El post de Alfred Hitchcock

Tú lo dices en broma pero Landis o Dante lo dicen en serio.

Bueno, lo intentan.
 
estoy viendo sus trabajos televisivos. Opiniones?

INCIDENT AT A CORNER (1960), que rodo dias despues de PSYCHO con el mismo equipo (aunque en color), me ha parecido poquita cosa... Abre con repeticion de un incidente de 3 puntos de vista como metafora de lo que sera el lio de mal interpretacion de una notita de despido, con cada personaje aportando su vision.... Pero todo rodado como desganao, y con un guion un poco bobo... Joder, si hasta en un momento se ve un micro por arriba! ESE AIRE, HITCH!!!
 
Con la muerte en los talones

Juguete hecho película, una cosa casi fundacional de lo palomitero, del cine concebido como puro espectáculo (comparable, por ejemplo, con Tiburón), a la vez que compendio de la obra del inglés y estallido de talento visual, de obsesiones temáticas, con el descaro habitual y la osadía lúdica de este señor. Síntesis de géneros varios; intriga con espías, romance, comedia ligera, acción y aventuras, incluso un terror luminoso y poco convencional... que a priori parece (de hecho, es) un gran disparate, y sin embargo, funciona muy bien. Una oda a lo fantástico, a lo imposible que por un momento puede volverse posible gracias al cine y su capacidad de engaño y fascinación, un juego de niños que acaba por ser más que simple entretenimiento para dejar el cerebro en casa. Un Cary Grant convertido en mito, tan irónico a la par que cascarrabias, parece reírse un tanto de sí mismo y de su propia imagen de simpático galán; un hombre atrapado en una situación demencial a partir de una confusión improbable y absurda, culpable incapaz de demostrar lo contrario. Todo tan angustioso, en definitiva, como intrascendente y tomado a guasa.

Y lo bueno es que el amigo aprovecha para hacer realidad sus sueños eróticos y heroicos, suplantando la personalidad de alguien que ni existe; el tal Kaplan, individuo tan fantasmal como el apenas explicado meollo argumental, un mcguffin con más sentido que nunca. Una huida, por lo tanto, de una realidad grisácea, de un trabajo, de una madre autoritaria (cómo no), equivalente a la del espectador en la sala de cine, vaya. Sobre la celebérrima secuencia de la avioneta, su carácter de icono por desgracia estropea la sorpresa al espectador moderno; concebida modélicamente para guiar las expectativas y convertir en amenaza un elemento inofensivo (pasándose el realismo por el forro sin complejos). Lo de la guarida de los villanos (gayers y elegantes, desde luego) vuelve a un suspense puramente hitchcockiano, con nuestro prota mirando sin ser visto, mientras que lo del monte Rushmore es el típico climax final mil veces imitado. El desenlace, digno de un Lynch lógico, introduce un giro (un flashback, con su componente de idealización) con dos pelotas y cierta mala leche, que limita el posible empalago.

Una ristra, en definitiva, de grandes nombres y talentos entre reparto, guión, música, créditos... además de un cineasta en su mejor momento creativo.
 
Con la muerte en los talones

Juguete hecho película, una cosa casi fundacional de lo palomitero, del cine concebido como puro espectáculo (comparable, por ejemplo, con Tiburón)

Yo casi veo más fundacional Los pájaros, respecto al tema de Tiburón, que Con la muerte en los talones en lo suyo, porque Hitchcock ya había hecho ese tipo de cine, por ejemplo, con 39 escalones, Saboteur o El hombre que sabía demasiado, y todo esto ya era posterior al Spione de Lang (que asimismo ya venía de Mabuse y Arañas), totalmente multitudinaria y estrenada nada menos que justo después de Metropolis, que ya era cine de espías palomitero y destilado. E incluso Lang insistió en el género tanto en Alemania como en USA.
 
