Quizá, y sólo quizá, hacer que “los raros” también se vean representados para no sentirse tan “raros” les ayude. Sentirse uno más, existir en algún lado más que su cabeza. (...) Quizá, y sólo quizá, el problema lo tenéis vosotros y lo creáis vosotros.
Como individuo que en muchos de mis rasgos me encuentro ubicado en los extremos de la distribución normal, siempre he empatizado enormemente con todos los tipos de "raros" y me encanta que en las ficciones se muestre variedad de formas de vivir. La realidad es diversa, y cuanto más cercana sea la ficción a la realidad, más rica será. No cabe duda que una industria de ficción en la que tengan cabida historias protagonizadas por gente de todo tipo de razas, orientaciones sexuales, clases sociales, capacidades intelectuales, etc. será más rica en la que solo haya historias de gente blanca heterosexual de clase media o alta.
No obstante, nunca debemos perder de vista que la ficción de masas se produce pensando en el espectador promedio. No cabe duda que si echamos un ojo al tipo de ficción que se producía hacía 70 o 80 años, no cabe duda que en aquella época sí que existía un claro problema de representación de las "minorías". Pero es que esa ficción se producía pensando en un público que en un 90% era gente caucásica y heterosexual y en una época en la que las prácticas sexuales que se alejasen de la heterosexualidad pura y dura eran consideradas una desviación.
A medida que ha ido avanzando el proceso de globalización y las sociedades se han ido haciendo más diversas, inclusivas y tolerantes, la ficción ha ido evolucionando en consonancia. Antes los cómics, las pelis y las series se producían solo para cierto sector del público nacional; ahora se producen para un público diverso y global, y eso ha hecho que a día de hoy se puedan contar millones de historias que hace unas cuantas décadas era impensable que salieran a la luz. Creo que eso es una buena noticia y que todos hemos salido ganando con eso.
Ahora bien, por mucho que ahora la ficción haya ganado en diversidad y las minorías hayan ganado en representación, no podemos olvidarnos de una cosa:
las minorías no pueden pretender tener el mismo grado de representación que las mayorías. Es decir, en un país como EEUU, en el que el 75% de la población es blanca y los afroamericanos no llegan ni al 13% no se puede pretender que los afroamericanos tengan una representación del 50%. No hablemos de nuestro país, en donde el porcentaje de población afroamericana es bastante inferior. Lo mismo se aplica a colectivos como el LGBT, que no supera el 10% de la población, etc.
Como bien ha explicado
@Christian Troy en las últimas décadas la ficción ha ido ganando en diversidad de manera orgánica, evolucionando en consonancia con las sociedades. El problema es que ahora esta diversidad quiere imponerse a la fuerza. De un tiempo a esta parte, el problema no es que la ficción haya ganado en diversidad sino que ahora nos quieren meter la "diversidad" hasta en la sopa. Da igual que se trate de una historia ambientada en el Oviedo del siglo X, hay que meter negros gays (y que conste que esto no va por producciones como la última de "Cenicienta" o "Los Bridgerton", que son historias de fantasía en las que todo tiene cabida). Ahora todas las minorías quieren verse representadas en todos los productos de ficción, y si en un producto no hay representación de una minoría, pasa a ser un producto "problemático": si no hay negros es "racista", si no hay mujeres (o si la representación de las mismas no convence al activismo feminista) es "machista", si no hay gays es "homófoba", si no hay trans es "tránsfoba", si no hay gente de edad avanzada es "edadista", si no hay gente con diversidad funcional es "capacitista"... y se inician en las redes sociales campañas de cancelación contra el producto y sus responsables. Y al final, las compañías acaban claudicando, y para evitar las críticas, optan por meter a representantes de todas las minorías... y a veces sale bien, pero muchas veces se siente como algo totalmente forzado que te saca de la historia.
Y la cuestión es que al final da igual lo inclusivo que intentes ser, los justicieros sociales siempre van a llegar para señalar que no has sido lo suficientemente inclusivo, como cuando pusieron a parir
Black Panther porque no había suficiente representación LGBT o cuando cierto sector de la audiencia entró en cólera porque en
Frozen 2 Disney no había tenido los cojones de darle una novia a Elsa. Da igual que las últimas historias de Disney hayan estado protagonizadas por protagonistas de etnias no caucásicas y que históricamente encontremos princesas no blancas como Jasmine, Mulán, Esmeralda o Tiana, a la compañía no dejan de llegarle las acusaciones de que hay demasiadas princesas Disney de piel blanca.