El oso es una creación fantástica y la escena tiene fuerza, sí. Pero entiendo que el pretendido balance entre control y azar que busca Iñárritu a la larga se torne rancio para algunos porque todo está supervisado con lupa. Esa maravillosa libertad que poseen las imágenes de Malick con Lubezki es algo que se encuentra desaparecido en esta. Y no pasaría nada, claro. Pero aquí Iñárritu se contradice.
En Malick la forma surge de la perfecta unión entre la idea y la materia. En The Revenant no ocurre lo mismo. Cuando la idea no se ha dado de bruces con la realidad, surge la impostura. Y de ahí que a algunos detractores les salte esto. Yo estoy más cerca de ellos que del resto, pero con matices, como dije antes.
Aprovecho gratuitamente para decir que este problema que cito arriba para mí es algo realmente insufrible en una película como Youth de Paolo Sorrentino.
En Malick la forma surge de la perfecta unión entre la idea y la materia. En The Revenant no ocurre lo mismo. Cuando la idea no se ha dado de bruces con la realidad, surge la impostura. Y de ahí que a algunos detractores les salte esto. Yo estoy más cerca de ellos que del resto, pero con matices, como dije antes.
Aprovecho gratuitamente para decir que este problema que cito arriba para mí es algo realmente insufrible en una película como Youth de Paolo Sorrentino.
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