El Megapost de los 80: Repasando a Richard Franklin


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La semana pasada no hubo Micropost. Estuve liado preparando otra sección (que se estrenará en un par de semanas). Pero había otro motivo: tenía muchas ganas de ver la película de la que vamos a hablar hoy, y no quería comentar otra antes.

Y es que estamos ante esos momentos que cualquier ochentero ama: descubrir una película que hasta ahora no habíamos visto, y que resulta toda una delicia. Esta en concreto es, creo, bastante desconocida, y yo solo sé de ella porque hace muchos años, alquilando del videoclub "Acorralado" (la primera de Rambo) estaba el tráiler de esta. Dado que protagonizaban dos actores conocidos, nunca la olvidé, aunque creo que no he vuelto a ver / leer / escuchar referencias a ella. Y el caso es que, creo, está muy olvidada. Yo creo que injustamente.

Me refiero a Shakedown, de 1988, o como se tituló en España, Blue Jean Cop:

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Como ya he dicho, es una gozada (y en mi caso, todo un ritual, porque ya quedan pocas) ponerte delante de la pantalla a ver una ochentada que se te ha "escapado" y que sabes, con cierto grado de certeza, que va a merecer la pena y vas a disfrutarla. En este caso, se trata de un policiaco y una buddy movie ochentera con todas las de la ley.

La película comienza con un vendedor de crack que tiene un violento encuentro con un posible comprador. Nunca llegamos a ver el tiroteo, pero sí sus consecuencias: el comprador muere... y resulta ser policía. El camello sobrevive. Parece solo un crimen más de los que han de cometerse en una gran ciudad durante la noche, en el submundo del crimen y la droga, pero es (y va a ser) mucho más.

Se nos presenta a continuación a Ronald Dalton (Peter Weller, tan solo un año después de su éxito de "Robocop") un abogado que lleva casi toda su carrera trabajando para "Ayuda legal" (una especie de abogados de oficio). Harto y hambriento, está a punto de dar el salto, y comienza su último caso en Ayuda legal con la mente en Wall Street, donde su novia le ha conseguido un puesto mucho más prestigioso (por no hablar de mejor remunerado) a merced de su padre, un ricachón de altos vuelos. Este caso será la defensa del camello del principio del film, acusado de asesinar a un policía.

Dado su desconocimiento del mundillo, Dalton acudirá a un viejo amigo, un policía con pintas de vagabundo nocturno, Richie Marks (Sam Elliott) quien le acompañará en su larga y peligrosa peripecia. Y es que, sin saberlo, Dalton, al aceptar el caso, se ha comprometido a meter las narices en un mundo del que nadie quiere ni saber ni admitir que existe: el de los policías corruptos, que se organizan como auténticas mafias paralelas para enriquecerse y, desde una posición privilegiada, destruir a la competencia. Todo está a la venta: desde destruir pruebas (por un precio, por supuesto) a redadas de drogas de cuyo incauto "desaparece" una parte, extorsión, amenazas, violencia e incluso asesinatos. Me recuerdan bastante a los integrantes de la serie "The Shield", o a los compañeros del prota de otra obra maestra ochentera como es "El príncipe de la ciudad", con Treat Williams de protagonista.

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(Casi) ninguna peli de estas características está completa sin su historia de amor. Aquí seremos testigos del reencuentro de Dalton con una ex, Susan, que para más inri, será su contrincante en la defensa del asesino del policía, ya que, aunque era abogada de oficio, como él, ahora es ayudante del fiscal. La dicotomía entre las parejas de Dalton, en realidad nunca se presenta demasiado difícil, desde su primera escena junto a su novia de alta sociedad, en la que Dalton canta "Purple Haze" de Hendrix mientras la escucha por la radio durante el desayuno, y ella le increpa de forma ligera que cómo puede gustarle, "eso del heavy metal" percibimos claramente su disgusto y decepción, pues la incomprensión mutua flota permanentemente sobre esa relación, que más parece conveniencia social que otra cosa.

Como toda buena buddy movie, tenemos un contraste fuerte (aunque menos pronunciado que en otros títulos) entre sus dos componentes: Dalton es un tipo culto, de buen nivel económico, civilizado, sabe moverse entre las altas esferas, aunque como "parte limpia" del bromance, tarda menos de lo habitual en este tipo de películas a adaptarse a su nueva situación, defenderse de forma violenta, uso de armas de fuego... el otro miembro es Richie, un policía en horas bajas, que vive en los lavabos de un cine, hastiado y habituado a la violencia, y a quien antes confundirías con un delincuente que con un policía.

También, como en toda película de este subgénero, tenemos un momento para la confraternización, para ayudarnos a creer que dos tipos tan opuestos puedan llegar a jugarse el pellejo el uno por el otro hasta un punto de no retorno (en este caso, dicho momento se producirá en el lugar ideal para confidencias de todo filme americano: el bar) donde ambos se contarán sus batallitas respectivas mientras trasiegan unos whiskies.

