Hoy me gustaría aprovechar este espacio para rendir culto a un hombre que se nos ha ido recientemente: el actor Rutger Hauer.
Probablemente la primera vez que le vi fue en un pase nocturno de Blade Runner (yo creo que ni existían Antena 3 y Tele5 en esa época) siendo yo un niño griposo en una noche fría de invierno. No puedo decir que entendiera de qué demonios iba la película, pero su belleza y su ritmo... me fascinó para siempre.
En mi infancia tuve ocasión de verle alguna vez más (en la hoy ¿y siempre? injustamente denostada Lady Halcón, donde interpretaba al capitán Navarre) o en el policiaco Halcones en la noche, donde compartía cartel con un barbudo Stallone e interpretaba a un sádico terrorista.
Hoy sin embargo, quiero hablar de
Carretera al infierno, que me llegaría algunos años más tarde, siendo adolescente, una de las películas más tensas y a la vez, fascinantes que he temido el gusto de ver (y revisionar) a lo largo de mi cinefilia.
Carretera al infierno (The Hitcher, o sea El autoestopista, pero en España somos así de chulos, ¡una vez más!) está guionizada por Eric Red, autor asímismo del guión de "Los viajeros de la noche" (donde había varios personajes que hacían o recogían a gente que hacía autostop y acababa aquello como el rosario de la aurora, me pregunto qué trauma tendría el señor Red). Y la autoría de Red se nota: como en aquella usaba a los vampiros, Carretera al infierno utiliza el elemento sobrenatural, el terror de un maníaco asesino de masas como excusa para presentarnos una estructura de western clásico ambientado en entornos urbanos modernos: no muy diferente a lo que ha hecho John Carpenter toda la vida.
Aquí tenemos, en suma, la historia que han visto innumerables veces nuestros padres y abuelos en innumerables western de sobremesa: el forastero llega a una comunidad para ser perseguido implacablemente por un forajido, mientras la ley del lugar cree que es él quien ha hecho algo malo y será perseguido por todos y creído por nadie, salvo por una mujer de la localidad. Argumento universal. Y sin embargo, la gracia está en cómo se nos cuenta esa historia, la de siempre, de forma que nos coja por los huevos y nos haga compartir el viaje de angustia y pesadilla de su protagonista.
El director es el bastante menos interesante Robert Harmon. Solo tiene un par de títulos que recuerde remotamente del videoclub (De pura raza, con un Travolta perdido en espera de que Tarantino lo reencontrara) o Sin escape, ganar o morir, para mayor gloria y lucimiento de Jean Claude Van Damme, para internarse en seguida en la televisión, de la que no ha vuelto a salir desde aquellos años (a día de hoy con la serie policiaca Blue Bloods) aunque tengo entendido que el cortometraje que lo "descubrió" China Lake, vale bastante la pena, aún no he tenido oportunidad de verlo.
A las madres habría que hacerles un poco más de caso...
Jim Halsey (C. Thomas Howell) es un
chavalín que conduce por encargo el coche de un tercero hasta San Diego, donde debe entregar el vehículo. De noche en la larga y monótona carretera mientras diluvia, está a punto de dormirse al volante y chocar contra un camión. Asustado, y para evitar dormirse, decide recoger a un autoestopista que surge de entre la lluvia y la niebla: dice llamarse John Ryder, pero nunca sabremos si ese era o no su verdadero nombre. De hecho, vamos a desconocer, de aquí en adelante, la historia y motivaciones de este personaje por completo. Solo podremos hacer cábalas con la poca (prácticamente nula) información que recogemos de lo que se ve en pantalla.
Ryder no tarda más que unos segundos en demostrar que es un lunático perturbado que va enrareciendo el ambiente del coche poco a poco, poniendo a Jim (y desde luego, al espectador) de los nervios, reconoce abiertamente que ha matado y despedazado ya a otros conductores que lo recogieron antes que Jim, al que finalmente amenaza con una navaja, advirtiéndole que le matará si el muchacho no intenta impedirlo. Aunque parece que este no va a ser capaz, finalmente consigue echarlo del coche. Parece que la pesadilla se ha terminado pero, previsiblemente, no ha hecho más que empezar...
