El Megapost de los 80: Repasando a Richard Franklin

Mejores y más brillantes co-conspiradores no se pueden tener. :hail

Maravillosos textos llenos de lo que más importa: sincera pasión por lo que escriben y saber cómo trasmitirla. Un honor, señores.

Me estoy empezando a sentir culpable por atreyub, le hemos dejado los peores films... :cuniao
 
Debo de ser el único que le funciono lo de crear una LeBrock.... :ordenador :sexy :tetas :p

Impresionantes artículos que, una vez mas, como el cine de Hughes, no solo detienen las manillas del reloj, sino que estas empiezan a girar en sentido contrario, saliendo poso nostálgico del corazón, sentimientos que, aunque lo intentemos tapar con la llamada madurez, siempre están ahí con ese sabor agridulce, pero en mi caso, placentero, ya que al menos se que "yo estuve ahí", y eso nadie me lo puede arrebatar.
El único inmune parece ser Elliot. Resulta curioso su nick y avatar para semejante capa de frialdad deel niño que tiraba Lacasitos...

La lectura del artículo de Wonterman lo dejo para esta tarde, después de revisar el film del que trata, una vez mas.


Muchas gracias a todos los implicados en la narración de los artículos, veo que no estoy solo y, tal vez, nuestra amistad dure como la de cierta pandilla, solo unas horas. Otros ni siquiera han tenido ni tendrán ese privilegio...:chapo
 
Interesantísimo lo que comenta Wontnerman sobre que el Del Griffith de Mejor solo... pueda ser un alter ego de Neal, fabbricado para pasar el mal trago. Y digo interesante porque de hecho, se dice lo mismo de Todo en un día: hay una teoría según la cual, la única persona real de la película es Cameron, y que Ferris y Sloane no son más que una proyección interna de los amigos que le gustaría tener, siendo Ferris la libertad y relbedía que tanto ansía, y representando Sloane el deseo sexual no realizado (de hecho hay algún momento al respecto interesante).
Aún más, hay un momento genial en el que Cameron parece quedar inconsciente, en coma, alelado, en la piscina, y que se ha interpretado como una momentánea "fuga" de la fantasía...
 
MEJOR SOLO QUE MAL ACOMPAÑADO ha sido mi guilty pleasure favorito los últimos 4 años pero ahora me parece tan buena que ya le he quitado el calificativo de Guilty.
Dirección sencilla dejando el protagonismo a un guión maravilloso y dos cómicos de los grandes.
Y qué decir de la música:
 
Qué decir de los textos. Qué decir... pues sólo puedo decir que son una pasada. Que Hughes aplaudiría cada uno de ellos y sin lugar a dudas le haría ver que su cine puede que no esté en la cinematografía de los premios pero desde luego sí en las generaciones de muchos de nosotros.

Me encanta ver que formo parte de un diálogo de un camarero y un Sorel enajenado y cabreado con Godzilla. Más Muchachada no puede ser.

Lo cierto es que tengo que decir que de John Hughes sólo tenía el gusto de conocer la de Mejor sólo que mal acompañado y las dos que he visto yo y que mañana a más tardar calzaré sendas críticas que aún siendo las más flojitas o menores más Atreyubianas no pueden ser. Espero estar a la altura del proyecto y del director.

Pero tenía pensado un día de esos lejanos pero que tarde o temprano siempre llegan para poder conocer títulos tan clásicos en lo suyo y tan pertenecientes a una época y una generación. Sí, os podéis ahorrar todo lo que sé que me vais a decir porque soy Atreyub, ese que hace lo que le da la gana cuando le da la gana, jejeje.

Claro que siempre sentí predilección absoluta por ese título clásico en mi cinematografía que es "Mejor solo que...". Esa extraña pareja, esos actores tan ochenteros, esa comedia afable y bondadosa, tan Hughes (ya sabéis, los buenos sentimientos y la calidad humana siempre por encima de todo) hace que sea una película que es un viaje en sí mismo. Tiene momentos brutales pero tiene 2 que para mi lo son todo: el monólogo de Candy diciéndole que él es así, que disfruta haciendo feliz a la gente y que no le importa nada junto con ese otro momento donde Candy espera sentado y está solo, porque a veces, los que hacen cosas buenas no siempre están rodeados de gente buena como ellos. Pero siempre acaba apareciendo alguien y les alegra el día.