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¿Puntos flojos? Creo que los "malos" no están trabajados, apenas hay esfuerzo en darles un fondo o un carisma. Son traficantes de droga y polis corruptos intercambiables por cualquier otro grupo similar salido de Corrupción en Miami, son adecuadamente desagradables y peligrosos, pero poco más.

En las películas ochenteras sus malos carismáticos son muchas veces una auténtica baza, pero no es este el caso. Y eso no obsta a la genial idea de fondo: que aquí son los policías los "malos" ni que dicha idea nos de alguna escena gloriosa, como aquella que, tras aceptar Dalton el caso del camello acusado de matar a un policía, mientras el abogado pasea tranquilamente por una plaza de noche, es repentinamente rodeado por un círculo de policías anónimos, que le van cercando conforme golpean sus manos con sus porras (policiales, porras policiales) para a continuación, desaparecer tan rápida y discretamente como aparecieron. Sublime. Nadie habla, no hay violencia ni amenaza verbal, pero de forma muy explícita le han dejado claro a Dalton que se está metiendo en un berenjenal curioso y que cualquier policía puede ser un enemigo.

No obstante, yo no creo que la falta de villanos carismáticos sea un punto crítico: en cierta forma no son necesarios, la película es por y para sus dos protagonistas, y ellos solitos ya derrochan suficiente carisma por el resto (una pareja de actores con química no siempre es fácil de conseguir, y realmente es una pena que no repitiesen).

Dirige, con guión propio y escrito en solitario, James Glickenhaus, director habitual de cine de acción de serie B, cuyo título más reseñable es "El exterminador" que fundó toda una saga, aunque bastante discreta (Dalton y Richie pasan justamente frente a un cine donde se está proyectando, entre otras, "El exterminador").

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Aparte de Sam Elliott (a quien siempre recuerdo como el maestro de Patrick Swayze en esa obra a mayor gloria y culto de la testosterona que es "De profesión duro") y el ya citado Weller que tampoco necesitará mucha presentación y menos aquí, tenemos a unos cuantos secundarios curiosos. El cliente de Dalton es Richard Brooks, actor que actuó como secundario en varios títulos ochenteros (Teen Wolf, Hidden, Shocker...) y que sigue en activo, sobre todo en televisión. Tenemos a Tom Waites, actor en algunos títulos de sobra conocidos, como la cosa de Carpenter, The Warriors, o Justicia para todos (la protagonizada por Pacino). Y ya en los 90, Asalto al tren del dinero.
Tenemos a John McGinley, otro sospechoso habitual (su nombre quizá no diga nada, pero ha salido en Wall Street, Platoon, Seven, Le llamaban Bodhi...). Blanche Baker era, sobre todo, la INSOPORTABLE hermana de Molly Ringwald, que se iba a casar en "Dieciseis velas" y cuya boda ponía patas arriba a la familia... pero eso es otra historia.

Recomendabilísima, en cualquier caso el tráiler hará mejor que yo el trabajo de venderosla, y amerita el, en poco más de minuto y medio, poner las cartas sobre la mesa (Jimi Hendrix, Sam Elliot en plan badass, negros con radiocasette gigante, billetes amontonados, farlopa, un coche persiguiendo un avión, tiroteos..). Con él os dejo:



La película está inédita en nuestro país en Blu Ray. En DVD, debo reconocer que ignoro si llegó a salir, pero por lo que he investigado, ni eso. En VHS la editó, primero, Lighting Vídeo, y posteriormente en los 90 fue reeditada por Tri Pictures. Se puede conseguir oficiosamente :disimulo
 
Hace siglos que no la veo... pero guardo un buen recuerdo de ella (doblada, eso sí).

Fan absoluto de Sam Elliot. Mi personaje preferido de él, en los ochenta, es el motarra Gar de Máscara (Bogdanovich).

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Hace siglos que no la veo... pero guardo un buen recuerdo de ella (doblada, eso sí).

Fan absoluto de Sam Elliot. Mi personaje preferido de él, en los ochenta, es el motarra Gar de Máscara (Bogdanovich).

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La Agencia Mundial Anti-Dopaje está a un paso de considerar que mirar fotos de Sam Elliott antes de una competición consiste en un acto de dopaje ilegal por consumo de testosterona :babas

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Me encanta. Este hombre siempre ha hecho muy bien sus papeles de "tío chungo hecho polvo". Mi rol favorito es el del Yoda particular de Patrick Swayze en "De profesión duro"...

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Un papel muy diferente lo hizo en una peli de terror británica algo olvidada, "El legado" donde compartía cartel con Katherine Ross.

La peli (Blue Jean Cop) aguanta muy bien el tipo para lo que es, una macarrada de los 80, con buena música y dos actores en estado de gracia. Pero le sigo echando en falta unos villanos con más entidad.
 
