Inauguramos nueva sección, llamada "Los Otros", concretamente los otros géneros y temáticas, que no fueron mitos de videoclub, que tampoco fueron Blockbuster, y que tamposo se encuentran entre los filmes más casposos de la Tierra. Sirva pues, para echar un poco de luz sobre el bélico, el thriller, el drama, o el western, y también todo tipo de géneros y subgéneros que por sus circunstancias no tienen cabida en otras secciones.
Y qué mejor que empezar con una oscura y hoy bastante olvidada comedia, de 1985, titulada Loca Juerga tropical. Cuyo título original era... Water. ¿Sencillo, no? Yo creo que era fácil. Water = Agua. pero no. A algunos de esos chicos tan animosos y creativos que titulaban las películas en castellano decidieron que el título original quedaba soso y poco explicativo. Así que, toma ya: Loca juerga tropical. Porque eso lo entiende todo el mundo, ¿no?
¿Que pueden tener en común una isla caribeña dedicada principalmente al cultivo de marihuana, revolucionarios cantanes de la selva, numeritos musicales, los Beatles, estúpidos y corruptos funcionarios británicos, magnates del petróleo texanos, todopoderosas compañías de intereses multinacionales, Margaret Thatcher y Ronald Reagan? La respuesta es Wat... perdón, Loca Juerga Tropical. Una de esas películas que me fascinan. Me he cruzado con ella muchas veces, y no la vi hasta hace unas semanas. En concreto, recuerdo ver la carátula en el videoclub, y pensar que podía estar bien, pero no llegué a alquilarla. Años más tarde, en Internet inicié la búsqueda de Juerga Tropical (peli ochentera con Mark Harmon, kirstey Alley y Courtney Thorne Smith que en este post debe ser de sobras conocida) y a menudo me topaba con esta, y más de una vez sentí la tentación de verla... pero lo fui dejando. Hasta que finalmente, ha caído. Y debo reconocer que al menos a mi, me ha dejado un buen sabor de boca.
La película se sitúa en la paradisiaca (y ficticia) isla caribeña de Cascara, cuyos habitantes son bastante humildes y la principal industria de la isla es la marihuana, que se cultiuva para consumo de todos los felices isleños. Antaño hubo una prospección petrolífera (que fue el motivo de que Inglaterra quisiera anexionarse la isla) pero el petróleo dejó de brotar hace muchos años. Por lo demás, la isla tiene un par de rebeldes que promulgan la independencia de Cascara de sus amos, la corona Británica, la cual por lo demás no se preocupa en absoluto de la isla. Los revolucionarios están dirigidos por Delgado, un rebelde que ha hecho juramento de hablar tan solo cantando.
El Gobernador de la isla, Baxter (Michael Caine) es un tipejo feliz de vida relajada que ama la isla en la que vive, y gusta de juntarse con el cura borracho de la isla para beber, fumar marihuana y pasarlo bien. No obstante, Baxter tiene dos preocupaciones, en primer lugar le interesa realmente el bienestar de la población, y ha escrito durante años cartas al gobierno de Inglaterra solicitando una mayor ayuda económica para Cascara, cartas que han sido completamente ignoradas. Su segunda preocupación es su absolutamente insoportable esposa, Dolores, una bruja que tan solo desea poder, lujo y reconocimiento, y que se liará con el primero que le prometa tales logros.
Un buen día, Baxter recibe la noticia de que al fin van a tener una visita oficial del reino de Inglaterra, concretamente la de Sir Malcolm, un importante burócrata de su Majestad. Como si de un "Bienvenido mister Marshall" se tratara, toda la isla se acicala y se va preparando, pintando y arreglando sus edificios, organizando una orquesta y una cena oficial, con sus mejores aunque patosas intenciones.
Y, como en "Bienvenido Mister Marshall" la visita de Sir Malcolm ignora por completo todos los esfuerzos de los isleños para pasar de largo; eso si, el motivo de su visita es advertir al Gobernador de que Cascara ha perdido todo interés para la Corona, y la isla debe ser evacuada a la fuerza, para todos sus habitantes ser trasladados a otra isla más provechosa que el gobierno de su Majestad acaba de adquirir, y donde trabajarán como mano de obra esclava.
Esto, evidentemente, fastidia bastante a toda la población, y también a Baxter, que ve como su paraíso ideal va a desaparecer bajo el peso de las mismas fuerzas que él esperaba, los ayudasen a salir adelante. Pero esto no es nada.
La Spenco, todopoderosa compañía petrolífera de Texas, está rodando un anuncio publicitario en las viejas instalaciones petrolíferas de la isla cuando una de las torres de extracción prácticamente explota ante la presión: pero no es petróleo lo que de allí sale, sino agua, el agua mineral más pura que pueda imaginarse. Inmediatamente, el burócrata trepa de la Spenco que hay por allí clausura el lugar e impide el acceso, mientras espera convencer al dueño de la Spenco, el multimillonario magnate señor Spender (el genial Herrman Monster, Fred Gwyne) de que invierta en agua mineral, que con una agresiva campaña publicitaria puede redundar en exorbitantes beneficios, superiores incluso a los del petróleo.
