El Megapost de los 80: Repasando a Richard Franklin

¿Ciertos títulos que veo ahí son cosa tuya? :diablillo
Si te refieres a dos en concreto... :cortina

(Incluso me he reservado el más explícito para practicar un provechoso cameo :juas)


Que por cierto, tengo que agradecer la ayuda a nuestro buen Henry. Al final acabé por no usar lo que le pedí, que era algunos ejemplos de pegatinas típicas de alquiler, por falta de tiempo y sobredosis de detallismo. Pero a cambio, si se ven tantas cintas puestas de lado (al principio irían sólo las que están de frente y nada más), fue porque las fotos de su colección me inpiraron y animaron :)
 
Mientras el VERSUS se termina (si, lo prometo por mis DVD de Re-Animator, está para estrenarse mañana) voy a hacerme un poco de autopromoción! :diablillo

De un tiempo a esta parte, como algunos que pululais por el subforo de informática ya sabéis, vengo haciendo mis chorri-programas en BASIC, el antiguo lenguaje de programación que usaban los ordenadores antiguos como Spectrum. He terminado uno (bueno, lo terminé hace un par de meses) y AL FIN he logrado compilarlo a archivo ejecutable para horror de todos los que lo abran y escarnio de un servidor :cuniao

No penseis al oir la palabra "juego" en graficos, y demás. Se trata de un texto conversacional llamado Doctor Videoclub, que intenta emular (y seguro que fracasa miserablemente) la experiencia casposa que era ir al videoclub. En este jueguecillo simplemente tendréis que haceros una ficha de socio e ir alquilando las diversas películas que el exiguo catálogo ofrece.
He intentado emular también el estilo de los ordenadores viejunos, pantalla negra con letras verde fosforito.

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Un par de apuntes. Es posible que cometáis la locura de descargar y jugar esta atrocidad. Si alguno es lo bastante idiota como para hacerlo, no me hago responsable de las secuelas psicológicas, pero eso si, un par de advertencias:
-Puede haber errores de programación, y de hecho seguro que los habrá. Cualquiera de esos errores detectados si me los comunicais por aquí, trataré de repararlos. Os estaría muy agradecido, así puedo ir depurando esta castaña. Por supuesto yo lo he "jugado" y rejugado, y en lineas generales no he encontrado fallos gordos, pero seguro que se me pasa algo por alto. SEGURO.

-El BASIC es mas antiguo que mi abuelo. No reconoce mayusculas y minusculas. Por lo tanto, cuando interactueis con el "juego" procurar poner las cosas como os las pide. Si, por ejemplo, os pide que eligais algo y os da a elegir "S/N" si en vez de S o N tecleais s o n, es decir, en minuscula, al BASIC se le irá la pelota porque para el S y s son dos datos diferentes, y las consecuencias serán imprevisibles y seguramente desastrosas. Procurad fijaos en cómo os pide los datos e introducirlos de la misma manera.
-Subid el volumen de los altavoces para no perderos la impresionante banda sonora que he compuesto para "esto".

En breve programaré mas (y mejor, espero) engendros similares y los compartiré por esta misma fuente.

PD: Me reitero: NO ACEPTO RESPONSABILIDADES SOBRE LOS TRAUMAS QUE PRODUZCA EL JUEGO :cuniao
Aquí el link para descargar la aplicacion infernal

https://mega.co.nz/#!zo510aob!y_hoFGIh71XyeCzp2LDwC4J99_nt3p-c5-8NT3C0Y8M

:hola


 
El Megapost de los Ochenta LA COSA VERSUS E.T. El extraterrestre

Debo (como ya es costumbre en este, nuestro Megapost ochentero) pedir perdón por la excesiva tardanza.. compensaré con unos cuantos Megapost seguidos como también espero, sea pronto una costumbre.



Hoy hablamos de dos alienígenas… muy especiales. Ambos, a su modo, calaron hondo en el público que los conoció en los años 80, y las películas que les corresponden son, cada una por derecho propio, y por motivos muy diferentes, sendas obras maestras de la ciencia ficción de su década.Pongámosles en fila:


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La Cosa de John Carpenter está basada en una novela corta de John W. Campbell Jr. llamada “Quien anda ahí”, publicada por primera vez en 1938 y que sorprende por lo similar que es su adaptación ochentera; olvidaos de la peli de Christian Niby/Howard Hawks, la AUTÉNTICA adaptación fiel es la de Carpenter, aunque por supuesto hay diferencias (en el relato los miembros de la base que harán frente a la cosa son más de treinta, no solo doce, y son ellos los que desentierran al alien, el cual, además de su capacidad de replicar formas de vida, lee las mentes y puede penetrar en los sueños. Aparte de esas diferencias, todo está ahí, desde la potentísima escena de la prueba de sangre al protagonismo de McReady, la locura de Blair o la desconfianza).
Recomiendo a cualquiera la lectura de esa obra literaria, junto con una revisión de la peli Carpenteriana, a mi personalmente (fan absoluto de la película como soy) me ha resultado una experiencia muy enriquecedora.
Y vamos con la película.

John Carpenter siempre ha dicho que La cosa era para él más que una película. Era un vehículo de lucimiento, debía ser como su tesis doctoral; la primera vez que trabajaba para un estudio, la Universal, él utilizaría todos los recursos que había aprendido en el cine: el manejo de la cámara, el uso de la música, la composición de los planos, la dirección de actores, el arte del montaje… así, La cosa tenía que ser un compendio de todas las virtudes de su cine anterior, pulidas para “pasar revista” y reportarle las mieles del reconocimiento y el respeto que había empezado a saborear con La noche de Halloween.
Y lo consiguió. La cosa es indudablemente su mejor película, una obra maestra del cine de terror, quizá la mejor película de género de su década, con lo difícil que es precisar algo así. Desgraciadamente, el precio fue su carrera cinematográfica, que no solo no salió beneficiada, sino que se hundió.



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A priori, todo lo tenía para triunfar, esta película. El guión (de Bill Lancaster, hijo de Burt, incomprensibles resultados para su posterior carrera…) reformaba la historia a medias, cogiendo algunos elementos de la película precedente pero sobre todo, centrándose en el relato original, consiguiendo el punto justo.
Para la fotografía tuvo a Dean Cundey, tipo inseparable a su carrera, hasta que su caché debió subir demasiado (y el de Carpenter, bajar consecuentemente) y dejaron de trabajar juntos. La música no está aquí compuesta por el propio director, como venía siendo habitual, sino que se encarga a un tío con talento, Ennio Morricone. Ignoro si fue una imposición del estudio o si Carpenter lo aprobó o incluso lo sugirió. Por lo demás, el apadrinamiento de un gran estudio (Universal, nada menos) con un presupuesto de 15 millones de dólares (más del doble de lo que costó su película precedente, la excelente 1997 Rescate en Nueva York) debió parecerle al director un presupuesto multimillonario.


