La larga escena en La Louisiane fue uno de los mayores desafíos lumínicos de la película. En ella, hay diez personajes sentados alrededor de las dos pequeñas mesas de la claustrofóbica taberna/sótano. Los cuatro protagonistas intentan marcharse de allí a través del diálogo, evitando primero a unos alemanes borrachos y aceptando después la invitación de un sospechoso oficial de la Gestapo de tomar una ronda de bebidas. La tensión va aumentando hasta que la escena "explota" en un tiroteo.
El decorado de la taberna tenía unos techos tan bajos que prácticamente no quedaba espacio para la iluminación. Richardson dice con sorna, “Desde todos los puntos de vista, parecía una localización real construida en un plató.” Ian Kincaid [su gaffer] añade, "Nos dijimos: Vale, ésta será como la escena en la caravana en Kill Bill. Quentin quiere que dé la impresión de que nadie saldrá de allí fácilmente.” Por si esto fuera poco, los actores tenían que moverse, levantándose y sentándose continuamente.
Después de rechazar la idea de utilizar fuentes de luz visibles en el encuadre porque parecerían amontonadas, el equipo colocó varias filas de bombillas de tungsteno en el techo, añadiendo dos capas de muselina debajo de ellas para crear una luz "base" difusa. El espacio que quedaba sobre las cabezas de los actores era tan estrecho que tenían que quitar la capa inferior de muselina cuando se ponían de pie. Richardson decidió añadir unidades cenitales Par Can y contraluces rebotados a medida que iban rodando más planos, para reflejar así la tensión creciente de la escena. “Poco a poco, según se desarrolla la escena, empecé a alejarme de la luz suave cenital para añadir luces duras fuera de la mesa con la intención de aumentar el contraste. También comencé a introducir luces de contorno para separar los actores de los fondos. Simplemente sentía esta necesidad cuando avanzábamos, pero intenté que no resultara obvio para que el público no se diera cuenta.” Aunque la transición es sutil, Richardson confiesa que se preguntaba por aquel entonces si alterar la luz podía ser “un enorme error.” Kincaid admite, “Estábamos ocupadísimos; cada nueva toma era un desafío. Pero tenemos un dicho: Un diamante se consigue con presión.”
Cuando comienza la acción, la iluminación cambia radicalmente gracias a los haces de luz dura que aparecen entre el humo y el fuego de las pistolas. Tarantino puntúa la escena con algunos de sus particulares y violentos zooms en los planos en los que los alemanes disparan sus armas. A pesar de que el tiroteo es breve, no se utilizó la cámara lenta, que ya se ha convertido en una convención en las películas de acción.