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Bela Lugosi está muerto... y el western también. Desvirgamos género en este Megapost, que yo recuerde nunca hemos hablado de vaqueros, indios, y esas cosas que tantas siestas han amenizado a las generaciones que nos precedieron, casi siempre en La2. Cíclicamente (casi cada década), se intenta resucitar este género, se consigue una obra maestra o muy buena película, y quizá dos, o tres, reseñables, y tal vez media docena / una docena de títulos que explotan su éxito... y el rumor muere antes de llegar a fructificar. La romántica (o desmitificadora) pasión de los americanos por su "Lejano oeste" impide dejar morir un subgénero ya demasiado alejado, temporalmente. Si en mi época en el recreo se jugaba a ser Batman y Joker, o El equipo A, y nadie jugaba a "indios y vaqueros" no quiero imaginarme cuan lejos queda por la cabeza de la juventud dicho juego.

En los 90 llegó Sin perdón, titulazo de Clint Eastwood, el que reavivó el interés, y supongo que también incluiríamos Bailando con lobos. En lo que llevamos de siglo XXI recuerdo la maravillosa "El asesinato de Jesse James por el cobarde de Robert Ford" amén de los western de Tarantino, aunque como casi todas las películas de Tarantino, son más multi-genéricas que pertenecientes a un género puro.

¿Y en los 80, qué? ¿Tuvo el western una resurrección? Pues la tuvo.
Hubo un título con muy buena prensa que aún no he visto, "Forajidos de leyenda" que reunía a dos familias de actores en la vida real, los hermanos Keach y los hermanos Carradine, para interpretar también a hermanos en el filme. Está "Al este del oeste" claro, producción propia protagonizada por Fernando Esteso en plena época del destape: puede parecer estúpido que mencione este título (incluso puede sonar a herejía que provoque mi excomunión cinéfila y expulsión, con palos y piedras, de este subforo) pero lo hago con conocimiento de causa: para mí, de niño, el western eran películas aburridas que veían los señores mayores. Y fue el visionado de este título del Sr. Esteso (y los no menos memorables Antonio ozores y Juanito Navarro) una noche de verano, el que me metió el gusanillo de ver más western de esos.


Y en fin... está Silverado. Nuestro objeto de deseo de este sábado.

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Silverado es un proyecto bastante ambicioso, visto desde la distancia temporal que nos separa de su concepción. Su promotor es Lawrence Kasdan, que había atraído gran credibilidad en la industria gracias a sus trabajos para los guiones de "Star Wars" e "Indiana Jones". Dirigió dos películas antes que la que os ocupa: "Fuego en el cuerpo" donde William Hurt se dejaba arrastrar por una red de intrigas de la mano de una maravillosa y sensual Katheleen Turner, y "Reencuentro", título muy querido por mí, donde un grupo de amigos ex-hippies, ahora (la mayoría) yuppies de gran éxito profesional, se reúnen a expensas del suicidio de uno de ellos. Nostalgia y música de los 60 a tope, es una de mis películas favoritas, pero eso queda para otro sábado.

Silverado nos presenta a Emmett (Scott Glenn) un expresidiario que, tras sufrir una emboscada, encuentra y salva la vida a Paden (Kevin Kline) un supersticioso vaquero que fue traicionado, saqueado y dado por muerto, por sus propios socios. Ambos se dirigen al pueblo de Turley, donde Emmett espera reunirse con su hermano Jake ( Kevin Costner) pero este ha sido condenado a muerte por la horca y está encerrado en espera de ejecución. Paden se le unirá poco después en su celda al matar a uno de sus socios, que le traicionaron: será Emmett quien tenga que sacarlos a ambos de prisión, organizando una fuga. En Turley conocerán tambiéna Mal (Danny Glover) un vaquero negro expulsado del pueblo de malos modos debido a que no admiten allí a los de su raza.

Tras variadas aventuras llegan a la ciudad de Silverado, donde Paden se empleará como ayudante del sheriff Cobb (Brian Denehy) un granuja corrupto y antiguo socio suyo, mientras Emmett y Jake se reencuentran con su familia y tienen que lidiar con el cacique local, a cuyo padre mató Emmett años atrás (por eso estaba en prisión). Mal tendrá sus propios problemas con el mismo cacique, ya que su padre ha sido extorsionado y le han arrebatado sus tierras. Para colmo, su hermana trabaja en el saloon siendo demasiado cariñosa con los señores que por allí pasan...

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Silverado es ante todo, una película coral, con muchas historias y personajes en uno. Eso provoca que ciertos personajes no estén del todo desarrollados (como el apostador, o los granjeros). Además de los actores citados ya a lo largo del texto, podremos ver a gente como John Cleese, Rosanna Arquette, Linda Hunt, Jeff Goldblum, Jeff Fahey, Amanda Wyss, Brion James... el nivel está alto, aunque francamente, cada vez que salía en pantalla, me daban ganas de que le pegaran un tiro a Kevin Costner, que está horrible: no hace más que pegar gritos, meterle morro a alguna chavala y chupar cámara. Desentona bastante con los bastante más sólidos Glenn, Kline y Glover, y su personaje es el típico guaperas insustancial y cargante.

