Re: El Megapost de los Ochenta (Parte 5: Zombies Inside)
Y es que, ¿quién sabe cuántas ediciones primigenias hoy tremendamente cotizadas se ocultan en antiguos y gigantescos almacenes perdidos de la mano de dios, acumulando polvo década tras década y sepultadas bajo toneladas de subproductos inservibles, aguardando ser descubiertas algún día?...
Re: El Megapost de los Ochenta (Parte 5: Zombies Inside)
VI: El Diablo, posesiones de toda índole, brujos, brujería: No me pondré al nivel de Cristóbal Colón cuando descubrió América, si digo que el cine “satánico/satanista” contemporáneo se inició en 1973 con El exorcista (aunque por supuesto, la suma iniciadora fue la obra maestra de Polanski al menos en cuanto a demonios y satanistas en la época moderna). Eran otros tiempos, tiempos sin Internet y sin revistas especializadas, o si las había, solían despreciar el cine fantástico, hasta la aparición de cosas como Fangoria o Starlog. La existencia de El exorcista me fue dada de niño, sin tener ningún conocimiento más allá de la narración oral: era la película de terror más aterradora de la historia, llena de gente vomitando, y una muchacha a la que se le había metido el demonio dentro. Comentarios por parte de familiares, y la carátula del videoclub (editada por Warner Home Video) eran toda la referencia que poseía, pero era suficiente para hacerme una idea de lo que era.
Habría que crear un post sobre las películas que nos imaginamos antes de verlas. Sería un post muy anacrónico, ya que hoy disponemos de abundante información sobre la mayoría de las películas que nos llegan en salas, o en DVD. Yo me imaginaba que el Diablo se le metía a Linda Blair FÍSICAMENTE dentro de su cuerpo, y por lo que me habían dicho, el exorcismo en si se sucedía durante más de la mitad de la película, y era imposible de ver, por el terror que producía.
Finalmente, teniendo yo unos catorce, o quince años, la pude ver una noche en que la echaron en televisión. La primera mitad me decepcionó bastante, y la segunda cumplió mis expectativas, aunque lo que me había imaginado en mi cabeza era mucho más terrible y gore.
La película (vuelvo a quedarme sin descubrir América) trata sobre una niña (una impresionante Linda Blair) hija de una actriz famosa y divorciada, que empieza a tener extraños síntomas, que poco a poco la van cambiando por dentro y por fuera. Da miedo, de verdad, que un día podamos enfermar, que nuestros seres queridos nos lleven al hospital… y que allí no tengan ni idea de lo que nos pasa, o de cómo ayudarnos, y sigamos sufriendo y enfermando. Friedkin, muy inteligentemente, jugó mucho con esa idea en la primera parte de la película, en los hospitales, donde le realizan a la chica pruebas dolorosas que casi parecen torturas, todo para nada, pues ningún especialista es capaz de diagnosticar a Reagan, y solo son capaces de soltar verborrea para ocultar su ignorancia absoluta.
En la segunda parte de la película, el padre Karras y el padre Merryn se enfrentan al Diablo en persona, y que duda cabe, un espectador con capacidad para dejarse sorprender frente a una pantalla se puede llevar una buena colección de saltos en el sofá con el exorcismo, las conversaciones entre ese engendro deforme que una vez fue una niña, y el padre Karras. Realmente se puede sentir al Diablo en la película, declaró Friedkin, y yo le creo y le secundo.
Dick Smith y Rick Baker se ocupan de unos efectos especiales de maquillaje que asustaron a medio planeta y dejaron sin dormir a muchos. A partir de aquí, llegó la hora feliz, la era dorada para los efectos especiales, y en los ochenta, gente como Smith, Baker, Tom Savini, Rob Bottin, o algo más tarde, Kurtzman Nicotero y Berger, se convirtieron en las estrellas de las películas, casi por encima de sus protagonistas. Gente del gremio que de repente se convertía en centro de atención, con entrevistas para Fangoria y otras revistas, convenciones, reuniones con otras vacas sagradas del fantástico de la época, firmas de autógrafos, algunos incluso escribieron libros, y abrieron sus talleres a sus fans. Ignoro si, en estos tiempos donde el cine es menos arriesgado y parece que vivimos una nueva era de puritanismo políticamente correcta, y el público se ha vuelto más pragmático, las nuevas generaciones serán capaces de entenderlo. Esa gente hacía las ilusiones, y al principio, nos las creíamos, maravillados, pero ahora el cine ya no nos engaña, y el trabajo con ordenadores, si bien puede recrear la perfección más absoluta, no puede recrear la magia de aquellos artesanos.
Pero no me quiero ir por otros derroteros, tan pronto. Aún queda mucho de qué hablar. El exorcista se vio rodeada de una campaña publicitaria que la infló mucho, sobre todo por sus extraños sucesos. Tampoco los voy a tocar aquí, ya que en su día, Magnolia abrió un excelente post sobre las “maldiciones” de esta y otras películas. No tardaron en llegar imitaciones, desde la patria Exorcismo, con Paul Naschy (que según he leído, llegó a estrenarse en España antes que la de Friedkin) y parece que es un plagio casi punto por punto, de la original, y tengo entendido que hubo un remontaje de El diablo se lleva a los muertos, de Mario Bava, retitulado como La casa del exorcismo, y que también procuraba aprovecharse del éxito, a películas americanas o canadienses que, si bien no trataban exactamente sobre posesiones demoníacas, si aprovechaban toda la imaginería de la película de Friedkin, como Kathy’s Curse, estrenada en España como La venganza de Cathy, con una niña en la carátula que luce un maquillaje muy similar al de Linda Blair. Como esas, muchas (docenas, seguramente, algunas justamente olvidadas por el mundo, otras, pequeños y chapuceros objetos de culto) y sin obviar las dos secuelas de la original, El exorcista 2: El Hereje, y El exorcista III. El exorcista II, igualmente editada por Warner Home vídeo, la pude ver en televisión una noche de verano, pero al empezar, me aburría, así que solo la “usé” para acojonar un poco a un primo mío que dormía conmigo, y me dormí a la media hora. Solo recuerdo una niña muda que recupera el habla al toparse con la Blair (más regordeta). La tengo en DVD y todo, y jamás me he puesto a verla, porque he oído horrores sobre ella, pero procuraré hacer un esfuerzo un día de estos. Es mucho más interesante la tercera parte, dirigida por el mismo William Blatty, el escritor de la novela original, y además el argumento no está escrito específicamente para la secuela, sino que es una adaptación de otra novela de Blatty, “Legión”. El propio Blatty dirigiría el invento.
Con un enfermo George C. Scott en el papel que en su día interpretase el memorable Lee J. Cobb, narra unos crímenes rituales que un policía identifica como los de un antiguo asesino, Géminis, al cual capturó, y de hecho, fue ejecutado… un extraño loco encerrado en un manicomio que parece dejado de la mano de Dios, volverá a meter al policía en un caso viejo y extraño, sucedido años atrás.
Se trata de una película que logra superar a la primera secuela, amén de muchas de las imitaciones, gracias a que simplemente, no busca imitar la original, ni siquiera intenta igualar sus logros, solo ofrecer una correcta historia de suspense sobrenatural, sin redundar en la primera parte (nos salvamos del vómito de puré de guisantes) y con varios momentos que consiguen arrancarnos el sobresalto (especialmente en ese lóbrego manicomio).
Editada aquí en VHS por CBS/FOX (con un trailer de Las aventuras de Ford Fairlane ) también recuerdo haberla visto en Canal + y por esas fechas, en dicho canal pasaron también películas como La novia de Re-Animator. Loable film, que no es poco.
