Hoy quisiera hablaros de un díptico ochentero que es, para mi, muy especial: el díptico de
F/X: Efectos Mortales. Sin duda, los ochenteros
recordarán la carátula en el videoclub, e incluso los noventeros que tuvieran cierta edad en la primera mitad de los 90, recordarán por lo menos la primera parte del díptico, que gozó de cierto culto.
La primera parte, titulada F/X Efectos mortales, está escrita por
dos guionistas desconocidos que dedicarían su vida a mantener con vida esta película: Gregory Fleeman y Robert T. Megginson, conocidos en su casa a la hora de comer y poco más. Dirigió Robert Mandel, no mucho más conocido, empezó en la televisión, y se le puede "reconocer" por ser el director de esa gloria noventera que es El sustituto, al servicio del incomensurable Tom Berenger; ha dirigido episodios para series como Expediente X, Perdidos y Prison Break. Según IMDB,
lleva parado sin hacer nada desde 2005.
Producida por la, en los ochenta, todopoderosa compañía
Orion Pictures, que se llenó bien la buchaca con éxitos como TRerminator o Robocop, la película comienza con planos aéreos de Nueva York que se introducen en un concurrido restaurante; allí llegará un fascineroso en gabardina que amenazará con una metralleta a una rubia pechugona y su amante. y se liará a tiros con el consiguiente estropicio y masacre. Luego, dan el "Corten";
todo forma parte del rodaje de una película en la que trabaja Rollie Tyler (Bryan Brown) el mayor y más reconocido especialista del mundo sobre efectos especiales; todos se lo quieren rifar. Ya en el rodaje, le aborda un productor llamado Lipton (Cliff DeYoung) con el que se cita en su apartamento para hablar de un trabajo; Lipton resultará ser, sin embargo, del Ministerio de Justicia: le explica a Rollie que el departamento de protección de testigos tiene custodiado a uno de los mayores jefes del hampa de América, Nick DeFranco, que está dispuesto a declarar si le protegen; con su declaración podrían meter entre rejas al 35% del hampa.
Con DeFranco (Jerry Orbach) amenazado de muerte por la mafia, Lipton le explica a Rollie que
la mejor forma de protegerle es hacer creer que ya está muerto; quieren simular un asesinato en público, y necesitan al gran genio de los efectos especiales para llevarlo a cabo. Aunque Rollie se niega de plano por pensar que eso va a ser meterse en un follón, y que además no le dan tiempo suficiente para prepararlo, pero decide pensárselo; dinero, presiones, aburrimiento, le llevan a aceptar, tal y como le comunica a su novia Elen (Diane Venora).
Aunque el mafioso le resulta repelente, Rollie lleva el trabajo a cabo, pero la víspera del asesinato simulado, el director del Ministerio, Mason, le dice a Rollie que
la única forma de que el asunte se lleve a cabo bien es que sea él quien lleve a cabo el falso asesinato. Tras una negativa, acepta al ofrecérsele una gran suma de dinero, y la noche escogida, disfrazado entra en un restaurante y lleva a cabo el asesinato falso con éxito. El único problema es que luego, en el coche,
Lipton intenta asesinarlo; consigue huir y le pide ayuda a Mason, que también intentará liquidarlo valiéndose de... ¡la policía de Nueva York!
Rollie empieza a darse cuenta del lío en que se ha metido cuando recuerda cómo, poco antes del "asesinato" Lipton, bastante nervioso, manipulaba el revólver, y empieza a temer que
ha matado realmente al mafioso. Con ayuda de su novia se esconde e intenta resolver el asunto, aunque pronto unos agentes del gobierno intentarán matarlo, y se verá obligado a huir solo.
Es entonces cuando entra en juego el detective Leo McCarthy (Brian Denehy) él fue quien detuvo a DeFranco, y ahora está interesado en investigar su presunto asesinato (ya que aparece un cadáver, y ahora Lipton y Mason actúan como si el crimen hubiera sido real).
Denehy compone
al típico policía ochentero: irascible y avispado, con un negro sentido del humor, cero modales, vive solo en un apartamento lleno de mierda... etc. Es más,
toda la comisaría es 100% ochentera: el superior (negro, y con mala hostia, por supuesto) que detesta su carácter aunque aprecia que es buen policía; el compañero torpe que se cree gracioso y que es el perfecto secundario cómico, la amiga friki de los ordenadores que puede hacer cualquier cosa con un PC de 128 bytes, el compañero trepa y lameculos, y que
además tiene cara de serlo, la abogada a la que solo le interesan los derechos de los delincuentes...
Durante la investigación, McCarthy enseguida dudará de la "versión oficial" preparada por Lipton y Mason sobre la muerte del mafioso protegido, y
llegará rápidamente a la conclusión de que esconden algo. Rollie, por su parte, usará todos sus conocimientos sobre maquillaje y trucos de efecto para escapar a la policía e intentan ganar por la mano a los que le han metido en el follón.
