SUPERCALIFRAGILISTICEXPIALIDOCIOUS
Mi primer ordenador fue un Commodore 64. Visto desde el prisma actual., no era gran cosa; tenía pantalla de color, pero carecía de memoria. Al niño entusiasta que yo era entonces sin embargo aquella le parecía una máquina que rozaba la maravilla. Era una caja mágica que me permitía jugar a Rambo a vista de pájaro y surfear en playas de olas cuadriculadas. Un autentico milagro de luz al que se invocaba desde una pantalla en negro con ordenes en un inglés que a mi me sonaba tan próximo como las runas Klingon en un safari burgues. En aquella época todavía terminábamos la invocación del sagrado rito pulsando Return, no Intro.
También tenía una impresora inmensa que parecía una ametralladora que disparaba al cielo municiones de tinta negra, y parecía golpear cada letra el papel como si entre ambos hubiese una querella familiar y sangrienta que datara cientos de años y dispersas generaciones. En contraste, el relativo silencio de las impresoras láser de hoy en día me parece tanto una danza invisible como una falsa paz hecha a base de sonrisas hipócritas. No me acaban de convencer.
Dos veces se ha cabreado mi madre conmigo por culpa de acciones de dudosa sabiduría relacionadas con aquel ordenador; la primera, fue por usar el teclado con dedos pringosos de chocolate y dulces fundidos sin lavarme antes, dejándolo todo hecho un cisco pegajoso, un empalago de azúcar, sin duda. La segunda fue cuando intente introducir una hoja de DINA 4 doblada por la disquetera hasta que se atrancó. No era una hoja en blanco, si me permiten la aclaración. En mi defensa, existía una finalidad muy bien pensada y una formulación precisamente meditada cuando hice aquello aunque, en verdad, no careciese mi acción de un metraje inusual de infantil inocencia.
Había recortado varias fotografías de hermosas mujeres de las revistas de moda de mi madre, y había pegado partes de unas y de otras con pegamento de barra, fundiéndolas como un incipiente Frankenstein, en lo que yo consideraba, en los albores de mi pubertad, el espécimen perfecto de hembra humana. Tal cual doble la hoja y la introduje como ya antes describí. ¿El resultado? Probablemente el más impresionante bofetón que pudiera soportar mi imberbe fortaleza. Huelga decir, no obstante, que mucho más que aquel golpe a mi ego (mayor que a mi cuerpo), dolióme el hecho de que nunca obtuve la ansiada mujer perfecta. Aquel papel fue uno de los primeros en una larga ristra de decepciones en la vida. No sería la primera, pero resulta, aún hoy, inolvidable.
***
Años más tarde descubría algo que, aunque debería haber formado parte del más estricto sentido común, no estaba en situación de usarse con dicha habilidad por otro lado tan mal repartida. No fui mal estudiante, en realidad, es si no mentir, ser en exceso humilde. Y no soy, por lo natural, ni excesiva ni parcamente humilde. Es una de mis virtudes. La honestidad. La verdad. Y hablando de verdades, a lo que iba: personalmente, si alguno de mis lectores es elegido por merced de sus logros académicos, a la tierna edad e 22 años, por el rector de su universidad a dar un discurso de clausura en la ceremonia de investidura, y se es tan egocéntrico como para aceptar dando el discurso más largo aún sabiendo que todo estudiante que se precie, o ex estudiante en este caso, está deseando que termines para largarse de una vez y no volver a ver tu jodida jeta de niño mimado del profesorado, es altamente recomendable no estar alterado, profundamente, por, digamos en teoría, como hipótesis teórica únicamente, que estés echo una mierda porque cinco minutos antes la novia que tienes desde párvulos y te acompañó hasta la universidad y con la que te creías que te ibas a casar ha decidido dejarte e irse al lecho matrimonial con el tipo más popular y guapo de la facultad después de enterarte de que te lleva poniendo los cuernos los cinco años de carrera.
En mi caso, un antiguo amigo de la universidad, teóricamente, apuntó todo lo que, supuestamente, dije en aquel estado de casi embriaguez emocional, si bien sin figuraciones soy abstemio. De haberlo estado, quiero decir. Dejo aquel testimonio por escrito para que sirva de ejemplo y de edificante lección para futuras generaciones. De algo que nunca pasó. ¿Queda claro? Pues eso.