Candy transmitía perfectamente ese carácter bondadoso, tierno, patético pero a fin de cuentas humano. Ahora entiendo porqué salía en Solo en casa.

En serio, he disfrutado muchísimo tanto con el diálogo enajenado de Sorel, con el texto perfecto de Henry como sólo él sabe captar los ochenta en cada frase de sus textos (le tengo muchas ganas, de verdad, a el club de los cinco / Todo en un día) pero tengo quitarme el sombrero por Wontner porque simplemente es la mejor deconstrucción paso a paso y con todo el lujo de detalles sobre el cine de Hughes y que siempre se le ha tildado de poco importante o con una calidad cinematográfica menor.

Gracias, a los tres.

Bueno, pues el viaje terminará mañana.

"Solos con nuestro tío + La pequeña pícara". The next and last travel...
 
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(Uncle Buck, John Hughes, 1989)​


El cine de John Hughes es ese que no precisa de una crítica cinematográfica con monóculo calzado ni la precisa máquina de escribir donde ver un cine sesudo. No. Más bien sus bondades están más en el fondo que en la forma. Y no es para menos. A poco que uno se ponga analista sesudo ante un título como “Solos con nuestro tío” acabaría con la tapa de los sesos volando hacia la troposfera con un hongo nuclear en el hueco de la calavera. Porque a día de hoy no deja de ser un filme muy menor, de ritmo más bien irregular y con una dirección modesta por no decir casi borrosa. El cine de Hughes, en este caso, pertenece anclado a un tiempo y una época, unas formas de sitcom pasada de moda sin resultar ofensivo por ello y al rozar los noventa una estética en la moda muy remarcada (esa ropa de tallas grandes indicando el paso de las nuevas generaciones por un camino de pasotismo, rebeldía, incomprensión y autosuficientes en cierta medida).

Pero que no sirva este texto previo como una crítica mordaz y asesina hacia lo que Hughes pretende. Sin ir más lejos, como he dicho antes, pertenece a un tiempo y una época y a pesar de que no dejará huella ni poso puedo decir que la historia tiene la única intención de querer demostrar, una vez más, que la familia ni con ella ni sin ella. Aquí el protagonista es el tristemente malogrado John Candy, un clásico de las comedias americanas de los ochenta, interpretando aquí a un auténtico loser pues tan sólo hay que ver su vida y su coche. Ese tío (el clásico hermano de padre o madre) que nadie quiere ver, que todo el mundo evita, que nunca ha sido invitado a visitar nuestra casa porque es un auténtico perdedor, un don nadie, alguien que en su día vivía como un rey porque no tenía problemas ni cargas pero a medida que avanza se convierte en la oveja negra de la familia, el que todo el mundo refiere como un ejemplo a evitar, el que siempre dejó para más tarde formar una familia y ahora se arrepiente de no haberlo hecho antes. Pero que por circunstancias de la vida siempre acabamos recurriendo o acordándonos de él cuando más se le necesita. Y por extraño que parezca ahí está para dar la cara. En sí todos tenemos un tío Buck en nuestra familia.


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Cuando era pequeño veía/recordaba “Solos con nuestro tío” como una comedia alocada, con la fotografía típica de este tipo de productos y con un niño espabilado, gracioso y con el estereotipo aprendido para deparar luego la mayor de las comedias infantiles / juveniles de principios de los noventa y un clásico en lo suyo. Y aunque cosas de ese tipo de comedia aún quedan en la película como puede ser el caso de las escenas compartidas entre los niños y John Candy, el mequetrefe con el palillo clavado en el paladar demostrando que ni los más chulos pueden evitar evadirse de su propio patetismo, Candy espetando a una directora de colegio que por gente como ella los niños están sometidos a unas desgracias que no merecen o ese plano casi psicho kyller donde Candy blande un hacha entre niebla slasher aparece en escena con un taladro a modo de arma no podemos evitar ver el trasfondo de una dramedia al servicio de un actor con dones innatos para la comedia ochentera, carne de la stand up comedy acuñada en la década gloriosa pero también para la sensiblera sensación de un hombre solitario, abandonado por sí mismo en una patética situación de carecer de una vida ordenada y rutinaria. El clásico caso de un hombre venido a menos pero que aún puede, si se sabe encontrar, formar su propio hogar.