La película
es una constante montaña rusa (subrayada por una banda sonora de Bill Conti, nada menos) con momentos de respiro durante la investigación de la pareja de detectives.
Los 109 minutos que dura se pasan en un suspiro y se hacen realmente entretenidos, aunque las situaciones policiacas son de manual de texto sobre investigación policiaca de películas ochenteras, aunque se hace valer por la presencia del siempre genial Bryan Denehy, aquí en un rol que no es del todo simpático ni tampoco totalmente antipático. Pero quien realmente lleva el peso de la película es Brown como su Rollie Tyler, un hombre jocoso, cínico, que se comporta y vive como un adolescente, y que por eso paga el precio de meterse donde no lo llamaban... la película
no desprecia en absoluto la comedia, es más, entra en ella: los equívocos con el gran monstruo rugiente que Rollie tiene a la entrada de su casa, la brutal escena en que Rollie y su ayudante adolescente escapan del compañero tonto de Denehy en su camión, y van despistándole utilizando todos los trucos del "oficio" que tienen a su alcance... a pesar de eso, aquí
no se escatima en violencia, asesinatos brutales y sangre (especialmente cruento el del hombre al que confunden con Rollie y acribilla en una cabina telefónica... la propia policía neoyorquina). Al fin y al cabo, una película sobre efectos especiales ha de hacer algún honor a su nombre y su tema.
Especialmente fascinante, cuando la vi de crío, me resulta la escena en que Rollie
le hace una máscara de escayola perfecta a DeFranco para preparar el falso asesinato, una escena mil veces imitada en mi infancia, con tiras de escayola compradas en la farmacia de la esquina, y una víctim... digo, un hermano pequeño para hacer pruebas. El piso de Rollie
está lleno de monstruos, con los que convive a diario (su estudio es también su casa) la mayoría de los monstruos son ficticios, aunque también se puede ver alguno real sacado de otra película, como el bebé asesino de Estoy vivo, de Larry Cohen. Estanterías llenas de oros, narices y orejas postizas, escayola, látex, pinturas especiales... todo ello preparado para
hacer sentir nostalgia al ochentero por un oficio abandonado en pos de los ordenadores: el artesano, el mago de las ilusiones cinematográficas; no me costaba ver a Rollie actuar e imaginarme los mejores tiempos de Dick Miller, Rick Baker, Tom Savini...
Respecto a los actores, pues
el film está lleno de rostros conocidos de sobra por el ochentero de pro: Bryan Denehy no necesita presentación alguna, en mi opinión; Bryan Brown es
uno de esos actores que siempre me pareció desaprovechado, y que debió temer mayores oportunidades y proyectos más serios con papeles protagonistas; aún así, pudimos disfrutar de su carisma en
Cocktail, o
Gorilas en la niebla, aunque para mi su mejor película siempre es y será
Consejo de guerra, donde compartía cartel con Edward Woodward (el sargento Howie de
El hombre de mimbre). Uno de esos tipos de aspecto mundano que podían caerte simpático en un solo plano.
Diane Venora, su novia actriz Ellen en el filme,
empezó actuando en los 80, en películas como
Cotton Club o
Lobos humanos, y en los noventa no dejó de trabajar en todo tipo de pelíclas (
Heat,
Chacal,
El guerero número 13...). Cliff DeYoung es otro de esos rostros fácilmente reconocibles para cualquier aficionado a las estanterías de videoclub: empezó actuando en la tele durante los 70, y le vimos en pelis ochenteras como
El ansia,
El vuelo del navegante,
Admiradora secreta... después, volvió a moverse entre series y telefilmes, (como los Tommynockers de Stephen King). Salió en
El sustituto haciendo un corto papel, y en toda clase de series: JAG Alerta Roja, Pretender, Anatomía de Grey, CSI, Alias, El ala oeste de la casa blanca...
lleva inactivo desde 2010. Era un actor con varios registros, que podía ser francamente simpático... o no. En FX, el tipo es repelente y sospechoso ya desde los primeros planos en los que aparece.
Cómo no mencionar a Jerry Orbach,
otro de esos rostros conocidos por cualquiera, aunque no muchos sabrían su nombre: empezó a actual en la televisión en los años 60, y apareció en películas como
La centinela,
El príncipe de la ciudad (algún día tenemos que hablar de esa pelicula, maravillosa)
El gran despilfarro... puso la voz a Lumiere en
La bella y la bestia, y actuó bajo las órdenes de Woody Allen en
Delitos y faltas... y actuó también en
Gnomo Cop,
Soldado Universal... aunque
me temo que el papel que más reconocimiento le habrá dado en su carrera será como padre de Jennifer Grey en
Dirty Dancing. Más tarde se refugió en la televisión; Orbach falleció en 2004, de cáncer de próstata con solo 69 años.