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El responsable de los FX, Rob Bottin, con una de sus repugnantes creaciones

Para los efectos especiales, se contrató a Rob Bottin, quien venía de dar forma a las transformaciones licantrópicas en Aullidos (ya había trabajado con Carperter en La Niebla) y cuya carrera, lejos de morir con la película continuó y sigue en activo, siendo responable de los efectos especiales de películas como Robocop, Legend o Desafío Total. Su trabajo es sencillamente impresionante (ningún ordenador, a día de hoy, puede lograr dar el mal rollo que da su trabajo, la sensación de que estás viendo algo extraterrestre y que trasciende de la misma pantalla). Dicho trabjao fue uno de los principales focos de las críticas, pero ya llegaremos a eso.

Kurt Russell, actor con el que Carpenter ya había trabajado (y volvería a trabajar en dos ocasiones) puso cara a MacReady, el piloto que toma el liderazgo de esa base antártica cuando la situación se vuelve insostenible. El reparto restante es bastante desconocido, compuesto por rostros apegados a la televisión, secundarios de esos que “su cara me suena” pero rara vez adivinas el nombre. Richard Masur por ejemplo, intervino mucho en televisión a finales de los 80 y principios de los 90, y en películas para vídeo. T.K. Carter salía en la serie Punky Brewster, Wilford Brimley es quizá de los más reconocibles (casi siempre sale de abuelo cabreado o tipo siniestro) Keith David volvería a trabajar bajo batuta Carpenteriana en Están vivos


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La historia (a estas alturas dudo que quede nadie en estos lares que no la haya visto) trata sobre una base americana ubicada en la Antártica, aislada en la nieve durante todo un año (en la película nunca tenemos claro a qué se dedican, pero está claro que no tienen mucho trabajo, véase las primeras escenas con todos dedicados al ocio, muertos de aburrimiento). Hasta la base llega un helicóptero de una base noruega cercana que persigue a un perro husky con el incomprensible deseo de eliminarlo. Un accidente destruye el helicóptero, pero el perro sobrevive. La visita posterior a la base noruega denota que algo más que extraño ha sucedido, y está sucediendo todavía; los noruegos descubrieron una nave espacial que llevaba 100.000 años enterrada bajo el hielo, y desenterraron al alienígena que viajaba en ella.
Si la cosa era piloto de la nave, y esta formaba parte de su civilización, si era un prisionero a bordo de la misma, o quizás, una simple carga (hay teorías de que podría ser un arma biológica usada por otra raza extraterrestre completamente diferente). El caso es que ese extraterrestre se descongeló, y acabó con los noruegos, haciendo ahora lo propio con los americanos a través del perro, en realidad, un organismo alienígena cuya fascinante cualidad es la de digerir a cualquier ser vivo y luego, duplicar a la perfección todas y cada una de sus células.


El falso perro es destruido cuando intentaba replicar a los perros de la base americana. Parece que el peligro ha pasado, pero, ¿no habrá tenido el extraterrestre tiempo de sobra para duplicar a algunos de los hombres de dicha base? A partir de ahí, la paranoia y la fragilidad invaden a los miembros de la expedición, que no dejan de hacerse la pregunta clave:


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La película continúa por esos derroteros, teniendo siempre presente la dichosa pregunta. El científico Blair, consultando una computadora, descubre que hay un 75% de probabilidades de que el alienígena haya asimilado a un humano, y que si llegase a alcanzar zonas pobladas más allá de la Antártida, la Tierra entera estaría contaminada en apenas 27 horas. Por lo tanto, la gravedad de la situación se hace patente. La paranoia disparada por el alienígena pone en relieve que la convivencia pacífica entre esos hombres era una mera imposición social; hay hipocresía, rencillas ocultas, racismo, envidias y odios, tan humanos que solo salen a relucir cuando la cosa entra en acción.
Las sospechas recaen sobre el jefe de la base tras el saboteo de un suministro de sangre que quizás, habría permitido distinguir humanos de no humanos, y McReady es elegido nuevo líder. Nunca se nos presenta como un héroe, sino más bien como un hombre firme (en la novela se le describe como un hombre de bronce) tan confuso y sobrepasado por las circunstancias como cualquier otro, pero con la cabeza clara y consciente de que la amenaza va más allá de su vida y la de sus compañeros. A pesar de todo Mac se nos presenta como un hombre muy poco intelectual, no es un científico sino un mero piloto (ese ridículo sombrero de cowboy que exhibe, su constante confusión de suecos con noruegos, o su reacción al perder una partida de ajedrez contra una máquina al principio de la película son buenos detalles para definir al personaje).

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Escena eliminada (¿sabiamente?)

Sin embargo, más allá de MacReady o de sus compañeros, el auténtico interrogante y personaje más interesante resulta ser el alienígena. Carpenter opta por no contarnos apenas nada sobre su origen, características o intenciones. Solo queda claro que ha adquirido gran cantidad de habilidades (seguramente de otras razas de las que se haya apoderado) y que cuenta con no pocos recursos para sobrevivir. También queda claro (y esto se redondea mucho en la novela, donde sus poderes para replicar organismos están mejor explicados) que una vez dividido entre varios organismos, no son todos una especie de mente colmena que obedece las órdenes de un organismo central, sino que nos los presenta como pequeñas unidades egoístas, cada una preocupada por su propia supervivencia (también entiendo que en realidad, la superviviencia de uno solo de estos organismos es la de todos) ver si no el ejemplo de la cabeza denunciada por otro infectado, seguramente para ganar credibilidad ante sus compañeros y desviar las sospechas).

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Porque su inteligencia queda fuera de toda duda. La cosa hace uso en múltiples ocasiones del divide y vencerás, mostrando conocer de sobra la psicología humana y sus reacciones, y aprovechando ese conocimiento para manipular a sus enemigos e ir dividiéndolos y aislándolos, siendo más fácil completar su tarea.
La ignorancia lo rodea todo, no se sabe quienes están infectados, solo hay pistas (cambios de ropa, expresiones en segundo plano, algunos detalles...) de hecho, uno de los mayores miedos (de nuevo, mejor explicado en la novela) es si una persona sabría que ha sido infectada.