Tres años después, nos llegó una propuesta mucho más contenida, sugerente, donde todo quedaba implícito: La profecía, de Richard Donner. Aquí ya no había un Satán que “secuestrara” un alma y un cuerpo humano para su uso personal, sino que asistimos al nacimiento y los primeros años infantiles de su hijo, el Anticristo.
Robert Thorn (un Gregory Peck en todo momento superado por las circunstancias, igual que el espectador) es un político que reside en Italia, y que una noche, acude al hospital donde da a luz su mujer (bellísima Lee Remick). Allí le dicen que el niño ha muerto, y el sacerdote que dirige el hospital le hace una siniestra propuesta: cederle a un niño recién nacido, sano y sin familia, que a efectos legales sería su hijo, sin que nadie, ni siquiera su mujer, supiera nunca la verdad.
Pasan cinco años y al menos en apariencia, todo va bien, Thorn asciende en el mundo de la política, y el niño crece sano y sin muestras de ser diferente. Pero en su quinto cumpleaños, su niñera se ahorca delante de él, para ser rápidamente sustituida por una mujer más mayor y que como niñera, seguro que está muy solicitada, porque con una sola de sus siniestras sonrisas, pondría firme a cualquier crío a su cuidado: la señora Baylock, la única villana humana del film (aunque al final parece más un animal) y que parece tener la misión de custodiar al pequeño de todo peligro.
Por otra parte, un nervioso sacerdote se le acerca a Thorn para asegurarle que adoptó al hijo del Diablo, El Anticristo, nacido no de una mujer, sino de un chacal, que con el tiempo utilizará el poder político de Thorn para, cuando sea mayor, provocar el fin del mundo… cuando el sacerdote muere en extrañas circunstancias, Thorn se une a un periodista (David Warner) para investigar que puede haber de verdad en dichas afirmaciones, mientras los accidentes en torno a la familia se siguen sucediendo…
Yo la vi de pequeño, en televisión, y la verdad, me aterrorizó. Me asustó la escena del cementerio con esos chuchos, me asustó esa “canguro” tan peculiar que era la señora Baylock, me asustaba mucho Damien, su sola presencia, y alguna escena más, como el descubrimiento del sacerdote en el monasterio con la cara horriblemente desfigurada… pero lo que más me asustó fue que yo era pequeño, y nunca había oído hablar del FIN DEL MUNDO. No sé vosotros, yo era un crío muy imaginativo y empecé a montarme películas sobre lo horrible que sería que el mundo se acabara, que dejasen de haber personas, coches, tiendas… no lo concebía, me parecía realmente terrorífico, y el final, con ese niño sonriente, me arrancó un auténtico escalofrío de miedo.
Con los años, vi las secuelas en VHS, La maldición de Damien responde a una duda que a mi me quedaba después de ver la primera parte, de si el niño Damien habría nacido con “conciencia” de lo que era, o si solo era un niño inocente con un destino terrible marcado de antemano. Aquí se nos confirma cual de las dos posibilidades es la correcta: Damien vive con sus tíos (William Holden y Lee Grant) y acude con su primo a una academia militar, siendo un chico de 13 años absolutamente normal y sin nada de siniestro. Pero cuando algunas personas del entorno familiar se empiecen a hacer preguntas, los accidentes se volverán a suceder. Si en la primera parte, un chucho sarnoso y vagabundo se encargaba de cometer los asesinatos mediante una especie de hipnosis, aquí es un cuervo, un pajarraco enorme y siniestro capaz de provocar un infarto, o de sacarte los ojos a picotazos, no tiene preferencias en cuanto a muertes explícitas o solo sugeridas.
Poco a poco se nos muestra como los aliados humanos de Satanás le van allanando el camino al joven Damien para su posterior ascensión: un socio de su tío (Holden interpreta a un todopoderoso empresario) que comienza a mover los intereses de la compañía hacia la industrialización y explotación del mar, y a convertir el hambre en el Tercer Mundo en un negocio más, hasta el jefe de la academia militar donde acuden Damien y su primo (Lance Henriksen) que será el encargado de revelarle al muchacho su verdadera identidad, para que asuma su sitio en el mundo.
Siempre me ha gustado mucho esta segunda parte, por ser muy iniciática. El personaje de Damien empieza siendo un chaval de clase alta como cualquiera de los que pueblan esa selecta academia militar, educado, dedicado a sus juegos juveniles… y acaba convertido en un ser frío y calculador, perfectamente conocedor de su destino y con poderes siniestros. Es casi una historia arquetípica de cómo un superhéroe juvenil va descubriendo sus poderes, solo que aquí, en lugar de un superhéroe, es el Anticristo el que poco a poco descubre el futuro que le espera.
Holden (a quien le había sido ofrecido el papel de Peck en la primera película, y lo había rechazado) y Grant forman una pareja que nada tiene que envidiar a la de Peck y Remick, en una película tan correcta y fácil de seguir como en el fondo, carente de iniciativa. Al menos se deja ver y está bien realizada, no sucede igual con la tercera parte, El final de Damien, que no parece sino un telefilm lujoso.
El Anticristo tiene 32 años (a punto de cumplir la edad de Jesucristo cuando supuestamente fue crucificado) y dirige su todopoderosa compañía, industrias Thorn, que como ya vimos en la anterior secuela, consigue todo su poder al convertir el hambre en el mundo en un negocio. Además, Damien ya empieza a moverse discreta pero fulgurantemente hacia el mundo de la política, como amigo personal del Presidente que es.
La historia, por un lado, revela que unos monjes italianos han encontrado las siete dagas, lo único en la Tierra capaz de acabar con la vida del Anticristo, y se disponen a utilizarlas contra él, y por otro lado, conocemos a Damien gracias al punto de vista de una periodista inglesa que le conoce en una fiesta, e inicia un improbable romance con él.
Pese a tener cosas interesantes (el nacimiento del nuevo Mesías, los asesinatos de niños nacidos la misma noche, o la visión de esa masa humana compuesta por fanáticos del Anticristo) la película hace aguas por todas partes, y tiene un final que se carga los pocos logros que alcanza la película. Sam Neill, jovencillo, se convierte en un Anticristo frío y calculador, cuando quizá deberían haberle presentado como mucho más carismático y encantador; pese a eso, las conversaciones de Neill con su “padre” junto a un crucifijo están plagadas de diálogos que se notan mínimamente trabajados. Por cierto que aquí volvemos a tener un chucho vagabundo como ejecutor de las muertes de quienes se interponen en la ascensión de Damien.
Como curiosidad, esta película, además de ser editada por CBS FOX, tuvo una edición pirata rulando por algún videoclub: recuerdo que era la carátula original insertada en el resto, que era de color rosa, sin fotos detrás. No recuerdo el nombre de la falsa distribuidora, pero eran siempre nombres que dejaban ver claramente que aquello no era serio, ni legal.
La cuarta parte, La profecía IV: El renacer, es una supina tontería directa a vídeo (aunque creo que se llegó a estrenar en cines en varios países… ¿en el nuestro?). Yo la vi directamente en vídeo y se trata ya de un telefilm que más parece la típica historia satanista que plagia de aquí y de allá (de la misma Profecía, del exorcista…) que de una secuela coherente y canónica de la saga.
Una pareja adopta a una niña, que pronto da muestras de rara, rara, rara, con muertes de todos aquellos que la molestan. La madre comienza a mosquearse y no tardará en averiguar que la niña es hija de un tal Damien Thorn… en esencia es casi un remake, como si en la película original fuese Lee Remick la que se percatara de los sucesos macabros, en vez de Peck, pero obviamente, sin nombres como Donner, Peck, Thougton, Stuart Bird o Jerry Goldsmith. Telefilm malo estrenado en cines, sin más relevancia, que terminó de matar la saga hasta el remake. Mencionar que La séptima profecía, un discreto film de catástrofes que preceden el Apocalipsis, con Demi Moore, nada tiene que ver, oficial o extraoficialmente, con la saga original.
