frank zito
Miembro habitual
“La Cosa” ha sido mi película fantástica favorita, desde aquella televisiva noche de junio de 1992… al día siguiente, casi todos la habían visto y la comentábamos en clase. “¿Visteis ayer la del alienígena?”, “estuvo chula”, “si, molaba aún más verla, por el calor que hace estos días” . Curiosamente, al menos en mi caso (y pese a los críticos de viejo cuño, que hablan suponiendo que nos dan jaque mate –pobres ignorantes- diciendo que nos gusta solo por los fx), no fueron los alucinantes monstruos (que también) que se veían en pantalla, lo que más me impactó. Bichos en pelis y pelis de bichos hay muchas. Fue la contundente atmósfera claustrofóbica, la paranoia Y la indefinible, inaprehensible sensación de horror físico desde el que emergía el espiritual. Adoro los largos pasajes de “tensa tranquilidad”, sabiendo la inevitable explosión de terror explícito. Delicioso. Me parece aún espeluznante ese momento en el campamento noruego, con el tipo que se cortó las muñecas y esas casi estalactitas de sangre (y los acordes concretos de Morricone). A posteriori, después de saber de lo que iba el asunto, en las siguientes revisiones, se multiplicó la angustia a nivel sideral: no es solo” ¿qué pasó ahí?”, se añade” ¿cómo fue exactamente el discurrir de la situación?” y sobre todo “el miedo infinito de esa persona, sabiendo lo que le ocurría”. Imagen-resumen de la angustia que produce el film, apurando a fondo cierta emoción oscura lovecraftiana.
Y el Final. En la misma línea. Rara mixtura de certezas e incertidumbre. No es que puedan sobrevivir de tal o cual forma o que uno de ellos pueda ser una cosa, “¿quién?”. Lo que importa realmente a esas alturas (al menos para los autores, y lo comparto) es la terrible sensación de desconfianza entre los seres humanos, elevándose, de esas dos personas en el Polo, a imagen de la Humanidad en todo el planeta… también en un futurible apocalíptico, si es que uno quiere entenderlo no solo como metáfora, sino como literalidad del futuro de lo que puede suceder después de lo narrado en el film. Y cerramos con el tema morriconiano a negro. El hacer explícito que por ej. uno de los dos es monstruo y lo vemos atacar al otro, eliminaría (para el espectador, sin duda alguna) la potencia de la “desconfianza” como tema principal y definitivo, ligado indefectiblemente a la ambigüedad. No veo otro final para el componente moral del film. Es perfecto.
Y el Final. En la misma línea. Rara mixtura de certezas e incertidumbre. No es que puedan sobrevivir de tal o cual forma o que uno de ellos pueda ser una cosa, “¿quién?”. Lo que importa realmente a esas alturas (al menos para los autores, y lo comparto) es la terrible sensación de desconfianza entre los seres humanos, elevándose, de esas dos personas en el Polo, a imagen de la Humanidad en todo el planeta… también en un futurible apocalíptico, si es que uno quiere entenderlo no solo como metáfora, sino como literalidad del futuro de lo que puede suceder después de lo narrado en el film. Y cerramos con el tema morriconiano a negro. El hacer explícito que por ej. uno de los dos es monstruo y lo vemos atacar al otro, eliminaría (para el espectador, sin duda alguna) la potencia de la “desconfianza” como tema principal y definitivo, ligado indefectiblemente a la ambigüedad. No veo otro final para el componente moral del film. Es perfecto.