Uno puede sentir cierta tirria ante el rol rebelde de la hija protagonista quinceañera que cree estar de vuelta de todo pero sigue siendo la niña insegura y que tan sólo requiere la atención de unos padres un tanto ausentes. Uno puede llegar a estar menos predispuesto ante una comedia tan inocente y un tanto almibarada donde nada acaba mal y todo está puesto al servicio de unos actores bastante competentes si se sabe ser benévolo pero desde luego no seré yo el que critique o eche pestes ante una comedia con más drama que risas pero sin obviar que la carcajada sincera también tiene cabida. Ciertamente nunca saldrá a la palestra cuando se hable de ella ni nadie se le ocurriría levantar los pulgares por ella pero no seré yo el que reniegue de que aún siendo una película justita desde la perspectiva cinéfila (todo lo concerniente a la parte amorosa / vecinal entre el protagonista y las mujeres que pasan por su vida es de un bochornoso que abruma) es ante todo una historia emotiva como sólo el cine de Hughes sabe lograr y que consigue retrotraer el espectador empático que forma parte de mi a una época emotiva que a veces añoro con complicidad.
 
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(Curly Sue, John Hughes, 1991)​


Hay gente que quizás no aporten mucho en la vida. Hay personas que es posible su vida no sea un caudal de conocimiento pero tienen algo que los hace valiosos desde la perspectiva humana. Saben escuchar, saben ser amigos, dan las gracias e incluso se preocupan por ti. Es lo que a fin de cuentas queda en la memoria colectiva cuando desaparecen o mueren. John Hughes se despidió del cine como director con “La pequeña pícara”. Puede que su cine no tuviera un caudal cinematográfico de enmarcar o de analizar plano a plano como se suele hacer con otros directores. Incluso me atrevería a decir que sus películas, las más famosas, salen a relucir por pertenecer a una clase generacional y poco más.

Pero no me importa. Al menos a mí no. Uno mira su filmografía y se da cuenta que hay algo que prima por encima de todo: las relaciones y calidades humanas. Ya sean hombres adultos o jóvenes con problemas, incluso hombres que cuidan de niñas, que todos, sea de una forma u otra, acaban demostrando que las calidades humanas priman por encima del conocimiento. Y no es para menos. Si algo sabía ofrecer y enfocar Hughes era el sentimiento y la cercanía. “La pequeña pícara” (Curly Sue para los americanos) es toda una declaración de intenciones. Si Charles Chaplin tuvo alguna vez un alago y un guiño contemporáneo esta es la más clara de todas en mucho tiempo. “El chico” de Charlot tiene forma y fondo aquí. Y no es para menos.


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La película comienza con unos títulos de crédito perfectos: una mano infantil juega, pinta, espolvorea purpurina, hace todo lo que un niño pequeño sabe hacer. Porque todos hemos sido niños. Pequeños, inocentes, vivos, cargados de sueños y de ilusiones. Es todo lo que cualquier infante merece tener. Porque la infancia es el lugar donde los sueños tienen alas. Pero aquí está la gracia de la historia. Curly Sue es una niña de la calle. Está al cuidado de un trotamundos, un busca vidas, un hombre que se ha criado en la calle y que ha acudido a la escuela de la vida. Esa que te enseña a sacarte las castañas del fuego con ingenio, picaresca, engaño y mentiras. Pero todo sea por echarse algo caliente a la boca, mantener dentro de lo posible a esa pequeña pícara y poderle dar una vida lo más ajena a la desgracia posible. Claro está, James Belushi (un clásico en lo suyo también de los ochenta, conocido por alternar comedia y cine de acción con muy buenos resultados en su época), sabe que Curly (una adorable, tierna, encantadora, sabionda y preciosa Alisan Porter) merece algo mejor y él procurará por todos los medios conseguirle unos padres adoptivos que cuiden de ella y le den un futuro mejor.

Estamos en una película de Hughes, no lo olvidéis. Después de los títulos de crédito aparecerá en escena Grey Alison, la mujer que todo hombre de los noventa hubiese deseado tener: guapa, inteligente, que maneja y controla su vida y además es fiscal del distrito (preciosa Kelly Lynch). ¿Os he dicho ya que estamos en los noventa? Porque tanto la estética como la indumentaria, así como todo lo que vive en “La pequeña pícara” es carne de esa década. Ella está prometida con un auténtico snob, un patán insensible rico y poderoso que no le importa menospreciar a todo aquel que pertenezca a la clase baja (y pobre). En sí la película también es una especie de crítica a las clases americanas pero desde la perspectiva del trabajo y la mendicidad.