Reseñar que lamento MUCHO no poder ofreceros las estupendas carátulas originales de la trilogía. Porque en su día las compré todas a mil pelas cada una (antes del DVD) y cuando salió el DVD, al principio, me acogí a la nada sana práctica de regalar VHS cuando me compraba las películas en DVD. Pues bien, el primer pack que compré fue el de la Profecía, y regalé los tres VHS a un primo mío. Años después, ya convertido en un febril VHS-Coleccionista, traté de recuperarlas, pero como era obvio, ya se habían desecho de ellas. Es de lamentar que me diese aquella vena, pues perdí no solo la trilogía original (que las carátulas estaban realmente curradas) sino entre otras, la primera edición en VHS de “Tiburón” de Spielberg, que hoy se cotiza alto en Internet. Imbécil de mi… pero cuento con, algún día, poder encontrarlas en alguna estantería cutre, para que vuelvan a mi.
En cuanto a posesiones, menciono (muy vagamente, no hay espacio ni tiempo para todo) una pequeña variante: la de la reencarnación. Es decir, un alma de un fallecido que “posee” el cuerpo de alguien, que normalmente nace al mismo tiempo que la otra persona muere. Sin duda la más conocida de esas películas es Las dos vidas de Audrey Rose, de Robert Wise. En aquella película, Anthony Hopkins era un hombre que perseguía a un fantasma, literalmente, el alma de su hija muerta en accidente de coche, que por testimonio de varios videntes, sabe que ha vuelto a nacer. Cuando la encuentra, la angustia y la confusión de los padres es más que normal, enturbiada además porque la cría tenga frecuentes pesadillas con el fuego… la interpretación de Hopkins, padre “antiguo” y los dos padres “nuevos” son soberbias, el primero es un hombre que hace mucho tiempo que traspasó la barrera del mundo real y pragmático, convirtiéndose en un creyente, desesperado en su búsqueda, los otros dos precisamente pertenecen a ese mundo pragmático, alejado de supersticiones. Hasta que aparece Hopkins. Se refleja muy bien esa angustia en todos los personajes, salvo en el psiquiatra. Una película que realmente te llega a hacer sentir, interesarte por la historia a un nivel, hoy muy perdido en el cine. La editó Warner Home Video, en una carátula muy diferente a la carátula del DVD y de la segunda edición en VHS (editada por MGM).
Muy pillado por los pelos, Henry, me dirán algunos, pero no me quiero dejar esa pequeña joya de posesión sexual que es El ente, de Sidney J. Furie. Director de Superman IV: En busca de la paz, dato más que suficiente para alejar a muchos de la filmografía de este hombre. Craso error, pues El ente es una de las películas más extrañas, sugerentes y angustiosas de los ochenta. Además, supuestamente basada en hechos reales, toma ya.
Barbara Hershey le da su maravilloso arte ante las cámaras al personaje de Carla Moran, madre de varios hijos, sin nada que la distinga de miles de mujeres, hasta que una noche, sufre una brutal violación, por parte de… nadie. Un extraño ente invisible la viola con brutalidad, de forma imprevista, al principio cuando está sola, luego, sin importarle si hay testigos. La mujer acude al departamento de psiquiatría de un hospital, donde son incapaces de resolver su problema, y le aconsejan que visite el departamento de parapsicología, donde la asistirán en este problema. Algo misterioso y atroz persigue a Carla Moran. Ella no sabe que el ente quiere su alma, quiere su cuerpo. Cuando el ente desea algo, lo consigue. Nadie puede escapársele. Carla no tiene donde esconderse ni a donde huir. Esta era la publicidad del film, y ciertamente consigue describir bastante bien esa angustia que sufre la protagonista, y el terror de acudir a unos médicos para resolver un problema que en principio, parezca un simple trauma sexual, y que ya en el hospital, la ciencia sea incapaz de ayudarte y tengas que recurrir a otros métodos… las imágenes finales (supuestamente “diseñadas” a partir de fotografías reales del suceso) lo dejan todo bastante abierto, sin un final claro, ni mucho menos satisfactorio. Por aquí la editÓ CBS/FOX, y por cierto, allá en los noventa, cuando apareció el DVD, MGM reeditó en vídeo muchos títulos ochenteros que llevaban tiempo descatalogados, como Audrey Rose, Hidden: Oculto, Muñeco Diabólico y esta misma, El ente.
Siguiendo ahora con apariciones del demonio en persona, sin posesión de por medio, empiezo con la curiosísima La centinela, de Michael Winner. Con un reparto lleno de caras conocidas, desde Chris Sarandon, Ava Gardner, Martin Balsam, Burguess Meredith, John Carradine, Christopher Walken, Jeff Goldblumm… Cristina Raines es una joven modelo que decide irse a vivir por su cuenta para aclarar sus ideas sobre si debe casarse con su novio (Sarandon) o no.
Una vez instalada en un viejo y enorme inmueble, donde, en una ventana, día y noche, un siniestro sacerdote ciego (Carradine) parece estar permanentemente vigilando algo, conoce a sus otros vecinos, encabezados por el excéntrico Charles Chazen (Meredith) que sin duda, es el Diablo, y otro grupo de amigos si bien, en principio poco amenazadores, son realmente siniestros. La modelo comienza a sufrir extraños mareos y desmayos cuando se aleja del caserón, además de tener sueños con su pasado, cuando en su adolescencia, intentó suicidarse debido a los malos tratos de su padre; y al hablar con la inmobiliaria que le consiguió la casa, le dicen que su único vecino es el sacerdote, y los demás aparentemente no existen, mientras su novio, preocupado por ella, descubre que el enorme edificio pertenece a la Iglesia, y comienza a investigar…
Un aire malsano y tenebroso inunda hasta el último fotograma, y si bien hoy en día no pasaría de ser un telefilm, en su momento fue una auténtica revolución, especialmente por su final, en el que intervienen “los ejércitos del Infierno”; aún hoy es una película de terror capaz de provocar unos cuantos sobresaltos, con un buen puñado de momentos especialmente inquietantes. El “Diablo” interpretado por Meredith es un anciano cortés y de modales exquisitos que va siempre acompañado de su gata Jezabel, y monta fiestas aparentemente inofensivas con el resto de los vecinos, no menos extraños, porque si bien todos los personajes, en principio, se comportan dentro de unos límites tolerables de excentricidad, Winner se encarga de que cada uno de ellos transmita una buena dosis de desconfianza hacia el espectador, y sin que hagan nada horrible, cuando aparecen resultan realmente inquietantes.
Cumbre del horror setentero, aquí se editó en los ochenta, cortesía de CIC Vídeo (nunca olvidaré la publicidad de la carátula, donde aparecía John Carradine ciego y la Raines sentada en la cama, “Ella es joven, es guapa… ¡y es la siguiente!”. Soy consciente de que tiene muchos detractores, pero no creo que ningún asiduo al género fantástico pueda renegar de ella.
Nunca nadie que haya visto El corazón del ángel la puede olvidar. Una película turbadora en extremo, llena de imágenes crudas y explícitas de violencia, sangre, sexo. Y todo ello contribuye, si, pero no es lo más inquietante. En general, es una película que consigue crear un ambiente, una atmósfera, que en los minutos finales se acerca mucho a una auténtica pesadilla.
Harry Angel (un Rourke que me hace llorarle por lo que nos perdimos, aquí se ve que tenía verdadero talento) es un detective de mala muerte que sobrevive a malas penas en las frías calles de Nueva York de los años cincuenta. Le llega un caso que en principio parece rutinario, encontrar a un añejo cantante, Johnny Favourite, que durante la guerra, quedó herido en la cara y en la cabeza, y se supone que ahora está irreconocible y amnésico. El cliente, Louis Cypher, es un hombre refinado y adinerado que contrata a Angel por razones que el detective no tiene muy claras, pues él es un don nadie, y cuyos jueguecitos de tericia con su bastón, o su manera escalofriante de pelar un huevo, dejan ver a las claras que no se trata de un hombre normal, ni mucho menos.