***
Bueno. Bueno. Bueno. Más que bueno. ¿Qué tal? Se acabó ¿eh? Ahora a buscar trabajo. Bueno. Si, si… Muy bueno. La verdad. Nuestro querido Tomaso, profesor de filosofía, quiere que les hable de la verdad. LA VERDAD. El fin último de todo saber, el inalcanzable bastión del estudio más profundo. La verdad.
¿Queréis que os hable de la verdad? Bien, os hablaré de la verdad. ¡La verdad es una puta mierda! ¿Me lo vais a discutir? Mientras Tomaso y su casta de pensadores de pasillo se dedican a pensar en las más altas disquisiciones de cosas que morirán sin saber, abstracciones que no pagan un duelo ni una cuenta en el restaurante, la gente encara la más grande de todas las verdades de la vida. ¿Qué cual es? Pues que la gente te dice la verdad cuando te la quiere decir. Pero cuando te quieren decir LA VERDAD, cuando se anuncian cual trompeteros de Dios, son unos chulos gilipollas de mierda llenos de humor y presunción que creen van a darte una lección y a despertar tu estúpido espíritu quitándote el velo de inútil que tu doncellez te ha puesto sobre los ojos. Sonríen como furcias chulescas delante de una dama creyéndose muy superiores a ti, sabiendo que LA VERDAD que te van a impartir como mensajeros divinos es un estilete que te va a romper el corazón, y lo peor, señores LO PEOR es cuando lo hacen POR TU BIEN. Porque no lo hacen con presunción, no, pero si jodiéndote dándose golpecitos en la espalad pensando que son unos santos que se están ganando el cielo por sus buenas acciones y su honrada preocupación por tu bienestar.
Pero la VERDAD, señores, es que la VERDAD solo te deja jodido. Y al final no sabes ni qué es verdad ni que es mentira. La VERDAD es el preludio de la DECEPCION. Como cuando la mujer que amas aplasta tu corazón entre las manos, y te dice LA VERDAD, es decir, que le aburres y se va con otro porque ya no necesita tu ayuda para pasar la carrera. Esa es la única VERDAD que importa. LA VERDAD es estar tan tranquilo en tu fiesta de despedida de soltero, esperando que de la tarta salga una moza de buen ver y poco ocultar, y resulta que sale Fernando Esteso en PELOTAS cantando La Ramona Pechugona… Esa es la VERDAD. La DECEPCION.
Aquí hay mucho ochenteno ¿eh? Si. Os reconozco. ¿Sabéis cuando aprendí yo de verdad lo que era la DECEPCION? Seguro que os acordáis de la peli de John Hugues LA MUJER EXPLOSIVA. ¿Verdad? Os acordáis ¿eh? Pues para los que no, ahí queda: dos perdedores, Gary y Wyatt, quieren ser populares. ¿Por qué? ¡Porque no lo son! Joder, la película empieza con un contraste morrocotudo, un barrido desde los pies al resto del cuerpo de los dos protagonistas en shorts y camiseta de tirantes, con música que empieza con el Así Habló Zarathustra, música reconociblemente usada otras veces para mostrar ejemplares de cuerpo soberbio, y aquí los tienes, a estos dos peleles, ejemplo patrio de la desmesura de la desfiguración física, un desastre de forma, de contorno, de musculatura… Contrastados irónicamente no solo por esa música inicial, sino por aquello que están observando, chicas, chicas hermosas, chicas en forma, chicas haciendo gimnasia. Una perfecta manera visual y conceptual de mostrar al sediento y al agua anhelada y el abismo que les separa. Aunque es un abismo muy superficial, en el fondo, también es muy acertado, pues no presenta formas del cuerpo, ni en formas del cuerpo, sino confianza. Pro esa es la excusa, la excusa para LA DECEPCION.