Estamos, además, ante una película positivista y de "buen rollo" un western cimentado en la amistad varonil a lo Hawks. Se le recriminó en su día ser una especie de "puesta al día" del género, pero sin aportar nada nuevo al mismo, todo lo conocido está ahí: los ganaderos intentando buscarse la vida como pueden, el sheriff corrupto, el cacique local que todo lo controla con sus prácticas mafiosas, los pistoleros, los mercenarios a sueldo, el saloon, los duelos, el racismo, los granjeros en apuros, los tramposos a las cartas, la fuga de la cárcel... la verdad es que, no veo la necesidad de innovar y menos, teniendo en cuenta el estado del género western en el momento de rodarse la película.

Kasdan es famoso por meter a su familia en sus películas, y aquí tenemos a su hermano haciendo labores de guión, y a su mujer y a sus hijos en varios papeles (también salían en Reencuentro). Componiendo una banda sonora épica y de mucha fanfarria tenemos a Bruce Broughton, compositor que trabajó bastante en títulos ochenteros como "El secreto de la pirámide", "Una pandilla alucinante", "Bigfoot y los Henderson", "Guerreros del espacio" y en bastante televisión.

Encargándose de la fotografía está John Bailey, que de nuevo, tiene una ristra de títulos interesantes en su haber, como "American Gigoló", "El beso de la pantera", "Gente corriente" y ya en los 90, títulos como "Atrapado en el tiempo" o "En la línea de fuego". Silverado estuvo nominada a dos Oscars, Mejor sonido y Mejor banda sonora original (ambos los ganó "Memorias de África", finalmente). Aquel fue el año de "aquella granja en África" y claro...

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Silverado se rodó en escenarios construidos expresamente en Nuevo México, donde se recreó el pueblo ficticio de dicho nombre, y su presupuesto final fue de 26 millones de dólares aproximadamente, con una recaudación de 33 millones. Ignoro si en 1985 se lo consideraría un éxito (desde luego, es difícil calcularlo cuando hoy contamos los taquillazos por CIENTOS de millones en recaudación) pero no recibió malas críticas.

Con el tiempo se le han echado principalmente dos cosas en cara: lo ya dicho, que la película se limita a poner al día un "catálogo" de elementos tradicionales de género western, que en 1985 la verdad, no creo que estuviera la cosa para reinventar la rueda, en lo que a western se refiere, y que la película no se aclara sobre su tono.

Y en eso entro, aunque yo lo veo como un efecto buscado (y complejo de obtener) y no como un fallo: que la película, lejos de mojarse, ora mitifica, ora se pitorrea de las tradiciones, costumbres y mitos del western. Parodia y sentido homenaje (respetuoso) al mismo tiempo, en un solo filme. Porque hay parodia. A riesgo de insistir, el personaje de Costner, SOBRE EL PAPEL, no me creo que fuera en serio... no me lo puedo creer.

Aunque la mayoría del elenco está muy bien (salvando al ya mencionado Costner) destaco a Denehy con un rol de villano cabrón y carismático, y a Linda Hunt como la simpática cantinera regente del saloon, alma gemela de Paden. Al final no hay tiempo para todo y un par de tramas quedan cojas (sobre todo el idilio entre Glen y la Arquette, que la verdad es que importa una mierda) pero se queda un film majo y hecho con ganas.

Hablando de ganas, os dejo el trailer castellano, cuyo narrador (¿os acordáis de cuando los trailers SE NARRABAN?) le pone auténtico entusiasmo:

 
Silverado me gusta y me divierte mucho... pero no me entusiasma como lo pueda hacer la de Hill o el Pale Rider de Eastwood.

En los ochenta hay algunas producciones televisivas bastante majas: la mejor, sin duda, Paloma solitaria... pero también cosas como Jinetes en la sombra o alguno de esos títulos protagonizados por viejas estrellas del outlaw country (Kristofferson, Cash, Nelson...). Incluso me gusta (aún) el rollo juvenil de la serie Jóvenes jinetes (o de Arma Joven).

Y hablando de series ochenteras, cowboys y Walter Hill... acabo de acordarme de una que me gustaba mucho y que creo que no se ha editado nunca en dvd/bd (me encantaría recuperarla): se trata de Los caballeros de Houston, protagonizada por Michael (Streets of Fire) Paré y Michael (The Warriors) Beck (en esa época el "cowboy" urbano tenía cierto tirón: Extreme Prejudice, Lone Wolf McQuade, etc.).

 
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Hoy estamos aquí reunidos (virtualmente, que en mi casa no cabe tanta gente) por algo diferente a lo habitual: no, no una película ni ver una película, ni reivindicar una joya ochentera, eso es totalmente secundario este sábado: hoy estamos aquí por un reto.

Hace tiempo leí una crítica que acusaba a una película ochentera de ser "mierda racista". Mi absoluta sorpresa y descojone ante tanto flanderismo provocaron que cierto forero me retara "a que no hay huevos a... comentar esta película en el megapost de los 80". Soy español, y a eso solo puedo responder: ya lo verás si hay o no :P

Y aquí estamos. Prepárense para lo que viene, que nos vamos a la universidad.

