Bien. Pues ya estamos (casi) donde quería Puigdemont. Con un plebiscito tormentoso, con un pueblo catalán soliviantado, y todo a punto de caramelo para decretar una DUI que les proporcione la foto final: él y sus socios esposados. Y a ser posible, con el ejército en las calles, que siempre queda muy de opresión. Victimismo over mil, millones de nuevos independentistas, apoyos internacionales, y una soga al cuello de Mariano para que acabe aceptando un referéndum pactado que (esta vez si) ganarían. Y... ¡ops! Presidente de un país. Si los abuelos pudieran verme desde Jaén...
Lo malo es que no todo le ha salido bien. Eso de soliviantar a la plebe tiene sus ventajas, pero también sus inconvenientes. Siempre alguien se desmadra, siempre te pillan en algún postureo... Y aquí les han pillado en varios. Además, los cachorros antisistema son magníficos para eso, pero se te soliviantan. Y acaban pidiéndote lo que les prometiste, ya y ahora. Y así es imposible marcar los tiempos. Un follón.
Pero hay un fallo más grave que eso. ¿Qué ha pasado con los apoyos internacionales? Con lo bien pensado que lo teníamos todo... y ahora resulta que solo están a nuestro lado unos cuantos diputados radicales, la prensa más carroñera, y Assange. Pero la UE no deja de darnos bofetadas. Y esa insistencia en remarcar que es un "asunto interno", nos jode la estrategia del "mediador internacional" que tanta ilusión nos hacía y era un win-win de campeonato. Convertíamos esto en un conflicto internacional (tachín, ya somos nación), y pase lo que pase, ganamos.
Además, el Estado no se está bajando los calzoncillos a la velocidad que preveíamos. Es raro, por que siempre lo habían hecho. Será que no hemos calibrado bien el volumen del pulso. Y resulta que hay gente en la calle que nos han salido respondones. ¡Hasta una cacerolada nos han hecho! Y la estrategia de llamarles "fachas", ya no funciona tan bien como antes. A saber por qué.
Así que si, estamos donde quería Puigdemont, pero no exactamente en la situación que preveía Puigdemont. Ya es obvio para todos que esto no se va a solucionar de forma fácil ni directa. Pero no es menos evidente ya que la DUI no es una salida aceptable. El farol ha quedado al descubierto desde el momento en que la gente se ha dado cuenta de que el dinero es cobarde. Muy cobarde. Pero seguimos teniendo que encontrar una solución. A ver que dice Mariano.
Ahora nos meteremos en la cabeza de Mariano. Bueno, mejor no. Mejor en la cabeza de alguno de sus asesores, que los tiene, y muy buenos. El no está donde quería, pero los últimos acontecimientos le han sentado bien. Ya no ve la cosa tan jodida. Y dejar pasar el tiempo es, una vez más, buena estrategia. Sobre todo cuando la corriente va a tu favor. La gente no va a estar en la calle eternamente. Tienen familia, trabajo, ocupaciones... Esas cosas.
¿Debería Mariano aceptar un mediador internacional? Obviamente no. La UE, Merkel, la ONU y hasta Trump han remarcado que esto es un asunto INTERNO. No hay necesidad de internacionalizarlo, ni de darle una trascendencia de negociación entre iguales que no tiene.
Es más, subo la puja... ¿Debería Mariano negociar siquiera con Puigdemont? Rotundamente NO. La gente que ha violado la ley nunca serán interlocutores válidos. Y además, también sería darles una importancia que no deben tener. Esto ya ha trascendido el problema local y se ha convertido en nacional.
Entonces... ¿pactamos un referéndum con alguien? De nuevo me niego. Un referéndum antes de todo esto, con una sociedad impregnada de independentismo desde los medios y desde la misma escuela, es mala idea. Pero ahora mismo, con un bombardeo constante acerca de "ocupación" y medios supuestamente malvados y manipulados que no cuentan la tragedia griega que han vivido (por lo visto), sería directamente un suicidio. Para eso, mejor darle las llaves de Cataluña directamente a la gene. Y además, sería una bajada de calzoncillos épica ante un pulso intolerable. Así, no. Ahora, no.
Entonces... ¿qué se propone? Por que alguna solución habrá que encontrar... Y estamos de acuerdo en ello. Pero el problema ha trascendido. Ya no es cuestión de Cataluña contra España y viceversa. Es entender de una vez que el sistema autonómico no funciona. Que el pagar favores a cambio de competencias solo provoca desigualdades y el gérmen de futuros (presentes) conflictos. Que permitir el acoso a lo español desde la infancia y el victimismo perpetuo es (esto si) una fábrica imparable de independentistas. Y eso no irá a menos.
Y repito... ¿qué vas a negociar con quien ha no solo violado, sino humillado a la ley y la constitución? ¿Un referéndum? ¿Prebendas nuevas? ¿Un concierto económico mejor? ¿Los fueros? ¿Helado para todos? Y peor aún... Suponiendo que llegues a un acuerdo... ¿Cuánto tardarán en pedirte más? Siempre les ha funcionado. ¿Por qué crees que van a parar ahora? Y lo que es peor... ¿Qué les dirás a los gallegos cuando te pidan algo equivalente? ¿Y a los murcianos? Por que oye... todos somos iguales. ¿O no?
Así que lo siento, pero ha llegado la hora de romper la baraja. Esto ya no se negocia con Puigdemont. Se negocia con todos. Nos sentamos TODOS, y vemos que hacemos con este país. En conjunto. Con sentido de Estado. Y si decidimos que un estado federal es lo mejor, pues adelante. Pero que eso lo disfrute también Andalucía, por decir una. Se acabaron las prebendas. Y, por supuesto, con mecanismos de control estrictos que impidan las desigualdades, la propaganda y el adoctrinamiento, y las aventuras futuras. Aunque eso no implica que no se puedan establecer mecanismos para la autodeterminación. Pero desde luego, ahora y en las presentes circunstancias, NO.
Respecto a Pablo, no le corresponde a él proponer nada. Que se siente a la mesa con los demás, y asuma su papel. Que no es el que se cree que tiene.