Cierto, tuviese que elegir para la jefatura del Estado entre el preparao o cualquiera de la purria trepa de Vox o del PP de Madrid que aquí gusta ensalzar, preferiría al Borbón de calle.
Lo de Peñafiel, en todo caso, es un ejemplo perfecto de la dinámica entre la monarquía y los monárquicos en nuestro país. Antes Peñafiel era el arquetípico cronista adulador y lameculos de la institución, pero una vez que ésta no corresponde, a ojos del interfecto, a los favores otorgados, empiezan las pullitas y, ya con la excusa de Letizia la pérfida plebeya, los ataques directos y sin contemplaciones.
En resumen, que lo que realmente importa a los monárquicos no es la paz social, el bienestar y/o la unidad de la nación. Lo que les importa es la tajada personal que puedan sacar directa o indirectamente de la institución.
Un saludete.