Olimpismo: Unos Juegos Olímpicos para la reconciliación en Barcelona en 2026: "Ya acercaron a las dos Coreas"
La detención del ex president Carles Puigdemont, las barricadas, los cortes de carreteras, el Parlament partido en dos... y, mientras, en un despacho de la Generalitat se trabaja en un proyecto de reconciliación: unos Juegos Olímpicos de invierno de 2026 en Barcelona y los Pirineos que rehaga las relaciones entre Cataluña y el resto de España. «El olimpismo acercó en los últimos Juegos a las dos Coreas; ahora puede conseguir que nosotros volvamos a trabajar juntos. No veo ningún otro proyecto capaz de hacerlo en los próximos 10 años», defiende ante EL MUNDO su responsable, Gerard Figueras, secretario general catalán de Deportes, miembro del PDeCat, y parece convencido de su propuesta.
A finales de abril acaba el plazo del Comité Olímpico Internacional (COI) para presentar candidaturas y, tras dar muchas vueltas, la solicitud está preparada incluso para ganar a falta de un detalle. De un importantísimo detalle. Un detalle decisivo. «Sin Govern es prácticamente imposible tirar adelante el proyecto. Sería temerario hacerlo», asume Figueras que, aunque sabe de la improbabilidad de una investidura cercana, no quiere enterrar ya el proyecto: los próximos días lo expondrá ante los medios, buscará apoyos y promete «intentarlo hasta el final». «Aquí tenemos una oportunidad. El deporte es capaz de llevar a cabo iniciativas beneficiosas para todo el mundo. Sé que en mi misma posición política puedo encontrar voces críticas y que en España también las habrá, pero espero que también aparezcan aliados», comenta uno de los pocos altos cargos de la Generalitat que no ha sido imputado, citado a declarar o despedido por la aplicación del artículo 155 por parte del Gobierno.
El pasado julio, en los festejos por el 25 aniversario de los Juegos de Barcelona 1992, con el Rey Felipe VI en la ciudad, se recuperó la antigua idea de una candidatura invernal y «con el conocimiento del Comité Olímpico Español (COE)» en las últimas semanas se preparó la misma. Hasta el punto que una delegación de la Generalitat viajó a los Juegos de Pyeongchang para valorar las opciones de Barcelona-Pirineos como sede. Hasta el punto que una comisión del Ayuntamiento de Ada Colau, pese a su oposición al proyecto, está estudiando sus beneficios.«Hace unos años el COI flexibilizó sus criterios y, entre otras cosas, se alejó de los grandes equipamientos olímpicos que luego quedan en desuso.
Según nos han hecho saber, ahora buscan propuestas low cost y, después de tres ediciones en Asia, tienen ganas de volver a Europa», analiza el dirigente y su argumento se sustenta con una cifra. Según él, para los segundos Juegos de la historia de España, sólo se necesitaría una inversión de 500 millones, menos de un 10% del coste de los Juegos de 1992, que sería recuperable con venta de entradas, merchandising y patrocinadores. En cuatro o cinco pabellones del área metropolitana de Barcelona (Sant Jordi, Olímpìco de Badalona, Fira...) se montarían pistas de hielo desmontables y en varias estaciones de esquí de los Pirineos (Baqueira, La Molina) se organizarían las competiciones de nieve. Las ceremonias se realizarían en el Estadio Olímpico de Montjuïc, habría una villa olímpica reciclable para cada zona y apenas habría que mejorar alguna infraestructura de conexión, como la obsoleta línea de tren de Puigcerdà.