http://www.elmundo.es/blogs/deportes/libredirecto/2013/09/23/el-tata-y-la-erotica-del-riesgo.html
Entre las muchas palabras que se utilizaron para calificar a
Guardiola, en ocasiones con exceso de almíbar, hubo una muy poco utilizada: riesgo. Es cierto que durante su etapa en el banquillo del Barcelona se benefició de una tradición, de una cultura del juego tratada con mimo en la cantera, y de la aparición de unos jugadores que raramente coinciden en el mismo lugar e idéntica generación. Todo ello es cierto, insisto, pero sólo determinadas decisiones innegociables, propias de un fanático de una idea, llevaron a construir con todo ese material un equipo de autor que, además de ganar, enamoraba. El arranque del
Tata Martino, como lo fue el de
Tito Vilanova, demuestra que los resultados, el potencial, no han disminuido, pero el Barça ha pasado de ser un equipo singular, único, a un grandísimo equipo. Ha perdido la erótica del riesgo. Sus aficionados pueden estar tranquilos, dada su fiabilidad, aunque el fútbol, como la vida, lo es menos sin un poco de intranquilidad.
Existe un episodio que define como pocos a Guardiola. Fue el partido en el Bernabéu en el que, poco después de un fallo de
Valdés al sacar el balón con el pie, que entregó prácticamente el primer gol al Madrid, el entonces técnico azulgrana decidió cambiar a defensa de tres jugadores. Era la maniobra de un temerario frente al mejor contraataque del mundo, pero era también lo que el cuerpo siempre le había pedido. El Barcelona barrió al Madrid. Con esas mismas constantes, murió en el Camp Nou frente al mismo equipo tiempo después, bajo el eco de voces que le pedían cambios. Se marchó. En Vallecas, el Tata no se vio en ese trance, sostenido ya por el liderazgo en la tabla. Sin embargo, Valdés sacó casi siempre en largo, nada de pases a los laterales abiertos para iniciar la jugada, con la intención de superar la presión alta de un dignísimo Rayo.
Paco Jémez, su entrenador, manifestó que no observaba tremendas diferencias en el juego del Barcelona, pero citó una clave, el domingo por la noche en conversación con José Ramón de la Morena, al decir que el nuevo entrenador azulgrana quiere evitar las situaciones de riesgo que atravesaba el equipo con Guardiola. Jémez es un técnico de buenos planteamientos y excelentes análisis, un hombre de fútbol a seguir por el mercado.
El hecho de que el Rayo tuviera mayor posesión no hay que sacralizarlo, puede ser circunstancial, pero no lo son los caminos elegidos por el Barcelona en su juego. El Tata busca transiciones más rápidas para enlazar rápido con
Messi y
Neymar, y eso minimiza a los personajes que se sienten cómodos en las posesiones largas, como
Iniesta o
Xavi, y eleva a otros más verticales como
Cesc o
Pedrito. El eje Iniesta-Xavi da forma a un equipo, y ésta no es la forma actual del Barcelona, es un hecho.
Todo esto no quiere decir que el Tata esté equivocado. Llegó a un Barça abierto en canal por el Bayern Múnich con la misión de reconstruirlo y ha optado por lo que cree conveniente. Ha diagnosticado sin prejuicios, hay que destacarlo. Los resultados, de momento, lo avalan. Con la calidad de su plantilla, necesita jugar muy poco para ganar partidos, como demostró contra el Ajax.
A Guardiola, de hecho, le sucede algo parecido en su nuevo destino, donde su idea encuentra la dificultad de imbricarse en una cultura futbolística muy definida, y donde el ritmo de juego puede ser como los tornados: no hay construción que se les resista. Ya ha dicho que en el Bayern ha de adaptarse a los jugadores que tiene, aunque, en realidad, lo ficharon para todo lo contrario. No llegó para ganar, cosa que ya había hecho
Jupp Heynckes, sino para enamorar. Ahora sólo hay que preguntarse hasta dónde decidirá arriesgar.