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Volvamos a la trama. Curly y Bill, los picarescos protagonistas que no dudarán en utilizar triquiñuelas para poder tener algo de comida durante ese día, acabarán viviendo, por un plan frustrado, en la casa de la abogada. ¿Alguien duda de cómo va a acabar esta historia? Ella se hará cargo de la pareja de vividores para acabar enamorándose poco a poco de Bill y despertando en ella esa vena maternal con Curly. Lógicamente estamos hablando de una comedia amable y de vez en cuando encontraremos golpes slapstick que aún quedando un tanto desfasados sirven como elemento liviano para los más pequeños espectadores. Lo que aquí prima es el carisma innegable de Alisan Porter la cual siendo una niña pequeña tiene las tablas necesarias y suficientes como para convencer que estamos ante una actriz convincente (la típica niña que luego desaparecería de la gran pantalla).

“La pequeña pícara” intenta transmitir ternura en varios momentos de la historia. Aunque Bill sabe que la vida acomodada puede ser lo mejor para ambos e intenta alargar todo lo posible su falso accidente descubre que Grey Alison es la perfecta madre para Curly. Eso hará que decida dejarla a su cuidado desapareciendo de la vida de ambos. Pero siendo Hughes el director y sabiendo que Bill es el marido perfecto para Alison y el padre perfecto para Curly, ¿alguien duda como terminará todo esto? Porque hasta llegar al final que todos conocemos, Hughes ya ha ido trufando la película de momentos donde los polos opuestos (la rica y el pobre) compartan momentos de intimidad como ese donde Belushi y Lynch toquen el piano muy acaramelados. Claro, para una historia de este calibre tiene que haber momentos dramáticos como ese donde encerrarán en la cárcel a Bill y a Curly se la lleva los servicios sociales por no tener nadie quien la cuide. El momento donde Grey va a ver a Curly en el centro de menores es muy tierno y triste, al igual que el momento donde Curly descubre que, supuestamente, Bill se ha marchado dejándola al cuidado de Grey.


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“La pequeña pícara” es un cuento urbano, donde el aroma Dickensiano flota en el ambiente. Y como tal para que el protagonista pueda ver la luz tendrá que pasar por un túnel de oscuridad. Y así sucede. Todas las desgracias que afronta Curly sólo sirven para hacerse fuerte y valorar aún más lo que realmente el dinero no puede comprar: una familia y el amor. Es posible que sea un título menor y que a día de hoy nunca saldría a la palestra como de lo mejor de Hughes. Es más, estoy convencido que muchos la verán como una película infantil sensiblera sin mucho que ofrecer. Pero para el que esto escribe nada más lejos. El cine de Capra está perfectamente encerrado en este título. Aquel cine de buenos sentimientos y buenas razones. De personajes cargados de emociones y lágrimas, risas acompañadas de sufrimiento. Claro está, no es un drama que te haga cortarte las venas, hablamos de Hughes, pero no es tan almibarado todo lo que se expone aunque no tenga la acidez de un mal trago. No es un broche de oro ni una despedida por todo lo alto pero desde luego guarda todas las constantes del director y aunque aquí no se intente marcar tendencia desde luego estamos ante un título solvente y amable, que es lo que aquí importa.
 
Nah, no podía esperar hasta mañana, jejeje. Ahí lo llevais. A la Atreyub, con todo lo que se puede decir (aunque seguro que siempre se puede decir más) sobre estos dos títulos menores.

Un placer haber podido formar parte de este grupito de descerebrados que hemos decidido darle un guiño al bueno de Hughes. Porque se lo merece.
 
Muy buenos artículos, Atre!! :palmas :palmas :palmas

En lineas generales, estoy bastante de acuerdo en la mayoría de análisis, excepto de esta última que no la he visto nunca. Le pondré remedio a corto plazo.

Muchas gracias a todos :hail
 
La de Solos con nuestro tío la vi en casa en VHS hace ya... Y la de La Pequeña Pícara recuerdo verla en un cine de mi pueblo cuando su estreno. No han pasado años ya. Madre... Soy un viejales. Simpáticas cintas, para pasar un rato distraído, olvidarlo todo durante menos de dos horas.
 
Grandes textos, Atre... La pequeña pícara no la he visto, pero me pongo a ello desde ya.

