático que el líder del grupo. Es un tipo al que solo le gusta beber, ligar y hacer el menor esfuerzo posible.
-Sandy Hilberg es Irwin,
el tópico tío acomplejado, asustado por las mujeres, intimidado ante los atletas, alérgico a todo, inseguro de cojones, cobarde, inteligente pero estúpido para desenvolverse en situaciones vitales, y en general, otro recurso cómico y estereotipo ridículo de persona que hace todo lo posible… por no hacer nada debido a que tiene miedo a todo.
La película tiene todos los
ingredientes básicos del subgénero: una pandilla de rubiales de clase alta que han comprado a los árbitros de la carrera, y sabotearán a todo el mundo, el líder de estos pijos enemistado con McGraw porque
este le quita a la novia (y porque son polos opuestos; el futuro “alguien” y el antiautoritario don nadie a cualquier precio) un grupo de militares chalados que fueron expulsados de la carrera el año anterior por prácticas violentas, y que este año
intentarán sabotear la carrera para recuperar el prestigio perdido… entre medias hay fiestas, mucha cerveza, muchas tetas, treinteañeros haciéndose pasar por universitarios irresponsables… en fin. Creo que ya sabéis, y no hace falta que yo añada nada más para que os lo imaginéis.
Me gustaría destacar, eso si, a Jennifer Runyon, la actriz que interpreta al interés romántico del líder del grupo; es una chica
cuyo rostro desfiló por varios títulos de los años 80 sin llegar a destacar, por desgracia, ya que, sin ser especialmente guapa, me caía simpática: la habréis visto o podéis verla en
Cazafantasmas,
El juego del Halcón,
Mágnum PI o
Plantón al cielo.
Película desvergonzada, divertida y que no engañará a absolutamente nadie… por lo menos, a nadie que haya visto la ESPLÉNDIDA y GENIAl carátula. El título español, por interesado que fuese, también evoca muy bien lo que se va a ver. En Futurama hubo un episodio que la homenajeaba (a esta y a
Desmadre a la americana, con la cual comparte reparto).
El club de los chalados: Otro título ultra-reconocido de la época en el que
participaron varios de los comediantes más reconocidos y populares de los años 80. Se trata de una película prácticamente coral, que gira en torno al exclusivo y elitista campo de golf Burswood. El nexo de unión entre los diferentes personajes es el adolescente Danny Noonan, un chaval como otro cualquiera;
Danny vive los últimos días del verano trabajando como caddy en el club, y preocupado por su futuro, ya que proviene de una familia humilde (sus padres tienen tropecientos hijos) y no le van a dar beca para ir a la Universidad. Por lo tanto, su futuro parece abocado a enclaustrarse de por vida en una serrería, sin perspectivas de mejorar; seguirá convertido en otro tipo como su padre, un obrero malhumorado que pasará estrecheces económicas. No obstante, Danny decide hacer la pelota a sus acaudalados “clientes” del campo de golf,
con la esperanza de impresionar a alguno de ellos y que este se convierta en su mecenas y lo mande a la Universidad.
Algunos de los clientes más destacados son
Ty Webb (Chevy Chase)
elegante hijo del fundador de Burswood, financiero millonario, joven playboy despreocupado, un alma libre que parece entregarse al golf, el ligoteo y la buena vida, sin problemas concretos. Ty vive en una cabaña destartalada en el propio club, y es un tipo admirado y envidiado por todos, aunque es muy torpe, en ocasiones se sugiere que solo lo aparenta para tener a la gente que no le interesa alejada.
Otro miembro del club, también fundador, es el juez Smails, un millonario anciano racista, clasista y estúpido,
muy conservador y celoso de sus derechos como miembro de honor del club. Smails se enemistará precisamente con el recién llegado Al Czervick (Rodney Dangerfield) un nuevo rico, negocios inmobiliarios, podrido de pasta,
pero un auténtico cafre, sin clase, sin modales, un escandaloso tipejo que vendrá a perturbar la paz de tan idílico y repugnante lugar.
La película nos va mostrando a Noonan intentando que alguno de estos le haga caso, y parece ser que el juez Smails es el único al que impresionará lo suficiente, aunque el adolescente siente que logrará ir a la Universidad y cumplir su sueño de ser un pez gordo,
a cambio de su conciencia, ya que se va dando cuenta de que toda esa gente carece de escrúpulos y pisotea a cualquiera por conseguir sus propósitos, algo que a él no le parece correcto. Además, Danny ni siquiera tiene una vocación real,
quiere ir a la Universidad simplemente por forrarse y salir de la clase baja en la que vive.