La película contiene quizás, una de las escenas más tensas rodadas en el cine fantástico, la ya famosa prueba de sangre en la que MacReay (que ha caido bajo sospecha de estar infectado) acorrala a sus compañeros y les obliga a pasar una prueba, tanto para demostrar su humanidad como para desenmascarar a los que no son. Esos silencios, esos rostros tensos, o resignados, pero en cualquier caso, hundidos en la desesperación que sobrepasa sus cualidades, su mismo aguante psicológico e intelectual. Brillante.

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Y qué decir de su final. Uno de los más redondos, incómodos e inciertos del cine ochentero. Un final oscuro, deprimente, quizá uno de los motivos más directos del fracaso de la película en su momento. Dos hombres esperan en la nieve, resignados, sin saber si han acabado con el peligro o no, sin estar seguros siquiera de que el hombre que tienen al lado no sea... la cosa. Joder. Pelos como escarpias.

La película tuvo una fría acogida en su momento en las taquillas americanas. De 15 millones que costó, recaudó 19 (apenas 3 millones en el fin de semana de apertura) y no pudo competir con el alien de Spielberg, ni con la tónica del cine que en general, iba a reinar a lo largo de la década, el estilo Amblin, todo suave, colorido, buenrrollista, seguros de que al final, los buenos triunfarán sin dudarlo... un esquema del que solo la serie B se salía con frecuencia, pero que en el cine de los grandes estudios se vio poco, y cuando se vió, en general fue para fracasar.

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Pero si la taquila fue tibia, apenas cubriendo gastos, donde la película quedó masacrada fue en la crítica. Los críticos de la época la tacharon de estúpida, nauseabunda, pornográficamente violenta, vacía, la tacharon de ser solo un catálogo de repugnantes efectos especiales... la pusieron de puta pa arriba, vamos.
Como de costumbre en aquella década, donde la película alcanzó mayor relevancia gracias al boca a boca, mayores beneficios y reconocimiento, fue en el mercado doméstico; concretamente, en las estanterías de los videoclubs.
En España gozó de bastante reconocimiento y no pocas críticas, gracias a aquel reportaje en TVE1 donde se ve la famosa espesa del desfibrilador, y que provocó un aluvión de cartas protestas sobre la cadena televisiva pidiendo que se cancelara la emisión (pero Sálvame ahí sigue :mutriste). Esa escenita provocó no pocos traumas infantiles.

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La película gozó de varios pases televisivos, una edición primigenia en CIC Video (de las de "caja gorda") dos reediciones posteriores (por lo menos) y finalmente, llegó a los formatos modernos.
Para mi, la película siempre estuvo asociada a prohibición. De muy niño, quizá con unos seis años, vi un trozo en casa de mis abuelos; mi tío la tenía grabada en una cinta de 240 minutos (junto con... Operacion Dragón!) y cuando yo llegué, iba justamente por la prueba de sangre, más exactamente, el momento en que MacReady encañona a Childs. No me permitieron verla, y mi tío tuvo que cortar en ese momento. Era la primera vez que me prohibían ver una película. Por supuesto, mi interés creció exponencialmente.

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Tres, quizá cuatro años más tarde, quería yo ver en la tele la mítica y nacional La estanquera de Vallecas. Solo que antes de eso... echaban La cosa. De nuevo, al enterarse mis padres, me prohibieron acercarme a esa película maldita, que para mi ya estaba adquiriendo un estatus de cuasi Necronomicon. Me hicieron salir del salón y me prohibieron acercarme hasta que empezara "la española". Yo me atreví a ir a la salita, ya tarde, a preguntar si había empezado. Mentira cochina, quería ver. No vi mucho. Ni siquiera sabría decir a que escena pertenecía lo que vi, solo vi algo con patas correteando y fuego... o eso creo. Con los años, mi mente deformó y aumentó el horror de lo que había visto.
Para entonces yo ya había visto la carátula del VHS primigenio entre las oscuras estanterías del videoclub Urigar. Y por supuesto, había aumentado la mítica. ¿Como no iba a hacerlo una carátula donde aparecía una masa marrón licuandose y la leyenda "Vigile bien a sus vecinos, no se fie de nadie"???

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Mi preciadisimo ejemplar del VHS primigenio de La Cosa, por CIC Video

Su siguiente película, Starman, intentaba asomarse al mundillo buenrrollista y happyendista de E.T., y aunque fue un éxito de taquilla, la crítica reprochó a Carpenter hacer pelis que no eran "de el". Vamos, que la cinefilia "ejperta" de la epoca era gilipollas :lol

La Cosa nunca gozó de demasiado merchandising, más allá de posters, lobby cards para cine... ya en los 90, la línea de figuras de acción Movie Maniacs dedicó dos figuras a la película (siempre quise tenerlas, pero hoy alcanzan precios astronómicos por Ebay). También tuvo un videojuego bastante competente, que aún debo tener por ahí, sobre una expedición de rescate que acude solo para encontrarse con que el bicho sigue danzando por allí... muy bien implementado el miedo del film en el juego (había un nivel de estrés que podías solucionar con inyecciones de adrenalina, si lo pasabas enloquecías).

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Figura de Mattel que... no sé que coño decir sobre esto



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Steven Spielberg y su E.T. EL extraterrestre no podrían ser más diferentes, pero curiosamente, nacieron con motivos muy similares.
Si Carpenter quería consolidar su carrera con su primera súper producción, al llegar E.T. Spielberg ya era un consolidado director de cine comercial... pero la crítica empezaba a fustigarle. Le acusaban de ser un fabricante de luces y sonidos, de efectos especiales vistosos y de calidad, pero de contenido vacío. El camión de Duel, el escualo de goma de Tiburón, los marcianitos y las naves de Encuentros... muchas "maquinas" seguidas.
Spielberg empezó aquí a ansiar ser tomado como director serio por la crítica, y decidió hacer una película donde, por un lado, hubiera elementos emocionales y humanos hasta para atiborrar a un elefante, pero sin descuidar los efectos especiales (cosa que podría desanimar al sector del público que iba a ver sus películas por las lucecitas y demás).