Los de la Spenco pedirán permiso a los británicos para quedarse con su agua, y pactará con Baxter para conseguir puestos de trabajo para los habitantes de la zona, pero el negocio saldrá tan redondo para los "yanquis" que la mismísma Margaret Thatcher (si, sale en la película el personaje) dará órdenes de apoyar y financiar la revolución de Delgado y los suyos, llamando para ello a los cubanos, fastidiando así a los americanos. Esto provocará que los franceses entren al trapo, y que finalmente, el gran Ronald Reagan envíe a unos imposibles marines americanos a tomar parte en el conflicto y proteger el agua de la Spenco...
Una absoluta y maravillosa locura, creo que así puede definirse a esta película (de nacionalidad británica, como no). En ella tendrá cabida Pamela (Valerie Perrine) una joven ecologista que llega a la isla preocupada por los pájaros de Cascara, una rara especie en peligro de extinción que, con la evacuación de la isla podrían quedar desaparecidos para siempre, y que acabará involucrándose en la revolución aunque solo sea para jorobar a su padre que, casualidades de la vida, es Spender, el dueño de la Spenco, incapaz de comprender las actitudes de su hija díscola contra él y sus negocios corruptos. Será ella la que enamore a Baxter, y le haga replantearse su nula vida matrimonial con la lagarta de Dolores (Brenda Vaccaro) que a lo largo de la película intenta liarse con un actor famoso y con Sir Malcom, que como triunfador que es, seguro podría darle todas esas cosas que ella ansía tener.
La verdad, es comprensible que en pleno 1985 la película no fuera ningún gran éxito, y que hoy en día esté bastante olvidada, pues es una sátira sobre las relaciones entre países que, a pesar de la exagerada comicidad de sus situaciones, no pierde un ápice de realismo, ni siquiera hoy en día. La preeminencia de las grandes multinacionales del petróleo, con capacidad para comprar islas enteras y derechos sobre ellas, pasando por encima de los intereses de sus indefensos habitantes; los burócratas trepas y sin escrúpulos, las relaciones internacionales, basadas en rencillas prácticamente infantiles (la frialdad y desprecio británico por todo lo extranjero, incluso por sus propias posesiones, el odio y rencor de los gabachos, la brutalidad y estupidez de los soldados americanos). Todos están retratados, y no muy amablemente, nadie se salva de las hostias a recibir, aunque el "héroe", Baxter, es británico, y finalmente dejará de lado su papel como oficial representante de Gran Bretaña, y se pondrá de lado de los revolucionarios, para conseguir lo que él quiere, que dejen en paz a su adorada isla.
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El final de la película es un alucinante alegato de los rebeldes de Cascara, que cantarán en plena sesión de la ONU bajo el nombre de un grupo "The Singing Rebels" que incluye a los dos Beatles Ringo Star y George Harrison (en una de sus escasísimas apariciones juntos tras la disolución del que es seguramente el grupo más famoso de la Historia de la musica), y a Eric Clapton, que se ocupan de la banda sonora de la película.
A pesar de lo divertido de la estrambótica trama, y de un reparto bastante decente de protagonistas y secundarios, la película no está entre las más recordadas, y ni siquiera entre las recordadas de su época. Quizá en una década en la que triunfaban sobre todo el humor absurdo de Aterriza como puedas, las locuras juveniles de sal gruesa tipo Porky's, no hubo sitio para esta sátira que no cuenta con gags ni con momentos que busquen la risa fácil, pero sí con una sutileza que te permite cuanto menos, sonreír durante todo el metraje. A mi personalmente, me ha convencido.
Y qué mejor que empezar con una oscura y hoy bastante olvidada comedia, de 1985, titulada Loca Juerga tropical. Cuyo título original era... Water. ¿Sencillo, no? Yo creo que era fácil. Water = Agua. pero no. A algunos de esos chicos tan animosos y creativos que titulaban las películas en castellano decidieron que el título original quedaba soso y poco explicativo. Así que, toma ya: Loca juerga tropical. Porque eso lo entiende todo el mundo, ¿no?
La película se sitúa en la paradisiaca (y ficticia) isla caribeña de Cascara, cuyos habitantes son bastante humildes y la principal industria de la isla es la marihuana, que se cultiuva para consumo de todos los felices isleños. Antaño hubo una prospección petrolífera (que fue el motivo de que Inglaterra quisiera anexionarse la isla) pero el petróleo dejó de brotar hace muchos años. Por lo demás, la isla tiene un par de rebeldes que promulgan la independencia de Cascara de sus amos, la corona Británica, la cual por lo demás no se preocupa en absoluto de la isla. Los revolucionarios están dirigidos por Delgado, un rebelde que ha hecho juramento de hablar tan solo cantando.
