Atreyub
En busca y captura
Respuesta: El post del GORDO (Hitchcock)
Con la muerte en los talones (North by Northwest, 1959)
¿A alguien le importa quien es George Kaplan si lo interpreta Cary Grant? Que juego de muñecas rusas tan divertido a la par que espectacular. Concatenación de set pieces donde el maestro del suspense disfruta haciendo sufrir a un simple publicista que se encuentra en el lugar equivocado y en el momento más inoportuno. El clásico y típico guión del típico "oigan que no soy yo" que depara un sutil y para nada desdeñable juego de seducción que utiliza Hitchcock para que el alegre divorciado vuelva al redil de las mieles del amor en pareja (más claro que el plano final del tren entrando en el túnel imposible).
Espectáculo sin frenos, que va a más cuantos más minutos pasan y que toca todos los palos posibles (amor, suspense, acción, aventuras, humor) y encima con el carisma patente de un Cary Grant que llena la pantalla como pocos con su elegancia, presencia y sofisticación: el glamour de antaño. Clooney es un digno sucesor pero eso da para otro hilo. Contando como siempre con una rubiaza pivón - Eva Marie Saint - para encandilar al protagonista (y a su vez captar nuestra atención, algo que al director siempre se le ha dado de lujo) para no perder el juego y tener a nuestro héroe entretenido a dos bandas.
Es un filme deliciosamente extraño porque los cambios de género arriba citados son repentinos pero bien encauzados. Algo que no siempre sale bien o no siempre mantienen el ritmo entorpeciéndose mutuamente. El leiv motiv principal de la filmo de Hitch: el hombre corriente en medio de complots y peligros latentes que deberá (sobre)vivir para poder contarlo. Si a eso le añadimos villanos elegantes y secuaces pérfidos - Landau está de lujo - estamos ante un producto digno de encomio en la carrera del británico, en el punto álgido de su currículum y que vale su realización un potosí.
Con escenas icónicas que han pasado a la cultura general del 7º arte (esa avioneta amenazadora, la huída letal en el monte Rushmore) y otras tantas que merecen el palauso (la ONU, la subasta - donde Grant explota su bis cómica como sólo él sabe hacer) la película es un claro ejemplo de como mantener el interés constante y jugar perfectamente con el engaño sin hacerlo decaer hasta el final.
Un perfecto sí.
Con la muerte en los talones (North by Northwest, 1959)
¿A alguien le importa quien es George Kaplan si lo interpreta Cary Grant? Que juego de muñecas rusas tan divertido a la par que espectacular. Concatenación de set pieces donde el maestro del suspense disfruta haciendo sufrir a un simple publicista que se encuentra en el lugar equivocado y en el momento más inoportuno. El clásico y típico guión del típico "oigan que no soy yo" que depara un sutil y para nada desdeñable juego de seducción que utiliza Hitchcock para que el alegre divorciado vuelva al redil de las mieles del amor en pareja (más claro que el plano final del tren entrando en el túnel imposible).
Espectáculo sin frenos, que va a más cuantos más minutos pasan y que toca todos los palos posibles (amor, suspense, acción, aventuras, humor) y encima con el carisma patente de un Cary Grant que llena la pantalla como pocos con su elegancia, presencia y sofisticación: el glamour de antaño. Clooney es un digno sucesor pero eso da para otro hilo. Contando como siempre con una rubiaza pivón - Eva Marie Saint - para encandilar al protagonista (y a su vez captar nuestra atención, algo que al director siempre se le ha dado de lujo) para no perder el juego y tener a nuestro héroe entretenido a dos bandas.
Es un filme deliciosamente extraño porque los cambios de género arriba citados son repentinos pero bien encauzados. Algo que no siempre sale bien o no siempre mantienen el ritmo entorpeciéndose mutuamente. El leiv motiv principal de la filmo de Hitch: el hombre corriente en medio de complots y peligros latentes que deberá (sobre)vivir para poder contarlo. Si a eso le añadimos villanos elegantes y secuaces pérfidos - Landau está de lujo - estamos ante un producto digno de encomio en la carrera del británico, en el punto álgido de su currículum y que vale su realización un potosí.
Con escenas icónicas que han pasado a la cultura general del 7º arte (esa avioneta amenazadora, la huída letal en el monte Rushmore) y otras tantas que merecen el palauso (la ONU, la subasta - donde Grant explota su bis cómica como sólo él sabe hacer) la película es un claro ejemplo de como mantener el interés constante y jugar perfectamente con el engaño sin hacerlo decaer hasta el final.
Un perfecto sí.