Y es que Ryder ha encontrado precisamente lo que parece estar buscando, su única motivación o anhelo: alguien que le hiciera frente con éxito, alguien que tenga las pelotas de acabar con él, incluso. Hauer está increíble en el papel de John, un personaje que se adivina complejo, nos lo muestra alienado completamente, para a continuación mostrarle humanamente cansado, exhausto, o pletórico (no hay duda de que John disfruta con lo que hace, y de que Hauer se lo pasa de miedo en el papel) emana una especie de calma, de paz, envidiable, para a continuación estallar en carcajadas totalmente chifladas o hacer algo horrible con la misma naturalidad con la que uno se cambia de camisa.
John hace aparecer sus crímenes como culpa de Jim, incluso cuando este es detenido, John matará a todos los policías de la comisaría y lo dejará escapar para que las culpas siempre recaigan en el atormentado muchacho; la situación es irresoluble en aras de un tercero, solo les corresponde a ellos dos resolverla.
Sus compañeros de reparto hacen lo que pueden pero son eclipsados cada vez que él aparece en pantalla:, C. Thomas Howell interpreta a Jim, un chaval superado por los acontecimientos que irá aprendiendo a sobrevivir poco a poco, en el clásico proceso de superación de una
road movie, que es lo que Carretera al infierno no deja de ser.
Howell es de la hornada del brat pack, el "hatajo de mocosos" que irrumpió en el panorama del cine ochentero americano. Algunos se convirtieron en las estrellas de las siguientes décadas, otros, pasada ya su fama se refugiaron para seguir trabajando en la televisión o en los productos directos a vídeo, otros desaparecieron en combate: Anthony Michael Hall, Molly Ringwald, Tom Cruise, Ally Sheedy, Rob Lowe, Patrick Swayze, Mia Sara, Andrew McCarthy, Emilio Estévez, Matthew Broderick... Howell participó en dos películas que reunía a muchos de ellos (Rebeldes, de Coppola donde de hecho era el protagonista de la misma) y Amanecer rojo de John Millius, pero su primera aparición fue en E.T. el extraterrestre, para posteriormente protagonizar uno de mis títulos clave de los 80, Admiradora secreta (se me sigue cayendo la baba con esta película), y otra menor, pero que recuerdo entretenida y simpática, Harvard Movida americana, donde Howell se hacía pasar por un estudiante negro para obtener una beca
.
El tercer miembro en discordia es Nash, la única persona de toda la comunidad que creee que Jim no es un asesino, le protege de un cuerpo de policía no mucho menos lunático y homicida que el propio asesino, y pretende ayudarle, una camarera atada a un lugar de mala muerte, un trabajo sin futuro, un futuro sin futuro (la muchacha se pone tras la barra del bar y escuchar interminablemente a la gente que está de paso y que se dirige a destinos mejores, sobre todo a Los Angeles, donde ella sueña con ir algún día). Jennifer Jason Leigh consigue dar bastante el pego (ya había trabajado con Hauer un año atrás en esa obra maestra que es "Los señores del acero" de Paul Verhoeven). Leigh se labraría una carrera desde adolescente en cine y televisión y participaría en algunos títulos míticos como Aquel excitante curso, aunque en los 90, aunque en mi opinión filmó algunos de los títulos más recordados de su filmografía en los 90 (Llamaradas, Eclipse total, Mujer blanca soltera busca...).
Tenemos, por último, un par de secundarios que destacar, como Billy Green Bush, que era el padre de la familia asediada por los Critters en la primera parte de la saga, aunque posee una larga carrera en cine y televisión, y ha trabajado con gente como Martin Scorsese o Bob Rafelson, y también Jeffrey DeMunn que tras otra carrera televisiva (salpimentada con algún título mítico como el remake de "The blob") acabó siendo el actor fetiche de Frank Darabont, y ha participado en la serie The Walking dead.
Algo hay que hablar de la fotografía y la música, que contribuyen a dotar a la película de ese hechizo que la envuelve: John Searle (ganador de un Oscar por la foto de "El paciente inglés" y con varias otras nominaciones a sus espaldas en una carrera bastante extensa) aporta una textura granulosa para esas eternas carreteras secundarias apenas pobladas, y esas ciudades-isla en medio de ninguna parte en el desierto (una vez más, en la mejor tradición del western). Mark Isham se marca, por su parte, una bso pausada, casi tristona, con pocos sobresaltos, salvo en los temas indicados para la acción. Destacan para mí dos temas, el principal y aquel que corresponde al sueño de Jim en su celda.
