Respuesta: Más allá de la vida (Hereafter), lo nuevo de Eastwood
Que si la gente se aburre. Que si la gente la ve lenta. Que si la gente cree que las tres historias no fusionan bien...
...quizá fusionen bien si revientan en un accidente de coche o en una bomba. Lástima que ya esté hecho aquello de la lluvia de ranas. Recristo, la gente sólo oye las cosas si les dejan sordos.
Que si Eastwood está chocho. Que si Eastwood no está en forma.
Dios mío.
Gran Torino era grande pese a ser una película mediocre por algo muy claro: Eastwood despedía sus míticos personajes y su carrera como actor por todo lo alto, porque todos los momentos con ese fin y al respecto estaban arriba y merecían la pena y la existencia de dicho film. Y no es que haya que ver la película con manual de instrucciones, es que si alguien no tiene al día sus personajes es que no se ha enterado del cine en los últimos veinte años. O si se enteró, necesita revisar.
Aquí realiza cine experimental y honesto. Él, con esa edad, reflexiona sobre la muerte. Y no lo hace tal cual y circunstancialmente, sino que reflexiona sobre la muerte desde TODOS LOS PUNTOS DE VISTA POSIBLES. Y ésa es la genialidad..., esa es la película: gente que ha rozado la muerte, gente que ha muerto enferma, la muerte incrustada en la sociedad y aplaudida por el populacho (genial la escena de la gorra/hiyab con la MARAVILLOSA resolución del metro: le mandan quitar la gorra y cuando su ángel de la guarda se la quita, le salva de un asesinato provocado por la relígión que podía tener sentada al lado. DUrísimo Eastwood ahí), muerte natural, catastrófica, gente que ve muerte, gente que no sabe de la muerte y un mensaje final demoledor: si quieres vivir la vida, aléjate de la muerte, que ya llegará.
Esto no va de tres historias BUM como haría Iñárritu..., va de varios prismas de la muerte (pero muchos) que chocan sutilmente en una feria de literatura. En silencio. Sin florituras. De una manera sencilla y con una solución genial: tres personas hundidas por la muerte se ayudan entre ellas con ese don o esa carencia. Juguetes rotos que se arreglan.
Y eso ya debería valorarse: un film experimental y diferente. Un Eastwood casi sin concesiones que medita y reflexiona, yendo más allá, efectivamente. Una propuesta soberbia que mira, observa y no tiene porqué contar..., no hace falta. La reflexión es muy densa como para andar mierdando.
Algo que habla de la muerte tiene que empezar de la manera que empieza: con un clímax. Empezar con un clímax, sí, impresionante. La secuencia es puro Spielberg. Poco hay que saber de él para saber que seguramente estuvo en rodaje (tenía hasta asistente allí, mirad los créditos) y que la secuencia no es de Eastwood. De hecho, en créditos pone que está diseñada por otra persona. Algún terminado digital no la hacen redondear, pero es la secuencia catastrófica más conseguida desde el cruce de caminos con los trípodes. Por otro lado, el accidente infantil posterior no le va a la zaga. Vivan los atropellos físicos.
Media hora de arranque que son toda una declaración de principios: la muerte llega sin avisar. Ahora pensemos. Reflexionemos. Nada de al revés..., sino hacia atrás. Un viejo mirando a lo joven. O de viejo nada.
Esta vez rueda GENIALMENTE, cuenta con una luz preciosa y usa el scope como pocas veces lo ha hecho. Madurez asentada. La música, a sorbitos, no quiere estorbar..., y también tiene la lógica de ser usada de esa manera, ya que no interrumpe y la hace personalmente, por si acaso.
Los actores, dirigidos sin necesidad de chillar. Todos están impresionantes y con una verité metida absolutamente demoledora. Y el montaje, invisible, como tiene que ser. Maquillaje realista y un Damon soberbio que incluso es usado con kilos de más y canas. Maldito póster asqueroso.
La relación de Damon y Dickens: hombre, entiendo que el don de crear no está muy lejano del don de observar especialmente. Por no hablar del cuadro, que lo dice todo. Dickens tocaba a alguien y veía historias..., Damon un poco también. Genialoide.
La francesa es alguien en estado de gracia, los niños llevan la muerte y la pena escrita en la frente y el vestuario vuelve a ser invisible. El minicorto de la HOward, sobrecogedor. Ella está genial en su papel de falsa tía cool..., de ahí el derrumbe en la escalera. Los momentos entre ellos son magia terminada con el truco visible.
Claro que tiene peros: Damon se completa con la francesa..., y parece que empieza a ver el futuro con ella y no será malo. Poderes usados de otra manera para un plano repulsivo que revienta la función ya cuando quedan dos planos para cerrar el film. NO puede ser, Clint. Te rilas. Y casi abres incluso a orquesta. Con lo bonito que hubiera sido una simple llamada de Damon a la tía y una sonrisa. A negro. PUnto.
Tampoco me gusta cómo cierra la historia del niño. Primero de guión. Es una pena que una obra tan interesante cierre tan mal. También tiene alguna putada de ritmo en algunos tramos, pero nada que no deje ver una de sus pelis interesantes. O sea, sí, menor, pero interesante. Y yo no llamo menor a mierdas como El principiante (pese a Braga sin bragas) o Licencia para matar (pese a preIndy). Ésta es una menor, pero de las buenas. Y con una virtud que la hace imprescindible: es una película definitiva sobre la muerte, de alguien cercano a ella muy lleno de vida.
Gracias, Clinto.