El hombre que mató a Liberty Valance (1962). Segunda vez que la veo y me mantengo en que es la que más me gusta de su filmografía, el personaje de Wayne es más poético que nunca, y me dan escalofríos cada vez que le veo enborracharse y hacer lo que hace después con su casa, nunca Wayne me ha transmitido tanto como en el tercio final del metraje. Pero es que el personaje de James Stewart no le va a la zaga en cuanto a complejidad y, en este caso, la nostalgia se apodera de él, de su mujer y del espectador.
En la película, Ford abarca de manera muy natural temas como la justicia del ojo por ojo frente a la justicia de leyes, el mito y la leyenda frente a la realidad, la confrontación de clases, un triángulo amoroso sincero y nada maníqueo, todo mezclado con la típica fauna fordiana en cuanto a personajes pintorescos, es decir, sin renunciar para nada a su estilo, con una banda de malotes memorable y una estructura arriesgada en forma de flashback más propia del noir.
No entiendo como Centauros, que también es una muy buena película, tiene más mítica que ésta cuando a Liberty no le encuentro ni un solo pero y en cambio la otra, sobre todo el paso del tiempo en la búsqueda, la hace más irregular.
Probablemente el mejor western que he visto.