Por desgracia, el éxito no acompañó a Carretera al infierno. En 1986 se estrenaron cosas como Aliens el regreso o Howard un nuevo héroe, triunfaba la era Amblin (ese fue el año de Dentro del Laberinto o Cuenta conmigo) y a pesar de que también hubo espacio para películas más personales (como La mosca, de Cronenberg, o En nombre de la rosa) esta pequeña película no lo consiguió. Ni siquiera consiguió recaudar su presupuesto (escaso, 6 millones de dólares) a nivel mundial. Fue más tarde, gracias a esa institución nunca suficientemente valorada, el videoclub, las copias de vídeo y los pasos televisivos, que alcanzó el estatus de culto con los años, llegando a gozar de secuela y remake (no los he visto).
La crítica fue dura con ella, acusándola de ser poco más que un coletazo más del slasher y de regodearse en la violencia, las tonterías de siempre. Los subnormales de turno se cebaron con ella (gracias a
@Sorel por la info).
En fin, con la llegada de Internet y los nuevos formatos, la película fue conocida por una segunda generación (en el mercado había una excelente edición de 2 discos petada de extras... que aquí sacaron sin subtítulos de ningún tipo, Spain again). Creo que hay en ciernes una edición en Blu Ray con forma de caja de VHS, pero para eso conservo yo mi VHS de Filmayer
en perfecto estado.
La película, por último, ha generado una serie de teorías que fueron discutidas (y lo siguen siendo) en foros, webs y redes sociales. Algunas nunca se me hubieran ocurrido.
-John Ryder no existe. Es decir, es una doble personalidad de Jim, que se manifiesta y comete los asesinatos para atormentar a su otra mitad (no es, por lo tanto, un falso culpable perseguido por la ley, de los que tanto gustaban a Hitchcock, sino un culpable real) o bien estos nunca son cometidos realmente, solo en su cabeza. Esta teoría se sustenta, a mi parecer, únicamente en la pasmona facilidad que tiene Ryder para localizar a Jim y estar siempre preparado, momento y lugar adecuados para joderle, como si supiera de antemano todos sus movimientos. Pero bueno, también Jason Voorhees estaba siempre en el sitio en el que tenía que estar, es un efecto adverso del slasher que los asesinos deben encontrar a sus víctimas, a veces en situaciones muy poco realistas.
-Hay un subtexto gay en toda la película, y en realidad asistimos al cortejo (a su manera) de un psicópata sobre su víctima / pretendido. Desde luego hay momentos en el filme que pueden sustentar esta teoría, muy especialmente la escena en que Hauer se cuela en la habitación de motel y se tumba en la cama junto a una dormida Nash, intentando de alguna forma
suplantar a Jim (una escena incomodísima por partida doble, porque no entiendes que coño hace.... y porque sabes que va a acabar mal). Esto entronca con lo dicho al principio: el personaje parece buscar a alguien que le haga frente, que le mate... ¿que le quiera? Creo que no hay, como en la anterior, suficientes ejemplos de juicio / información para darla por cierta, pero sí algunos apuntes.
-Jim Halsey está muerto (sí, al estilo del sexto sentido). Muere, de hecho, al principio de la película, en el choque contra el camión, al quedarse dormido al volante. Todo lo que ocurre a continuación, desde que recoge al autoestopista, es un viaje al infierno o al purgatorio donde deberá enfrentarse a sus miedos, con Ryder como un guía, un diablo (¿EL diablo?) que debe atormentarle hasta que se enfrente a él.
Desde luego, esta teoría es la más absurda (no hay nada que la sostenga) pero la entiendo perfectamente porque la película está recorrida por un hálito onírico, lo que vemos apenas parece corresponderse con la realidad, una especie de pesadilla interminable.
Cada cual eliga la que más le guste... o se quede con lo que hay. Desde luego, la película queda abierta a interpretación en cuanto a la identidad y motivos del personaje de Hauer... a quien en esta sección volveremos a ver. iré revisando periódicamente algunas de sus joyas ochenteras INCLUÍDA la maravillosa Lady Halcón
Y por favor, si os tienen que matar por recoger a alguien en vuestro coche, que sea por pasaros de buenos. Por recoger a una niña (que se mató en una curva cercana) o a unos ancianitos (caníbales). El engaño, lo puedo entender. Pero a tipos como este... no os lo subáis en el coche
Hay que ser bueno. No tonto