El personaje de Angel comienza su investigación a Nueva York, pero se traslada a Nueva Orleáns, una tierra pegajosa, húmeda y calurosa donde entrará en contacto con gentes dispares, desde una médium de clase alta (Charlotte Rampling, que guapa sale esta chica siempre) a una desquiciada y joven madre soltera que practica sospechosos ritos de vudú (Lisa Bonet, que arde sola más que todo Nueva Orleáns). La investigación no parece ir a ninguna parte, pero Angel sospecha que está cerca, pues todo aquel al que interroga aparece después asesinado, de forma realmente sangrienta.
Sin duda lo mejor de la película es su atmósfera, conseguida gracias a una simbología que realmente satura el film: ascensores que bajan, ventiladores que se paran y comienzan a girar en sentido contrario (auténticos presagios de la llegada del Mal) crucifijos, estrellas de cinco puntas, monjas negras vestidas de blanco, Biblias, y una banda sonora que parece susurrar constantemente el nombre del protagonista, nos van metiendo en la investigación, en ese mundo retorcido y malsano donde nadie es inocente, parece que todos hayan vendido su alma al Diablo…
Sigo en spoiler a partir de aquí para quien no la haya visto:
Harry Angel nunca podrá encontrar a Johnny Favourite, claro, porque él mismo es Johnny Favourite. Un cantante que vendió su alma al Diablo (literalmente) a cambio de alcanzar la fama en el mundo de la música, y una vez lo logró, pretendió escabullirse para no tener que ir al Infierno. Nunca queda claro que es lo que sucede… ¿el alma de Favourite descansa a salvo en el cuerpo de Angel, aunque no recuerde nada de su vida anterior? ¿Cambia su aspecto físico durante el rito? Además, según cuenta Ethan Krusemark, su hija ayudó a Johnny a buscar una víctima, pero cuando Harry aparece en el apartamento de Rampling, esta no parece reconocerle. Nunca queda claro cual es el rito de Favourite, ni como este pensaba recuperar su identidad una vez en el cuerpo de Angel… de todas formas, esa ambigüedad es de agradecer, pues prefiero el desconocimiento y la sugerencia a que me lo den todo masticadito.
El Diablo de De Niro, en fin, es mucho más contenido y suave que los que llegarían después, interpretados por Nicholson o Pacino: un tipo de apariencia tranquila, sosegado, siempre controla la situación, para él todo es un juego donde el resultado ya está ganado de antemano, y no importa que Angel no sea (estrictamente hablando) “culpable” del intento de Favourite de escapar de su pacto fáusticho, para él no hay distinción entre culpable e inocente: simplemente, no existe la inocencia. Todos están corrompidos.
Sus mencionados juegos con el bastón, o con el huevo, van acompañados de las mejores líneas de diálogo, regaladas por los guionistas, para un personaje extraordinariamente tópico que casi podía haber caído en la parodia. Su escena final con Angel/Favourite es una delicia por ambas partes: Cypher revelando a Angel su condición, sin la más mínima piedad (La carne es débil, Johnny. Solo el alma es inmortal. Y la tuya me pertenece) y ese Rourke negando lo innegable, intentando evitar lo inevitable, rehuyendo su mirada en el espejo, lloroso y débil. Y que duda cabe, la fina ironía que Rourke sabe transmitir a la perfección cuando vuelve a su hotel, y el policía le pregunta quien es el personaje de Bonet, a lo que Rourke responde tristemente “Es mi hija”. Y los ojos, esos ojos..
Un enfermizo peliculón satánico. Y de los ochenta. Editada aquí por la casa Limited, que editó también la enésima edición de Acorralado, como podéis ver más abajo. Luego, no volvió a estar disponible hasta que llegó el DVD, y recuerdo que fue uno de los primeros que salieron…
Mucho peor me parece Las brujas de Eastwick, película que nunca he logrado soportar entera. Susan Sarandon, Cher, y Michelle Pfeiffer son tres mujeres solteras o divorciadas, que están cansadas de que todos los hombres de su victoriano e hipócrita pueblo se “pasen” con ellas. Una noche convocan al hombre perfecto, desconociendo que tienen cierto poder… al día siguiente aparece un hombre nuevo en el pueblo, un tipo cuyo nombre todos olvidan (Darryl Van Horne) que será, en realidad, la respuesta a sus oraciones… y a sus pesadillas. Comedia indefinida con toques de sátira, en ningún momento pretende ser película de terror (y si Miller lo pretendía, fracasó de plano) donde Jack Nicholson ofrecer su registro más sobreactuado, quizá preparándose para interpretar al Joker. Su personaje en ningún momento parece el Diablo, nunca tenemos la sensación de la presencia del Mal, solo, como él mismo se define, “un diablillo cachondo y normal”, un monstruo guasón con capacidad de dar a las mujeres lo que estas buscan… al menos, al principio de sus relaciones.
Su comportamiento, abiertamente descarado, vulgar y ofensivo para con las tres damas a las que, a pesar de todo, seduce, es repulsivo. Su conocimiento de las insatisfechas y aburridas vidas del trío es casi lo mejor, así como las seducciones por separado, como la de Cher, donde tras almorzar, la seduce exponiéndole lo poco que le espera si vuelve a casa, lo vacío de su vida, donde ya nadie la necesita ni la quiere. Probablemente ese monólogo sea lo mejor de la película.
Y no es solo Nicholson el único en sobreactuar. La vecina reprimida e histérica interpretada por Verónica Cartwright se hace verdaderamente insoportable, aunque tengo que confesar que me eché unas risas con su aparición en la iglesia, totalmente desbocada y neurótica: “¿Pero no lo veis? ¿Sabéis lo que hay en esa casa? ¡Vicio! ¡Perversión! ¡Y desvergüenza! Drogas..., luego vendrán los crímenes, las violaciones, los incestos, los afrodisíacos, los consoladores, el coito anal! ¡Escuchadme por favor, no tengo nada en contra de un buen polvo, pero aquí hay un peligro y hay que pararlo, por favor...!”. Desternillante.
Con todo, me parece una locura digna de frenopático, muy ochentera por fuera, pero no me llena en absoluto por dentro, unos escasos buenos momentos no compensan tragarse casi dos horas de absurdidad y de un Nicholson salido de madre.
Tampoco puedo dejar de reseñar esa grata y desconocida curiosidad que es Mister Frost: una coproducción entre Francia y el Reino Unido con Jeff Goldblum, Alan Bates y Kathy Baker.
Dos jóvenes ladrones acuden a robar a una casa de campo, pero en el garaje hallan un cadáver. Pocos días después, la policía acude a la casa para investigar sobre dicho cadáver, y el inspector Detweiler (Bates) encuentra al dueño, Mister Frost, un solitario excéntrico que ocupa su tiempo en hacer pasteles y otros postres para después tirarlos a la basura. Durante la entrevista, Frost confiesa con enorme calma haber asesinado y enterrado a varias personas. Detenido, se encuentran multitud de cadáveres torturados hasta la muerte enterrados en su finca, y Frost es enviado a un sanatorio mental.