Basándose en un guion de Melisa Mathison (ex de Harrison Ford, todo queda en casa) la película ha sido considerada como un exorcismo del trauma que supone el divorcio paterno, y que un joven Spielberg sufrió en sus carnes. Con un presupuesto de más de diez millones, Spielberg hizo su película "emocional" mojando así los kleenex de los espectadores ochenteros más que en ninguna ocasion (bueno... menos en los cines porno. Digo yo).

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La película nos cuenta la historia del pequeño Elliott y su familia disfuncional; la madre, Mary (la amiga de este megapost Dee Wallace Stone) viuda, intenta sacar adelante a sus tres hijos, el adolescente Michael, el niño Elliott, y la pequeña Gertie, que viven en la típica zona residencial americana, todos sumidos en la sensación de que "les falta algo" tras la marcha del cabeza de familia, la madre, a pesar de que hace lo que puede, está demasiado sumida en su trabajo y sus achaques de adultos, y no presta toda la atención que quisiera a sus hijos.
Cerca de allí, aparece una nave extraterrestre que se ve obligada a huir, dejando atrás a uno de los suyos, que será incesantemente perseguido por el gobierno de Estados Unidos.

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El alienígena acabará ocultándose en el garaje de la familia de Elliot, que será el primero en acusar su presencia (sintiéndola, al principio, como algo desconocido y amenazador) aunque finalmente los tres hermanos compartirán el secreto y esconderán al bicho en casa (la adulta de la familia queda fuera de juego).

A partir de ahí se van sucediendo diversas peripecias, al tiempo que la relación entre E.T. y Elliott se estrecha, ya que ambos comparten una especie de simbiosis a la que son ajenos incluso sus hermanos; como dos almas gemelas, que necesitan la una de la otra para sobrevivir. Se van produciendo las peripecias cómicas (especialmente ese E.T. disfrazado, la ocultación entre los muñecos de Elliott ante la madre, su relación con la pequeña de la casa...) al tiempo que la relación con Elliott va adquiriendo tintes más dramáticos.

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Es curioso como la madre llega a enterarse del fenómeno cuando este ya alcanzado un punto de no retorno, se encuentra a su hijo y al alien agonizando, y a los hombres del ejército con esos uniformes tan malrrollistas, en su propia casa, algo que apenas puede aguantar sin derrumbarse.
Si, vista hoy, con diez, con veinte o con setenta años, las escenas subsiguientes en el hospital no te causan, al menos, un nudo en la garganta, no eres humano. Y es que aún recuerdo las reacciones del público en general, y de mi hermano pequeño en particular cuando le llevé a ver el reestreno en cines (con el nuevo montaje y el nuevo doblaje, buagh). La llorera fue importante, pero aún podía verse a adultos pasarlo mal. Y es que, hay que reconocer que Spielberg, aliado con el mosquetero sin par que es John Williams, encontró el punto donde hay que tocarle la fibra sensible hasta al espectador más insensibilizado.

Y es que hay que reconocer que, como Carpenter y La cosa, Spielberg supo rodearse de un equipo de profesionales que dieran soporte al cuento; desde el director de fotografía, Allen Daviau, cuya colaboración con el director venía desde el mismísimo corto Amblin, a En los límites de la realidad o El imperio del Sol. De John Williams más vale que no diga (me sé de algún forero que tendrá mucho que decir :cuniao) salvo que sus temas para esta película emocionaron, no ya a mi, a vosotros, al público, sino al propio director.

Y cómo no mencionar a ese profesional todoterreno que es el italiano Carlo Rambaldi. Empezó ayudando a crear diversos vampiros, criaturas y orgías de sangre para directores italianos en su país natal (por ejemplo, Bahía de sangre, del maestro Mario Bava o Rojo Oscuro del menos maestro Dario Argento) se pasó a Hollywood con la sinpar King Kong de Guillermin, siendo creador del mono en cuestión. A partir de ahí, lo que queráis; E.T., Encuentros en la tercera fase, ALien el octavo pasajero, La posesión, Conan el destructor, Dune... creador de míticos monstruos como los gusanos de Arena que pueblan Arrakis, la cosa tentacular de La posesión... un maestro.

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Rambaldi con uno de sus "hijos" más famosos

Eran tiempos propicios, los ochenta, época dorada de cierto tipo de cine comercial, y la película es una muestra de eso; 10 millones y medio de presupuesto, y unos beneficios de casi 700 millones, contando reestrenos (y no solo reestrenos, la película tuvo tanto éxito que permaneció en cartelera hasta 1983 en todo EEUU, y hasta 1985 en algunas salas!) contando también, imagino, venta del producto doméstico.

Porque E.T. gozó de varias ediciones en VHS, DVD (incluyendo por supuesto el horrible montaje CENSURADOR del que casi prefiero no hablar) y un número sencillamente incalculable de pases televisivos en las televisiones de medio mundo. Así fue como la vi yo por primera vez, y huelga decir que la llorera resultó impresionante. Al final, cuando el bicho se va a su planeta, se me quedó cierto regusto amargo, pero sobre todo, alivio; el bueno volvía a su planeta y los chavales tenían algo bueno en qué pensar hasta hacerse viejos. Justo al revés que la de Carpenter.
Tampoco considero necesario decir que quedé PRENDADO de Erika Eleniak en su aparición, y aún más prendado cuando la vi en Los vigilantes de la playa :cuniao

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El merchandising del que gozó (y sigue gozando con buena salud) es sencillamente incalculable y me imagino que mucha gente ganó un pastón con ello. Camisetas, tazas, pines, novelizaciones, colchas, albumes de cromos, y Dios sabe qué más.

Hoy, E.T. EL extraterreste está bastante metida en el imaginario colectivo, y raro es quien no ha oido hablar de ella, gracias al reestreno en cines y el DVD yo creo que las nuevas generaciones han tenido oportunidad de descubrirla más que suficiente. Para mi, resulta una de las mejores películas de la década, pero, ¿es mejor de La cosa? O dicho de otro modo... ¿CUAL GANA?


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Pido perdón, pero... él me obligó

Yo pienso que aunque La cosa es más honesta respecto a los males del mundo real, más abierta a mostrar las cosas como son (desconfianza, aislamiento, hipocresía social)...
E.T. es una obra maestra por razones diferentes. No sé, creo que cerebralmente, las igualaría, ambas están paridos por dos de mis directores favoritos, ambas forman parte de la década en que crecí y ambas las "viví" en su época... pero hablando de corazón, La cosa ganaría.
¿Y vosotros que decís? :hola

PD: Gracias a Dussander por el cartel (él sabe de que hablo). Y a todos los demás por vuestra paciencia!
 
