Soberbia Elvira Roca. El párrafo grande me ha dejado KO.
Lo que muchos se preguntan es ¿quién ha estado construyendo el relato hegemónico sobre la Guerra Civil? Unos dicen que han sido los republicanos, los vencidos…
No, es que no fueron vencidos.
¿No?
Ese es el pequeño error de perspectiva. El otro día, en un seminario sobre la Transición española en Valladolid, se comentó que era una pena que los españoles, que ya parecían que habían superado con la Transición su tradición cainita, estuvieran otra vez abriéndose en frentes y dividiéndose. Esto es un disparate afirmado por muchos hispanistas y aceptado por los españoles con una especie de credulidad edénica para creerse todo lo que dicen todos menos lo que ellos mismos dicen.
¿Entonces?
La tradición de este país no es cainita, es precisamente todo lo contrario y ese es el problema. El problema de este país no lo tienen los países vecinos donde han tenido tantos enfrentamientos internos como aquí o muchos más y mucho más graves. Los que vencen acaban con toda forma de disidencia con respecto a la opción que ha triunfado. Eso es lo que ocurrió en Inglaterra durante las guerras de religiones, en Francia en sus sucesivas guerras civiles, etcétera. Nuestro problema es que al no ser un país cainita, las victorias simplemente se limitan a neutralizar al enemigo, dejarlo quieto y hasta intentar reconciliarte con él. Eso es una tradición en España. La guerra contra Napoleón fue también un guerra civil. Los españoles afrancesados estaban de acuerdo con el invasor y después del conflicto se reintegraron al territorio nacional, recuperaron sus puestos de trabajo y sus vidas. No les pasó absolutamente nada. Es precisamente no tener una tradición cainita lo que hace que las victorias sean victorias en lo suficiente para poder garantizar un cierto orden y la continuidad del país.