Varios años después, Frost es trasladado a un manicomio en Europa. Ha pasado ya por varios, y no solo no ha pronunciado ni una sola palabra en ese tiempo, sino que además, nadie ha logrado averiguar quien es: ni su nombre de pila, su nacionalidad, ni un solo dato de su pasado. En la práctica, es como si no existiera. En el hospital, Frost habla al fin, con la doctora Day (Baker) a la que elige para una peculiar confrontación: Frost le explica que en realidad, es el Diablo en persona, y que ha acudido allí porque el mundo no cree en él, pero lo harán si consigue convencer a la ciencia (a la doctora Day) de que es el Diablo, y así la gente volverá a creer. En resumen, se libra una batalla entre ciencia y fe, con interesantes y alargadas conversaciones entre Goldblum y su psiquiatra, mientras se suceden distintos sucesos extraños en el entorno de la doctora, y Frost se dedica a hacer milagritos…
Se trata de una película muy alejada de otras muestras americanas del subgénero: tranquila, pausada, de música melancólica, sin apenas acción, todo girando en torno a tres personajes: un posible esquizofrénico paranoico que también (podría ser) el Diablo en persona; una psiquiatra moderna, de ideas progresistas, cuya vida está anclada en la ciencia, y un policía retirado y atormentado, obsesionado por los crímenes de Frost, el cual, está convencido, es el mismísimo Diablo.
El diablo interpretado por Goldblum es un hombre que ha cometido actos de enorme violencia (tortura de niños incluída) pero nosotros nunca lo vemos cometer ni un solo acto de violencia en el filme. En cambio, son interesantísimos sus monólogos sobre el porqué ha decidido “subir a la Tierra”, porque el hombre ha perdido su capacidad para el Mal, para la fe. Como dice, ya nadie cree en el Diablo, ya nadie le vende su alma como antaño. Es como un viejo actor alejado de los escenarios, que vuelve a ellos una y otra vez, pero nadie le hace caso.
En su día la editó una casa bastante cutre, no recuerdo cual (raro en mi, lo sé). Después fue reeditada, si no recuerdo mal, por Tri Pictures, en una colección de cine de terror que se vio en tiendas y videoclubs, y que incluía alguna Hammer (Las manos del destripador) y algún fantástico español menor. Hasta el momento, queda inédita en DVD en nuestro país.
Tampoco estaría yo muy lúcido si me dejo una película de uno de mis directores favoritos: El príncipe de las tinieblas, de John Carpenter. Una película realmente rara donde no llegamos a ver al Diablo (para el cual, se da explicación científica) pero si asistimos a su intento para retornar a nuestro plano de existencia.
Un sacerdote sin nombre (Donald Pleaseance) descubre, tras la muerte de un compañero que hacía voto de silencio, un cofrecito con una llave. La llave abre el sótano de una iglesia abandonada donde hay un enorme frasco que contiene un sospechoso líquido verde en ebullición, y un libro antiguo que presenta fórmulas matemáticas todavía sin inventar en la época en que se escribió. Requerirá la ayuda de un reputado científico (Victor Wong) y un grupo de estudiantes y especialistas, para pasar un fin de semana en la iglesia e investigar el fenómeno.
Una vez allí, descifrar el misterioso libro no será fácil (mezcla de varios idiomas y de ecuaciones matemáticas) pero conforme lo hagan, descubrirán una terrible realidad: Dios y el Diablo presuntamente existen, si bien son fuerzas que habitan regiones paralelas. Dios envió a Jesucristo (que era un extraterrestre en forma humana) a vencer a Satán hace dos mil años, y aunque no logró matarlo, pudo expulsarlo a otra dimensión, pero ahora quiere retornar… el líquido verde convierte a quienes lo tragan en zombis al servicio de Satanás, y una de las científicas comienza a convertirse en otra cosa (en realidad, el Anticristo) mientras unos vagabundos sospechosos y amenazadores, liderados por Alice Cooper, asesinan a todo aquel que trata de escapar de la Iglesia.
Pese a que le sobran ciertos toques de humor para matar la tensión, provenientes del personaje de Dennis Dun, se trata de una película menor, pero en absoluto fallida del señor Carpenter, que consigue transmitir muy bien la tensión, en el énésimo encierro en situación desesperada de su filmografía. La alianza entre la ciencia y la fe, quizás y solo quizás, puede detener el advenimiento de Satanás, que está por llegar en la vieja y derruida iglesia.
Por si esa extraña sinopsis anterior, repleta de alucinógenos sucesos, no fuera suficiente, tenemos además un elemento más que sumar a la olla, muy interesante: esos sueños que los protagonistas van teniendo, donde una figura sombría les advierte lo que va a suceder, y que resultan ser grabaciones enviadas por los desesperados seres humanos del año 1999, que viven bajo el dominio del mismísimo Diablo.
Las muertes, siempre con el toque de violencia (sin llegar al gore) son bastante macabras, alguna con un toque de erotismo, y son curiosos todos los elementos que usa el Mal en su batalla (los vagabundos siniestros, los zombis, o los insectos que se multiplican poco a poco en torno a la iglesia) así como los jueguecitos con los espejos, que los protagonistas saben, son las mismísimas puertas por las que se accede al Infierno, y sobre todo, el final (aunque es una característica muy típica de Carpenter, sus enormes finales).
Por cierto que firmó el guión de esta película con el pesudónimo de Martin Quatermass, supuesto hermano del doctor Bernard Quatermass, y en una entrevista llegó a declarar que todas las teorías de la película eran posibles...
En cuanto a brujos y brujería, hubo algunos subproductos telefilmescos que no voy a reseñar, pero empezaré con el díptico (en los noventa, trilogía) de Warlock el Brujo.
La primera parte es una historia correcta, a ratos aséptica hasta aburrir, que se limita a cambiar el mundo futurista post apocalíptico por el pasado, cuando los hombres eran condenados y ejecutados por brujería, pero en esencia, la película es un plagio de Terminator, de Cameron. Dirigida por el muy poco inspirado Steve Miner, cuenta la historia de un brujo, Warlock, que por sus maldades al servicio de Satán, es condenado a morir ejecutado en el siglo XVII, pero logra escapar por un portal temporal. En el último momento, el inquisidor que le dio caza se percata de lo sucedido y va tras él. Llegan a los años ochenta, donde Warlock tiene que buscar las partes separadas de un Grimorio que, si es unido, revela el auténtico nombre de Satán, y si este es pronunciado aunque solo sea una vez, provocará el Apocalipsis. El inquisidor, por su parte, se une a una muchacha superficial y estúpida, en cuya casa Warlock roba una de las partes del libro, echando a la chica una maldición para que envejezca veinte años cada día. Los dos se unen para detener la maldición e impedir que Warlock se haga con el libro completo.
Sin duda hay cosas interesantes como que a los brujos les repela la sal, y que no puedan siquiera pisar suelo sagrado, además en su presencia las llamas se apagan, la leche se corta, etc, Las prácticas de Warlock para encontrar el libro son más bien explícitas: se presenta a una médium farsante y le da el nombre de alguien para que lo invoque “es como un padre para mi”. La farsante FINGE ser ese pariente, pero a los pocos segundos se convierte en una bestia, pues Warlock ha invocado a Satán: este le dice que los ojos de la médium le guiarían en su búsqueda, para lo cual tendrá que arrancárselos…
Se trata de la típica película para videoclub, mediocre y entretenida, de ver y olvidar. En su día recuerdo que la alquiló alguien de mi clase, y la cinta fue rulando por lo menos entre veinte personas, antes de volver al videoclub. Cuando finalizaba el plazo de alquiler, el que la tenía en ese momento pagaba, y se la daba al siguiente. Entonces la considerábamos una gran película, cuando no pasa de ser la típica película que pone Cuatro a las tantas de la madrugada…
Editada aquí por Filmayer, una única edición, luego, Filmayer de nuevo, la volvió a editar en DVD junto con otras películas, como las dos primeras entregas de Karate Kimura. No obstante, fue en los primeros años del DVD, y hace ya mucho que está descatalogada, y sin nueva edición a la vista. Con el VHS me apaño.