¿Con que sueñan Gary y Wyatt? Una fiesta, donde vengan todos, que sean populares, y que se lleven al huerto a dos chavalas, Debb y Hilly. Pero son unos perdedores, se lo tienen creído, y una noche, viendo Frankenstein (una versión coloreada, como un niño al que le han regalado una caja de ceras de colores estando al alcance de la Mona Lisa, del soberbio blanco y negro, debí olerme la decepción venidera justo ahí) deciden crear una réplica de una mujer con el ordenador de Wiatt, bueno, es idea de un obseso y frankensteiniano Gary, más bien. Una réplica virtual, con la excusa de que solo la necesitan para poderse guiar sobre qué hacer con las mujeres, pero el caso es que estos dos son tan patéticos que esta es la única manera de que estén cerca de una mujer sin que les vomite encima, o peor, que ellos se vomiten a si mismos desde lo más dentro de adentro. Si, si, primero lo hacen metiéndole datos, pero como el ordenador, que más quisiera yo que el mío hiciese la mitad, el de entonces y el de ahora (un IBM monocromo ¡último modelo!) no es lo suficientemente potente, se meten en el del Pentágono, o la NASA, o que más da, ilegalmente, conectando el auricular del teléfono a ordenador, cabronazos, y esto se ilustra con una cachondísima tirada de efectos CGI que no se los cree ni Balarrasa en calzoncillos de Chanel barato, no es que sean malos para la época, pero es pura fantasia con coñas como calaveras de pirata/veneno en el prohibido pasar, galerías coloristas con M=… ¡soy de letras, ya me entendéis! Y acaban por hacer una mezcla de un ritual con una Barbie con conectores a lo Frankenstein (otra vez) y sujetadores en la cabeza (no preguntéis). Y metiendo fotitas en un super—scanner que NO es la entrada de flopy disc, como yo pensara un día, en mi tierna infancia, en episodios cuya memoria queda mejor borrada ad aeternum, per caritas. Fotos de mozas de Playboy, de Einstein para el cerebro, de labios, de tetas, de roqueros molones y con greña “yo pasé por Metalica y acabé como Dave Mustaine”… Ya os lo imagináis.
Y al final una combinación de perros sentados en el techo, explosiones en las alcantarillas, una tormenta exterior escupiendo rayos desde un cielo rojo, lavadoras que escupen jabón, la electricidad pasando cariñosa por la muñeca Barbie, viento milagroso, y se obra el prodigio… la muñeca desaparece, se abre con un estallido un umbral sin puerta, de su interior un fulgor rojo humante, y de repente aparece ella, hermosa, alta, formada en el altar de Venus, sensual, marcada por el estilo, todos los estilos, que leches, divina, erótica, majestad del sexo, creada para esclavizarnos con nuestra voluntad asintiendo discipliente, una mujer por la que matar, por la que morir, una obra maestra de la creación más sucia y pecadora, y Frankenstein, todo colorines de pastel, grita ITS ALIVE, ITS ALIVE! Y mil penes de mil adolescentes en mil cines, en mil casas, se alzaron, como capitanes de un ejército de ranúnculos, y todos a una gritamos YES, ITS ALIVE, ITS ALIVE, OH YES, ITS FUCKIN ALIVE!
Y entonces… llega la decepción. Las primeras palabras de nuestra personal Irene Adler (lo colé, lo colé, lo colé otra vez, a Sherlock Holmes yo lo colé, yaba dibu yaba…), es decir, LA mujer, son “Y bien, mis dos maniacos, ¿qué es lo primero que queréis hacer?” Y al principio, promete. Al comenzar la película, soñaban con ducharse con las chicas que observaban, y empiezan por ducharse los tres juntos. Lisa, LA dama de seda, ese es el nombre que le dan a esta particular Safo, y ellos, pero apartados, flácidos, no hay contacto, no hay sexo, no hay… Crearon a este mujerón, y ni siquiera hay desnudos, cortan en lo más interesante… Es una comedia juvenil, lo entiendo, pero… ¡ellos se duchan en esa escena con pantalones y zapatillas! Vale, vale, el chiste es majo. Están en la ducha, y al salir, ella, les dice que si quieren divertirse, van a tener que relajarse, y creemos que se trata de otra cosa, quiño, guiño, pero no… ¡están vestidos!
Y esa es la DECEPCIÓN. Crean a una mujer 11, es suya, hecha para servirles, y en vez de follar ¡la película se convierte en una moderna Mary Poppins! ¡Mary fucking Poppins! ¿Os lo podéis creer? ¡Yo aún alucino! Porque no solo está buena, tiene un acentazo inglés del copón y es inteligente, encima ¡tiene superpoderes! ¡SU—PER—PO—DE—RES! ¡Puede hacer de todo! Su misión, es ayudarles a coger confianza, a socializar y valerse por si mismos, aprender a ligar con dignidad y conseguir las chicas que aman. La versión de salvamento vital y realización de sueños de la era adolescente. Ligar y ser popular. Lo dicho. Fucking Mary Poppins.
