Respuesta: Fotografía Cinematográfica
"Ipcress" (The Ipcress File, Sidney J. Furie, 1965, fot: Otto Heller, BSC): curioso film británico que, como otros surgidos a la estela de la serie Bond, tiene como principal personaje a un espía, el cual investiga la desaparición y posterior lavado de cerebro de otros espías. La diferencia radica en que "Ipcress" fue producida por Harry Saltzman, uno de los creadores del Bond cinematográfico y que contó con algunos de los pilares fundamentales de la primera época de la serie: el diseñador Ken Adam, el músico John Barry o incluso el montador Peter Hunt.
Sin embargo, "Ipcress" es una apuesta menos exótica, quizá menos comercial y más seria que Bond, lo que también tiene reflejo en su estética, más oscura, más dramática y menos embellecida que la que habitualmente se asocia al personaje de Ian Fleming. Otto Heller era un operador ya muy veterano (68 años) cuando rodó este film, uno de los más famosos por su uso del formato panorámico Techniscope, popularizado por los films de Sergio Leone. Lo que sin duda más destaca de la puesta en escena es el uso de encuadres muy poco ortodoxos, con frecuentes planos a través de objetos, o con los personajes muy a los extremos del fotograma o muy cercanos a la cámara, ángulos contrapicados, efectos deep focus, tomas prácticamente cenitales... es decir, cada escena está rodada desde puntos de vista muy extraños. Realmente, este uso de la cámara es muy desconcertante y, más allá de la curiosidad y de algún momento bastante sugerente, no beneficia en nada a la narración, que se convierte en algo demasiado artificioso y forzado.
La veteranía de Heller se aprecia, sobre todo, en un uso voluntario de una iluminación que prácticamente es expresionista, con luces duras y dirigidas muy cercanas a los actores, aunque éstos proyecten sombras muy duras, con bastante contraste en un buen número de escenas. También, no sé si como acto voluntario o consecuencia del formato de rodaje (que emplea un negativo de la mitad de tamaño que el formato anamórfico), el film tiene en ocasiones una estética granulada, lo que provoca cierta suciedad en la imagen y por suerte encaja bastante bien con lo que se ve en pantalla. Incluso también se aprecia con cierta frecuencia el poco contraste de las ópticas empleadas (entre ellas algún zoom), especialmente cuando luces intensas inciden sobre las mismas y se produce un fuerte velado que destruye los negros de la imagen.
En definitiva, es un trabajo que a puro nivel estético es muy atrevido y bastante fuera de lo común, pero que no termina de funcionar bien a niveles narrativos precisamente porque desvía la atención en exceso.