De entre medias,
otros personajes tendrán su minuto de gloria, como Carl (Bill Murray) el jardinero medio retrasado que se toma demasiado en serio la misión de acabar con los topos que hacen madrigueras en el campo de golf, o la sobrina neoyorquina de Smails, Lacey (el bombonazo de Cindy Morgan, vista en Tron)
un putón verbenero que volverá locos a todos los tíos del entorno y se llevará a la cama a varios de ellos sin mayores remilgos.
Divertida, irreverente y loca (se rumorea que la cocaína corría por quilos en el set)
El club de los chalados es una película
hoy en día perfectamente recuperable, muy disfrutable, aunque su tono coral y absurdo pueda despistar a los pocos versados en cine ochentero, y tiene el mensaje moral de fondo típico en su época (ascender en la pirámide económico-social no lo es todo, y menos cuando el precio es convertirse en un capullo; o como decía un famoso escritor de best sellers, de qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma). Vale la pena verla solo por ver reunido a tanto genio ochentero junto. Y por Cindy Morgan. Para los que os lo estéis preguntando, sí, la muchacha enseña carne.
Cuenta conmigo: Absolutamente imperdonable que no saliera esta el año pasado. Si es… LA referencia de cine veraniego ochenteril!!!
Es la cumbre nostálgica de los 80.
La película, dirigida por Rob Reiner, está
basado en un relato de Stephen King llamado
El cuerpo (presuntamente, autobiográfico) y narra la historia de 4 amigos (Gordie, Chris, Teddy y Vern) que están ya a punto de entrar en la adolescencia, y emprender, un verano de 1959, una aventura de la que ninguno de los 4 saldrá emocionalmente indemne.
La película comienza con un Gordie adulto (Richard Dreyfuss) leyendo una noticia en el periódico que le trastorna,
haciéndole rememorar aquellos días del fin de su infancia, aquel verano del 59 en el que los cuatro amigos salieron en busca del cadáver de Ray Brower, un niño de su edad desaparecido, del cual saben que está muerto gracias al hermano mayor de Vern. Deciden buscar el cadáver, y dado que la prensa y la televisión están haciendo un seguimiento exhaustivo al caso,
si son los primeros en encontrar el cuerpo se harán famosos.
Sorprende lo mucho que Stephen King
marca la infancia, en sus novelas, como episodios absolutamente traumáticos de la vida, con más sombras que luces. Casi todos sus niños sufren infancias anormales (los niños de
IT, abandonados a una criatura maligna por unos padres indiferentes que han perdido la capacidad de imaginar y creer, Danny Torrance creciendo en un entorno violento con su padre alcohólico…). Los cuatro chavales de esta película
tienen graves carencias afectivas en sus familias, de todas ellas la que más me apenaba era la de Gordie; con su hermano mayor e idolatrado ha muerto (John Cussack) todo parece haber perdido el sentido con su pérdida, es como si el mundo ya no fuera lo que era y prometía ser, y sus padres parecen haberse convertido en seres apáticos incapaces de prestarle la debida atención; Chris tiene un padre delincuente y
él mismo está ya marcado como tal, aunque aún no haya hecho nada malo, cualquier robo o desperfecto que se ocasione en la escuela le es cargado al chaval, por el simple hecho de compartir apellido con un criminal; Teddy tiene un padre con una enfermedad mental que le maltrata físicamente, y está completamente paranoico y aterrorizado por ser él considerado un demente; Vern, en fin, es el chaval gordito e inseguro.
El periplo vital de los chavales por el pueblecito de Oregon, en la búsqueda del cadáver (poco más que un McGuffin,
una excusa para mostrarnos su evolución) está marcado por las bromas, las risas, los juegos… pero también los preocupaciones y las angustias, más adultas que nunca, por un futuro que
se pinta negrísimo para algunos de ellos. A lo largo del fin de semana pasan por unas determinadas pruebas que les lleven a la orilla del mundo adulto (la dichosa costumbre de correr a través de la vía cuando pasa el tren,
el enfrentamiento con los repugnantes matones juveniles, encabezados por un joven Kiefer Sutherland, que también quieren encontrar el cuerpo y hacerse famosos…) sin embargo, el encontronazo con el cadáver
siempre me pareció aún más relevante. ¿No es ese rollo de “salir en la tele y ser famoso” una mera excusa, una razón que justifique un viaje que permitirá a los cuatro, por primera vez,
enfrentarse de cerca a la muerte? Yo por lo menos, siempre lo vi así.