Solos con nuestro tío puede no ser perfecta, pero tiene una escena que es Hughes 100%, protagonizada como no podía ser de otra forma por Candy, en la que el bueno de Buck está tirado en el sofá, junto a la chimenea, tomándose un copazo en compañía del perro, y reflexionando en voz alta sobre cómo ha ido retrasando las cosas que debía hacer (formar una familia, tratar de buscarse la vida, trabajar, hacer fortuna...) y antes era envidiado por sus amigos recién casados (no cuesta mucho imaginarse a esos amigos como al Kevin Bacon recién casado de La loca aventura...) por su soltería, por su enorme libertad... y con el tiempo esa admiración se fue convirtiendo en verguenza ajena. El dolor de Buck al darse cuenta, al ser totalmente consciente de que ha dejado pasar algunos de los que pudieron ser los mejores años de su vida (por pereza, por comodidad, por verguenza, por miedo a fracasar...) es aterrador. Por si sola, justifica la existencia de la película. Y la escena de Buck invitando al novio hortera y noventera de su sobrina a tomar helado, y sacando luego su hacha del maletero (podríamos hablar de enterrar el hacha, ¿no? ¿Sabes lo que es un hacha? Tengo una en el coche, si la quieres ver. ¡Acércate, venga, te la voy a enseñar) :mparto:mparto:mparto es uno de los mejores momentos cómicos de la película.
 
Hey, Sólos con nuestro tío sí que la he visto :D Recuerdo que había visto antes Sólo en casa y pensaba que era una burda copia para sacar pasta hasta que flipé al ver al Culkin más pequeño y a John Candy que me caía de puta madre.

Por cierto, a ver si me podéis ayudar a adivinar el título de una película de Candy. Él está esquiando con una buenorra y aparece el típico monitor guaperas que dice ser su hermano(aunque creo que es el novio o algo así), la cuestión es que son caníbales y se lo quieren zampar. Mis recuerdos están borrosos pero recuerdo que Candy se cae a un agujero de agua en medio de la nieve y el tipo se lo imagina en una olla cocinandolo. A ver esa memoria ochentera(o quizá es noventera :garrulo)
 
Grandes textos, Atre... La pequeña pícara no la he visto, pero me pongo a ello desde ya.

Solos con nuestro tío puede no ser perfecta, pero tiene una escena que es Hughes 100%, protagonizada como no podía ser de otra forma por Candy, en la que el bueno de Buck está tirado en el sofá, junto a la chimenea, tomándose un copazo en compañía del perro, y reflexionando en voz alta sobre cómo ha ido retrasando las cosas que debía hacer (formar una familia, tratar de buscarse la vida, trabajar, hacer fortuna...) y antes era envidiado por sus amigos recién casados (no cuesta mucho imaginarse a esos amigos como al Kevin Bacon recién casado de La loca aventura...) por su soltería, por su enorme libertad... y con el tiempo esa admiración se fue convirtiendo en verguenza ajena. El dolor de Buck al darse cuenta, al ser totalmente consciente de que ha dejado pasar algunos de los que pudieron ser los mejores años de su vida (por pereza, por comodidad, por verguenza, por miedo a fracasar...) es aterrador. Por si sola, justifica la existencia de la película. Y la escena de Buck invitando al novio hortera y noventera de su sobrina a tomar helado, y sacando luego su hacha del maletero (podríamos hablar de enterrar el hacha, ¿no? ¿Sabes lo que es un hacha? Tengo una en el coche, si la quieres ver. ¡Acércate, venga, te la voy a enseñar) :mparto:mparto:mparto es uno de los mejores momentos cómicos de la película.

- ¡La de veces que habré utilizado el rapapolvo que la novia de Buck, Chanice, le echa a própósito de las carreras de caballos amañadas para definir una situación financiera turbia!: "Sí... lo sé... no hace falta que me expliques más... está todo amañado... nada puede fallar".

El discurso del sofá es enorme. Un momento de oro para John Candy como actor. Refleja esa filosofía de vida del miedo al compromiso. Cuando crees que es demasiado tarde para cambiar. Anhelas hacerlo pero no quieres renunciar a la libertad, como le sucedía al principio a James Stewart en "¡Qué bello es vivir!".

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- "La gente solía decirme: "Buck, eres un tipo cojonudo con suerte. Lo tienes todo, Buck. Lo tienes todo". Y así era. Me decían: "Buck, mírate. No tienes hijos ni esposa. No tienes una mesa. No tienes oficina. No tienes que preocuparte por un jefe". Tenían razón. Lo tenía todo. Sólo que ahora, Perce... ya nadie me dice eso. Ay, rayos... pero... todo será mejor mañana. Siempre es así."