Si me pones una pistola delante (o detrás, no tengo particular preferencia) me quedaría con La Cosa, pero si descubrimos que la pistola era de juguete, no estaba cargada o eres tan torpe que no quitaste el seguro, te diría... ¿por qué elegir?

De todas maneras ¡Mi amigo Mac es mejor! :p

¡Acaba convertido en un Americano de tomo y lomo! :yes

Hablando de ET... pongamos la canción mi Michael Jackson sobre la peli para el album producido por Quincy Jones que narraba el propio Jackson:

Michael Jackson Someone in the dark con subtitulos en español.wmv - YouTube

¡O el album mismo!

ET The Extra Terrestrial - Narrated By Michael Jackson (Part I) - YouTube

ET The Extra Terrestrial - Narrated By Michael Jackson (Part II) - YouTube

ET The Extra Terrestrial - Narrated By Michael Jackson (Part III) - YouTube

ET The Extra Terrestrial - Narrated By Michael Jackson (Part IV) - YouTube

E.T The Extra Terrestrial - Narrated By Michael Jackson (Part V) - E.T Goes Home - YouTube

Las cosas como son, en esa foto, ET parece su novia. ¿Habremos esytado equivocados todos estos años sobre el sexo de ese encantador extratterestre?

Aún tengo la caratula de TP recortable de la Cosa de cuando la emitieron ¿por primera vez? :pensativo

PD: Me bajo el juego. Tienes suerte de que los psicologos en este pais son gratis, porque como me pudra el alma, te enteraras... :cortina
 
Es tan difícil decantarse por una (como siempre, grandísimo texto, amigo)... emocionalmente E.T. no tiene parangón (hay tantas escenas ahí que son oro puro, uno de los pilares de mi infancia y que a su vez me daba mucho miedo toda la primera parte, en el bosque, con esa música de Williams tétrica y esos sonidos guturales/nasales de E.T. y esa pose deformada de sus congéneres... ya no digo cuando E.T. grita cuando se encuentra con Elliott, aquello me superaba).

Pero es que La cosa es mucha cosa. Demasiado. Una obra perfecta de terror, suspense y tensión con uno de los finales más ambiguos de la historia. Una pasada.

Claro que Mi amigo Mac es uno de los clásicos para reirse de ella que no pueden conseguir las otras dos así que... :D
 
Pero si la taquila fue tibia, apenas cubriendo gastos, donde la película quedó masacrada fue en la crítica. Los críticos de la época la tacharon de estúpida, nauseabunda, pornográficamente violenta, vacía, la tacharon de ser solo un catálogo de repugnantes efectos especiales... la pusieron de puta pa arriba, vamos.
"las primeras secuencias de La Cosa predisponen a sufrir una tensión que jamás llega a manifestarse, hacen desear la aparición de un terror que nunca llega"; "en el cine de terror suele ser más eficaz sugerir que mostrar (...) Pero para ello hace falta tener un talento, una sensibilidad o un dominio del medio que, hoy por hoy, Carpenter, narrador de superficies, no posee"

José María Latorre, visionario (1982)​
:fiu
 
Le debo un revisionado a ET, que no la veo desde crío que me acojonó xD
La cosa es muy buena, aunque quizás iba demasiado hypeado y no me pareció tan tremenda aunque los FX´s me encandilaron.
 
Pero si la taquila fue tibia, apenas cubriendo gastos, donde la película quedó masacrada fue en la crítica. Los críticos de la época la tacharon de estúpida, nauseabunda, pornográficamente violenta, vacía, la tacharon de ser solo un catálogo de repugnantes efectos especiales... la pusieron de puta pa arriba, vamos.
"las primeras secuencias de La Cosa predisponen a sufrir una tensión que jamás llega a manifestarse, hacen desear la aparición de un terror que nunca llega"; "en el cine de terror suele ser más eficaz sugerir que mostrar (...) Pero para ello hace falta tener un talento, una sensibilidad o un dominio del medio que, hoy por hoy, Carpenter, narrador de superficies, no posee"

José María Latorre, visionario (1982)​
:fiu

Que hayas encontrado una critica positiva española no significa que no tuviera criticas, ya mencione el aluvion de 1quejas a TVE1 por publicitarla en Informe Semanal, quejandose de lo grafico de su violencia.

De todas formas, me referia a la critica americana. La europea ha tratado siempre mejor a Carpenter, especialmente la francesa (pais donde mas han publicado libros, ensayos y articuls sobre el autor).
Vease por ejemplo la critica de los que, por la epoca, cortaban la pana en el mundillo critico estadounidense:

Rogert Ebert: he Thing" is a great barf-bag movie, all right, but is it any good? I found it disappointing, for two reasons: the superficial characterizations and the implausible behavior of the scientists on that icy outpost. Characters have never been Carpenter's strong point; he says he likes his movies to create emotions in his audiences, and I guess he'd rather see us jump six inches than get involved in the personalities of his characters. This time, though, despite some roughed-out typecasting and a few reliable stereotypes (the drunk, the psycho, the hero), he has populated his ice station with people whose primary purpose in life is to get jumped on from behind. The few scenes that develop characterizations are overwhelmed by the scenes in which the men are just setups for an attack by the Thing.
That leads us to the second problem, plausibility. We know that the Thing likes to wait until a character is alone, and then pounce, digest, and imitate him--by the time you see Doc again, is he still Doc, or is he the Thing? Well, the obvious defense against this problem is a watertight buddy system, but, time and time again, Carpenter allows his characters to wander off alone and come back with silly grins on their faces, until we've lost count of who may have been infected, and who hasn't. That takes the fun away.
"The Thing" is basically, then, just a geek show, a gross-out movie in which teenagers can dare one another to watch the screen. There's nothing wrong with that; I like being scared and I was scared by many scenes in "The Thing." But it seems clear that Carpenter made his choice early on to concentrate on the special effects and the technology and to allow the story and people to become secondary. Because this material has been done before, and better, especially in the original "The Thing" and in "Alien," there's no need to see this version unless you are interested in what the Thing might look like while starting from anonymous greasy organs extruding giant crab legs and transmuting itself into a dog. Amazingly, I'll bet that thousands, if not millions, of moviegoers are interested in seeing just that.