Una película que
me sigue poniendo los pelos de punta vista hoy. El inevitable renglón de abuelo cebolleta: ¿todo esto, no se está perdiendo un poco? Cada vez veo adolescentes más jóvenes, o niños más viejos. Se aprende más, y antes, gracias a Internet y a una televisión que parece interesada en idiotizarnos, y se aprende… ¿mal? El hecho de que a la hora de comer, te pongan (y muchos críos vean) programas como
Mujeres, Hombres y viceversa (que me parece la antítesis de una buena influencia para nadie)… ¿no hacen que la infancia, la inocencia, la ingenuidad, sea algo de lo que parece que hay que librarse enseguida, algo de lo que reírse despectivamente, en lugar de disfrutarlo? Amistades virtuales, pasar más tiempo ante aparatos eléctricos que en la calle jugando, ¿cualquier tiempo pasado fue mejor?
Seguramente no… seguramente cada generación ve como una caida abismal las actividades y costumbres de la siguiente. Pero… crecimos en los ochenta!
Las comparaciones son odiosas. La película cierra con un Richard Dreyfuss diciendo, en off, que nunca ha vuelto a tener amigos como los que tenía a los 12 años, y que si alguien los tendrá… que gran verdad, Richard. Las emociones de camaradería, fidelidad y satisfacción que sientes a esa edad son muy grandes. Pocas experiencias unen más que colarte en un solar en construcción para buscar calendarios de tías en bolas; quizá, buscar un cadáver a finales de los años 50. ..
Poco más puedo añadir. Una de mis películas favoritas de la infancia, y
un referente absoluto para todos los que crecimos en aquella generación; la mejor película de este top five. Si por casualidad no la habéis visto, y tenéis que ver solo una de estas 5… que sea
Cuenta conmigo. Lo agradeceréis.
Faldas revoltosas: Hoy quiero hablaros de una película especial. No, un momento. Va en serio. REALMENTE especial. Es una película de campamentos (que
no puede faltar dicho subgénero en un top 5 veraniego) que vi de niño en televisión… no recuerdo si fue en TVE1 o en alguna autonómica (por entonces no había Antena 3 ni gaitas) y que me impactó profundamente. Y es que, no es para menos, pero ya iremos llegando a eso.
La película me impactó, si. Desde el primer momento, supe que querría volver a verla.
Pero no sería posible… hasta esta semana.
Mis historia con Faldas revoltosas es larga. Para empezar, cuando la vi de niño no sabía el título. Nunca vi la carátula en un videoclub… quizá simplemente, no coincidí con ella, una pena. Pasaron los años, y a veces hablaba con mis amigos de la película, y
nadie, absolutamente nadie la recordaba. Eso me jodía… no veáis como. Finalmente, llegó Internet. Y pude recuperarla, gracias a un artículo de viruete.com.
Digo “recuperarla” porque al fin
supe como se llamaba. Y leyendo el artículo, me iba acordando de toda la película (con el paso de los años mi recuerdo de ella se había ido diluyendo). Pero no pude verla hasta… hasta ayer.
Encontrarla en castellano ha sido sumamente difícil. Pero ahora la he visto, y qué mejor ocasión para compartirla con vosotros, que hoy.
La película, estrenada en 1980, cuenta la historia
de un grupo de chicas en torno a los 15 años, que van a pasar el verano al campamento Little Wolf; ya en el autobús hay dos chicas que destacan claramente, sobre todo por las hostiras (verbales y físicas) que se meten. No podrían ser personas más opuestas: Ferris (Tatum O'Neil) es
una chica elegante y sofisticada, de familia muy rica, con un surtido vestuario, un padre consentidor y un carácter algo frívolo en la superficie, aunque en el fondo es muy sensible. La otra chica, Angel (Kristy McNicol) es todo lo contrario...
la barriobajera sin educación; fumadora, malhablada, huraña, sin modales, hostil...
Durante el viaje, Cinder (el putón oficial del grupo, una estúpida engreída que se cree una diosa por haber salido en un anuncio de la tele) empiea a sacar el tema del sexo y pronto queda patente que
solo Ferris y Angel siguen siendo vírgenes, y Cinder propone una competición: la primera de las dos que pierda la virginidad ganará una apuesta de 100 dólares. Aunque a ninguna de las dos implicadas le hace mucha gracia, ambas aceptan debido a la presión, y pronto
todo el campamento toma partido por una u otra, haciendo intensas apuestas o incluso imprimiendo camisetas con sus nombres
Entre actividades deportivas, visitas de los padres y batallas de comida (durante las cuales, Ferris y Angel empiezan a limar sus diferencias) cada una va eligiendo a su "blanco" a algún "voluntario" que las ayude a ganar la apuesta:
Ferris se decidirá por el entrenador de gimnasia del campamento, el señor Gary (Armand Assante) considerando que será mucho más fácil si elige a alguien que ya tenga experiencia en el asunto para su primera vez; Angel por su parte
elegirá a un chaval motorista de un campamento masculino vecino al suyo, Randy (un joven Matt Dillon con PELAZO en uno de sus primeros papeles).