Todas las puyas contra Chinche, sobre todo el del hacha que comentas y más adelante momento de venganza final contra él, cuando éste se empieza a disculpar, me recuerda al miticazo de Bill Paxton en "Mentiras arriesgadas" ("¡No soy nada! Soy un mierda!) :hail:palmas:hail

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- "¿Tú no eres ningún mosquito verdad? Un momento... mosquito... chinche... Hay una cierta relación... Yo creo que sí ¿Sabes a lo que me refiero?" :diablillo
 
jejeje, curioso que Pequeña pícara sea de las menos vistas de él, en cambio recuerdo que en la era videoclubera casi siempre esta alquilada (lógicamente los findes, por ser cine familiar y lo típico: pelis de acción para padre, románticas para madre y "de críos" para los peques). Yo diría que la alquilé un par de veces, me gustaba bastante (Belushi me gustaba mucho y la cría, ya digo, era monísima y la típica cría resabiada que molaba).

Solos con nuestro tío yo también pensé que era después de Solo en casa y lo que es no saber las cosas... yo también pensé que era a rebufo del exitazo cuando el director estaba detrás de todo el tinglado. Grande, Hughes.

Candy, como ya hemos comentado, sabía transmitir esa pose de hombre triste, solitario pero tierno y bondadoso. Un perdedor adorable. Compaginaba muy bien las dos vertientes. La escena que dice Henry, todo solitario y exponiendo como ha dejado pasar el tren de la vida para luego, escenas antes, jugar con la comedia bufa destrozando el plato de la vajilla de su cuñada.

Claro está, la escena del taladro es lo que más queda en la memoria (aunque yo siempre la recordaré por el panoli que se le queda clavado en la boca el palillo y que de chaval intentaba darle la vuelta también con el miedo de que a mi también se me quedara clavado, jejeje).
 
A España llegó un par de años después de "Solo en casa", de ahí que aprovecharan el tirón de esta para cambiarle el título, promocionarla como un falso exploit de la de Columbus, echasen morro de la presencia de Culkin poniendo una foto suya sobre el cartel original y eliminando del mismo a los adultos. Hasta cambiaron el slogan yanqui.

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Última edición:
¿Ves? ya me extrañaba a mi que se me pasara esta habiendo visto antes Solo en casa. Claro está, yo es que soy fanatiquísimo de Solo en casa. Para mi es una obra maestra porque conjuga muy bien el propósito y supo traer de nuevo y darle gloria al slapstick (que ya hacía falta). Entiendo que Culkin no gustase por su chirriante carácter (aunque a mi me encanta) pero hay una escena, una sola, que para mi lo es todo y la coloca en uno de mis momentos favoritos de la historia del cine:

Culkin en la iglesia, sentado y se le acerca el temido barrendero. En ese momento no hay escapatoria. Pero en tan sólo un momento te das cuenta que es un hombre solitario, triste, sin familia. Aparte de contar con el doblador que para mi representa la nostalgia pura y dura (Teófilo Martínez, esa voz es tan de anciano afable, de narrador de cuentos, sin ir más lejos es la voz del narrador de David el Gnomo y Willy Fog o la voz de Watson de la serie animada de Sherlock). Esa escena en la iglesia me hace llorar. Y cuando logro dejar de llorar vuelve a la carga Hughes (y Columbus, of course) cuando el abuelo se reencuentra con su nieta en un abrazo mientras nieva.

Me puede demasiado Solo en casa. Muchísimo.
 
¿Ves? ya me extrañaba a mi que se me pasara esta habiendo visto antes Solo en casa. Claro está, yo es que soy fanatiquísimo de Solo en casa. Para mi es una obra maestra porque conjuga muy bien el propósito y supo traer de nuevo y darle gloria al slapstick (que ya hacía falta). Entiendo que Culkin no gustase por su chirriante carácter (aunque a mi me encanta) pero hay una escena, una sola, que para mi lo es todo y la coloca en uno de mis momentos favoritos de la historia del cine:

Culkin en la iglesia, sentado y se le acerca el temido barrendero. En ese momento no hay escapatoria. Pero en tan sólo un momento te das cuenta que es un hombre solitario, triste, sin familia. Aparte de contar con el doblador que para mi representa la nostalgia pura y dura (Teófilo Martínez, esa voz es tan de anciano afable, de narrador de cuentos, sin ir más lejos es la voz del narrador de David el Gnomo y Willy Fog o la voz de Watson de la serie animada de Sherlock). Esa escena en la iglesia me hace llorar. Y cuando logro dejar de llorar vuelve a la carga Hughes (y Columbus, of course) cuando el abuelo se reencuentra con su nieta en un abrazo mientras nieva.

