Parece que a Sandrine Morel, periodista de Le Monde, no le llegan “los apoyos” de la Generalitat
que hacen feliz al corresponsal llepaires del NYT, Raphael Minder, y sap fer la seva feina sense interferències ideològiques en un artículo titulado La huida hacia delante del gobierno catalán:
“La coalición independentista se radicaliza (…) Los nacionalistas moderados de Cataluña abandonan el barco. Porque no están dispuestos a saltarse las leyes españolas y a afrontar las consecuencias penales de la organización de un referéndum de autodeterminación unilateral, previsto para el 1 de octubre y considerado ilegal por el Tribunal Constitucional español; o porque osan poner en duda la oportunidad del proceso separatista iniciado por el gobierno catalán, que prefiere ‘agradecérselo’.
Cuatro consejeros del ejecutivo regional han sido relevados de sus funciones estas últimas semanas, igual que el secretario del gobierno catalán y varios directores generales estos últimos días. Todos han sido reemplazados por independentistas de la primera hora, los miembros más radicales del PDECAT, aquellos a quienes los antinacionalistas apodan los ‘catalibanes’ (…)
Concentrando el gobierno regional en torno a las personalidades más determinadas a desobedecer al TC, la coalición independentista (…) muestra que no tiene la intención de recular. Su hoja de ruta es clara: se trata de imponer un referéndum ilegal sin acuerdo de Madrid, y de declarar al día siguiente la independencia unilateral de Cataluña. (…)
Esta determinación ha provocado que el director de los Mozos de Escuadra, la policía catalana, el moderado Albert Batlle, haya presentado su dimisión el 17 de julio ‘por razones políticas’ tres días después de la nominación de un nuevo ministro regional del Interior, el independentista radical Joaquim Forn (…) Para hacerse cargo de los Mossos, el gobierno catalán ha nombrado un alto funcionario de policía conocido por sus opiniones sesgadas en favor de la secesión, Pere Soler (…) ‘Esperamos que esta nominación no refleje un intento de instrumentalizarnos políticamente’, declara el portavoz del sindicato policial mayoritario de Cataluña, el SAP-Fepol, Valentín Anadón (…)
‘Hoy ya no hay nadie en el seno del gobierno catalán que no esté de acuerdo con las tesis extremistas del sr. Puigdemont‘, subraya Josep Duran i Lleida, el antiguo secretario general de CiU, la coalición nacionalista (…) Según el antiguo diputado, ‘la radicalización de CDC (…) fue progresiva desde 2012, y alcanzó su paroxismo en 2016 cuando Puigdemont fue investido presidente del gobierno catalán gracias a los votos de la CUP’, formación separatista radical, anticapitalista y eurófoba (…)
Pero también hay que ver la victoria de una joven generación de dirigentes de CDC, con fuertes convicciones separatistas, que han sabido convertir a Artur Mas al independentismo, antes de encontrar un jefe de filas determinado en Carles Puigdemont. Son apodados los ‘talibanes’ o el ‘pinyol’ por los analistas políticos, y en 2012 se encontraba entre ellos , desde el viraje independentista de CDC, el hijo de Jordi Pujol, Oriol Pujol, el antiguo vicepresidente catalán Francesc Homs (…) David Madí, (…) Joaquim Forn (…) Ellos han convertido la antigua CDC, formación de la burguesía catalana (…) en un partido separatista”.