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Harvard, movida americana (otro título inventado, aunque a ver como le pones a "Soul man" contexto en el videoclub español, en este caso, lo entiendo algo más) es un film de 1986, que no veía desde un lejanísimo pase televisivo, creo que por Tele5.

Conocemos aquí a Mark Watson (el ochentero C. Thomas Howell, no es la primera vez que visita esta sección) un niño rico que ha sido admitido en Harvard junto con su mejor amigo de la adolescencia, Gordon: todo parece felicidad y promesas de un futuro universitario repleto de juergas y experiencias junto con su mejor amigo, cuando el joven Mark sufre el primer sobresalto de su vida: su padre, influenciado por su psiquiatra (más loco que una cabra) decide regalarle hombría: libertad, independencia, una oportunidad para experimentar fuera de la burbuja en la que Mark ha vivido toda su vida: no va a pagarle la educación universitaria. Ni un céntimo. Cero. Mark tendrá que buscarse la vida por su cuenta.

Harvard no es barato, y tras intentar (infructuosamente) convencer al psiquiatra de que haga cambiar de opinión a su padre, Mark intenta conseguir una beca, lo cual resulta misión imposible: nadie va a pagarle la beca al hijo de un millonario, son becas para gente necesitada de verdad.

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Finalmente, desesperado, Mark encuentra una beca que promete: se trata de una beca completa con todos los complementos para estudiar derecho en Harvard. Por nota de corte, tampoco hay problema. Solo hay un "inconveniente": la beca es para un estudiante de raza negra.
Previo trato con un compañero del insti que ahora trabaja en unos laboratorios farmacéuticos, desarrollando un bronceador ultra-potente, Mark consigue pasar por negro aplicándose el producto; las puertas de una de las mejores universidades del mundo se le han abierto por fin.
Para minimizar el impacto, y evitar que el protagonista pierda la simpatía del público, sabemos que ha investigado, y que nadie ha solicitado esa beca, por lo que su estafa no perjudicará a ningún otro estudiante. No obstante, Mark es ignorante (en el mejor de los casos) de cómo va a ser su experiencia: su desenfadada frase, una vez maquillado y antes de ir a Harvard "America ama a la gente de color" nos hace ver lo poco preparado que está para lo que va a pasar.

Y es que, una vez en la universidad, el joven Watson se enfrentará a discriminaciones varias, tanto positivas como negativas: por ejemplo, la gente se dará de leches por cogerlo para el equipo universitario (dan por hecho que negro = puta máquina en el baloncesto) o su primera amante universitaria, que va de joven liberal y defensora de los oprimidos, pero que elige a Mark como amante porque, ejem, está interesada en saber si aquello de los negros la tienen más larga es leyenda o no :cotilleo

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No todo serán ventajas, buen rollo y compadreo: Mark sufrirá en sus carnes el racismo del padre de su amante, un estirado y adecuadamente repelente... ¡Leslie Nielsen! amén de que la policía local lo detendrá y encerrará arbitrariamente cada dos por tres (aún habría de considerarse afortunado viendo como están las cosas por allá hoy en día :inaudito).
Impagable la tensa y descacharrante escena en la que cena con la familia de su amante y cada miembro de la familia de esta ve a Mark como quiere verlo: como un proxeneta y traficante de drogas peligroso (el padre), como una máquina sexual (la madre), como una estrella de rock (el hermano...). C. Thomas Howell aparece caracterizado de cada estereotipo que los demás en la mesa evocan, y la escena no deja de tener su gracia.

Sin embargo, su mayor problema será que... se enamorará, concretamente de una joven seria y obsesionada con el estudio, Sarah (Rae Dawn Chong, otra ochentera de pro) y gozará del respeto del en principio inflexible profesor Banks... claro que ambos son negros y ambos difícilmente le perdonarán el engaño si Mark lo descubre. Y es que Mark llegará a conocer la difícil situación de Sarah, que vive con sus abuelos y cuida a su hermano pequeño, al que trata de sacar de un mal barrio mediante los estudios, los cuales apenas puede pagar: para terminar de sentirse mal, Mark descubre que Sarah solicitó la beca que él aprovecha... y es que su investigación sobre si esta había sido o no solicitada solo se circunscribió a una ciudad.

Para terminar de completar el drama, un antiguo compañero de instituto reconoce a Mark (a quien su colega Gordon presenta como un estudiante extranjero y sordo, pues el repelente compañero no dudaría en denunciarle)... cosa que intenta, pues pasa la película tratando de demostrar que el estudiante "negro" en realidad es "blanco".