Y eso es lo que hace. Los acompaña a un bar, uno se emborracha, empiezan mal, pero acaban, gracias a su apoyo, a cogerle el tranquillo al asunto y hasta se divierten, aunque llevar al borracho Gary al dormitorio de Wyatt sin que se entere Chet, el sicótico y amante de su propio militarismo hermano de Wyatt, que lo chantajea por dinero bajo amenaza de contárselo todo a sus padres ausentes por unos días, tiene varios momentos graciosos, vale. Al día siguiente van al centro comercial donde los dos capullos que se suelen meter con ellos en el instituto les tiran sirup por la cabeza… Ah, pero la venganza será clara y sin perdón. Porque Lisa se pasea por todo el centro bajo una versión electrizante de Pretty Woman por Van Halen, vestida agresivamente, moderna pero atractiva, y la cara que se le queda a los dos bobos perseguidores de nuestros héroes cuando, tras tratar de ligar con ella, la recogen en un cochazo Wyatt y Gary, con los que ellas es, naturalmente, un encanto. La cara de imbéciles de los otros dos es impagable… ¡ja, ja , ja! ¡Maldita sea! ¡Ya me estoy congraciando con la película de marras! ¡Esto va de decepción, maldita sea! ¡Mary Poppins! ¡Céntrate!
Ella los invita a una fiesta en casa de Wyatt, lo cual escandaliza a este, pidiéndole además a esos dos bullies de segunda que corran la voz, a efectos cómicos cuando, al día siguiente, el de la fiesta, abren la puerta y se encuentran con que ha venido hasta el tato…
Pero no nos adelantemos, porque antes de todo eso Lisa tiene que convencer al padre de Gary de dejarle ir a la fiesta cuando va a recogerle, algo a lo que se niega entre otras cosas porque ella es toda una mujer, y su hijo es un chaval (la declaración de Lisa a los padres de Gary de que tiene sus necesidades y de que se masturba en el servicio como única forma de satisfacerlas mientras la puritana madre ingenua cree que se está arreglando el pelo es sublime, punto cómico delicioso, compadres estudiantes…) y porque a la buena de Lisa no le importa decir toda la verdad, y todo lo que no es verdad, pero al menos, es, o espero que sea, esperanza, es decir, sexo, rock and roll, látigos, orgías, con naturalidad, es todo muy humano y natural “nada de brujerías ni nada de eso, solo unos cien jóvenes adolescentes corriendo en calzoncillos como animales salvajes” ¡díselo a dos conservadores mal conservados en el siglo pasado! Ella se le enfrenta, le habla de la madurez, de los méritos de muchacho, de la apoltronada actitud mojada en almíbar rancio y apolillado que como figura paterna representa, pero ¿os acordáis de cómo le convence? ¡Apuntándole con un Colt a la cara cuando, auricular en mano, amenaza con llamar a la policía…! ¡HA, HA, Ha…! Ay…
En fin ¡decepcionante! ¡Mary Poppins! ¡Ha! ¡Paparruchas! El segmento central, el más poderoso, el más fuerte de todos, es el de la macrofiesta. ¡Y menuda party hard, chicos! ¡Vaaayyaaaaa! En comparación las que habéis montado vosotros son una mierda. Si, si, si, porque nos engañaron. Esas pelis de neón. Nos decían que la universidad era una fiesta eterna, que nunca se detendría. Lleno de mujeres, orgías, fuegos fatuos del sexo y el despiporre. Y el único hard en la academia es el que se le acaba levantando en la entrepierna a cada académico con su chulesca arrogancia cada vez que se recrea oyéndose hablar a si mismo con palabras largas que más que esdrújulas son serpientes estratosféricas que ni el diccionario sabría entender. ¡Bah!