Con la muerte en los talones

Juguete hecho película, una cosa casi fundacional de lo palomitero, del cine concebido como puro espectáculo (comparable, por ejemplo, con Tiburón)

Yo casi veo más fundacional Los pájaros, respecto al tema de Tiburón, que Con la muerte en los talones en lo suyo, porque Hitchcock ya había hecho ese tipo de cine, por ejemplo, con 39 escalones, Saboteur o El hombre que sabía demasiado, y todo esto ya era posterior al Spione de Lang (que asimismo ya venía de Mabuse y Arañas), totalmente multitudinaria y estrenada nada menos que justo después de Metropolis, que ya era cine de espías palomitero y destilado. E incluso Lang insistió en el género tanto en Alemania como en USA.

Sí, tal vez la comparación con Indy fuera algo más acertada. Aún así, y aunque comparten el tema de animales asesinos, Los pájaros la encuentro más surrealista y poco covencional, menos similiar en espíritu a la de Spielberg, que la veo una cosa más clásica y próxima a una temática de aventuras marineras. Aunque igual todo esto es muy abritrario.

He visto también Vértigo, ya diré algo.
 
Vértigo (De entre los muertos)

Un punto y aparte en la filmografía del gordo. Otro Hitchcock, diferente y alejado del suspense habitual, que ofrece una obra extraña y difícil de encuadrar, una historia de amor romántico y platónico llevado al extremo, que también es una historia de obsesión malsana y cosificación de la mujer; tal vez una expresión del sentir inconsciente y contradictorio del director hacia el género femenino. O una reflexión sobre la incapacidad de asumir y superar una situación traumática, una tragedia que resuena en el tiempo (Lynch, otra vez) y parece condenada a repetirse, cual maldición que halla en la espiral, ya desde los títulos de crédito, una metáfora ineludible; ya sea en forma de imágenes concretas (el peinado de ella, los anillos de los árboles) como a través de la cámara, de tomas igualmente circulares y semi-circulares (la carta, la “resurrección” seguida del beso...). El guión juega con la confusión de pasado y presente, de límites entre la vida y la muerte... y pese a chirriar el sueño psicotrónico, el resultado apunta a una absoluta alquimia entre forma y contenido.

La delirante trama parece extraída de algún tebeo, pero al estar al servicio de semejante cuento poético y malsano, lo chorra deviene en algo inquietante, conmovedor, como salido de un sueño o pesadilla. El protagonista comienza siendo un alter-ego del espectador; estamos igual de cautivados que él ante la Novak, compartimos su mirada de voyeur... luego viene la farsa, sin embargo, real. Ella, por su parte, como proyección de varias mujeres en una (un personaje de leyenda, una damisela de postín, una femme fatale tirada) recuerda inevitablemente a la Laura de Preminger. Está también la amiga pagafantas, tercer vértice del triángulo y último ancla de nuestro hombre con el mundo real, con una relación amorosa inocente y convencional, frente al vértigo de lo desconocido, de un destino incierto que acaba dictando su ley en forma de aparición monjil. Herrmann, con una banda sonora imposible de olvidar. Y la fotografía, con unos rojos (la bata de ella, el salón donde la conoce...) y verdes (el coche de ella, el anuncio de neón...) muy puros y significativos.
 
Con la muerte en los talones

Juguete hecho película, una cosa casi fundacional de lo palomitero, del cine concebido como puro espectáculo (comparable, por ejemplo, con Tiburón)

Yo casi veo más fundacional Los pájaros, respecto al tema de Tiburón, que Con la muerte en los talones en lo suyo, porque Hitchcock ya había hecho ese tipo de cine, por ejemplo, con 39 escalones, Saboteur o El hombre que sabía demasiado, y todo esto ya era posterior al Spione de Lang (que asimismo ya venía de Mabuse y Arañas), totalmente multitudinaria y estrenada nada menos que justo después de Metropolis, que ya era cine de espías palomitero y destilado. E incluso Lang insistió en el género tanto en Alemania como en USA.

