Dependencia insostenible
Es una evidencia que el sentimiento independentista ha aumentado entre los catalanes. La frustración autonómica y el insufrible expolio fiscal han ido erosionando la confianza en España y, para muchos, el proceso hacia el independentismo no ha venido de la mano de los símbolos sino del bolsillo, convencidos de que Catalunya está en serio riesgo si mantiene su asfixiante dependencia. Este es el camino que ha recorrido Jordi Pujol, cuya confesión en el programa Salvados ratificó la música que toca desde hace tiempo. Pujol lo explicó muy bien: no es independentista; lo han hecho independentista, lo cual no es lo mismo. Y la respuesta al por qué está clara: porque habiendo apostado por España, tiene la convicción de que España no ha apostado por Catalunya y que lejos de resolver el agravio fiscal e invertir en las grandes necesidades catalanas, España ha ido aumentado el ahogo hasta hacerlo insufrible. Es decir, Pujol, el hombre que acalló las voces independentistas, que jugó a Cambó, aunque coqueteó con Macià, y que optó por Bismarck y no Bolívar, ese hombre ha dicho basta. Y ese proceso personal de Pujol hacia la conciencia de ruptura es un proceso que han vivido miles de catalanes. Lo cual no significa, por supuesto, que se apunten masivamente a ERC, o que salgan a la calle a exigir un referéndum, o que hayan radicalizado sus posturas ideológicas. Muy al contrario, lo que se ha radicalizado ha sido la situación, hasta un punto de casi no retorno. Y de ahí nacen los serios avisos que el president Mas está lanzado urbi et orbi para quien quiera escucharlo.
Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de sentimiento independentista? ¿Dicen lo mismo Pujol y Junqueras, Junqueras y Mas, Mas y Pujol? Solo a medias, porque mientras Junqueras plantea la cuestión independentista ortodoxa, el planteamiento de Pujol y Mas es más pragmático que esencial. Es decir, no se trata tanto de ser independientes, sino de dejar de ser dependientes de España, en el marco de la interdependencia europea. Ergo, soberanía fiscal, capacidad de decisión en los aspectos básicos y silla propia allí donde se toman las decisiones compartidas. Más que ejército propio, caja propia, por decirlo con una metáfora simple. Y si alrededor de la idea independentista clásica no se agrupa una mayoría aplastante de catalanes, alrededor de la soberanía fiscal, el consenso es abrumador. Y es por ese peldaño por donde muchos catalanes están subiendo la escalera de la emancipación. De ahí que Pujol tenga razón cuando dice "me han hecho independentista". Ciertamente, después del ahogo fiscal, el abandono en infraestructuras, la estafa estatutaria y el empobrecimiento económico, España no puede trabajar más a favor de la causa de la independencia. Tanto que incluso Pujol, que llegó a ser "español del año", se ha sumado a ella, eso sí, con más resignación que entusiasmo.