Luego llegó la secuela, titulada ingeniosamente Warlock: El Apocalipsis Final. Julian Sands, con otra estética y, me imagino, más cómodo en su papel, lo borda bastante. Aquí no es ya un brujo, o un sirviente de Satán, sino el mismísimo hijo del Maligno. Hace siglos, un grupo de druidas consiguió impedir su nacimiento: hay siete runas mágicas que juntas en poder del Mal, causarían el Apocalipsis, una de ellas, causa el nacimiento de Warlock en la actualidad, que nace adulto del vientre de una mujer, cuya piel arrancada será el mapa que le dirá donde están las otras piedras, diseminadas por el mundo. Algunas están en poder de los supervivientes de la secta druida, ya ancianos que tendrán que entrenar a sus hijos (una pareja joven) para que se enfrenten a Warlock. La cinta está dirigida por Anthony Hickox, un discreto pero efectivo director, responsable de la interesante Museo de cera. La película se centra, por un lado, en el entrenamiento de esa pareja, nueva generación de druidas, y por otra parte, en el viaje por toda América de Warlock, para encontrar las piedras. Los actuales propietarios de las mismas sufrirán en sus carnes la astucia y la malevolencia de Warlock: desde el marchante de arte que “cambiaría su piedra por la mejor obra de arte jamás hecha” y acaba convirtiéndose él mismo en una grotesca y sufriente horterada, o el oscuro (y por momentos, realmente terrorífico) episodio de la feria, donde el hortera feriante se enfrenta a Warlock… habiendo solo un resultado posible, que el feriante quede atrapado en una dimensión llena de engendros carnívoros.
A ratos mejora el original, tiene mejor ritmo y algunos momentos verdaderamente inquietantes, pero también no podemos olvidar que es una secuela de una película de por si, mediocre, y además, producida por una compañía en crisis. El resultado es estimable, pero me cuesta mucho no catalogarla como “bodrio”. Es más que un bodrio, e incluso está mejor dirigida que la anterior, y tiene mejores efectos especiales, pero que nadie espere una buena película de terror. Editada por aquí por Record Vision, en una edición única, no ha vuelto a ser editada en España en formato alguno.
Hubo una tercera parte, ya en los noventa, titulada Warlock: El fin de la inocencia, donde Sands abandonaba el barco y Bruce Payne ocupaba su lugar. Nunca la vi, así que ignoro el resultado, pero me lo imagino.
Para que veáis el grado de locura que tenía ya en mis tiempos mozos, esta película descubrí su existencia mientras veraneaba con mis padres en Torrevieja, allá en los noventa (el videoclub se llamaba Videoclub 2002 (no me preguntéis el porqué de la fecha) y allí me vendieron la película por mil y pico pesetas. Ni en vacaciones, mi VHSfilia descansaba.
La última película de brujos que quiero reseñar es Los creyentes, de John Schlesinger, con Martin Sheen, Helen Shaver, Robert Logia y Richard Masur. En esa película, Sheen interpretaba Cal Jameson, un psiquiatra que trataba policías con traumas, vive con su hijo pequeño y ha enviudado recientemente. Un día, descubre un policía que obsesionado con rituales de vudú que ha estado investigando, en los cuales se sacrifica a niños, huye del hospital donde estaba internado. Más tarde, quedan en un bar, pero de pronto el policía se pone a gritar, diciendo que tiene culebras en el estómago, y se suicida con un brutal harakiri. El jefe de policía (Logia) muestra a Cal que la autopsia ha revelado culebras vivas en el estómago del policía. Poco a poco, el psiquiatra comienza s sospechar que una serie de hombres poderosos e influyentes de la ciudad han formado un grupo secreto que obtiene poder vudú para enriquecerse y destruir a sus enemigos, aunque eso si, el precio por entrar en la secta es el sacrificio del hijo primogénito… conforme Cal se acerca a la secta, comienza a sospechar que sus miembros le conocen a él, y que además, pretenden incluirle en su grupo…
La película tiene momentos realmente acojonantes, casi siempre protagonizados por el enorme haitiano de ojos de cristal que se ocupa de llevar a cabo las maldiciones y demás ritos, y es inolvidable el momento en que se pone a bailar como loco durante una fiesta, con esos ojos tan alucinados, o su primera aparición en un aeropuerto, donde "convence" a un agente de aduanas, para no tener que abrir su maleta (que resulta estar llena de dardos, venenos y dagas ceremoniales).
También es elogiable el personaje de Jimmy Smits, el inolvidable policía atormentado y acosado, practicante de la inofensiva santería, que sabe perfectamente que está siendo maldecido por una secta tan poderosa que sus dioses particulares no pueden defenderle. Su enloquecida muerte en el bar, gritando "¡Culebras!" una y otra vez, confieso que me aterrorizó bastante en su momento.
Por lo demás, se trata de una película de suspense sobrenatural con toques inquietantes, hoy bastante olvidada, me temo, y es una pena, porque dentro de su modestia, es de lo mejorcito en los ochenta, en cuanto a cine fantástico sin demasiadas pretensiones. Editada aquí por Columbia, recuerdo haberla visto de chaval, en casa de mis abuelos, y no volver a verla hasta que hace apenas unos años, la compré en VHS. Está editada también en DVD, por si a alguien le interesa.
Y con esto, terminamos con los Diablos, posesiones de toda índole, brujos y brujería aceptable, y pasamos a la Caspa. Hay poco, pero malo. Os lo prometo.
Caspa: Si he empezado el post con El exorcista, lo lógico es empezar la sección de caspa con Reposeída, una comedia de finales de los ochenta, donde se parodia la famosa película de Friedkin... ¡antes de que lo hiciera Scary Movie! Leslie Nielsen se pone la sotana que calzase en su día el honorable Max Von Sydow, y Linda BlAIR (que sin duda, debe tener un sentido del humor a prueba de bombas) se vuelve a cubrir la piel de porquería.
Aunque cambian los nombres, quizá por hacer un distanciamiento humorístico, quizá (probablemente) por problemas de derechos, la historia es la misma: Blair es ahora Nancy Aglet, que tras sufrir un brutal exorcismo cuando era niña, ha llevado una vida normal, se ha casado y ha tenido dos hijos. Ahora, Satán vuelve a apoderarse de su cuerpo (normal, ahora es una MILF mucho más apetecible) y un párroco local, el padre Luke, es demandado para asistirla, pero Luke ha perdido la fe en su Dios, y tras investigar, acude al padre Meyiah (Nielsen) que no murió durante el primer exorcismo, solo sufrió un infarto. Ahora, débil viejo y desentrenado, Meyiah declina exorcizar a Nancy, pero cuando un matrimonio de hipócritas telepredicadores decidan "exorcizar" a Nancy y televisarlo de paso, para ganar más dinero, Meyiah tendrá que levantarse de su sila para salvar el alma de Nancy una vez más, devolver a Satán al Infierno, y ridiculizar el mayor número de escenas del film original posibles...
