Respuesta: Fotografía Cinematográfica
"El Último Tango en París" (L'Ultimo Tango a Parigi, Bernardo Bertolucci, 1972, fot: Vittorio Storaro, ASC, AIC): segundo trabajo de Vittorio Storaro junto al director Bernardo Bertolucci, en un film icónico acerca de la relación meramente sexual entre una joven y un hombre maduro que acaba de perder a su mujer, en el París de principios de los 70. Por supuesto, el film es famoso sobre todo por su en aquél entonces impactante erotismo, que hoy en día ha quedado muy superado y ya no llama demasiado la atención. Por consiguiente, más llamativo a día de hoy resulta el trabajo visual a cargo de Storaro, no sólo por la presencia de un elegante trabajo de cámara mediante travellings, planos con grúa, etc. sino, sobre todo, por su iluminación de estilo naturalista, muy alejado de los cánones de la época, en un movimiento de vanguardia que únicamente era acompañado por operadores franceses o afincados en Francia (Coutard, Decae, Almendros), británicos como David Watkin y John Alcott y muy pocos americanos, como Willis, Roizman o Hall. Storaro, durante todo el film, justifica su iluminación en las ventanas de los decorados de Ferdinando Scarfiotti, como en el apartamento en el que tienen lugar los encuentros sexuales de Marlon Brando y Maria Schneider, recreando en el interior del mismo los efectos de la luz solar directa, con tonos anaranjados y sombras profundas, los de la luz del norte, mediante luz suave de tonos neutros o incluso los efectos de la lluvia en las ventanas, de tal manera que las distintas formas de fotografiar cada escena sugieren el estado de ánimo de los personajes. También, por supuesto, en las escenas nocturnas se justifica la luz en las fuentes presentes en pantalla, de forma bastante convincente, aunque en ocasiones es evidente que existe una luz fuera de campo que es la que realmente está haciendo el trabajo de iluminación. A Storaro, para conseguir que el aspecto sea realista o creíble sin recurrir a enormes niveles de luz, no le importa que sus lentes se encuentren prácticamente siempre a máxima apertura y que con ello la profundidad de campo sea reducida, así como tampoco parece molestarle la aparición de grano o el escaso detalle en sombras, consecuencias prácticamente seguras de la utilización del revelado forzado para reducir aún más los niveles de intensidad de la luz. Por tanto, se trata de un trabajo que si bien no muestra el refinamiento de algunos de los logros posteriores del operador italiano (como aquéllos por los que obtuvo el Óscar, es decir, "Apocalypse Now", "Rojos" o "El Último Emperador"), sí que es una extraordinaria muestra de su descomunal clase y talento, sobre todo a niveles conceptuales, ya que su ejecución consiguió perfeccionarla poco después.