Sí, tal vez la comparación con Indy fuera algo más acertada. Aún así, y aunque comparten el tema de animales asesinos, Los pájaros la encuentro más surrealista y poco covencional, menos similiar en espíritu a la de Spielberg, que la veo una cosa más clásica y próxima a una temática de aventuras marineras. Aunque igual todo esto es muy abritrario.

He visto también Vértigo, ya diré algo.

Son rollos distintos, BIRDS adelanta la palomita moderna de terror con bicho dándole un lavado de cara a la fórmula 50's (no sé si el elemento base under siege en el subgénero tenía algún ejemplo, supongo que sí). Pero NORTHWEST, aunque venga de los referentes que comenta Ropit, toma esas intrigas y las redefine como thrillers de acción y el montarlo todo en torno a las set pieces (que oyes el tema de Herrmann y YA TE LAS IMAGINAS). Creo que era Elliott el que decía que era el precedente de Bond, y ya en la de Don Alfredo se sientan bases que seguimos recibiendo hoy...
 
Spione ya es puro Bond 30 años antes de North y está montado en base a set-pieces, lo único que falta es el humor.
 
Marnie, la ladrona

Lo digo desde el principio, me parece una chorrada importante el pretendido análisis de la psicología femenina que al parecer pretende hacer Hitchcock en esta película, de un machunismo exacerbado que podrá cautivar a más de uno, pero no a mí. En realidad habla más del personaje de Sean Connery (es decir, del propio Alfred) que de la tal Marnie, creo yo. Quiero pensar que las mujeres, el gran enigma de la vida del inglés, fueron su auténtico mcguffin, una excusa para hablar de sí mismo y de su cacao mental en torno lo que más temía y amaba (de ahí el tema psicoanalítico, tan trasnochado hoy). Marnie es la historia de un macho alfa, de un gañán cuya relación con el sexo femenino es la de un cazador con su presa; le va la acción, le pone el morbo del mal, de lo raro y lo prohibido. No le interesan las zorritas complacientes que solamente buscan una buena ración de su polla. Marnie es la viva imagen de la rubia cachonda, frígida (una frigidez erótica vinculada a la muerte), indomable (con su caballo, un amigo y no un animal al que cazar), la hija de la gran puta. Y aquí llega el gran descubrimiento: está traumatizadita, la pobre, y menos mal que ha ido a dar con nuestro (apuesto y masculino) héroe, que la llevará hacia la luz.

El cabronazo follarín sabe lo cabrón que es y ha aprendido una lección: las mujeres son personas y no objetos, no son malas porque sí, sino porque otros hombres (el marinerito, precisamente otro arquetipo de virilidad) hacen daño. Aplaudo la honestidad, la consciencia incluso del asunto; el libro que lee él, la referencia ya explícita a Freud, indican que no todo es tan serio como parece. Siguen ahí las obsesiones de siempre: la madre dominante, el trauma que retorna, el cambio de identidades... empezamos con una cosa simpática de robos, que evoluciona hacia algo cada vez más turbio, con una protagonista bipolar, entre la vulnerabilidad más desarmante y una frialidad extrema. El final es la inspiración de los malos imitadores del gordo, de los psicópatas del slasher, con sus pasados enigmáticos y trágicos. Entre medias, una estética con reminiscencias de cómic, muy potente el uso del color (impensable sin ello), del encuadre, incluso del sonido, como en la memorable secuencia de la limpiadora sorda (de un suspense no exento de humor), que revela a un maestro a la hora de generar sensaciones, por no hablar del despertar y posterior búsqueda por los entornos vacíos del barco, o lo de la tormenta.
 
con todas sus chorradas de guión Marnie es un ejercicio de estilo enorme, pasaría por mi peli favorita suya.

