La historia y la situación derivada de la 2GM y de la desintegración de la URSS es compleja, pero para solucionar pacíficamente esas situaciones complejas hay una cosa que se llama ACUERDOS. Y los acuerdos están para cumplirse.
Pues bien, Rusia se ha pasado esos acuerdos por el forro de los cojones.
Hagamos un repaso:
Memorandum de Budapest de 1994. Después de la disolución de la URSS, Ucrania heredó un gran arsenal nuclear, el tercero más grande del mundo. En este acuerdo Ucrania aceptó entregar sus armas nucleares a Rusia y unirse al Tratado de No Proliferación Nuclear. A cambio, Rusia, EE.UU. y el Reino Unido garantizaron la independencia, soberanía e integridad territorial de Ucrania.
En 1997 se firmó el Tratado de Amistad entre Rusia y Ucrania, que incluía el reconocimiento mutuo de fronteras y el compromiso de no invadir o interferir en asuntos internos.
Rusia violó estos acuerdos al anexarse Crimea en 2014 y los continuó violando interviniendo militarmente en el Donbás.
Posteriormente también Rusia violó el acuerdo de Minsk, al no retirar sus tropas ni el apoyo militar a los separatistas rusos del Donbás.
Por supuesto hay cosas que no sabemos y que hay muchos intereses ocultos, pero la invasión rusa de Ucrania es otro caso de matonismo de una superpotencia.