En mi caso, yo nunca sentencié que lo formal fuese la fotografía. Simplemente sospecho que Lubezki mete bastante mano en el encuadre y composición de los planos (repito, el mismo Tarantino confirma que es una tendencia al alza en Hollywood). ¿Que el encuadre y la composición no es la única parte de lo formal? Pues claro, pero es una labor que ha mejorado considerablemente en el cine de Iñárritu desde Birdman y que esté Lubezki ahí hace sospechar bastante.
Para mí lo formal lo es todo. Una imagen no existe si no está construida de una determinada manera. Una película posee un qué porque hay un cómo . La forma es el resultado de la lucha entre la materia y la idea. A veces esa lucha da lugar a resultados grotescos: estoy hablando de miles de películas irreprochables en el sentido técnico pero totalmente ineptas en lo demás. Y precisamente lo formal no es algo que se coloque por encima del guión para dar empaque a un producto; es decir, no es la técnica. Cada película requiere una forma concreta y no todo se puede filmar de la misma manera. Precisamente noto que muchos críticos de The Revenant la atacan por ahí: la espectacularidad que asume el cómo se traga la película para ellos. Yo en este caso no estoy del todo de acuerdo, pero creo que no son precisamente ciertos detractores los que equiparan lo formal con algo simple.
Y diría que tampoco se trata de narrar bien (técnica artística), o ese no es el único objetivo. Hay película con guiones irreprochables, directores competentes en todo y por una razón u otra resultan abyectas. Al final todo se reduce a encontrar la forma adecuada para cada película. La idea y la materia que se mezclen perfectamente, que haya una simbiosis que las haga invisibles: la forma.
La narración espectacular o que se hace ver puede ser perfecta en ocasiones, como es el caso de Mad Max: Fury Road. Ahí lo hiperbólico se ajusta como un guante a la película. Pero no tiene menos mérito que muchas películas de Abel Ferrara (por citar un cineasta que me gusta mucho y que se ajusta a esto): un film como New Rose Hotel puede parecer descuidado en un primer visionado. No hay un director que quiera hacer el plano perfecto (que esta es otra, los que se creen que están haciendo el encuadre nunca visto cuando todo en el campo de este tipo de cine no deja de ser una variación de lo que ya hicieron Sternberg, Lubitsch, Murnau, Vidor, etc), sus películas parecen surgidas de una espontaneidad afortunada. Y todo lo contrario: hay una densidad de gestos, capas, subtexto, que no dejan de crecer con cada visionado, hasta que te das cuenta de que todo estaba ahí y tú no lo vieras. No hace falta poner el acento en cada encuadre para que la forma sea sublime. De hecho, suele ser síntoma de amateurismo.
Y en el caso de Birdman, basta leer a Iñárritu en numerosas entrevistas para ver que él piensa casi lo mismo que el personaje de Keaton. Lo cual, como dije antes, no quita que la película viva por sí misma, piense lo que piense el amigo Iñárritu.
Perdón por el tocho.