marnie-1964-opening-scene-tippi-hedren-train-station-alfred-hitchcock.jpg
 
Los pájaros

Mi problema con ésta siempre han sido los personajes y su desarrollo. Apenas consigo que me importe la ausencia materna de Tippi, la vieja sintiéndose sola, la maestra a dos velas... además, noto un exceso de diálogo y de explicación que me sobra, más aún ante el talento visual de alguien que hace lo que quiere con la cámara y no necesita algo así. Sobre las posibles explicaciones al ataque de los pájaros, se ha hablado de que representan los sentimientos cambiantes de los personajes, de que es ella (mujer provocativa, ave exótica) y su llegada a un ambiente que no es el suyo lo que lo desencadena todo, removiendo un pasado que parecía superado... en realidad, el gordo es el primero que parece reírse de estas teorías, como revelaría la escena del cafetería con todos dando su opinión; precisamente es la ausencia de explicaciones el principal acierto del film, lo que lo convierte en una experiencia tan cautivadora como frustrante; el mcguffin definitivo, un terror que brota de la más pura cotidianeidad, de lo menos inquietante a priori, o la avioneta de Con la muerte... alargada hasta las dos horas cual descarado ejercicio de estilo.

Y así, un elemento tan peligroso como ilógico irrumpe en lo que parecía una comedia romántica clásica (magistral el comienzo en la tienda, por cómo son presentados ellos dos), al principio mediante pequeñas intromisiones, pero que acaba degenerando en un auténtico apocalipsis frente al que no sirve de nada la lógica, un crescendo del horror donde abunda la crueldad (la maestra muerta gratuitamente, un especial y constante ensañamiento con los niños...) y tenemos a un Hitchcock sesentero y desatado, cayendo incluso en el gore (la muerte del granjero, la mano de él picoteada). Del encierro final, sin ir más lejos, han bebido incontables títulos, seguido éste de un desenlace donde cualquier cosa puede suceder... o cómo una surreal revolución pajaril puede ayudarte a reconociliarte con tu suegra: bravo, maestro. Que no falte voyeurismo (ella observando desde la barca), una presencia ausente en un cuadro (el padre de él), ni un particular juego con el punto de vista (ella mirando a la madre recogiendo las tazas, los de la cafetería mirando la gasolinera...) que puede llevar a interpretaciones rebuscadas.

No hay música, pero sí banda sonora, formada por sonidos ambientales (el motor de la lancha, la canción de los niños del cole...) y por unos ruidos (electrónicos) de aves que son un lenguaje en sí mismo. Un último detalle: los “love birds” en su jaulita, o un pequeño destello de inocencia, de esperanza (o tal vez otro gag más) en mitad de tan jodido panorama.
 
Yo confieso

Ésto comienza como un “noir” en toda regla, hay un crimen, una investigación y un dilema moral, pronto entramos en suspicacias, chantajes... y de repente, nos topamos con un culebrón en tiempos de guerra a modo de flashback, seguido de un drama judicial, y por último, un climax final hitchcockiano con el villano siendo perseguido y acorralado. Al principio la cosa peca de cierta confusión, pero la manera en que van disponiéndose las piezas es magistral, con un trasfondo religioso propio de una época que aún arrastra las consecuencias de la II guerra mundial; solamente tras experimentar el horror es posible apreciar el valor del perdón y dejar atrás cualquier forma de odio y violencia. El protagonista, otro de los falsos culpables del cine del gordo, es un tipo comprometido con sus ideales hasta el final, cuyo empecinamiento por acogerse al secreto de confesión resulta absurdo, poniéndole en una situación muy delicada... y sin embargo, acaba siendo su salvación. Su némesis, un pobre cabrón que comete un crimen para ayudar a otra persona, pero ésto acaba llevándole a destruir precisamente aquello que más ama.

