Antes no se ponía el cinturón y ahora es obligatorio. Cuando se obligó los taxistas protestaron enérgicamente porque para ellos era muy incómodo. Todo es como el ejemplo del tabaco que puso @Gorobei . Cada cambio en las leyes para obligar a la gente a algo que antes no hacía implica protestas. Solamente el tiempo hace ver a la gente la necesidad de implantarlos.
La historia no es una línea recta de eterno "progreso" (ojalá tú y yo vivamos lo suficiente para comprobarlo in situ).
En cualquier caso, según la doctrina Gorobei, el caso del cinturón no sería igual porque sólo te perjudicas a ti mismo (estarían los costes de hospitalización pero entonces habría que prohibirlo TODO, ¿no?).
La comparación con la ley antitabaco tampoco me parece acertada (a mí, en los recintos públicos, me parece bien; en los privados, no). En un caso se prohíbe hacer algo en según qué sitios; en el otro te cargas la autonomía del paciente, obligándole a inocularse un medicamento en contra de su voluntad. Algo que, en mayor o menor medida, conlleva un riesgo... del que, por cierto, nadie se hace responsable; ni gobiernos ni farmacéuticas (ni "compensación infinita", ni finita...).
Me alegro que reconozcas que se está obligando sibilinamente (no abiertamente, de momento) a la población a vacunarse contra el covid.
En cualquier caso, cuando tú o Goro defendéis que el derecho fundamental a la vida debe ser preservado a toda costa, por encima de cualquier otro derecho, reduciendo así los riesgos al "mínimo posible". ¿Dónde está el límite? ¿Quitamos el derecho a la libre circulación de los varones para evitar que ciertas mujeres sean golpeadas, violadas o asesinadas? ¿El derecho a la presunción de inocencia? Hay vidas en juego de las que el Estado (totalitarismo sanitario) debe hacerse responsable hasta "el mínimo posible". ¿Es eso proporcional? Repito que debe alcanzarse un equilibrio (y hay líneas rojas que, en mi opinión, nunca se deben traspasar). La eterna balanza entre libertad y seguridad... que se va inclinando cada vez más de un lado ante el aplauso generalizado (literal) de la población.