Yo en esto no estoy completamente de acuerdo. Hay ciertos tipos de urbanismo que han favorecido la delincuencia, otros que han favorecido el uso del coche, otros que han favorecido el uso peatonal de las calles y otros que directamente han dinamitado el concepto de ciudad. La cosa es que es posible que los hombres y las mujeres hagamos un uso diferente de la ciudad y dentro de lo posible se puede llegar a un urbanismo que nos favorezca a todos, o que en gran medida, haga de la ciudad algo que se pueda adaptar a diferentes usos del suelo.
Eso es totalmente cierto. Lo que no quita para que el 100% de textos que he leído sobre "urbanismo de género" me parezcan una patochada. Y esto lo afirma una persona que en la carrera cursó tres asignaturas obligatorias y algunas más optativas sobre urbanismo, así que algo sabe sobre el tema.
Una cosa que es cierta es que gran parte de los problemas urbanos son resultados de un mal diseño. El principal problema del mal llamado "urbanismo de género" es que se equivoca a la hora de identificar las causas de ese mal diseño. Según el feminismo, los problemas de las ciudades se deben fundamentalmente a que han sido diseñadas por y para hombres blancos y heterosexuales que solo tienen en cuenta sus propias necesidades y que ignoran al resto de colectivos. Cuando la realidad es mucho más sencilla y prosaica: muchos problemas de diseño urbano son consecuencia de la pobre formación urbanística que se imparte en las universidades, que suele profundizar mucho en los aspectos teóricos pero muy poco en la resolución de problemas prácticos. Con lo que uno puede acabar la carrera siendo un experto en historia y teoría del urbanismo y no tener ni idea de cómo diseñar una rotonda funcional. Hablando de rotondas, en Ponferrada, junto al puente Boeza hay una rotonda criminal, cuyo diseño es tan nefasto que prácticamente pone en peligro a todos los automovilistas que pasan por ella. ¿El problema es que la diseñó un hombre blanco y heterosexual? No, el problema es que la diseñó una persona que se limitó a dibujar un círculo en un plano y que no se paró a reflexionar en la experiencia de un conductor llegando en coche a dicha rotonda. Y eso no tiene nada que ver con los genitales o el color de piel del proyectista, sino con el empleo de una metodología de proyecto equivocada.
Y es que al final el gran problema es que en los estudios de arquitectura se pone mucho énfasis en el arte y en la forma y muy poco en la solución pragmática de problemas cotidianos. Los estudiantes se pasan años dibujando rayas en planos sin pararse demasiado a reflexionar en la gente que va a usar esos espacios y luego pasa lo que pasa, que acaban diseñando edificios y ciudades muy llamativas pero totalmente inhabitables. E insisto: el problema no está en que los proyectos estén hechos por varones blancos heterosexuales que solo piensan en sus propias necesidades; el problema está en que no se enseña bien a proyectar, y este es un problema que afecta por igual a proyectistas hombres y a mujeres, a heterosexuales y a homosexuales, a blancos y a negros. Cuando hice la carrera, la mitad de las estudiantes eran mujeres, y tenían exactamente las mismas carencias urbanísticas que teníamos los hombres. Esta idea del feminismo según la cual si las ciudades fuesen proyectadas por mujeres de variopintas tendencias sexuales y pigmentaciones de piel el resultado automático serían ciudades mucho mejor diseñadas me parece bastante peregrina.
Y sí, entiendo que mujeres y hombres utilizan los espacios urbanos de manera distinta y que hacer un análisis de los espacios urbanos, con perspectiva de género, en principio, es buena idea. Pero en la práctica, todo lo que han denominado "urbanismo de género" no viene a ser sino otra forma de victimización más, de dejar claro que las mujeres viven oprimidas por culpa de los malvados urbanistas varones heterosexuales que solo piensan en sus necesidades y que en sus diseños no tienen en cuenta a mujeres, ni a niños, ni a ancianos, ni a transexuales ni a gitanos.
Y es que al final, eso que llaman "urbanismo de género" no es más que, simplemente, hacer buen urbanismo, es decir, ser capaz de dar respuesta a los problemas de la gente a través de un buen diseño. Y esto nada tiene que ver con los genitales o el color de piel del proyectista, sino con su capacidad para poder anticipar el uso que la gente hará de los espacios.