ETA anuncia un alto el fuego permanente

al vez esté diciendo una burrada, pero yo lo que pienso es que cualquier persona que alguna vez haya empuñado las armas para acometer TERRORISMO debería dar con sus huesos en la cárcel hasta el fin de sus días, ni un sólo día antes.

Y un asesino de niñas? y un violador de menores? y un cabrón que se divierte torturando niños?

Acaso son mejores que un terrorista?

Dónde está el límite?
 
Y por otra parte, ¿cuál es la definición de terrorista? Por ejemplo, ¿el GAL entra en ella?
 
O un imberbe que manda un mail?
O un puber que quema un cajero en oñati?
Enviado desde dispositivo móvil
 
Por supuesto que una terrorista que ha sido juzgada y condenada como tal tiene que pasar por prisión. El asunto es que no se puede valorar si ha pagado esa deuda en función del número de años que pase en prisión, porque la relación víctima/año de condena no obedece a ningún criterio.
Tal vez esté diciendo una burrada, pero yo lo que pienso es que cualquier persona que alguna vez haya empuñado las armas para acometer TERRORISMO debería dar con sus huesos en la cárcel hasta el fin de sus días, ni un sólo día antes.

Pues no vamos a estar de acuerdo en esto. Encerrar a alguien y tirar la llave me parece una solución fácil, pero que niega cualquier política de reinserción. Creo que objetivamente hace más bien un preso arrepentido que cumple su condena y cuando sale decide enmendar sus errores, aunque soy consciente de que es algo muy difícil y se da en una minoría de casos. Como mínimo, intentarlo, dejar esa puerta abierta. Quien quita una vida, no la puede devolver, pero puede salvar o alegrar más vidas a partir de entonces.
 
Yo no descartaría la salida de prisión, y en ese sentido, la cadena perpetua revisable me parece una buena solución. Pero luego pasar el resto de tu vida en una especie de libertad provisional, en la que en cuanto demuestres que no estás reinsertado... al trullo otra vez. Y a trabajar para pagar tu estancia.
 
Hay criminales que poca capacidad de reinserción tienen visto su reincidencia en cuanto salen de prisión. En este sentido, estoy con Manu, cadena perpetua revisable pero sonando radical y poco democrático,etc he de decir que hay gente que para mi no se merece una segunda oportunidad.
 
Yo no descartaría la salida de prisión, y en ese sentido, la cadena perpetua revisable me parece una buena solución. Pero luego pasar el resto de tu vida en una especie de libertad provisional, en la que en cuanto demuestres que no estás reinsertado... al trullo otra vez. Y a trabajar para pagar tu estancia.

¿Y eso sirve para...?
 
Yo me planteo ahora la siguiente pregunta. Seguro que no soy el único. ¿De qué sirve la prisión más allá de metáfora del infierno ante la tentación del individuo de delinquir?
 
Yo me planteo ahora la siguiente pregunta. Seguro que no soy el único. ¿De qué sirve la prisión más allá de metáfora del infierno ante la tentación del individuo de delinquir?

Bueno, eso sería antes.

Ahora es como un resort, con solarium y gimnasio.


Yo lo tendría clarísimo: trabajos forzados. Si quieres un plato en la mesa, gánatelo.
 
Hal, OBVIAMENTE he hecho una exageración.

Y entre el resort y un infierno hay toda una gama de matices.

Las cárceles, de entrada, nos cuestan 2000 euros por recluso. :sudor
No veo nada de malo en obligarles a trabajar si quieren comer.
Qué hay de malo con los trabajos forzados? Acaso no trabajas tú 8 horas para ganarte la vida?

Como detalle, un funcionario de prisiones me contaba que a ellos les han quitado el lote de Navidad, pero a los reclusos ...se lo han mantenido! :facepalm
 
Pues no vamos a estar de acuerdo en esto. Encerrar a alguien y tirar la llave me parece una solución fácil, pero que niega cualquier política de reinserción. Creo que objetivamente hace más bien un preso arrepentido que cumple su condena y cuando sale decide enmendar sus errores, aunque soy consciente de que es algo muy difícil y se da en una minoría de casos. Como mínimo, intentarlo, dejar esa puerta abierta. Quien quita una vida, no la puede devolver, pero puede salvar o alegrar más vidas a partir de entonces.

Estamos hablando estrictamente de sujetos que no solo no están arrepentidos sino que además lo harían otra vez.

