Respuesta: Fotografía Cinematográfica
LOS PILARES DE LA TIERRA ("THE PILLARS OF THE EARTH", SERGIO MIMICA-GEZZAN, 2010), fotografiada por Attila Szalay, HSC.
Nunca veo series o mini-series de televisión, entre otras razones, además de su larga duración, porque me suele disgustar profundamente el lenguaje propio del medio. He hecho una excepción con la presente, puesto que la novela de Ken Follett -sobre la construcción de una catedral en la Inglaterra del siglo XII- me parece que ofrecía una serie de oportunidades inmensas a aquéllos que tuvieran la fortuna de poder adaptarla. Sin embargo, encuentro la primera contradicción en que este best-seller necesitaba una producción de una inmensa solvencia para plasmarlo en pantalla en su total magnitud, tanto temporal, como a nivel de diseño, puesta en escena, planificación e incluso a nivel interpretativo. Es decir, se hubiera necesitado una producción del estilo de la que gozó Peter Jackson en la trilogía de "El Señor de los Anillos" para poder adaptar este libro con solvencia. El medio televisivo, por contraposición a una única película, ofrece la ventaja de poder llevar a cabo una adaptación más fiel a la obra original, en tanto que no existe una limitación de duración que obligue a condensar pasajes, eliminar subtramas o simplificar significativamente la narración. Pero en este caso es su única ventaja, puesto que ni por medios, ni intérpretes o equipo puede competir con una verdadera producción cinematográfica.
Por todo lo anterior, no es sorprendente el estilo adoptado, con multicámaras equipadas con lentes zoom que casi siempre se fijan en la posición de teleobjetivos. Por ello, parece que el trabajo de planificación y composición de los planos (muy raramente aparecen más de dos personajes en escena) es muy escaso, lo que produce que la puesta en escena sea muy impersonal y carente de interés. Además, de manera muy consistente a lo largo de las ocho horas de duración de la mini-serie, todas y cada una de las escenas de acción están rodadas modificando el ángulo de obturación a 45 o 90 grados (el famoso efecto "Gladiator" o "Soldado Ryan"), cayendo en un efecto que a éstas alturas ha sido completamente agotado. Pero ni por ésas se puede ocultar la pobreza de las batallas, o la falta de extras, limitando la acción efectiva a lo que sucede justo ante la cámara con planos cerrados y fondos desenfocados. Sorprende, en cierto modo, al menos desde una perspectiva cinematográfica y no televisiva, que el estilo de iluminación adoptado huya radicalmente del naturalismo, en pos de un estilo que pretende ser vistoso a partir del prominente empleo de la luz artificial, ya sea en interiores o en exteriores diurnos. Ello no implica que no haya algunas imágenes de bonitos efectos estéticos, o que en su estilo, el trabajo no esté realizado con oficio y suma competencia, porque técnicamente es impecable. Sin embargo, cada fotograma está y parece iluminado, cada personaje tiene su propia luz que cae precisamente sobre su rostro, un contraluz perfecto que le sigue por el decorado, las noches son de un azul intensísimo, los interiores bajo la luz de las velas tienen una gran luminosidad... e incluso hay numerosas secuencias interiores, ya sean diurnas o nocturnas, en que se aprecia el empleo de luces duras, sin rebotar, suavizar o difuminar, ya sea para iluminar primeros planos o como luces principales del decorado, aunque a pesar de ello se proyecten sombras durísimas sobre suelos y paredes. En definitiva, es un trabajo que huye de cualquier atisbo de realismo, impidiendo -posiblemente de forma consciente- que el espectador perciba la miseria del entorno, que sienta el fango en el que se mueven los personajes o huela la mierda de las mazmorras. Es, pues, una estilización de la realidad, una dulcificación, que aleja de la misma a los telespectadores, para crear una serie de imágenes mucho más accesibles y agradables, que puede que sea lo que se demanda en prime-time, pero no es lo que me resulta interesante desde una perspectiva meramente cinematográfica.
A nivel técnico, es cierto que muchos de los efectos digitales son obvios, pero es comprensible que el presupuesto de 40 millones de dólares no de más de sí. Con todo, algunas extensiones digitales de los decorados o matte-paintings realizados por ordenador no desmercen con respecto a lo que solemos ver en cines. El Blu-ray, además, aunque algunas tomas aisladas tienen problemas de ruido en la imagen, altas luces quemadas en los exteriores o muestran un excesivo post-procesado (como si determinadas tomas se hubiera ampliado y re-enfocado para mantener la nitidez), generalmente tiene una imagen excelente. Y es que en la línea de la puesta en escena y la iluminación, todo el material ha sido rodado en HD en lugar de celuloide (no he conseguido averiguar en qué cámara, pero apuesto por la Sony F23), lo que produce imágenes muy bonitas, pero sin la menor textura o vida tras las mismas.
Así pues, reconociéndole a los cineastas su buen hacer técnico, la adaptación televisiva de "Los Pilares de la Tierra" es absolutamente impersonal y, desde el punto de vista visual, se mueve en un estilo diametralmente opuesto a lo que a mí me hubiera gustado, tanto en las elecciones del soporte de rodaje, como en lo referente al estilo de iluminación y puesta en escena. Con todo ello, largos pasajes de la adaptación se dejan ver y se siguen por interés por la historia que están contando, a veces demasiado fiel con respecto a la novela, ya que gran parte de los problemas de ésta también han sido fielmente trasladados a la pantalla.