En el momento en que aparecieron emulsiones de 100 o 200 ASA y lentes cinematográficas de uso generalizado con aperturas en torno a T/1.1-4, era y es perfectamente posible rodar con luz natural en exclusiva, aunque requiera mucha disciplina, paciencia y compresión. Por ello, desde que esto fue posible a principios de los años 70, lo que han ido apareciendo son mejoras en las emulsiones, que permiten más latitud y sensibilidad por ejemplo con menos grano, la finalización digital, que permite etalonar de un modo más consistente que el laboratorio fotoquímico, u ópticas más modernas, nítidas y más resistentes a los destellos, que permiten por ejemplo rodar contra fondos muy claros o fuentes de luz muy intensas sin que se produzca un velado de la imagen. Pero como digo, son mejoras, puesto que lo esencial no ha variado tanto.
Lo dificil es intentar salirse del estilo que impera actualmente, que creo que se parece más en muchos aspectos a la forma en que se rodaban las películas en color durante los años 50 y 60, con los decorados inundados en luz, muy poco contraste y una luz persiguiendo a cada actor por el escenario, que a esos años 70 en los que la aparición de las técnicas y medios que he citado anteriormente abrieron un nuevo abanico de oportunidades y estilos. Hoy en día, no sé por qué, el grueso de la cinematografía busca un aspecto muy simple, que sea bonito, con mucha luz, con luz suave que sigue a los actores allá por donde vayan y muchas películas, sean del género del que sean, parecen iluminadas como comedias, con esa luz tan amable y tan plana que no genera ninguna atmósfera ni aporta nada a la narración, de modo que ahora, más que nunca, personalmente me interesen más los operadores que busquen esas aportaciones y se dedican a iluminar estancias en lugar de actores.
De vez en cuando surge alguna nueva tendencia, de algún autor que en concreto consigue crear algún efecto cool y es copiado en la Meca del Cine hasta la extenuación (por ejemplo, el verde hongkonés de John Woo a principios de los 90, puesto de moda con "Matrix", el color ambar para las escenas de época tras "El Padrino II", la utilización de alteraciones en la obturación del "Soldado Ryan", etc) pero en general, salvo casos excepcionales, como puedan ser Storaro con sus gelatinas y uso del color o Slawomir Idziak con sus filtros degradados coloreados, pienso que más que innovar, se puede ser original en nuestros días de forma muy sencilla, acudiendo al pasado y buscando inspiración en obras anteriores, tomando conceptos de aquí y de allá, dándoles un toque personal. Por ejemplo, es lo que hizo Darius Khondji con "Se7en", que se base claramente en obras como "Klute", actualizando su técnica con ENR y fluorescentes, o ha hecho David Fincher en general, mezclando a Cronenweth padre con Willis durante toda su obra, aunque siempre con mucho gusto y a la vanguardia de la técnica.