Respuesta: Frank Darabont (ya no) adapta THE WALKING DEAD
Las diferencias son demasiadas para poder hacer un miniresumen
En la serie de TV hay personajes que no salen en los cómics, como T-Dog, Merle o Daryl (aunque Kirkman dice que no tardaremos mucho en verlo en viñetas) y personajes que son claves en los cómics como Tyreese, Julie o Chris nunca han aparecido en la serie. Otros personajes han aparecido en ambos medios, pero su presencia e importancia ha sido muy distinta. Por ejemplo, en los cómics, Shane es de los primeros personajes en morir, lo hace bastante antes de llegar a la granja de Hershel; Sophia, en cambio, a día de hoy sigue viva en los cómics y ha tenido mucho más importancia que su contrapartida en los cómics. Personajes como Otis o Dale también han muerto mucho antes en TV que en papel.
Igualmente las relaciones entre los personajes son distintas (por ejemplo en los cómics Andrea y Gale tienen un romance) y los acontecimientos por los que pasan también son distintos, con lo cual acaban evolucionando de manera diferente de manera que a veces la versión en papel y la de carne y hueso no se parecen demasiado.
Pero, en líneas generales, cómic y serie comparten una cierta estructura troncal común: ciertos personajes, ciertos acontecimientos, ciertos escenarios se repiten, aunque no lo hagan siempre de la misma forma exacta o con la misma cronología. Por así decirlo, cómic y serie son dos versiones distintas de un mismo universo, son como los mundos azul y rojo de
Fringe: algunas cosas pasaron igual, otras pasaron de manera distinta, pero en general ambos parecen avanzar en la misma dirección. Eso, a mi parecer, hace la serie más interesante, creo que es más rico (y sorprendente para los que ya conocen la obra original) contar una historia distinta que contar exactamente la misma. El problema radica cuando lo que cuentas no tiene tanto interés como el que sí tenía la obra original.
En cuanto al "tono" del cómic, la obra de Kirkman se hizo célebre sobre todo por su crudeza, por su violencia y por el carácter emocionalmente desgarrador de muchas de sus escenas, por su retrato de un mundo en el que el hombre es un lobo para el hombre y en el que cualquiera puede morir en cualquier momento, de la manera más horrible posible, y en el que no queda lugar para la inocencia o el idealismo, todo es supervivencia pura y dura, y cuando se trata de salvar el propio pellejo, el fin justifica los medios.