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Permítanme que apunte brevemente, de nuevo, la crítica al supuesto racismo de la película por presentar a un asqueroso blanquito rico que se aprovecha, como decía Lisa Simpson "de un programa ideado para mitigar infortunios": al fin y al cabo estamos ante una película americana y no hay película americana, especialmente de la época, que no termine con sus dosis de moralina justas: no creo desvelar a nadie el final del Sexto sentido si digo que Mark aprenderá hasta qué punto lo que ha hecho está mal. Y no voy a dedicarle más líneas a un tema que considero absurdo: hace poco vimos que se empiezan a tachar las pelis Disney de los años 40 de "racistas", "machistas" etc, y se quieren realizar cortes de ciertas cosas "molestas"; pienso que si no aprendemos a valorar las obras de arte en su contexto y época, entonces cada 10 años deberíamos juntar todas las obras de arte producidas y todas las copias existentes, y pegarles fuego para que nadie se pueda ofender. ¿A que no tendría mucho sentido?

¿Que puedo decir del reparto? Una absoluta delicia para cualquier ochentero: además de los protas, C. Thomas Howell (de quien ya se habló un poco de su carrera cuando escribí sobre "Carretera al infierno") y Rae Dawn Chong (a la que hemos podido ver en glorias como "Commando" o "El rector" amén de "El color púrpura" del tito Spielberg) tenemos a Ayre Gross como colega y cómplice del protagonista: Gross fue el protagonista de esa obra del surrealismo que es "House 2: Aún más alucinante", inició su carrera con "El exterminador 2" y no hace mucho le he visto por la tele, creo que en Castle y El mentalista.

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El siempre magistral James Earl Jones interpreta al profesor Banks, un estricto profesor de derecho y miembro del comité de disciplina de Harvard, quien verá en Mark a un chico prometedor, a pesar de que inicialmente lo tome por un vago; Julia Dreyfuss participó en un par de macarradas ochenteras antes de entrar en la serie Seinfeld (como "Troll" y esta). El siempre logrado Leslie Nielsen interpreta aquí un papel de racista malencarado deliciosamente diferente a los papeles cómicos en los que tristemente quedaría encasillado. Tenemos también a Max Wright (el "padre" adoptivo de Alf, el peludo comegatos de Melmac) como el psiquiatra chiflado del padre de Mark.

De quien no sabía demasiado y he estado investigando, era de la actriz Melora Hardin, que interpreta a la cachonda amante de Mark, y defensora de las minorías (en el último tercio de la película, descubierto ya el pastel, la vemos del brazo de un indio nativo americano, soltándole las mismas palabras que le decía a Mark sobre su conciencia social hacia las minorías). La actriz comenzó en televisión, saliendo en series tan variadas como Vacaciones en el mar, La casa de la pradera, Magnum PI, o Arnold. Salía en "Águila de acero", "Rocketeer", interpretó a "Baby" en la serie de Dirty Dancing (desconocía la existencia de dicha serie) y repitió bailoteos en la peli de "Lambada". Parece que sigue bastante activa por televisión.

Esto nos lo dirige Steve Miner, nombre que conocerá, de oídas aunque sea, cualquier ochentero: tipo interesante, que dirigió "Viernes 13" partes 2 y 3, la entrañable "House, una casa alucinante", o la sugestiva (e iniciadora de una saga noventera bastante rara) "Warlock, el brujo". Abandonó esos derroteros en los 90, donde dirigió, sobre todo, amables comedias familiares, aunque se puso a los mandos para dirigir la séptima entrega de Halloween.

El guión es de Carol Black, fue su única película guionizada, pero trabajó bastante en dos series ochenteras, Aquellos maravillosos años y los Problemas crecen. Se nos queda pues la clásica peli de enredos, donde un personaje entra de forma "ilegal" en un mundo que no es el suyo y que desconocía, y del cual aprenderá algo sobre sí mismo, pero eso sí, hiriendo (no intencionadamente, desde luego) a terceras personas con su engaño. En ese sentido me recuerda bastante a "Tootsie". No es la típica película de juerga estudiantil y tetas (aunque en los primeros 15 minutos, pueda parecerlo) los elementos cómicos están bien trabajados a ratos (especialmente la cena con Nielsen que me ha caído en gracia). Una ochentada entrañable, aunque no para batirse en duelo por ella.

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¡Ho Ho Ho! ¡Felices fiestas a los ochenteros! :cool:cool:cool
En lo que queda de aquí a Reyes, intentaré regalar un sábado ochentero-navideño (más o menos) semanalmente. Con los compromisos habituales de estas fechas puede que falle alguno, pero intentaré que no sea así.

Este sábado, quería hablar de una película que tuviera algo que ver con el azar, para entroncarlo con el "gordo" navideño. Aunque no era una película de temática navideña, me gusta mucho "El gran despilfarro", donde Richard Pryor era un jugador de béisbol que no tenía donde caerse muerto, y heredaba 300 millones de dólares, a condición de que en el plazo de 30 días gastase 30 millones, y al acabar el plazo no conservase nada valioso.

La ausencia de temática navideñil me hizo girarme a otro título... de humorista afroamericano a humorista afroamericano (y tiro porque me toca), ¡Entre pillos anda el juego!

