Angela Merkel ha demostrado que está dispuesta a laminar a quien sea con tal de no perder unas elecciones. Los últimos han sido los chipriotas. El 'rescate' impuesto por la Unión Europea es lo más parecido a un atraco a mano armada a los ahorradores de ese país. Todo, con el objetivo de que Merkel gane las elecciones de su país en septiembre. Hace 10 años, todos andábamos histéricos perdidos con el eslogan 'No a la sangre por petróleo' con motivo de la Guerra de Irak. Ahora, sin embargo, nadie dice 'No al dinero por votos'.
Los europeos tenemos un doble rasero muy especial a la hora de juzgar el imperialismo. Si un grupo de senadores de EEUU viniera a España a examinar el Presupuesto después de que lo presentara Rajoy, no iba a caber gente en la Castellana contra el imperialismo yanqui. Pero vienen los alemanes y hasta nos alegramos de que les guste el Presupuesto. ¿Se les ofrece algo más a los señores? ¿Quieren un tributo en vírgenes (si quedan)?
El atraco europeo a Chipre tiene una serie de ganadores. El primero, Angela Merkel, que logra dejar claro ante su electorado que está dispuesta a cobrar los rescates, si es preciso, en una libra de carne, al estilo de Shylock.
El segundo son los grandes inversores que apostaron, acertadamente, que Chipre no llevaría a cabo una suspensión de pagos parcial. Y el tercero, los oligarcas rusos que han colocado dinero en los bancos chipriotas.
¿Los oligarcas rusos?
Sí, los oligarcas rusos. La clave de su victoria es la misma que se esconde tras el falaz concepto del 'tipo fiscal único'. Si hay un solo tipo de IRPF, pongamos del 10%, y usted gana 20.000 euros al año, paga 2.000 a Hacienda. Si yo gano 2 millones, pago 200.000. Consecuencia: a usted le quedan 18.000 euros de renta disponible. A mí, 1,8 millones.
En el caso chipriota, la lógica es similar. El chipriota que tiene hasta 100.000 euros en el banco, pierde un 6,75%. O sea, un máximo de 6.750. Así que le quedan 93.250 euros. Que los disfrute con salud. Con más salud que el chipriota que tiene 10.000 euros en el banco, porque a él le quedan 9.325.
A partir de ahí, la quita es del 9,9%. ¡Parece que el objetivo era que a quienes tengan mucho dinero no les quitaran más del 10%! Eso implica que, si usted es un oligarca ruso que tiene, por ejemplo, un millón de euros en un banco chipriota, le quedan 911.00 euros.
O sea, que el pequeño ahorrador chipriota se lleva un recorte casi tan grande como el oligarca ruso. Toda una muestra de la importancia de la ‘cohesión social’ en la ‘Europa de los pueblos’.
La cuestión es mucho más grave porque, después de inflárseles la boca a los europeos hablando de la importancia de la seguridad jurídica y de los contratos, la UE viola de forma flagrante sus propios compromisos. En la UE se supone que están garantizados todos los depósitos hasta 100.000 euros. Se supone. Porque la UE acaba de decidir que eso no se aplica a Chipre.
Así que ahora la UE, para que Angela Merkel no pierda las elecciones, se ha colocado a sí misma en una situación, cuando menos, kafkiana. El mensaje es: "Todos los depósitos están garantizados, salvo en el caso de Chipre, donde no lo están". Dicho de otra forma: "Ninguna regla es aplicable en todas las ocasiones, incluida ésta".
Encima, los ahorradores griegos no se ven afectados por la medida, ni los depositantes británicos que tienen dinero en subsidiarias chipriotas de bancos del Reino Unido, como se explica aquí.
Chipre, ¿el inicio de la próxima crisis?
Para reforzar su incoherencia, en la misma cumbre en la que con nocturnidad y alevosía (aprovechando incluso la Pascua ortodoxa) la UE decidió el atraco chipriota, también acordó ampliar los plazos de Portugal e Irlanda para devolver el dinero de sus plandes de rescate. Pero ¿no habíamos quedado en que Irlanda estaba saliendo de la crisis? Entonces ¿por qué necesita volver a reestructurar su deuda, una vez más? En cuanto a Portugal, la cosa es aún más clara: el Gobierno de Lisboa ha reconocido que la caída del PIB este año será el doble de lo previsto. Si es que las políticas de austeridad siempre funcionan. Es como el viaje del Pueblo Elegido por el Sinaí: en 40 años, seguro que llegamos a la Tierra Prometida.