FX: Efectos Mortales se estrenó en 1986, y con un modesto presupuesto de 10 millones de dólares, recaudó 20,
no llegando a ser ni un fracaso ni un éxito. Sin embargo, el estatus de culto que llegó a alcanzar lo recibió, como siempre, gracias al alquiler para formato doméstico: en los 80, un mal trago en taquilla no era la estocada definitiva,
podía librarse una segunda batalla desde las estanterías de los videoclubs, y FX ganó esa batalla... aquí en España, fue editada en video por RCA Columbia (en una de esas cajas gordísimas de alquiler) y
tuvo luego varias reediciones: una que formaba parte de una
reedición general del catálogo de Columbia en los 90, para venta directa, varias ediciones que venían con periódicos (sin ir más lejos en el cash converters al que suelo ir hay una, sacada por El país, y creo haber visto por lo menos otra). Por no hablar de los pases que tuvo en televisión, que yo la cacé varias veces... aquí, fue una película relativamente conocida, pero en EEUU debió tenertodavía más culto, y así pudo gozar (es un decir, como se verá) en 1989, de su propia secuela:
FX 2: Ilusiones mortales.
Nos llegó ya en 1991, y aunque no es un telefilm, se le parece. El guión corrió al cargo de
los guionistas originales de la primera entrega, y la dirigió Richard Franklin, director al que se le supone al menos cierto oficio: suya es la cinta de culto australiana
Patrick sobre los poderes mentales de un chico en coma;
Psicosis 2 El regreso de Norman (en mi opinión, mucho más lograda de lo que se le suele reconocer)
Link (mono asesino enamorado de Elizabeth Shue, y quien no colega) o
Road Games (la enésima ochentada de psycho killers con Jamie Lee Curtis). Siempre me ha caído simpático como director, Franklin; sin llegar a tener realmente un sello propio,
dotaba de unos mínimos exigibles a sus películas. Aquí sin embargo, se limita a resolver una papeleta y dar al público lo que presuntamente quería: nuevas aventuras de Rollie y Leo, en mi opinión, algo descafeinadas y mucho menos apasionantes que la prmera parte.
Veamos: han pasado ya varios años, y
Rollie ha dejado el mundo de los efectos especiales; ahora se dedica a diseñar juguetes electrónicos especialmente ingeniosos, y escandalosamente caros. Vive con una mujer divorciada, Kim (Rachel Ticotin) el hijo de esta le admira, e incluso se lleva bien con Michael, el anterior marido de Kim y padre del niño, que es policía.
Es precisamente Mike quien le pide a Rollie que
le ayude en uno de sus casos: un asesino en serie que ha matado ya a varias mujeres tiene una nueva víctima, a la que ha mandado anónimos diciéndole que va a ir por ella. Mike quiere que Rollie use sus viejas artes para
crear la ilusión de que la chica está sola en su casa, cuando en realidad será él quien esté esperando al psicópata. Tras la inicial negativa, Rollie acepta y todo va bien, prepara el trabajo... pero cuando ya todo está en marcha, Mike es degollado por el asesino, aunque este es abatido a tiros por la policía. Enseguida, a Rollie le dará en la nariz que todo esto no han sido casualidades trágicas; hay algo extraño detrás del asunto: asuntos internos parece muy interesada en registrar los ordenadores del policía muerto, y cuando el jefe de este se entere de que Rollie puso una cámara no autorizada en en lugar del crimen, un asesino a sueldo intentará cargárselo;
va siendo hora de llamar a Leo McCarthy para que le ayude a resolver la papeleta.
Leo, que dejó de ser policía tras los sucesos de la primera entrega,
es ahora un desarrapado detective privado que vive en un bar cerrado, donde Rollie se esconde mientras van haciendo averiguaciones sobre lo ocurrido. La película está mucho peor planeada y resulta que la primera entrega: si allí, teníamos suficientes pistas de lo ocurrido para intentar teorizar sobre qué estaba pasando y como se la habían jugado al pobre Rollie, aquí todo son pistas que no van a ninguna parte, de hecho hasta que, muy avanzada la película, Denehy aparece con cierto libro,
no se resuelve nada. Digamos que es todo una mezcla de chanchullos de la policía y los tribunales, la mafia italiana, el Vaticano...
Otra que repite de la primera parte es Vélez,
la friki informática de la primera parte, que aquí seguirá haciendo virguerías con un IBM prehistórico; la actriz, Jossie DeGuzman, apareció solo en unas pocas series y en estas dos películas, y es que
su terreno natural no era el cine, sino el teatro, donde tuvo bastante fama.
