A ver, no hay mal que por bien no venga. La población estaba muy bien acostumbrada a hacer lo que le viniera en gana a tener "libertades" y la inconsciencia del madrileño yéndose a comer cordero a Segovia contaminando. Todo eso, esa vida de marqués se acaba aquí y ahora. La ciudadanía se habituará a vivir dentro de sus muros siendo responsable y solidaria, denunciando al que se salte las normas y viva como un niñato caprichoso. Estas restricciones serán un salto de responsabilidad humana.
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