A ratos divertida, a ratos tan ridícula y mala que se hace más divertida todavía, se trata de un film bien flojo pero que a la vez, es una comedia voluntaria que se convierte, por su estupidez, en comedia absurda involuntaria, auténtico goce para el espectador desprejuiciado. Aunque la tengo en VHS, editada por Record Vision, no he sido capaz de encontrarla, así que en lugar de la carátula, os ofrezco estos vídeos. Si no la habéis visto, os llamarán la atención (para echar unas risas) o huiréis a toda prisa...
http://www.youtube.com/watch?v=oQlSOJL3tG0
http://www.youtube.com/watch?v=RhVgZy3EbRw
Frank LaLoggia es un director que tiene una correcta y sensible historia de suspense y fantasmas, El misterio de la dama blanca, pero también tiene en su filmografía una de las peores películas de los ochenta: Lucifer. La vi hace mucho (y no pienso repetir, y para que yo diga eso...) pero intentaré reproducir su descacharrante argumento para vosotros: Dios envía a sus ángeles a la Tierra a combatir a Satán, reencarnados en seres humanos, con tan buena fortuna que matan a Satán, aunque este se reencarna en un niño recién nacido. De adolescente, el niño es Carrie en versión masculina, vamos, que se lleva collejas para desayunar, comer y cenar. Los matoncetes de clase, tan pronto le desparraman los libros por el suelo mediante la zancadilla de rigor, o uno de ellos le mete un morreo en toda regla en medio de la ducha masculina (si, si, terror muy gayer) hasta que el nene, que recordemos, no es ya hijo de Satán, sino Satán en persona, se cabrea y comienza a masacrar, coincidiendo el momento con que cumple dieciocho años. Pero MALA. FX cutres, y matanzas increíbles, estamos ante un pestiño del quince que merece verse (es un decir, no me vayan a acusar de promover el suicidio en masa) por lo remala y cutre que es. Olvidada con toda justicia por el mundo, estoy seguro de que si fuera descubierta, se la pondría inmediatamente a la altura de R.O.T.O.R., o como mucho, solo un escalón por debajo. Abstenerse personas sensibles y de corazón débil.
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¡Señoras y señores, el nuevo Lucifer! Al menos The Rocky Horror Picture Show tenía más dignidad que esto[/align:1bm1lfcp]
Tampoco está de mas repasar uno de los títulos más bizarros que jamás he visto: Autopista al Infierno. En esta película, Kirsty Swanson interpreta a una chica virgen ( ) que se fuga con un sacamantecas con pinta de pajero. Se casan, pero se mantienen "puros" al menos hasta que puedan encontrarse una buena habitación de hotel. Una noche aparece un tipo mutante vestido de policía y en coche de policía, que rapta a la Swanson. El muchacho acude a una gasolinera regentada por un vejete que le explica que a él le pasó lo mismo décadas atrás: se casó con una chica y esta fue secuestrada antes de que la pudiera desvirgar, ya que esa carretera conduce al Infierno. El protagonista, que se llama Charlie, decide seguir a su novia al infierno y tratar de rescatarla.
El Infierno pintado por la película es de carcajada, una tras otra: se trata de un caluroso e infinito desierto donde la gente se ocupa de sus cosas, aparentemente sin ser torturados, aunque el lugar no es precisamente agradable... en una cafetería, Hitler, Atila y Cleopatra juegan al ajedrez mientras esperan a otros condenados, entre ellos Jerry Lewis. Durante décadas, Hitler jura y perjura que no es Hitler, sino un tal Bob ¿Recuerdan ustedes el dicho ese que reza que el infierno está empedrado de buenas intenciones? Pues resulta ser cierto, porque en este infierno cachondo y guasón, la gente es metida en una máquina apisonadora y convertida en piedra, y antes de caer en la máquina, exponen su motivo para estar allí: "Me follé al jefe para que mi marido ascendiera", "Eran viejos y enfermos, estaban mejor muertos", y así sucesivamente.
Allí, Charlie conoce también a Beezle (Patrick Bergin) un mecánico que aparentemente lo puede arreglar todo, que va siempre acompañado por un niño llamado Adam, y que en realidad, resultará ser una de las infinitas manifestaciones del demonio, que hace que su guardián de carretera (el policía mutante, Sargento Bedlam) secuestre chicas vírgenes, para él poder convertirlas en estrellas. Cachondeo paródico que en ningún momento se toma en serio, que toma su título de la famosa canción, más que recomendable para pasar una tarde entre risotadas, si se sabe apreciar este tipo de comedias.
Esto se acaba por hoy Me dejo sin reseñar películas más o menos conocidas (yo diría que la mayoría, olvidadas) como Reto al diablo, una producción de finales de los ochenta donde un ciudadano de hace siglos dice poder vencer al Diablo y este le fuerza a probar dicha afirmación, teniendo que probar diversas pruebas, o la nefasta Caballero del diablo, una película con el Guardián de la Cripta de dicha serie como reclamo, producida por Joe Dante y Robert Zemeckis, pero realmente mala, donde Billy Zane buscaba la copa donde se vertió la sangre de Cristo, y que se supone, proporciona inmortalidad, aunque con esta película, ya hemos entrado en los noventa, donde hay buen material, pero quisiera pasar por encima.
Como de costumbre, si he olvidado algo, cosa muy posible, ya que escribo a lo bestia cuando tengo tiempo, aunque luego corrijo en busca de faltas o fallos, siempre puedo pasar algo por alto, espero que no dudéis en recordármelo para llevar una lista lo más completa posible de películas de cada post del MegaPost, de cada subgénero, en los ochenta. En cuanto a la parte séptima del Mega Post...
Re: El Megapost de los Ochenta (Parte 6: Venda su alma aquí)
¿cómo están las de Troll? Tengo las dos primera grabadas, necesito espacio y en la guía televisiva dice que son comedía. Yo quiero trolls comiendo gente nada de peluches simpáticos
Re: El Megapost de los Ochenta (Parte 6: Venda su alma aquí)
¿Por mi culpa? Pero si seguro que disfrutas como un loco...
Heliotropo, estaba a punto de soltarte un tocho sobre "Troll" cuando me he dado cuenta de que he confundido vulgarmente la saga Troll con la saga Leprechaun. Un error comprensible, hasta cierto punto. Las de Troll no las he visto, pero informa el forero Dussander que en una de ellas, sale Michael Moriarty con una camiseta del Betis, no sé si es lo bastante bizarro para ti. Personalmente, yo las veré por cojones un día de estos
Re: El Megapost de los Ochenta (Parte 6: Venda su alma aquí)
Este mes repasé las de damien y si soy franco me gustó más la segunda que la profecía. La tercera horrorosa, el domingo creo que echan la cuarta (una especie de telefilm semioficial).
Re: El Megapost de los Ochenta (Parte 6: Venda su alma aquí)
Después de seguir durante meses los conocimientos enciclopédicos y el esfuerzo sobrehumano del forero Henry Morrison para instruirnos en el cine freaky popular de los 80, con un dominio del tema que a mí me deja anodado, me gustaría preguntarle (sin el menor asomo de acritud, por supuesto): ¿habrá en el futuro un capítulo dedicado al buen cine (poco, ya lo sé, pero que también se hizo) de la década?
Re: El Megapost de los Ochenta (Parte 6: Venda su alma aquí)
Well.
De todas maneras, habrás notado que éste hilo se decanta por las ochentadas de género fantástico y/o de terror, así que no creo que veamos desfilar por aquí títulos como "Lluvia Negra", "Toro Salvaje" o "Masacre: Ven y mira"... y cojonudo que me parece.
Re: El Megapost de los Ochenta (Parte 6: Venda su alma aquí)
Sin ir más lejos, en este último post, "El exorcista" (La profecía me gusta, pero no creo que sea ningún peliculón...). De todas formas, mi idea es primero, desglosar la ingente cantidad de cine fantástico de la década por subgéneros, después, cine de acción, y después, cine juvenil/infantil, comedias, y por último, si, tengo intención de escribir una última sección de mis películas favoritas de los ochenta que no entran en esos tres géneros, y muchas serán obras maestras... pero como bien dice Lennoniano, todo es subjetivo. ¿Que son obras maestras de los ochenta, o como mínimo buenas películas? Pues para mi, Toro salvaje, El hombre elefante, Excalibur, La puerta del cielo, El principe de la ciudad, Reencuentro de Kasdan, Amadeus, Terciopelo Azul, La noche se mueve, El rey de la comedia, Erase una vez en América... ¿son todas buenas películas? No lo sé. Para mi, si. Como mínimo, cumplen el requisito de no encasillarse en el cine fantástico, salvo quizás Excalibur, y tener, al menos para mi menguado critero, un medio/alto nivel de calidad cinéfila.
