Respuesta: El post del maestro John Carpenter
Justo ayer revisé "Asalto a la comisaría del distrito 13" y volví a gozar como un enano.
En realidad poco tengo que reprochar a una película de estas características. Quizá lo más chirriante sea la persecución del padre a los de la banda y la consiguiente resolución del encuentro con ellos en ese descampado. Pero poco más, la verdad... Yo creo que tanto lo de la niña del helado (hay que tener huevos para rodarlo) como la matanza inicial de los seis pandilleros es una excusa para provocar lo que verdaderamente le interesa a Carpenter, que es desarrollar una situación de acoso y encierro que remite a Hawks y una complicidad entre personajes de honor que recuerda al western. De nuevo, los escasos medios son aprovechados de manera extraordinaria: Carpenter hace un uso sensacional del recinto cerrado y somete a los personajes al ataque de un enemigo de carácter deliberadamente abstracto, como si fuera una amenaza deshumanizada. Los exteriores nocturnos, solitarios, inquietan porque la horda de criminales aparece y desaparece, ataca y se retira.
Además, está muy bien la simpatía que tiene Carpenter por los fuera de la ley. Véase el retrato antipático de los policías (salvo Bishop, que creció en un barrio conflictivo) en contraposición a Napoleon Wilson, o incluso al negro. En la matanza inicial no se ve el rostro de los polis que masacran, y luego los representantes de la ley que aparecen son entre fríos y crueles.
Y el final es western puro. Dos hombres a diferentes lados de la ley unidos por el instinto de supervivencia y el respeto mutuo.