Que me pierdo, muchachos. En fin. La fiesta. Acojonante. Wyatt enloquecido por cómo le destrozan la casa, Gary acojonado por el contacto humano, los dos encerrados en el baño, Mary Poppins se harta y bebe más de lo debido, le confiesa a los dos chorreras que estaban persiguiendo y burlándose de nuestros héroes (esos que tienen tanto miedo de socializar que están escondidos en el baño, machomanes heiperman) y estos acaban por convencer a Wyatt y Gary, a fin de ser aceptados por la gente guay y de rechupete, crearles o otra figura ¡ritual con sujetadores en la cabeza incluido! Pero el resultado no es el esperado. Vuelve la tormenta, vuelven los jugos de realidad, gente atraída al techo, vientos que salen de ninguna parte, la cocina se vuelve azul, y como no habían enganchado una muñeca a los electrodos del ordenador, pero estos reposaban sobre una portada de revista mostrando un misil atómico ¡bumba! Un misil nace de la tierra y sobre su punta ¡una paloma blanca! ¿Comentario anti guerra fría? ¿Un chiste? Me da igual Ambas cosas. Solo falta Dick Van Dyke.
Mary Poppins les echa un rapapolvo. “A la gente debéis gustarle por cómo sois, no por lo que hacéis por ellos.” Lloré. Porque es verdad. Joder. Es verdad. ¿Qué importa que mi novia m haya dejado por otro? La verdad es más importante que nuestros pequeños problemas domésticos. La verdad nos hará libres. Por nuestro amor a la verdad estamos aquí, por nuestro inigualable e insobornable sentido de la alta verdad del ser humano. Mientras tanto, por cierto, los abuelos de Wyatt, dos formales vejetes terriblemente conservadores, salidos de un club inglés victoriano sin el acento, él con bigote, o ella, nunca me acuerdo, aparecen por sorpresa, totalmente furiosos por lo que ven, así que Mary Poppins los congela en el tiempo con gesto feliz y los guarda el armario azul de la cocina azul… ¿esto ya lo expliqué, no? Si, creo que si. No importa. Es azul. Os jodéis.
Llega el mejor momento de la noche. Los muchachos necesitan esa confianza que aún no tienen. Así que Mary Poppins invoca, mágicamente… esperad, que ya viene… ¡los villanos de Mad Max 2! ¡Y Las Colinas Tienen Ojos! ¡Vernon Wells! ¡El tipo de la cresta roja, el que llora por su novio albino, o rubio, el calvorota mamón de “We Kill, we Kill”! ¡Y sale igualito! ¡Parece sacado de una peli de Mad Max! Igual que sus dos moteros del infierno, uno con media cara tapada con una máscara y el otro es… ¡Michael Berryman! El gigante famosote de Las Colinas Tienen Ojos, que siempre hace, o casi siempre, de mutante del infierno. Grande, cabeza de bala, orejas de soplillo ¡seguro que os acordáis! Aplastan, rompen, gritan, susurran, desgajan, destruyen, aniquilan…
Hasta que al final Wyatt y Gary tienen que salir a enfrentarse con los intrusos. Pero son gallinas. Están asustados. Acojonados. Cobardes de mierda. Vernon Wells, acentazo australiano, el mismísimo Vez de Mad Max, el Bennet de Commando (si, si, es el mismo tío, pero sin bigote, mismo actor ¡es Fredy Mercury versión beta, joder!) los ridiculiza ante todo el auditorio de invitados, pero es cuando cogen a las chicas, las novietas de los bullies cabronazos, de los que ya se han hartado y a cambio sienten cierta simpatía por nuestros muchachos, que Gary saca el Colt con el que Mary Poppins amenazó a su padre y con una imitación impoluta de John Wayne, les planta cara y los echa de allí. ¡Son los héroes del momento! Y ambos se sienten como nunca. Fuck, yeah! Así se hace.
La confianza recobrada, empiezan a ligarse a las chicas y acaban en la cama con ellas. Pero no, no seáis sucios, vestidos, y abrazaditos. Empiezo a recordar la palabra DECEPCION… En fin, tan enamoraditos, tan acurrucaditos, que llega el hermano de Wyatt, Chet, el hijo de perra, el mamón, lo ve todo hecho un cisco de los mil demonios, y empieza a meterse con nuestros héroes, hasta que Mary Poppins se cabrea, manda a los chicos a llevar a las chicas a casa (en un Porshe y en un Ferrari ¡toma madera!), y transforma a Chet en un bicho repugnante, un aplastado alien medio sapo medio Jabba the Hut marrón con supuraciones, que digo supuraciones, géiseres, fuentes de pus verde gelatinosa. Y come moscas. Está muy bien hecho, consigue transmitir la repugnancia, leches, era mi parte favorita de la película de criajo, si señor, no hay duda. Me encantaban los monstruos. Como a casi todos los niños, imagino. Mira que era feo. Esa la escena que recuerdos me trae. Creo que voy a ponerme nostálgico. La condición para volverlo normal, bueno, lo normal que ya estaba, que no era mucho, se me entienda, es que deje en paz a su hermano, lo trate bien y no diga nada de lo acontecido a los padres al regresar. ¿Capito? El muchacho capishe.