Sin embargo, estamos en una película americana, que parece que
obligatoriamente debe incluir algún mensaje con moralina del estilo "el sexo no es un juego" por lo que, finalmente, una de las chicas no follará (aunque dirá que sí, para ganar la apuesta) y la otra sí lo hará, pero arrepentida decide negar haberlo hecho, aún a costa de perder la apuesta...
Es curioso, pues, e interesante, que la mayoría de las películas de su época que tratasen el tema de la virginidad lo hicieran siempre
desde el punto de vista masculino y en tono cómico o festivo, salvo alguna excepción (
EL último americano virgen era bastante buena y con un un final muy realista y nada hollywoodiense) pero el punto de vista femenino
solía brillar por su ausencia, ellas solían ser las que "no estaban preparadas" pero sin entrar demasiado en el tema.
Faldas revoltosas viene a llenar ese vacío con bastante elegancia; resulta una película
muy entretenida a pesar de que a ratos se vuelva dramática, pero sin perder su condición de producto destinado al público juvenil; dado que apareció en 1980, el estilo cinematográfico ochentero no estaba todavía plenamente definido y por lo tanto, podemos encontrar en la fotografía y la música varios puntazos
seventies, así como algún personaje (
la niña hippie del campamento, que prepara brebajes amorosos y toca con su flauta cánticos afrodisiacos). Con permiso de
Cuenta conmigo, esta
es la mejor película del lote, y deberían hacerse esfuerzos por su recuperación.
PD: Me gusta mucho más la barriobajera que la sofisticada
Piraña 2, Los vampiros del mar:
No podía faltar una película de terrores acuáticos... la cuestión era
cual elegir. En un principio yo quería hablaros de
Barracuda, otro film a imagen y semejanza de
Tiburón, dirigido en 1978 y que echaron por Tele5 en uno de aquellos míticos veranos; pero no he podido conseguirla para revisarla a tiempo.
Piraña habría sido una elección tirada... pero se me sugirió que me atreviese con la segunda parte, y aquí estoy. Traumatizado, pero estoy
Piraña 2 fue una coproducción entre USA, Italia y Holanda
recordada sobre todo por ser la ópera prima del luego mundialmente famoso James Cameron. Escrita por él y por el productor italiano Ovidio Assonitis (
presunto realizador en la sombra de este bodrio) la película trata de un hotel en una isla paradisiaca donde tendrá lugar una serie de ataques de pirañas, que el jefe de policía (Lance Henriksen, lo mejor de la función) tendrá que investigar.
Ya la primera escena transmite una dejadez impresionante; una parejita decide irse a bucear de noche, solos y sin avisar a nadie.Evidentemente, serán las primeras víctimas de las voraces pirañas, pero esto no es nada... lo increíble es que, mientras exploran un barco sumergido les entra un calentón y empiezan a liarse... ¡bajo el agua! Es una locura; a esas profundidades cualquier actividad que implique un cierto descontrol es directamente un suicidio
El sheriff empezará a investigar, al tiempo que intenta mantener la relación afectuosa con su hijo, que está trabajando de ayudante en el yate de un ricachón, e intenta por todos los medios
reavivar la relación con su ex-esposa, una instructora de buceo madurita de buen ver que está comenzando una nueva relación con un cliente del hotel.
Lo más alucinante de todo llega cuando, al preparar el cuerpo hallado en estado bastante deplorable, para hacer la autopsia, una doctora negra encuentra una piraña viva dentro del cuerpo, y esta la devora
Y es que resulta que ahora las pirañas... vuelan
James Cameron dijo, más tarde, que la suya era
la mejor película sobre pirañas voladoras que jamás se había realizado, y hay que concedérselo. Declaraciones honestas de un hombre íntegro, Cameron enfermó durante la producción (creo que, viendo la película, lo entiendo) pero durante su convalecencia, entre fiebres y vómitos, parió su mente enferma
Terminator, y por ello hemos de perdonarle Piraña 2; al menos esta sirvió para algo
Es una película idea para ver con amigos y cerveza, y deleitarse de la myor obra maestra realizada acerca de las pirañas voladoras; no obstante, el nacimiento de la productora Asylum nos hace preguntarnos si no batirán algún día este difícil record...
Espero que disfrutéis de este top 5, que creo, ha salido bastante equilibrado: grandes películas, grandes bodrios, y varias cosillas para cubrir todos los espectros que quedan en medio de ambos extremos...