La labor del cineasta inglés a la hora de dar forma a todo este material es lo que convierte la película en una obra maestra, o poco le falta (hubiera sido un bodrio en manos de alguien menos inspirado). Lo que contiene elementos melodramáticos a veces bastante crudos es convertido en un tebeo visual en toda regla, en un divertimiento de narrativa muy condensada, donde no dejan de ocurrir cosas, con toques visualmente expresionistas, imágenes simbólicas (nuestro hombre camino del calvario cual Jesucristo) y un recrearse abiertamente en el tema católico y su oscurantismo (hasta el “dies irae” se cuela en la banda sonora). Frente a ello, simpáticos alivios cómicos (muy inocentones y de la época) como lo del cura de la bicicleta o las dos niñas pizpiretas. Como siempre, bastante protagonismo actoral y de filmar conversaciones. Inevitable mencionar la interpretación contenida de Clift, un tipo que con su sola mirada ya lo dice absolutamente todo. Y desde luego, inverosimilitudes (una improbable sotana como disfraz, un jurado que pasa de todo...) al servicio de soluciones visuales muy potentes en sí mismas.
 
Vértigo

La historia atrapa desde el principio con acción para dejarnos el anzuelo en la boca para ir pasando por el principio semi-humorístico de todos los filmes de Hitch para pasar a una trama de muñecas rusas, trampas, obsesiones y ¿fantasmas? Una historia de amor enfermiza orquestada para engañar pero que se le escapa de las manos a los perpetradores y convierte al héroe en algo peor que un villano. ¿Nos enamoramos de una persona o de lo que representa?
Más que buena, genial. Todo un disfrute.La banda sonora de Bernard Hermann es espectacular y un añadido más a las altísimas cotas de calidad de la película.
 
Me consta que hay gente (y no poca) que la tiene como su favorita del inglés, aunque yo tengo algún problema con ella (la conspiración no tiene pies ni cabeza; la pesadilla o lo del cuadro de la amiga me dan un poco de risa)... pero eso sí, en las escenas en que don Alfredo calla a los personajes y se viene arriba, tiene momentos enormes. Lo de la "resurrección", con los neones envolviendo a la Novak en una nube de amoniaco funerario, y Stewart trempando en contraplano, es tremendo.

Por cierto, uno de esos casos donde me gusta más el título español que el original.
 
Anoche vi Saboteur, es realmente magnifica, que ritmo tan intenso, quizas la pareja protagonista no esta a un gran nivel pero son defectos menores. M e he dado cuenta que del gordo solo conozco los grandes titulos de los 50, 60, Pajaros, ventana, vertigo, etc.. pero desconozco bastante su filmografia de los años 40 o epoca inglesa, alguna recomendacion especial?
 
Bueno, en los 40 tienes REBECCA, LA SOGA, NÁUFRAGOS o ENCADENADOS, todas ellas bastante famosas y muy buenas.

(algunos añadirían SOSPECHA, pero a mí no me gusta tanto como ésas)
 
Bueno, en los 40 tienes REBECCA, LA SOGA, NÁUFRAGOS o ENCADENADOS, todas ellas bastante famosas y muy buenas.

(algunos añadirían SOSPECHA, pero a mí no me gusta tanto como ésas)
la Soga y Naufragos si las vi, pero hace tantisimos años que seria como volver a verlas por primera vez ( recuerdo el magnifico ciclo que hicieron en TVE alla por finales de los 80), siempre he querido ver Encadenados.
 
Sabotage (1936) de la época inglesa es gloriosa, y mi favorita de los 40 probablemente sea La sombra de una duda (1943), junto con Encadenados (1946). Sospecha (1941) también muy buena, Recuerda (1945) es mucho menor.
 
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Siempre he tenido una adherencia especial por "Los pájaros" (igual por sentir debilidad por el fantástico, tendencias natural y emocionales de cada uno ...) en la que incluso su "discursividad" siendo explícita, que es algo que me suele irritar, en este caso me funciona, porque extrañamente puede sugerir cualquier interpretación ... o ninguna :D, por esa mofa que apuntaba Harkness
Y me gusta más "Marnie" que "Vértigo" :cortina sik: ¿you concur?
 
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