Me puede demasiado Solo en casa. Muchísimo.

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- "Este chico sabe el terreno que pisa... ¡Palabra de poli!" :palmas:hail:palmas
 
Además, no puedo imaginarme esa peli sin esos dos ladrones patéticos, más bien esbirros. "Los bandidos mojados".

Además, es tan brutal toda la concatenación de golpes, trompazos, caídas, choques y demás que es sencillamente desternillante. Aunque tengo que decir que en la segunda parte hay dos momentos que para mi superan casi todo lo demás por hacerme reir sin parar (el lanzamiento de tochos y la electrocutación de Marv con ese grito característico y aparecer luego con los pelos de punta y espasmos).

Y como olvidar uno de los mejores temas de la historia de las bandas sonoras:

 
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José Viruete - 27 de febrero de 2015



Me da rabia que se defina a los Oscars como “la gran fiesta del cine”. Esa la monto yo por mi cumpleaños en mi maratón casera viendo lo peor que llega hasta mis manos. Pero reconozco que, al menos, me siento representado por algunos de los invitados a “la ceremonia”. Si veo por ahí pululando a gente como George Clooney o Laura Dern, siempre me acuerdo de sus papelones en la genial Grizzly 2. También andaba por ahí Charlie Sheen, pero claro, a este dudo ya que le sigan invitando. Él está haciendo cosas bastante más importantes que acudir a tan absurda gala, como follar con actrices porno o drogarse hasta perder el sentido.

A pesar de tanta futura estrella, Grizzly 2 no tiene ningún tipo de culto detrás. Obviamente, tampoco tuvo ningún éxito. Es más: no tuvo ni un estreno. En realidad… Casi no es ni una película, puesto que en realidad no fue terminada, y nunca se estrenó. El dinero se acabó antes de terminar el rodaje y se tuvieron que ir todos a casa. “Mamá, que al final la peli nada”. Hoy en día harían un crowdfunding de esos.



La Grizzly original data de 1976 y narraba los ataques de un gigantesco oso gris asesino. El film proporcionó los suficientes ingresos como para que David Sheldon, su guionista, pensara en financiar una secuela en 1983. Pero la idea no parecía interesar a los productores. Finalmente, un tipo relativamente turbio llamado Joseph Proctor se ofreció para financiarlo, con el propio Sheldon como director.

Está claro que no hay muchas posibles variaciones en la fórmula de un oso asesino: tiene que pasar en el bosque, y relativamente alejada de la civilización. No deja de ser un oso gris. Así que la idea para modernizar la secuela y variar fue… ¡que atacara a un concierto de rock! ¡Vetusta Morla atacados en Benicàssim!

La idea tenía su gracia. El animal podía seguir atacando campistas y cazadores, y si se cansaba, matar a los roadies del concierto o a los fans que ya andaban por ahí acampando. De hecho, con esto ya os he contado todo el argumento. Unos montan un concierto en el bosque y, mientras, un oso gigante se dedica a matar turistas y músicos y un cazador le persigue. Si el primero era definido como “un Tiburón con oso”, esta secuela, más próxima a un slasher ya sería “un Viernes 13 con plantígrado”.

Los más inteligentes habrán supuesto ya que, precisamente, ese fue el papel de Clooney, Dern y Sheen: el de jóvenes campistas que son asesinados por el gigantesco animal. Su presencia en escena apenas cuenta durante 5 minutos, a pesar de lo cual pasaron varias semanas en Budapest, pasándolo como cosacos. No lo dicen, pero yo creo que Clooney se folló a la Dern. Y Sheen también.


Para Clooney no es más que otro título cutre más de su primera etapa. Pero en el caso de Sheen, era una de sus primeras apariciones. Cuenta Rob Lowe en su biografía que a Sheen le tiraba bastante más el baseball, pero su carrera no fue a buen puerto, por lo cual decidió continuar el negocio familiar y pasarse a la actuación.