-El azar juega un importante papel en las vidas de sus dos sufridos protagonistas
-Tiene lugar a lo largo de las navidades
-Es ochentera
-¡Sale Eddie Murphy! De quien, si la memoria no me falla, hasta ahora nunca habíamos hablado en este megapost. Absoluta y totalmente imperdonable.

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1983. Ronald Reagan es presidente y Estados Unidos vive una era de abundancia material (para algunos) donde todo está permitido y todo se puede comprar. Los yuppies (young urban professional según tengo entendido) pasaron a formar parte de la cultura popular americana desde principios de los 80. Hoy el término aún está en uso, y hubo quienes se dedicaron a estudiar, examinar o parodiar a estos individuos y sus excéntricos estilos de vida, ya fuera a través de la literatura (La hoguera de las vanidades y American Psycho serían los ejemplos más evidentes) o el cine.

Soy un rendido fanático de ese subgénero cinematográfico que fue a llamarse "yuppie en peligro": películas que surgieron en un momento y país concreto. Individuos jóvenes, ricos, y de empleos o profesiones liberales que vivían en un mundo plácido y ordenado, pero que, por algún capricho del destino (a menudo, de la mano de una mujer y con el sexo como motor para toda la película) acababan hundidos hasta las cejas en el submundo de los desheredados, conociendo la marginalidad, sufriendo una confusión de identidad, o simplemente, saboreando el peligro. Películas como "Jo que noche", "Cuando cae la noche" (del propio Landis) "Algo salvaje", "Buscando a Susan desesperadamente", "Cita a ciegas" o "La noche antes".

En cierta forma, Entre pillos anda el juego incluye todos los elementos esenciales: un yuppie que lo perderá todo y conocerá (de la mano de una mujer) un submundo que antes le era desconocido. Aunque aquí, tenemos también el proceso inverso: un mendigo que asomará la cara a ese mundo al que todos anhelaban entrar, el de los ricos.

Así, la película comienza presentándonos cómo vive Louis Winthorpe III (Dan Aykroyd) es un estirado miembro de la clase alta, y un joven profesional con un futuro por delante en una firma bursatil prestigiosa, Duke&Duke. Tiene una casa maravillosa con criado y todos los adelantos técnicos imaginables, una novia preciosa de la alta sociedad, un grupo de amigos de su misma clase social que le aprecian... Louis ha nacido y crecido dentro de una familia alta y jamás ha conocido otra cosa en la vida. Está hechopara triunfar.

En el otro lado de la balanza tenemos a Billy Ray Valentine (Eddie Murphy) un mendigo caradura que se finge un inválido veterano de Vietnam por unas monedas que dilapidar en el bar más cercano, y cuya principal ocupación diaria consiste en encontrar formas de escapar de las patrullas policiales que vigilan la ciudad para detener a tipos como él.

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Resulta difícil que estos dos hombres lleguen a conocerse, pero así ocurre, por azares del destino: Louis sale de su selecto club de caballeros, donde Billy ha ido a pedir limosna. Los dos hombres tropiezan, y Louis pierde su maletín, que Billy Ray le devuelve educadamente. El joven broker, que seguramente nunca había visto antes a un hombre negro tan de cerca, está convencido de estar sufriendo un asalto callejero, por lo que llama a la policía a gritos, los cuales, desde luego, tomarán partido por el hombre blanco y trajeado, deteniendo a Billy Ray.

El hecho, sin embargo, no pasará inadvertido para Mortimer y Randolph Duke (Don Ameche y Ralph Bellamy, respectivamente) los multimillonarios dueños de la empresa Duke&Duke que presencian lo acontecido. Ambos son dos ancianos caprichosos y crueles (cualquiera de los dos podía haber interpretado al Sr. Burns en una teórica película de acción de Los Simpsons, especialmente Ameche, que está aquí altivo y arrogante en todo momento): los dos hermanos compiten en todo, y suelen mantener largas e improductivas disputas sobre dónde reside el secreto del éxito: si en los genes, o en la educación y el entorno. La aparición de Billy Ray les dará la excusa (y la cobaya propicia) para llevar a término un experimento que pruebe quien de los dos tiene razón, de una vez por todas.

Así, los dos hermanos realizan una maquiavélica apuesta: destruirán la vida de su socio, Louis, y elevarán a Billy Ray a una clase social y económica alta. Si Billy Ray fracasa en su nueva vida, y Louis mantiene intacta su dignidad por bajo que caiga, se habrá demostrado la teoría de Mortimer de que el talento, el éxito, está en los genes. Por contra, si Billy Ray se adapta a un nuevo mundo, y Louis, desprovisto de todas las ventajas que ha venido disfrutando, es incapaz de sobrevivir, habrá ganado Randolph demostrando que el entorno, el estímulo, la educación... determinan el éxito.