Y los comentarios varios podeis consultarlos en Wikkipedia



Tras su estreno The Thing recibió comentarios diversos por parte de la crítica cinematográfica. Roger Ebert del periódico Chicago Sun-Times destacó los efectos especiales de la cinta, pero criticó algunas actuaciones y ciertos elementos de la trama.14 Por su parte, Vincent Canby de The New York Times se refirió a ella como "una película tonta, deprimente y sobreproducida [...] una obra prácticamente sin trama compuesta de muchos efectos especiales, con actores usados simplemente como objetos para ser cortados, acuchillados, destripados y decapitados".15 Pedro Crespo del periódico ABC sostuvo que Carpenter abusaba del sobresalto en vez de generar inquietud, lo cual terminaba aburriendo.


Pero vamos que pudo haber diez o cien criticas positivas. Eso no contradice mis datos de que, EN GENERAL, la critica la masacrara. De todas formas te agradezco la critica de Latorre, no la conocía :hola
 
¿Positiva? ¡Pero si se caga en ella! ¡Por eso resoplo! :D
 
Excelente como siempre Henry :hail:palmas:hail

Estoy bajando ese juego con esa pinta de interfaz ochetera-noventera que tiene una pinta genial. En cuanto lo pruebe comento...:babas
 
¿Qué tiene de positiva la critica de Latorre?, si precisamente es lo contrario, de hecho pone visionario al lado de su nombre :D
 
Se me ha ido la pinza y he pensado que decias que habia mas criticas positivas que negativas :garrulo
Ya me extrañabaami porque Latorre es muy clasicote,.
Hoy estoy espesito, sera la crisis de los 34 :mutriste
 
" La cosa " la he visto unas 5 veces lo menos, gracias Henry por la reseña, genial apoteosica :palmas. Soy el unico ser humano que no ha visto E.T, incluso es posible que los propios extraterrestes la hayan visto. :juas
 
Dos tótems populares inamovibles que además son realmente grandes películas, más allá de tener marciano no son muy comparables... aunque de todas las virtudes que puede tener una peli, éstas son especialmente dos lecciones de narrativa visual bastante acojonantes, con sus respectivos ON FIRE y en su mejor momento.

Luego más allá, habría que ver si se prefiere el tono desolado y cárnico del carpintero o el cuento de maduración y sense of wonder del judío, y ahí sí se nota diferencia entre ellas; nihilismo tétrico de esperando quién muere antes vs. el circo de pulgas a golpe de Johnny con la platea llorando.

Yo no tengo mucha historia sobre descubrir estas pelis: ET siempre "estuvo ahí" (recuerdo vagamente verla por primera vez en casa de un familiar, por mi cuenta, y darme mal rollo ET berreando en el maizal) y La cosa la vi hará unos seis años, viniendo bien recomendada. Eso sí, me puse a verla sabiendo apenas que era un Carpenter/Russell en la antártida con alien malo, así que el entramado me enganchó cosa mala.


La música no está aquí compuesta por el propio director, como venía siendo habitual, sino que se encarga a un tío con talento, Ennio Morricone. Ignoro si fue una imposición del estudio o si Carpenter lo aprobó o incluso lo sugirió.

Se supone que ni siquiera era la primera opción, que Carpenter llamó a Goldsmith pero a éste no le interesó.

Yo pienso que aunque La cosa es más honesta respecto a los males del mundo real, más abierta a mostrar las cosas como son (desconfianza, aislamiento, hipocresía social)...

Hombre, honesta no sé... es más pesimista y más descarnada, claro, pero también es una peli de tripas para adultos y no un coming-of-age para todos los públicos. Sin embargo en ET sí hay cosillas que rascar en el viaje de maduración de Elliott, desde el descubrimiento de que los adultos son seres débiles y falibles, la decepción de la figura paterna, la amenaza de la autoridad sin cara (¡esa aparición gubernamental en la casa digna de Darth Vader!)... o lo bonito del personaje de Peter Coyote, el Elliott que nunca encontró a ET.
 
El Megapost de los Ochenta MITOS DE VIDEOCLUB: Mas vale muerto...

Bueno, prometí que no tardaría tanto en retornar el Megapost y por una vez, sin que ello sirva de precedente, cumplo lo dicho :p


Debo empezar reconociendo que la categoría “MITOS DE VIDEOCLUB” me crea más de un debate interno. Ya que puede ser usada de dos formas diferentes y no sé si decantarme por una de ellas, o por ambas, aunque al final, será esto último.
Por un lado, es una sección para rememorar esos clásicos que todo ochentero recuerda: John Hughes, Exploradores, Los Goonies, Loca academia de policía
Por otro lado, la intención ORIGINAl era que sirviera para redescubrir esos pequeños títulos de serie B que, sin ser tan recordados actualmente, en su día gozaron de una amplia difusión en los patios de recreo y en los hogares, aunque hoy se encuentren en diversos estados de olvido por parte de la población mentalmente sana: productos Empire/Full Moon (con Re-Animator a la cabeza) Critters, secuelas infames de Aullidos, Llegan sin avisar, la falsa Re-Animator 2, los bodrietes de Lamberto Bava… una serie de cintas que consiguieron salirse del anonimato al que iban condenadas para lograr un estatus de culto, de “cintas prohibidas” o simplemente, de cachondeo guasón y a menudo casposo. Películas patrocinadas por carátulas que las superaban, o por imaginativas contraportadas, o simplemente por el boca-oreja.



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La cinta que hoy nos ocupa es importante, por varias razones. La primera, porque hoy, por primera vez desde que inauguramos el Megapost (no ha llovido ni nada) vamos a tratar el que fue uno de los grandes pilares del cine ochentero: el cine para adolescentes. Si. ¡Al fin! Y es que hasta ahora, por H o por B me he ceñido a otros géneros (terror, fantasía, ciencia ficción, últimamente acción…) y ya basta de restar importancia a esos jovencitos cachondos.

También es importante porque la vi de crío y fue, durante años, una de esas películas que “vi hace tiempo y nadie más recuerda” aunque pude redescubrirla hace un par de años. En EEUU es cinta de culto, aquí no sé que tal andará de salud, veamos cuantos de vosotros la recuerda, o la ha visto siquiera.


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No obstante, la película no es una típica de la época; no es John Hughes, ni los Novatos, ni Porky’s, ni uno de los INFINITOS subproductos italianos que nos llegaron a las estanterías. Es una cinta americana con John Cussack, con todo lo bueno (¡que recuerdos!) y malo (nunca me gustó como actor ese chaval) que tiene.