Y este es el caso de la tal Inés.
 
http://www.eldiario.es/protesto-senoria/problema-abajo_6_189741049.html

El problema está por abajo

Cada vez que se discute sobre la dureza de nuestro sistema penal, invariablemente sale alguien que cita el artículo 25.2 de la Constitución, y habla de que las penas tienen que estar orientadas a la reinserción. Podría dar lugar a una regla como la de Godwin, ya saben, esa de que, a medida que un debate en Internet se alarga, la probabilidad de que alguien enarbole a Hitler o a los nazis como argumento tiende a uno.

Pues bien, las penas tienen esa finalidad, desde luego, pero no es la única. De ser así, podría dar lugar a resultados absurdos, o aberrantes, como luego veremos. Las otras tres finalidades, sin ánimo de meternos en tratados de Derecho Penal, son la retributiva (el viejo “el que la hace, la paga”), la de prevención general (también conocida como “escarmiento público”) y la de prevención especial (el “para que aprendas” de los castigos paternos). Nuestro texto constitucional sólo menciona la de resocialización porque quiere darle prioridad, pero priorizar una no significa olvidar las demás.

Piensen en ese padre de familia divorciado, un tanto reservado, con una relación de odio y enfrentamiento con su exmujer, al que un día se le va la olla y asesina a sus propios hijos, sólo para hacer daño a la madre. Casos similares nos exponía nuestra profesora de psiquiatría forense y terminaba con la misma conclusión: ese hombre está reinsertado desde el momento inmediatamente posterior a su horrendo crimen. Ante nuestra expresión ojiplática, la buena doctora continuaba: ese hombre ha convertido la enemistad con su mujer, el odio que siente por ella, en el eje de su existencia y único motor de sus actos. Una vez consumado el delito, pierde la razón de ser de su vida, y por ello muchos tipos como éste se suicidan tras sus crímenes: no por arrepentimiento, sino por el insondable vacío que queda en su universo. Lo que está claro es que las circunstancias en las que se convirtió en un asesino, que son irrepetibles, han desaparecido. En todos los demás aspectos de su vida, era un ciudadano ejemplar, por lo que, en términos técnicos, su reinserción es completa.

¿Admitiríamos que no se encarcelase a alguien así? Parece estúpido preguntarlo, ¿verdad? Eso es porque intervienen dos de las otras tres funciones de la pena: tiene que pagar por lo que ha hecho, y hay que mandar el mensaje a la sociedad de que ese tipo de conductas no quedan impunes.

Y ese, precisamente, es el problema de nuestro Código Penal, en la parte baja de su escala de delitos y penas. En la inmensa mayoría de los delitos que se cometen en nuestro país, los menos graves, ni se paga por lo hecho, ni la sociedad percibe otro mensaje que el de la absoluta impunidad.

Un momento, objetará el devorador de estadísticas, el porcentaje de ciudadanos en prisión en España es de los más elevados de la Unión Europea, ¿cómo casa eso con que no se pague por los delitos? Muy sencillo. Con las reformas introducidas a golpe de telediario en los últimos años, en los que se ha convertido en delito castigado con prisión prácticamente cualquier cosa, la población reclusa tendría que ser incluso mayor. Pero al final, el perverso efecto que se está consiguiendo es que ingrese en prisión gente que no debería de estar dentro, mientras permanecen en la calle sujetos que deberían estar entre rejas.

El problema es que, cuando hablamos de penas, tendemos a pensar exclusivamente en prisión, cuando lo cierto es que sólo es una del amplio catálogo que el Código ofrece. La multa y los trabajos en beneficio de la comunidad son dos remedios alternativos a la prisión que hubieran debido de evitar esa floración de penas de prisión cual jardín en primavera. Pero su ejecución es completamente defectuosa. Las multas no se cobran, porque el penado siempre es insolvente. Cuando el esclerótico mecanismo judicial de averiguación de bienes y medios de vida logra encontrar alguna cuenta corriente, su saldo siempre se encuentra a cero. Lógico. En un caso típico, con condena de conformidad antes del juicio, el acusado sale con la sentencia “in voce” sabiendo lo que va a tener que pagar, pero el requerimiento judicial para que pague puede llegar tres meses después. Tiempo más que de sobra para vaciar la cuenta, meter el dinero en un colchón y olvidarse del asunto. Con los trabajos en beneficio de la comunidad pasa tres cuartos de lo mismo: hemos sido tan garantistas en su configuración... que prácticamente son imposibles de ejecutar. No por falta de voluntad del “trabajador”, sino por la falta de “empresarios”.