Precisamente fue su padre, Martin Sheen, quien dio el visto bueno al papel de su hijo. El Grizzly original hizo una buena taquilla (35 millones en 1976), y le pareció una buena experiencia para su hijo. El otro papel que tenía sobre la mesa era una talKarate Kid, que tenía bastante mala pinta, según él. Viendo la carrera de Ralph Macchio quizá hasta le hizo un favor.



¡Ah! Por ahí también andaba John “Gimli”Rhys-Davies, la maravillosa Deborah Foreman y la enfermera mala de Alguien voló sobre el nido del cuco, Louise Fletcher.Todos bastante agradecidos de que este bodrio no llegara a ver luz.

Pero la historia de Grizzly 2 tiene mucho más que ofrecer que la mera presencia de este trío de novatos. Muchísimo más. Por problemas con permisos y leyes medioambientales se optó por rodar en Hungría, en un enorme bosque cerca de Budapest, con técnicos locales que cobraban tres pesetas y ningún burócrata insistiendo en la seguridad de los animales o la preservación del medio ambiente. Eso sí, se olvidaron de decirle a Sheldon, el director, que tenía que coger un avión, con lo cual la película la rodó de extranjis un entusiasta cineasta húngaro, Ansre Szots, con un total de 0 títulos en su haber. Y la única que hizo, ésta, no llegó a estrenarse…


Un promotor local creó de la nada un festival de música que serviría de marco para el rodaje, y por el que pasaron hasta 50.000 alucinados espectadores a lo largo de tres días. Quizá por eso, durante el visionado de la película, nos tenemos que tragar no sólo varias actuaciones de los ridículos grupos que ahí se daban cita, sino que para rellenar, tenemos que ver HASTA LOS PUTOS ENSAYOS. Los ensayos son para que se los traguen los colegas y las novias, no para tener que soportarlos en unapeli.

Y qué grupos que consiguieron para el filme, señores, qué grupos. ¡Las maravillosasToto Coello, unos despistados Nazareth… y muchos más! Vamos, que son los únicos que conozco, porque The Predator o Set The Name no incendiaron las listas, precisamente. Eso no es óbice para que tengamos que aguantarlos deambulando por el escenario. Salvo la marciana actuación de The Predator, el resto no hay quién lo aguante.


Aquello era un sindiós y, al tener improvisar tanto, tuvieron que realizarse varias reescrituras in situ. Lógicamente, se encargó esta labor al responsable del cátering. Entre sándwich y sándwich, se encargó de crear nuevas escenas y reescribir diálogos para que todo tuviera más sentido. Los folios solían tener manchas de mayonesa.

El agónico rodaje fue rematado cuando Proctor desapareció con el resto del dinero, más de dos millones de dólares. Aunque el filme estaba casi terminado, se suspendió el rodaje. Grizzly 2 fue pronto olvidada, hasta que a mediados de los 2000 apareció en internet el montaje de la película. La cinta está incompleta, con algunas de las escenas claves ausentes: faltan, precisamente, todos los planos con el oso asesino. Por lo visto la calidad del muñeco que iban a usar dejaba mucho que desear, e iban a ser refilmadas más tarde, como insertos. Chapuza total.

Ver el very rough cut de Grizzly 2 tiene su encanto. A mí me hace mucha gracia cómo se habla del oso constantemente, y cómo apenas le vemos, sus escenas aún pendientes de ser rodadas. De ser una bestia animal pasa a ser una presencia diabólica. Una experiencia interesante. Interesante, pero aburrida, no os engañéis, que esto ni siquiera es largometraje, sino una mera curiosidad para fans de los 80 y la exploitation.

Los derechos están en poder de la productora Suzanne C. Nagy, la cual se dedica a rastrear internet buscando a quién denunciar por criticar su obra, como le ocurrió alCinema Snob. Esperemos que tenga más piedad con nosotros. También busca a quién vender la película incompleta, quizá con la esperanza de que ese comprador también acoquine algo de dinero para completar el filme. En su página web afirma que “ha trabajado con George Clooney, Louis Fletcher, Charlie Sheen, Laura Dern y Deborah Raffin”. Mentir, no miente, aunque ninguno de ellos le vaya a invitar jamás a la “gran fiesta del cine”.

 
Genial el especial John Hughes, tenía pensado aprovechar la ocasión para redactar un artículo sobre el maestro, pero me temo que me llevaría demasiado tiempo (si tengo tendencia a enrollarme con cualquier chorrada, con un tema que me apasiona puedo tirarme horas escribiendo) y creo que actualmente debería centrar mis esfuerzos en otras cosas más importantes :p
 
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