Sorprende también ver a Rachel Ticotin
en un producto de estas características, cuando solo un año antes hizo el papel de su vida en
Desafío total; la Ticotin pronto cayó en el submundo televisivo, a pesar de que a esporádicas rachas asomaba la cara en el cine a lo largo de los años 90:
Un día de furia,
Con air,
El fuego de la venganza... hoy en día sigue en activo, por lo menos hasta el año pasado, en series televisivas.
El mayor aliciente para ver esta secuela
es volver a ver a los dos Bryans juntos; en la primera parte, a pesar de compartir protagonismo, solo salían juntos en pantalla durante un minuto, pero funcionaban. Aquí, igualmente, hacen una buena pareja; en el fondo ambos personajes tienen un perfil infantilizado, son independientes, anti-autoritarios (se menciona que
a Rollie le expulsaron de su país natal, Australia, por su trabajo poco ortodoxo en el cine) Rollie es un personaje lacónico, cínico pero simpático, mientras que Leo es el huracán de violencia y mal genio (aunque en esta secuela suavizan su comportamiento y carácter respecto a la primera peli, donde no llegaba a caer simpático del todo por su forma de avasallar a la gente). También cambia de look, cosa lógica (desaparece el mostacho setentero de la primera película, y se nota que ha perdido unos cuantos quilos, por no hablar de perder pelo). Tampoco están mal los efectos especiales; palizas, degollamientos, tiroteos, gente quemada viva...
La secuela fue editada aquí por RCA Columbia, igual que la primera, y a pesar de estrenarse en cines,
era muy carne de videoclub; allí precisamente la encontré yo, ya a finales de los 90 (ni sabía que se hubiera hecho una secuela) y se la pillé a un videoclub que se estaba deshaciendo de su material para pillar DVDs.
Curiosamente, en el apartado de la música, desaparece Bill Conti
pero llega Lalo Schifrin, compositor argentino muy reputado que empezó en series televisivas y compuso luego gran cantidad de bandas sonoras para películas, incluyendo una para
El exorcista que fue finalmente rechazada en favor de la que todos conocemos; suyas son las BSO de
Impacto Súbito,
Los violentos de Kelly,
Curso 1984,
Aterriza como puedas 2,
Ace Ventura, la saga de
Misión Imposible... la lista es interminable.
No acaba aquí la historia; los guionistas originales, Gregory Fleeman y Robert T. Magginson,
lejos de rendirse tras guionizar ambas entregas, crearon, en 1996, F/X The series,
si, una serie de televisión canadiense, que reciclaba la historia, con otros actores a los que no conozco una mierda, salvo a una emergente Carrie Anne Moss. La serie se rodó en Canadá y parece ser que
duró 40 episodios, manteniéndose hasta 1998 en antena;
no he encontrado ni una puta prueba de que algo de esta serie se llegara a emitir en España, ni conozco a nadie que la haya visto, así que si alguien tiene datos al respecto, o la ha visto, se agradecería cualquier información. De todas formas, aquí tenéis la intro:
Y eso es todo. Una película ochentera muy especial; no es que fuera una obra maestra, pero reunía a gente con cierto oficio para levantarla, a desaprovechados actores con el carisma suficiente para funcionar, una trama ocurrente sobre algo tan de moda en la época como los FX artesanales, dosis de comedia y policiaco de la época... y a juzgar por los intentos de reanimar la franquicia (una secuela y una serie de la tele) imagino que algo funcionó. La secuela es visionable solo por ver a los dos actores en acción; guardo, como oro en paño, los dos VHS en mi colección.
Aún así, debo decir que las dos películas
fueron editadas en nuestro país en DVD por Suevia Films, y podían comprarse sueltas o en un pack juntitas; actualmente están descatalogadas, pero no sufráis, porque
la imagen era una chapuza en 4:3 (its... ¡Suevia!). De todas formas, seguro que hay ediciones extranjeras en Blu Ray más que aceptables, y alguien (ejemTREK, ejem) podrá informarnos sobre ello; y también pueden encontrarse sin mucha dificultad por ahí para quien las quiera ver dobladas, o no se arriesgue a comprarlas al extranjero.
En las dos películas, por cierto, Bryan Denehy y Bryan Brown
conservaron a los mismos dobladores: Ernesto Aura doblaba a Rollie (doblador de Arnie Schwarzenegger en Desafío Total, Mentiras arriesgadas...) y para doblar a Leo, Camilo García (doblador mítico de Harrison Ford o Gene Hackman). Y la verdad es que ambos doblajes van surtidos de voces más que reconocibles.
La semana que viene prepararé un Mito del videoclub realmente especial, sobre un superheroe que es de verdad, de verdad, muy especial, aunque muy atípico... es una película que llevaba mucho tiempo queriendo volver a ver, y al fin lo he conseguido. Seguro que a más de uno por aquí le traerá recuerdos...