DOMINGO NEGRO ("BLACK SUNDAY"), de John Frankenheimer, fotografiada por John A. Alonzo [ASC].
[align=justify:1ihc8am4]Por un motivo u otro, o simple vaguería, nunca había visto este film cuyos principales ingredientes me interesaban enormemente: un director solvente -cuando estaba en forma- como Frankenheimer, música de John Williams, fotografía de Alonzo, un reparto curioso y una trama de espionaje internacional pasada por el filtro de thriller setentero.
La puesta en escena de John Frankenheimer no podría ser mejor. Como es habitual, parte de un estilo pretendidamente
verité, con cámara al hombro, economía en el lenguaje y los medios, para terminar haciendo uso de multicámaras, grúas, helicópteros, etc. La diferencia fundamental, sobre todo respecto a sus colegas contemporáneos (sin ir más lejos, su supuesto retoño no reconocido), es que Frankenheimer no coloca las cámaras de manera caprichosa, con el único propósito de darle más opciones al montador: este señor PLANIFICA dónde las coloca, sabe de antemano lo que quiere en cada plano, coreografía cada movimiento de cámara y actores, enlaza previamente cada toma con la siguiente, sabe cómo encajan en la historia y hacen que ésta avance... no es un virtuoso como De Palma, capaz de exhibirse gratuitamente a la más mínima, sino un tipo que conoce su oficio a la perfección, que no está exento de talento y que aunque quizá no sea tan brillante, es un narrador más sólido y consistente que el bueno de Brian.
Por su parte, Alonzo, al que siempre he tenido por un operador extramadamente competente y de buen gusto, realiza un trabajo inspiradísimo, sobre todo en la primera mitad en interiores nocturnos, en los que tiene que iluminar muchísimo más que en la segunda, que transcurre casi íntegramente en exteriores en las horas centrales del día. Es, posiblemente, su mejor trabajo junto a "Chinatown", pues adopta una línea de realismo similar a la primera etapa de Owen Roizman ("French Connection", "The Taking of Pelham 1, 2, 3", le da una vuelta de tuerca y sigue el estilo hasta sus últimas consecuencias: en exteriores diurnos, mucho uso del zoom para transmitir espontaneidad (cuando en realidad todo está coreografiado al milímetro) y práctica ausencia de luz adicional. Y en interiores y exteriores nocturnos, niveles de luz bajísimos, lentes completamente abiertas, subexposición de gran parte del fotograma, fuentes de luz integradas en el decorado y mucha luz cenital para iluminar realmente. Además, casi todo ello rodado cámara al hombro, sin que el enfoque se pierda ni un instante a pesar de la escasa profundidad de campo del formato panorámico anamórfico. Eso sí, el viñeteo en las focales gran angular, en estas circunstancias, es brutal. No aparece acreditado ningún operador (puede que fuera Ray Villalobos, posterior primer operador de "Lío en Río" o incluso John Toll, que pertenecieron al equipo de Alonzo). Pero quienquiera que fuera, su trabajo es de primera.
Lo que menos me gusta es que desgraciadamente los efectos especiales fotográficos, ópticos y proyecciones, no están ni mucho menos a la altura de las circunstancias. Creo haber leído que usaron proyección frontal en un número del
American Cinematographer del año 77, pero les quedó casi peor que la típica retroproyección para coches en los años 50. Una lástima, pues si algo resta precisamente es verosimilitud.
Aún así, una película estupenda y un trabajo visual de primera, en lo narrativo y en lo estilístico.[/align:1ihc8am4]