El resto no tiene misterio. Los chavales llevan a alas chicas a casa, se sinceran porque quieren que les quieran por quienes son, lección aprendida, y se les adora por quienes son, vuelven a casa preocupados, porque le tienen que confesar a Lisa que están enamorados de otras chicas, ella se pone un poco triste pero les dice que es lo que siempre quiso para ellos, se despide, todo vuelve a la normalidad, vuelven los padres a casa, y san se acabó. Bueno, en el epilogo vemos que ahora nuestra querida Lisa es la despampanante nueva entrenadora de educación física del instituto. “Al suelo, y dadme 20 flexiones.” Y los exhaustos alumnos caen. Hay cierta simetría con el principio, ya que volvemos a empezar en una sala de gimnasia y la camara presenta a la nueva entrenadora con un barrido desde abajo, igual que hizo con nuestros desalados protagonistas al inicio. ¡Y colorín colorado, este cuanto se ha acabadao!
¡Como adoro esta película!
Y sin embargo, nos quedamos sin saber cómo se llama la otra pierna si la de palo se llama Smith. Lo dicho DECEPCIONANTE.
***
Recuerdo que escribí un poema una vez para Kelly LeBrock. Nunca se lo había enseñado a nadie. Creo que ya entiendo por qué.
El 24 de marzo de mil novecientos sesenta
Nació la mujer que es perfecta
En Nueva York Kelly cual Venus se presenta
Pero su crianza Inglaterra infecta.
Con 16 primaveras arranca su gran carrera
De modelo ansiada en portadas innumerables
En Cristian Dior con brazos abiertos se la espera
Y Eileen Ford le ruega por sus imponderables.
De belleza inalcanzable fue la Mujer de Rojo
Y la Mary Poppins de dos adolescentes piojosos
De nuestra sexualidad recogió los tristes despojos
Y con tres piernas los machos fuimos “cojo”.
Steven Seagal no pudo destruir su dignidad
Que cual la película era muy Duro de Matar,
Era el film malo de inevitable solemnidad
Pero nadie en nuestros corazones la pudo despachar.
Fue la diosa inalcanzable de la pantalla de cine
Fue el gran sueño húmedo de la juventud incierta
Lo tenía todo, en todo era una mujer de alucine,
Un sueño quizás, más nuestro amor era cosa cierta.
Fue el rostro del champú Pantene conocido
Y su frase más famosa más famosa se hizo:
“Por ser hermosa no me odiéis pido”
America toda lo repetía como un etéreo hechizo.
***
—¿Tú crees que la grandeza de John Hugues desapareció cuando tras el absoluto triunfo de Solo en Casa en los cines empezó a dedicarle demasiado tiempo al slapstick y menos a lo que mejor se le daba?
La pregunta de mi amigo pareció salir de ninguna parte, mientras bajábamos por una calle gris un gris día de otoño, tras un silencio que aparejaba muy bien con la desolación ocre de eventuales lluvias de hojas secas y amarillentas.
—Pues no sé. Vale que Mejor Solo Que Mal Acompañado puede que sea su cumbre y después baje un poquito, pero algunas películas posteriores me gustan bastante. Hasta Curly Sue me gusta más de lo que debería, siendo algo noña, predecible y formulaica. Pero tiene un no sé qué, el toque Hugues, lo podrías llamar. Funciona. A pesar de todos mis instintos.
—Claro. Te entiendo. Pero no es lo mismo.
—Tiene también muchos guiones que me agradan. No sería tan rotundo como dices tú, pero no te falta un poco de razón, desde cierto punto de vista.
—El otro día volví a ver La Mujer Explosiva.
—Oh, maravillosa.