La cuestión, sin embargo, es que, si los depósitos pueden ser gravados (saqueados) en Chipre, ¿por qué no en otros países europeos? La única respuesta es que Chipre es lo suficientemente pequeño como para que su hundimiento no afecte al sistema financiero alemán, ni al de ningún país (Francia, Holanda, incluso España), que, a su vez, y de forma indirecta, podría impactar a los bancos germanos. Pero siempre queda la cuestión psicológica: si hoy es Chipre, ¿cómo sabemos que mañana no va a ser, por ejemplo, Portugal, si los bancos alemanes y de otros grandes países de la UE logran reducir su exposición a ese país y Angela Merkel necesita ganar unas elecciones?
Cabe argüir que Chipre es un paraíso fiscal, y que se ha especializado en captar dinero procedente de Rusia. Es cierto. No lo es menos, sin embargo, que ha hecho eso con el conocimiento de toda la Unión Europea. Y que lo que le ha supuesto la puntilla ha sido la reestructuración parcial de la deuda griega, que a su vez fue bendecida por la UE, y diseñada de forma y manera que causara el menor perjuicio posible a los bancos alemanes y franceses.
Chipre se ha convertido en casi una colonia de Moscú. Y eso explica en parte que el ajuste vaya a caer sobre las costillas de sus ciudadanos. Es una colonia de Moscú, no de Berlín. ¿Consentirían Alemania o Francia un ajuste igual en Luxemburgo? ¿En Mónaco? ¿En Holanda? ¿Lo consentiría Reino Unido en Gibraltar o en las Islas del Canal? ¿EEUU en Bermuda o en Gran Cayman? No.
Porque ahí está el dinero de individuos y empresas de esos países. No olvidemos que a Gran Bretaña (con el apoyo de Países Bajos) solo le faltó invocar el espíritu de Horatio Nelson cuando Islandia decidió freír en 2008 a los inversores extranjeros que habían invertido en sus bancos. Si los islandeses llegan a pillar al Reino Unido en sus días de gloria, se encuentran a la Royal Navy en cualquier fiordo. Ahora, en Chipre, Londres ha decidido que los chipriotas paguen, y los británicos, no. Corolario: para un país pequeño es mejor estar fuera del euro.
Potencia o imperio colonial
Porque, además, la UE no ofrece absolutamente nada a cambio de los sacrificios. En Bulgaria, el BCE impuso al entonces primer ministro Boiko Borisov un durísimo ajuste que solo provocó recesión, paro y corrupción (¿suena familiar?). Hace dos semanas, la UE premió a los búlgaros dejándolos fuera de Schengen, con lo que siguen necesitando pasaportes para viajar por la UE. Es una forma de decirles que son europeos de segunda. ¿La razón? Alemania no quiere una oleada de inmigrantes búlgaros huyendo de la miseria generada por las políticas que ella ha impuesto.
Haciendo que el rescate caiga sobre las costillas del ahorrador chipriota, queda claro que ésta no es una crisis en la que se esté dando una gran batalla ideológica entre keynesianos y austriacos. El debate no es, como pretenden Merkel y algunos de sus defensores, entre despilfarro y responsabilidad individual. Porque, si algún país no está capacitado para dar lecciones de liberalismo, defensa de la libre competencia, salud de las cuentas públicas, crecimiento económico y transparencia del sector bancario es Alemania: el ratio de solvencia de los bancos alemanes es el más bajo de toda la UE y, pese a que ese país se financia casi al 0%, está en recesión, por lo que su poder es más bien una consecuencia de que "en el país de los ciegos, el tuerto es el rey".
Es algo más cutre. Es, simplemente, el cobrador del frac a nivel europeo. Alemania ha decidido que quiere que le paguen lo que le deben. Si Angela Merkel, o el pueblo alemán, fueran liberales, simplemente decidirían que sus bancos asumieran sus pérdidas. Como Dios, y Hayek, mandan. Nadie les mandó prestar como locos a, por ejemplo, ese país del que se tan ridículo que se merece el nombre de Absurdistán.
En vez de eso, sin embargo, han decidido que paguen. Cueste lo que cueste. Aunque tengan que morir en el intento (o suicidarse cuando les desahucian... es que son muy absurdos). En este sentido, Angela Merkel debería recordar el ejmplo de Estados Unidos, que rescató en 2008, 2009 y 2011, por medio de facilidades crediticias de la Reserva Federal, a muchos bancos franceses y alemanes.
Es la diferencia entre ser una potencia y un Imperio colonial. Aparentemente, Angela Merkel ha optado por lo segundo.