Pero bueno, pongámonos manos a la masa. La criatura que hoy destriparé se titula “Mas vale muerto (Better Off Dead es su título original, en este caso los traductores no se complicaron la vida) y está dirigida por Savage Steve Holland, un señor que debutó con esta película y volvería a trabajar con Cussack (y Demi Moore) en otra película ochentera titulada Un verano loco (no la he visto, estoy a la caza y captura de una copia). Ha trabajado con bastantes chavalines de los 80 y 90, a Cussack y la Moore podemos sumar a Anthony Edwards (uno de los ya míticos Novatos) Curtis Armstrong (el mítico Pelotilla… también de los Novatos) Lara Flynn Boyle, Diane Franklin (luego hablaremos de ella).

Tras dirigir tres pelis en la misma línea, se metió en televisión con cosas como la serie de Cariño he encogido a los niños y subproductos infames similares; hoy en día sigue en activo y ha hecho un poco de todo; series, telefilmes, animación… uno de esos hijos de los ochenta hoy consumidos por el proceloso siglo XXI.

Pero vayamos con la película.



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El a ratos infame, a ratos hostiable John Cussack es aquí Lane Meyers, un chavalín ególatra, un poco fantasioso y algo cobardica; su vida gira en torno a su novia Beth (Amanda Wyss, primera víctima cinematográfica de Freddy Krueger, a quien aquí homenajean cuando ella se cruza, en la cafetería del colegio, con un tipo que lleva el ya célebre e infame jersey hortera, rojo y verde).
En un mundo cuerdo y sano, la relación de Lane y Beth sería calificada de patológica; él está obsesionado con ella, tiene su cuarto empapelado con sus fotos, y no concibe una vida sin su presencia. Evidentemente, esto agobia a la (por otro lado, superficial y estúpida) muchacha, que rompe con él al caer enamorada de un esquiador rubio, pijo y y cachas (habría que hacer una tesis doctoral sobre este tipo de personajes en el cine 80s) un tipo que además se apellida… ¡STALIN! Y es que el pueblo en el que viven está junto a una pista de esquí con una montaña (K12) dificilísima de esquiar, y donde se está organizando una competición cuyo líder evidente es el rubiales, y donde Lane fracasa estrepitosamente en la prueba. ¿A que os suena?



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Lane, evidentemente, hace lo que todos los chavales cuando de repente, se le corta el “suministro”, se deprime, y se ve incapaz de sobrevivir sin su adorada Beth, que pasa de él como de la mierda y se limita a reírse mientras el rubiales Stalin se ríe de él por los pasillos del instituto. Así, el esqueleto de toda la primera mitad de la película conlleva a Lane lamentándose por las esquinas e intentando suicidarse de mil formas absurdas, que o bien fracasan o son detenidas por su mejor (y único) amigo, Charles De Mar (interpretado por… ¿lo adivináis? ¡¡¡Curtis Armstrong!!! Si, uno de los Novatos más emblemáticos).



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La segunda mitad de la película entra en terrenos más románticos (he de aclarar que esta no es una de esas películas de “jovencitos cachondos” a lo Porky’s, sino que tira más de la comedia romántica, absurda, en ocasiones ácida).
Y es que, si por la trama fuese, estaríamos ante una peli más, divertida, si, pero tópica a más no poder. Donde la película se reinventa y se salva del sopor es en ese gran baluarte que tuvo el cine juvenil ochentero: los secundarios. Y aquí, es para mear y no echar gota. Repasémoslos.

-Por un lado, la familia de Lane, los Meyers. El padre es el típico cabeza de familia gordinflón, bienintencionado pero autoritario que no comprende a los jóvenes, es una pura parodia de este tipo de personajes a lo “Tío Phil”. Él hace todas esas cosas que hacían los padres de esa década en las películas: organiza a su hijo citas no deseadas con las chicas más horrendas del Instituto, le da sermones que solo sirven para deprimirlo, o intenta hablar con él en la “jerga juvenil moderna” ayudado por una especie de diccionario. Impagable. La madre es aún mejor, un ama de casa un poco “cortita” también bienintencionada, pero sumida en un mundo absurdo; su handicap son sus guisos, incomestibles monstruos con tendencia a salirse del plato y gozar así de vida propia a lo “Stuff el yogur asesino”. Cada vez que llega la hora de la comida, el padre se sienta con cara de “a ver que alienígena tengo hoy en el plato” incluso en alguna ocasión ponen música de suspense cuando ella va a destapar una olla. Por último el hermano pequeño, el personaje más jodido de la familia, un crío retorcido y cabroncete que apenas habla, liga más que su hermano (por correspondecia y con tías raras, eso si) y hace explotar un cohete para niños, entre otras varias lindeces.

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Con estos padres, a mi también más me valdría muerto que...




-Los vecinos tampoco tienen desperdicio. Desde el repartidor de periódicos (el personaje que yo más recordaba de la película) a los diferentes personajillos que pululan por el instituto, o la madre cotilla y cabrona de la casa de al lado, con el hijo gordito y asquerosamente imbécil, que tienen su importancia en la trama. Por último y desde luego, no menos importante, un viejo cabrón que tiene constantes choques con su furgoneta contra el coche de Lane; este personaje está interpretado por el mismísimo CHUCK MITCHELL.

Ahora bien, para aquellos a quienes el nombre no les dice una mierda, este señor es el personaje que da título a la popular Porky’s (de la que vendrían secuelas, imitaciones y plagios italianos sin par, algunos con su presencia, otros sin ella). Casi siempre hacía de lo que tenía pinta, de viejo cabronazo que desayuna puros encendidos y caga clavos.

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El actor comenzó pasando su careto por series de televisión como Hospital General, Remington Steele o Canción triste de Hill Street, pero el papel que le inmortalizó y provocó que un tipejo poco recomendable de 34 años le dedicase más de un párrafo a su vida y obra en un foro ignoto de la España profunda fue Porky’s, película que no tardará en aparecer por aquí. En ella, Porky era el dueño de un prostíbulo sureño que la tomaba con un grupo de chavalines que acudían a su local a solicitar sus servicios porque estaban más salidos que el pico de una mesa. El viejo los timaba y les puteaba de diversas maneras, y la película consiste en cómo estos van planeando su venganza contra el viejo hijo de puta (cuando no están demasiado ocupados follando, intentándolo, metiéndose con el pobre Pee Wee o haciendo chistes verdes con sal gorda, algunos INOLVIDABLES). Algún día ya hablaremos de ella con el detenimiento que merece.