Dicho y hecho: retiran los cargos contra Billy Ray y le ofrecen el trabajo, el sueldo, y la casa de Louis, el cual es encarcelado por robo y posesión de narcóticos, y perderá a su novia, Penélope, su trabajo, sus tarjetas de crédito y su reputación, su criado, Coleman (el entrañable Denholm Elliott) negará conocerle... todo ello gracias a una serie de sobornos propiciados por un misterioso agente de los Duke, que no parece tener dificultad alguna para sobornar a policías, jueces, y prostitutas por igual.

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A partir de entonces, la película se convierte en una comedia de pez fuera del agua, con Murphy llevando su desparpajo habitual a un mundo de estirados pijos de clase alta, demostrando además aptitudes para los negocios y la especulación bursátil, mientras Louis se hunde en la degeneración poco a poco, a la que solo sobrevive gracias a la ayuda de Ofelia (Jamie Lee Curtis) una prostituta que le ofrecerá ayuda para aclarar su situación a cambio de dinero, aunque entre peripecia y peripecia, la improbable pareja se irá enamorando.

En ese sentido, la película presenta varias escenas para el recuerdo, especialmente las protagonizadas por Aykroyd: su visita a la casa de empeños, su posterior y patético intento de hacer pasar a Billy Ray por camello para restablecer su situación, o la enternecedora y a la vez indignante escena en que pide ayuda a sus amigos (un grupo de jóvenes yuppies que podía salir perfectamente de American Psycho) los cuales, evidentemente, darán la espalda a su compañero del alma, caído en desgracia.

En el último tercio de película se introduce una nueva situación (la conspiración del zumo de naranja congelado) nuevos personajes y escenarios, que bien podían predecir el enloquecido mundo que Oliver Stone retrataría en "Wall Street"...


1983 fue un año glorioso a la vez que terrible en la carrera de John Landis. Tras encadenar varios éxitos seguidos (Desmadre a la americana, Un hombre lobo americano en Londres, Blues Brothers, el Thriller de Michael Jackson...) se ocuparía de esta comedia, usando para ello a dos de los cómicos americanos más cotizados del momento. Desgraciadamente también fue ese el año en que un desgraciado accidente ocurrido durante el rodaje de su segmento de "En los límites de la realidad, La película" llevó al traste su carrera. Hay rumores y leyendas varios sobre hasta qué punto la industria le dio la espalda: probablemente la verdad nunca la sepamos, pero resulta casi irresistible establecer comparaciones entre él y su propio personaje, Louis Winthorpe III, elevado primero a estrella y hundido luego en el fango. Hollywood no acepta fracasos.

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El guión está escrito a pachas por Timothy Harris y Herschel Weingrod, guionistas que trabajaron en otros guiones de películas de la época (suyo es también el de "El gran despilfarro" así como "Los gemelos golpean dos veces" o "Poli de guardería").
Por lo demás, tenemos un reparto que es una auténtica delicia: además de los actores ya mencionados, Murphy, Aykroyd, Curtis, Ameche, Bellamy, Elliott... tenemos a Paul Gleason (el inolvidable Sr. Vernon de "El club de los cinco") como intrigante agente al servicio de los dos ancianos millonarios; James Belushi hace un cameo, lo mismo que Frank Oz interpretando a un repelente poli corrupto o Kelly Curtis (hermana de Jamie).
Mención especial para Don Ameche, que tras haberse retirado de las pantallas regresó durante los 80 (Oscar incluído... ¡por Cocoon!) viviendo una segunda carrera.

Esta película la conocí gracias a que nos la pusieron en el autobús durante una excursión escolar (debió ser a principios de los 90) y me encantó. Años después la compré en VHS como parte de la colección "El mejor cine de Universal" que incluía toda la filmografía de Murphy (hasta el Príncipe de Zamunda). A día de hoy, la edición continúa impecable, de hecho me he servido de ella para revisionar (aunque la tengo en DVD también). Como prueba de ello, un par de clips en mi canal de Youtube os dejo.





Comedia que no ha perdido un ápice de su gracia, aunque probablemente resulte difícil entrar en el contexto a la gente más joven. Es una absoluta hija de su tiempo.
La carrera de John Landis dejaría algún título reseñable más (la olvidada "Sangre fresca" que aprovecho para reivindicar), y la de Eddie Murphy, pues considero que tras "El príncipe de Zamunda" (que tampoco ha sido nunca especialmente querida por un servidor) ya no hizo nada realmente reseñable, centrándose cada vez más en los disfraces y la exageración de sus habituales tics.

La semana que viene revisaremos un título navideño ochentero muy olvidado. De hecho, de no ser por una mención pasajera en un libro de cine, ni sabría que existía, y me ha costado años encontrarla en castellano... no digo más :mcallo:mcallo:mcallo
 
Como diría Randy en Scream, fue la primera vez que vemos un topless de Jamie Leigh Curtis. Un muy buena película ochentera. Murphy en su apogeo.

Por cierto que ese topless fue censurado en la versión televisiva americana, donde ella se queda en sujetador. Cosas yankis. Y sí, para mí aquí Murphy está en plena forma y no abusa todavía de sus posteriores vicios como actor.
 
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