—¿Recuerdas cuando tu novia te dejó, te volviste loco y soltaste una perorata delante de todo el mundo como si estuvieras borracho?
—¡No me lo recuerdes! Bajo mi punto de vista, eso nunca ocurrió.
—La llamabas Mary Poppins.
—¡Es que es Mary Poppins!
—Si, pero no solo eso. Está el obvio homenaje a Frankenstein…
—Tú lo dices. OBVIO.
—Pero también a Mi Bella Genio. A fin de cuentas, con sus poderes sobrenaturales, es un poco un genio de la botella.
—Puede, ser, puede ser…
—Creo que la película es una inteligente mezcla de sus referentes. No solo eso. Consigue la misma sensación de verdad, de expresión de los males del adolescente, de ineptitud para la vida social y la falta de autoestima del adolescente general centralizado en sus protagonistas, todos los problemas con la autoridad, el primer amor, el sexo, todo eso a través de una comedia absurda, divertida, satírica y casi burlesca.
—Pareces uno de esos textos en la contraportada de un libro escrito por un autor famoso que le debía un favor al autor. ¿Qué será lo siguiente? ¿Adjetivos sustantivados en una lista de características como en la universidad y las malas criticas?
—No te burles. Creo que es una película que no pierde ni un gramo de la honestidad con la que Hugues era capaz de ver los problemas de la generación con la que trataba a pesar de toda la locura.
—Amigo mío, es que la locura, lo absurdo, el humor, el ridículo, no son siempre cuestiones de levedad, sino una distorsión de la realidad que la analiza, la contrasta subrayando su naturaleza, la observa, la disecciona y conoce. En el humor hay tragedia y en la tragedia, humor. El día que la gente se dé cabal cuenta de esto, las comedias de Shakespeare volverán a ser tan apreciadas como sus tragedias.
—¿Y los dramas históricos?
—¡A nadie le gustan los dramas históricos! Quizás dos o tres…
—Pues yo creo que sus dramas históricos son, en general, tan aptos y brillantes como sus dramas y comedias.
—¡Paparruchas!
—Cualquiera que nos oiga pensará que somos unos viles pedantes y narcisistas. ¡Seamos más superficiales pero, por eso, quizás más humanos! Hablando de bellas genio… A mi me gusta más, qué quieres que te diga, Barbara Eden que Kelly LeBrock. No que esta no fuera un impactante bellezón, y no de las que se encuentra uno todos los días en el metro, sino de las de verdad. Pero creo que tú con tu diosa, tu mujer perfecta, exageras su belleza. Francamente, en tu perorata universitaria…
—Y dale…
—…que ya forma parte de los anaqueles más prestigiosos de la historia, creo que te pasaste. Es una chica diez, pero hay muchas que son onces.
—Eso, amigo mío, es una vil falacia.
—Barbara Eden si que era una diosa. Afróntalo, es la verdad.
—Desde cierto punto de vista, dirás.
—Eso no le funcionó a Obi Wan, no te funcionará a ti.
—Así que afirmas que “hay otra…”
—En efecto. There is another. Muchas, en verdad.
—¡Tu deliras!
—Y hablando de tu perorata… No hablaste mucho de los actores.
—¿Cómo?
—Mucho de los personajes, pero los artistas… Y muchos rostros conocidos había.
—Bueno, no tantos.
—¿Cómo que no? Uno de los dos chavales que tanto se metían con los protagonistas, y que eran novios de las chicas que al final se ligan, era un jovencísimo, y divertidísimo, Robert Downey Jr. Y Chet, el hermano, era un maravilloso y estrafalario Bill Paxton. ¡Bil Paxton! He ahí un actor que sabe coger un personaje absurdo y darle no solo credibilidad, sino convicción y carisma. Por muy cobarde que se en Aliens, por muy chulo, por muy cabrón, el hijo de puta no deja de ganarte para su causa.
—Tampoco creo que hablé, también es cierto, de Anthony Michael Hall.
—¡Eso con Hugues es un crimen!
—¡Más que cierto! ¡Su muso!
—Bueno, tampoco hay que pasarse. Solo estuvo en tres de sus películas, cuatro, si añadimos Las Vacaciones De Una Chiflada Familia Americana, que Hugues escribió. Los inolvidables Griswold.