Pero volvamos a Más vale muerto, que aún queda rato. No os durmáis. Total, que como todo héroe adolescente de los ochenta con un conflicto, nuestro protagonista tiene una serie de “pruebas” que resolver para recuperar la confianza y la chica que le ha sido robada por el chulo esquí apellidado Stalin. Por ejemplo, el chaval tiene en su jardín, muerto de asco, un coche Camaro hecho polvo que compró para restaurar, y ni ha tocado. Lo quería para ganar en las carreras a una pareja de asiáticos que solo saben hablar el idioma de los locutores deportivos, y que constantemente le retan a carreras por la ciudad en los peores momentos. Esa será la primera prueba, y para lograr restaurar el coche y su autoconfianza, Lane contará con la ayuda inesperada de Monique Junot, una estudiante francesa de intercambio que se ha ido a vivir a la casa de al lado (y que la vecina cotilla intenta convertir en novia de su hijo medio subnormal a toda costa).



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Y aquí, amigos, lo que solo era una película divertida, pero sin nada especial, con humor absurdo que merece un visionado y ya, alcanza su punto culminante. La aparición en la película de Diane Franklin, actriz más ochentera imposible, y que con esa cara de niña buena y angelical se nos ganó a todos en la época… y a mi al menos, me sigue ganando.

Diane comenzó su carrera en la tele, pero rápidamente ascendió al estrellato (relativo, pero en nuestras mentes ochenteras, incuestionable) y a los corazones de más de un joven varón con El último americano virgen (otro título emblemático que tarde o temprano deberé enfrentar aquí) donde interpretaba a Karen, el interés romántico del (feo) protagonista. La película es recordada sobre todo por su final, mucho más similar a la dura y cruda realidad que a las películas, donde el prota, incluso aunque no fuera Tom Cruise o Michael J Fox precisamente, solía conseguir a la chica o al menos a alguna chica.
Diane continuó su carrera con títulos tan poco prometedores como Amityville 2: La posesión, o la recordada y entrañable, pero rato casposa TerrorVisión. Sus cimas más altas son la mencionada El último americano virgen y la película que aquí nos ocupa. A finales de los 80 ya andaba estancada en series infames como Las pesadillas de Freddy; hoy en día ha participado en algunos cortometrajes. Carrerón. Lo sentimos, Diane. Por lo menos era jodidamente adorable (un estilo cándido a lo Elizabeth Shue, pero con un toque más pizpireto) y en esta película se luce.


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Altamente adoptable

Y es que, amigos, en la segunda mitad de la película, la trama da un giro hacia esa vieja subtrama que todos conocemos (el chico pierde a la chica de sus sueños y para recuperarla recibe la ayuda de otra chica que… ¿hace falta que diga como acababan?). Monique, que habla bien el inglés (y en el doblaje, el español) simpatiza con Lane e intenta ayudarle a recuperar la confianza, cómo es una manitas y no teme mancharse las manos, le arregla el Camaro, e intenta entrenarle en el arte del esquí para que al final, el bueno de Lane le gane al cerdo de Stalin y recupere a la zorra buena de Beth. Y todo eso viviendo en casa de una arpía que quiere que su hijo de 130 quilos se la folle; si eso no es ser una buena persona, que baje Dios y lo vea.

Dejo otros muchos momentos al descubrimiento del espectador que la vea hoy en día. Hay que ir sabiendo lo que se va a ver; una película divertida, con mucho humor negro y que se ríe de todo y todos, con algunas escenas de animación que sorprenden (no por su calidad sino por su mera presencia) un protagonista que roza lo insoportable pero con el que no puedes evitar sentirte identificado (ay, esos amores adolescentes…).
A mi me alegró la tarde y a cualquiera que disfrute con este tipo de películas y con el estilo 80's en particular, sin duda hará lo mismo, pero tampoco quiero venderla como lo que no es; emblemática por su casting y por su estilo de humor ácido y extraño, y por no ser "más de lo mismo". Deseo animar a todos aquellos que lean el megapost a verla, pero tampoco ponérosla como la rehostia para que luego os decepcione.


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Si sois auténticos ochenteros sabréis que personaje interpreta en la película

Este tipo de películas son muy valiosas; pequeños caramelos para ser degustados que nos dan nuestra justa dosis de ochenterismo y sirven para animar un día tonto; hay algunas más de estas películas de adolescentes, que involucran el mundo del esquí (como la semidesconocida Hot Dogs) pero esta película tiene el gran aliciente de no ser lo de siempre (con un protagonista algo menos hostiable, habría ganado enteros).

Poco más. El Megapost 2 de la Cannon se está cocinando y tratará del Charles Bronson, el abuelete que todos quisimos alguna vez que nos viniera a recoger al colegio cuando había lío con el capullo de clase; el próximo Blockbuster, por cierto, tratará sobre La guerra de las galaxias... hasta entonces un saludo ochentero, y VED Y COMENTAD CINE ochentero, malditos.

PD: He recibido privados exigiéndome que ceda la presentación de este post a una señora. ¿Vosotros la preferiríais a ella o a mi? Sinceridad, por favor :roto2

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rubiales malos de los 80 y... escribes mil veces Cussack... Que nos quieres decir?!

la tengo... olvidadisima (aunque soy fan del subgenero estudiochenteril). De la epoca que hacia cosas como SURE THING o la del radiocassette alzado.
 
Una película que me es desconocida pero, por lo que dices, parece hecha expresamente para mi :)
Por lo demás comparto tu opinión sobre Cussack, me resulta difícilmente tolerable. Y ardo en deseos de leer tus opiniones sobre Charles Bronson, un actor al que adorare siempre.
Cada vez que Tapatalk me avisa de que, este hilo, se ha actualizado, parece que me ha tocado la lotería ;)

Enviado desde mi Transformer TF101 mediante Tapatalk
 
¿Mas vale muerto? Si, salió en DVD en España doblada, aunque creo que anda descatalogado ese DVD. Yo la tengo ejem, por ahí, si no la encuentras mándame un MP, aunque en su día yo la "encontré" fácilmente.
 
Mas vale muerto es una de las mejores peis teen de los ochenta y de las que más recuerdo ver en su día junto a otras como Ferris Bueler. Me han dado ganas de volver a ella. Te va a gustar u Verano Loco, Henry. Es decir, tiene un delphin gigante rabioso y este poster:

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