Así, ante la ausencia de alternativas válidas, todo se castiga con cárcel. ¿Te retrasas tres meses en el pago de la pensión del divorcio? Cárcel. ¿Sales de la cena de empresa con unas cuantas copas de más? Cárcel. ¿El antidisturbios que te molió a palos en una manifestación contra los recortes se rompió una uña al engrilletarte? Cárcel; para ti, no para él.

Como semejante profusión de condenas de prisión no hay sistema penitenciario que la soporte, y la pena resulta muchas veces desproporcionada a la condición criminal del sujeto, entran en juego, de forma automática, las medidas alternativas: si la condena es inferior a dos años de prisión (lo más corriente) puede quedar suspendida esos dos años si el reo no tiene antecedentes; y aunque los tenga, se puede sustituir por multa o trabajos.

No sería mala solución, si no fuera porque la falta de medida en las penas hace que acaben aprovechando estas ventajas quienes no deberían. Esto ha convertido la Justicia penal en un absurdo en el que fiscales y abogados llegan a acuerdos sobre la pena que le va a caer al acusado, en función de si éste va a tener que cumplirla o no. Y no estoy hablando de inconfesables componendas, sino de algo escrupulosamente previsto por la Ley de Enjuiciamiento Criminal.

Así que, al final, los ciudadanos honrados y respetuosos de la Ley terminan encontrándose al tipo que les robó a punta de navaja en su propia casa; al que mató a un familiar con el coche a la salida de la discoteca, porque iba demasiado puesto, o incluso al que les estafó con las preferentes, o al que ordenó una fusión bancaria ruinosa, andando por la calle con las manos en los bolsillos, sin llegar a ajustar nunca cuentas con la sociedad ni con sus víctimas. Eso, con el tiempo, frustra. Y la gente empieza a acordarse de aquel alcalde de Jerez, de sus consideraciones sobre lo serio de la Justicia en este país, y comienza a pensar que el regidor municipal se quedó bastante corto. Esto no es un cachondeo. Esto da ganas de llorar.

:hola
 
Como anarquista burgués, tal y como sabiamente me definió Manu, me sigo planteando desde un punto de vista primitivo la existencia de prisiones y la capacidad del Estado para robarme mi vida.

El Estado tiene la cárcel, en el áfrica profunda un negro tiene un AK con la que dicta lo que le sale del ciruelo.
 
Que las careceles ya no sean inhumanas no quiere decir que sean un resort.

Pues a mí me da la impresión que las tumbas y los crematorios siguen siendo iguales desde hace muchos añejos.

Y supongo que alguien te de pasaporte con antelación, porque le sale de los huevos hacerlo, no es tan guay, ni tan chupilerendi.
 
Mira que le he dado vueltas al tema desde que nos enteramos de lo evidente, que el Tribunal de Estrasburgo había fallado contra la doctrina Parot. Y Gabilondo llega a ese resumen al que le dí vueltas pero fui incapaz de ver, precisamente porque las víctimas del terrorismo están implicadas emocionalmente, no tienen derecho a incidir sobre la justicia democrática o la política penitenciaria de este país.

http://blogs.elpais.com/la-voz-de-inaki/2013/10/aunque-no-guste-oirlo.html
 
Es que a las víctimas hay que decirles, aunque suene duro, que la política hay que dejarla a los políticos. Y si quieren hacer política han de desprenderse de su condición de víctima. Cuando gente como el ínclito González afirman que "siempre tienen razón", pues luego pasa lo que pasa.
 
La asesina recurre para no pagar los 30.000€ a las victimas, alegando al mismo tribunal que la dejó libre, que al ser por daños morales no puede ser embargada.

Si no estuviera casado, a veces me dan ganas de ponerme esta máscara

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http://www.elmundo.es/espana/2013/10/30/5271076863fd3de10b8b4573.html

La etarra Inés del Río podría cobrar un subsidio de 7.668 euros

-Tiene seis meses de duración, pero puede ser prorrogable "por otros dos periodos de igual duración, hasta un máximo de dieciocho meses".

-A esta ayuda puede acceder quien haya estado más de seis meses en prisión y salga sin haber realizado un trabajo remunerado dentro y sin tener empleo fuera.

-Del Río debe 19 millones de euros al Estado en concepto de indemnizaciones a las víctimas de sus atentados.

http://www.20minutos.es/noticia/1962...io/7668-euros/
 
Última edición:
De El Jueves, los presos de ETA admiten el daño causado y aceptan la Ley.

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No obstante, yo tengo otro comunicado a los presos de ETA.

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En las noticias sigue apareciendo, aunque los etarras lanzaron un comunicado con una voz en off en Klingon, y podía parecer un chiste.
 
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