—¡Pero es de lo más memorable! El geek, el nerd, el raro, el que encara su faceta de impopular con humor y hasta con delirante locura, atrevimiento y desfachatez, pero también sensibilidad. Estuvo también en Eduardo Manostijeras.
—¡Y en Gnomo Cop!
—Ja, ja. Muy gracioso.
—En serio.
—Ya lo sé. ¿Pero tenemos que airearlo por ahí? Él seguro que quiere olvidarlo.
—¿Cómo tú y tu discurso universitario?
—Cállate ya. Este running gag se está agotando a si mismo.
—Tuvo su papelito en el Dark Knight de Notan.
—¡No jodas! ¿En serio? Pero… pero… ¿de quién? ¿Cómo no lo reconocí?
—Es que el tiempo pasa. Era Mike Engel, el periodista al que el Joker secuestra tras su fallido atentado contra el abogado.
—Tendré que fijarme en él.
—¿Tú veías la serie?
—¿Qué serie?
—La que hicieron en los noventa de una Chica Explosiva.
—¡Ah, si! La recuerdo. Vagamente.
—Yo vi un capitulo o dos después de la peli.
—¿Y qué tal?
—Tiene su encanto, pero toma el elemento más superficial de la idea de la película y dedica toda su energía a ello, en vez de hacer lo que hizo la película y usarlo como excusa para un fondo. Y no hay tanto sexo. Michael Manasseri y John Mallori Asher tiene química y manejan bien el tempo cómico, pero no se acercan a la absoluta y deliciosa pareja que formaron Hall y Ilan Mitchel—Smith y aunque Vanesa Angel no tiene ni la belleza etérea ni la presencia de Kelly LeBrock, es simpática y es, como confiesa su apellido, un ángel. Que quieres que te diga. La verdad es que era mejor de lo que la recordaba. No es nada especial, pero dentro de su década… La verdad es que cada vez que más pienso en ella, más me gusta. Es ingeniosa. Más de lo que esperaba. Y divertida. La premisa está bien adaptada al formato televisivo. Y hay alguna que otra referencia al film madre. El experimento de crear una mujer se les ocurre porque “Lo vieron en una película de John Hugues.” Me gusta, vaya.
—Tendré qué echarle un vistazo, entonces.
—La peli la vi con quien tú ya sabes.
—¿Si? ¿Qué te dijo?
—Demasiados planos.
—Que daño ha hecho Que Grande Es El Cine…
***
He de hacer una particular mención, porque sería criminal no hacerlo, que el tema de la película, Weird Science, fue compuesto por el grupo Oingo Boingo, más bien, compuesto y cantado por su líder Danny Elfman. Es un tema memorable, que se me quedó en el recuerdo semanas después de oírlo y esto siempre me vuelve a ocurrir. También forma parte de su disco Dead´s Man Party, con otro arreglo. En palabras de alta cultura y erudición supina: MOLA.
La música instrumental es muy efectiva, por Ira Newborn. Hizo varias con Hugues, Todo En Un día, Solos Con Nuestro Tío, Dieciséis Velas, Mejor Solo Que Mal Acompañado… Venía de hacer la música para la serie de Agárralo Como Puedas y compuso la música de las tres versiones cinematográficas, además de las pelis de Ace Ventura, Mallrats, y un montón de películas más, no del todo desconocidas ni conocidas completamente, entre las que recuerdo Kamikaze Detroit, protagonizada por Pat Morita y… Jay Leno, Un Par de Sabuesos Despistados, Mi Querido Mafioso…
La película y el soundtrack están repletos de canciones memorables de algunos grupos tan locos y grandes como Van Halen (una gran versión de Pretty Woman), Los Lobos, The Lords Of The New Church, Mike Oldfield, Kim Wilde, Ratt, Wall of Voodoo, General Public, The Del Fuegos, Orchestral Manouvres in the Dark …
Vamos, que es una película que suena estupendamente.
***
Para terminar, una pequeña nota al creador del corrector automático de ortografía de Microsoft Word:
Commodore no es comandante.
Tomaso no es Tomate.
Bill Paxton no es Bill Pastón.
Kelly LeBrock no es Nelly LeBrock.
Haga caso a George R.R. Martin ¡y váyase a paseo!
(Hipócritamente agradeciendo su asistencia en otras circunstancias de fracaso ortográfico de penoso recuerdo para mi)