Queda mucho por andar. Por algo se llama Megapost. De todas formas, si algo he pretendido con el post, además de pasar un buen rato y recuperar mis conocimientos del cine cutre (y no tan cutre) de esa década "y sus alrededores" es que sea un post participativo. Que si en este último post, se me ha escapado algo, o alguien conoce una película que encaje con dicho tema y que sea desconocida... lo meta. Que entre todo, y que rellenemos huecos para tener una imagen lo más completa posible del cine de esa década.
Re: El Megapost de los Ochenta (Parte 6: Venda su alma aquí)
Pumpinkhead va para el post "Monstruos"... post que crece exponencialmente antes de existir, y donde además de secuelas de "Alien" y Pacto de sangre, han de caber la saga de los Muñecos asesinos de Full Moon, la trilogía Xtro, tiburones, pirañas, barracudas, abejas, hormigas asesinas... y tantos otros. probablemente me lleve meses escribirlo
Re: El Megapost de los Ochenta (Parte 6: Venda su alma aquí)
hombre, EL EXORCISTA y LA PROFECIA no es que sean muy de los 80...
anónimo dijo:
me gustaría preguntarle (sin el menor asomo de acritud, por supuesto): ¿habrá en el futuro un capítulo dedicado al buen cine (poco, ya lo sé, pero que también se hizo) de la década?
Re: El Megapost de los Ochenta (Parte 6: Venda su alma aquí)
no, pero bastaba con leer el primer post. Es un hilo desde la nostalgia adolescente ochentera. Igual se le paso ver algo de Bergman al chaval (Von Trier creo que aun no dirigia, o igual si).
Re: El Megapost de los Ochenta (Parte 6: Venda su alma aquí)
Jefe no olvides el bélico ochentero italiano, hoy vi una joyita de Antonio Margheriti (el comando) y como cantaban los celtas cortos me entró la nostalgía.
Pumpinkhead es una maravilla, para mí muy superior a la sobrevalorada los viajeros de la noche. Las de jeepers creepers la sablean sin piedad pero sin la bruja.
Re: El Megapost de los Ochenta (Parte 6: Venda su alma aquí)
F_Elliott dijo:
no, pero bastaba con leer el primer post. Es un hilo desde la nostalgia adolescente ochentera. Igual se le paso ver algo de Bergman al chaval (Von Trier creo que aun no dirigia, o igual si).
De todas formas, mi idea es primero, desglosar la ingente cantidad de cine fantástico de la década por subgéneros, después, cine de acción, y después, cine juvenil/infantil, comedias, y por último, si, tengo intención de escribir una última sección de mis películas favoritas de los ochenta que no entran en esos tres géneros, y muchas serán obras maestras...
Así que ya sé a que atenerme. Y sí, Lars von Trier ya hacía cine amateur con 11 años, no en los ochenta, sino en los sesenta. Igual que ese otro chaval que consigue con su solo nombre que a mucha gente por aquí se le haga el culo Pepsi-Cola. Aunque luego hayan seguido caminos opuestos.
Re: El Megapost de los Ochenta (Parte 6: Venda su alma aquí)
a mi tambien me gusta mucho la primera secuela de DAMIEN. Avanza todas las pelis de "a ver como muere el proximo", que llegan hasta DESTINO FINAL 4 de este año. Y esta muy bien que el chaval no sepa lo que es. Recuerdo que empieza con Bubenheimmer (como se llame el de la barba ese) a todo trapo en un jeep, musica de Goldsmith mediante. Y el final es bastante sorpresivo. Maja, maja. La de Sam Neil era casposa, con el saliendo por tv y follandoselas, y todo el climax final es TOP del ridiculo, con lucecitas, aparicion de cristo, etc...
PUMPKINHEAD, la de Winston? Eso esta bien de verdad?
En cuannto al tema del post... Ya quer hablamos de los setenta también, podías incluir La Semilla del Diablo, de Polanski, que es de los sesenta, pero sus finales. Tamben una de mis favoritas, Lisa y El diablo, esta si de los setenta, y de Mario Bava.
Añado, por supuesta, la enorme Brimstone And Tracle. Es una pelicula que adpataba la obra maestra de DEnnis Potter que la bbc produjo pero no emitió por considerrarla "Brillantemente escrita, pero moralmente abominable". Primero fue adpatada al teatro, y despues al cine, hasta que a mediados de los ochenta, la bbc creyó conveniente emitir el episodio de 90 minutos.
Dirigida con aptitud por Richard Loncraine, protagonizada por Sting y Denholm Eliot. En ella se narra la historia del diablo, que se va intriduciendo emdiante engaños en casa de la gente para armar el caos y el dolor. En este caso finge ser el amigo proveniente de america america de la hija de una pareja. Esta muchacha sufrió un accidente terrible que la ha dejado practicamente en estado vegetativo. El padre escribe frases religiosas en psotales, auqnue ya ha dejado de creer en ello, y la mujer es altamente religiosa. Entonces llega el diablo, consigue hacerse íntimo de la pareja, que ademá ssufre en su relacion oor cuestiones de alejamiento en su forma de vivir la vida y, sobre todo, la enfermedad de la hija.
El diablo, por supuesto, no tardará en hacer de las suyas. Pero será precisamente su maldad la que desperatrá a la hija de su letargo, y la que unirá a una pareja desunida y devolverá la fe al marido, muy a pesar deél mismo.
Potter juega con algunos de lsop factores má scomplejos de la religion. Qué ocurría si, al rezar a Dios para que te enviara a un ángel, te enviara al diablo. Es decir, si .lo que necesitas no es loq ue quieres, o el camino hacia la solucion esta hecho de sufrimiento, y no de una mlagro. Que pasa si la religion crea los problemas y, sin embargo, la maldad los arregla, como es el caso. Que ocurre cuando solo eres, a pesar tuyo, y siendo tú, solo un peon en el juego, tal como el diablo es un peon en el tablero de Dios. ¿No es posible que el mal sea parte de la gran estrucrura del mundo y que exista por un motivo? ¿Puede el mal servir al bien? Es una mirada critica, además, a la falsa religion, al fausto y la circusntancia, y sobre todo, una llamada de aviso al falso creyente, alq ue cree por conveniencia, al que tiene su corazón puesto más que en al apariencia y no en la divinidad, y una mirada respetuosa a la verdadera fe que hace más ahínco en el amor y la fe que el rito. Una critica a los falsos profetas, a la credulidad cobarde, a la dejacion de las acciones que uno mismo puede realizar en beneficio de ejarlo todo en manos de un supuesto Dios y a la negacion de la vida por una obsesion religiosa.
Implicado en la pieza apara la television, y explicito en la pelicula, el diablo al final solo fue el instrumento divino para salvar a una pareja y su hija. Aunque la obra televisiva, incluos la teatrla, son superiores al filme, este es tambien muy recomendable. Elliot esta soberbio, como siemprem y Sting realiza un diablo que, en el fondo, no quiere otra cosa que divertirse y burlarse de Dios, provocando tanto dolor como le sea posible, en cierto modo sabedor de que, en el fondo, ninguna de sus acciones escapa al servicio y beneficio de aquel que odia. Presenta al diablo, brillantemente, como a un resignado condenado.
No ncesita demasiada recomendacion, no obstante, ya que se trata de una obra del hombre que escribió "Pennies From Heaven", " The Singing Detective" y "Blue Remembered Hills" (las versiones originales para television; sus adaptaciones para el cine nunca llegaron a la brillantez de estas) , y esta es una de sus obras maestras.
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