El Gobernador de la isla, Baxter (Michael Caine) es un tipejo feliz de vida relajada que ama la isla en la que vive, y gusta de juntarse con el cura borracho de la isla para beber, fumar marihuana y pasarlo bien. No obstante, Baxter tiene dos preocupaciones, en primer lugar le interesa realmente el bienestar de la población, y ha escrito durante años cartas al gobierno de Inglaterra solicitando una mayor ayuda económica para Cascara, cartas que han sido completamente ignoradas. Su segunda preocupación es su absolutamente insoportable esposa, Dolores, una bruja que tan solo desea poder, lujo y reconocimiento, y que se liará con el primero que le prometa tales logros.
Un buen día, Baxter recibe la noticia de que al fin van a tener una visita oficial del reino de Inglaterra, concretamente la de Sir Malcolm, un importante burócrata de su Majestad. Como si de un "Bienvenido mister Marshall" se tratara, toda la isla se acicala y se va preparando, pintando y arreglando sus edificios, organizando una orquesta y una cena oficial, con sus mejores aunque patosas intenciones.
Y, como en "Bienvenido Mister Marshall" la visita de Sir Malcolm ignora por completo todos los esfuerzos de los isleños para pasar de largo; eso si, el motivo de su visita es advertir al Gobernador de que Cascara ha perdido todo interés para la Corona, y la isla debe ser evacuada a la fuerza, para todos sus habitantes ser trasladados a otra isla más provechosa que el gobierno de su Majestad acaba de adquirir, y donde trabajarán como mano de obra esclava.
Esto, evidentemente, fastidia bastante a toda la población, y también a Baxter, que ve como su paraíso ideal va a desaparecer bajo el peso de las mismas fuerzas que él esperaba, los ayudasen a salir adelante. Pero esto no es nada.
La Spenco, todopoderosa compañía petrolífera de Texas, está rodando un anuncio publicitario en las viejas instalaciones petrolíferas de la isla cuando una de las torres de extracción prácticamente explota ante la presión: pero no es petróleo lo que de allí sale, sino agua, el agua mineral más pura que pueda imaginarse. Inmediatamente, el burócrata trepa de la Spenco que hay por allí clausura el lugar e impide el acceso, mientras espera convencer al dueño de la Spenco, el multimillonario magnate señor Spender (el genial Herrman Monster, Fred Gwyne) de que invierta en agua mineral, que con una agresiva campaña publicitaria puede redundar en exorbitantes beneficios, superiores incluso a los del petróleo.
Una absoluta y maravillosa locura, creo que así puede definirse a esta película (de nacionalidad británica, como no). En ella tendrá cabida Pamela (Valerie Perrine) una joven ecologista que llega a la isla preocupada por los pájaros de Cascara, una rara especie en peligro de extinción que, con la evacuación de la isla podrían quedar desaparecidos para siempre, y que acabará involucrándose en la revolución aunque solo sea para jorobar a su padre que, casualidades de la vida, es Spender, el dueño de la Spenco, incapaz de comprender las actitudes de su hija díscola contra él y sus negocios corruptos. Será ella la que enamore a Baxter, y le haga replantearse su nula vida matrimonial con la lagarta de Dolores (Brenda Vaccaro) que a lo largo de la película intenta liarse con un actor famoso y con Sir Malcom, que como triunfador que es, seguro podría darle todas esas cosas que ella ansía tener.
La verdad, es comprensible que en pleno 1985 la película no fuera ningún gran éxito, y que hoy en día esté bastante olvidada, pues es una sátira sobre las relaciones entre países que, a pesar de la exagerada comicidad de sus situaciones, no pierde un ápice de realismo, ni siquiera hoy en día. La preeminencia de las grandes multinacionales del petróleo, con capacidad para comprar islas enteras y derechos sobre ellas, pasando por encima de los intereses de sus indefensos habitantes; los burócratas trepas y sin escrúpulos, las relaciones internacionales, basadas en rencillas prácticamente infantiles (la frialdad y desprecio británico por todo lo extranjero, incluso por sus propias posesiones, el odio y rencor de los gabachos, la brutalidad y estupidez de los soldados americanos). Todos están retratados, y no muy amablemente, nadie se salva de las hostias a recibir, aunque el "héroe", Baxter, es británico, y finalmente dejará de lado su papel como oficial representante de Gran Bretaña, y se pondrá de lado de los revolucionarios, para conseguir lo que él quiere, que dejen en paz a su adorada isla.
El final de la película es un alucinante alegato de los rebeldes de Cascara, que cantarán en plena sesión de la ONU bajo el nombre de un grupo "The Singing Rebels" que incluye a los dos Beatles Ringo Star y George Harrison (en una de sus escasísimas apariciones juntos tras la disolución del que es seguramente el grupo más famoso de la Historia de la musica), y a Eric Clapton, que se ocupan de la banda sonora de la película.
A pesar de lo divertido de la estrambótica trama, y de un reparto bastante decente de protagonistas y secundarios, la película no está entre las más recordadas, y ni siquiera entre las recordadas de su época. Quizá en una década en la que triunfaban sobre todo el humor absurdo de Aterriza como puedas, las locuras juveniles de sal gruesa tipo Porky's, no hubo sitio para esta sátira que no cuenta con gags ni con momentos que busquen la risa fácil, pero sí con una sutileza que te permite cuanto menos, sonreír durante todo el metraje. A mi personalmente, me ha convencido.