La manera más morbosa de llamar la atención es pasar desapercibido, aunque esto sólo es válido cuando te llamas Pep Guardiola (o personaje similar, mediático muy notable), llevas al Barça a la gloria de los cielos, te vas a entrenar al Bayern de Munich y no puedes venir a despedir a tu mejor amigo. Para colmo, vuelves a casa para casarte con la madre de tus tres hijos. Y lo haces tramitando el papeleo a través del consulado alemán en Barcelona, planeándolo en el Ayuntamiento de Matadepera (Barcelona), el día que la alcaldesa, Mireia Solsona, no está (¿había planeado que así fuera?), sin decir nada a ninguno de los empleados del Consistorio, que se enteraron, como la alcaldesa, una vez celebrado el acto. ¿Dudaba Guardiola que alguno de ellos vendiera la exclusiva a Sálvame? En quien sí confió fue en el juez de paz de la localidad, Francesc Duch, amigo (el único porque a los demás no les dijo nada tampoco) del entrenador. El séquito de boda llegó a las 8.45 de la mañana, y lo formaba nueve personas, los novios con sus tres hijos, Maria, Màrius y Valentina, y los padres de los contrayentes.
Apenas media hora duró la ceremonia, más bien tramitación del papeleo, tras lo cual se dio por despedido el enlace. Salieron por la puerta de atrás. Los novios se fueron en el coche del juez de paz y los niños con los abuelos. Todos vestían casual (o sea informal). Ella con pantalón pitillo negro y cazadora y bolso rojos, con tacones altos. Él llevaba jeans y un jersey camel siguiendo el estilo que le ha hecho elegante en Alemania, aunque allí cuesta poco: llamas a Armani y te arreglan lo de elegante del año, aunque percha, lo que se dice percha, Guardiola la tiene.Y Cristina Serra, la recién esposada, también.
Ella viene del mundo de la moda ropa de sus padres en Manresa, muy cerca de la de Tous, de cuya creadora, Rosa Oriol de Tous, es íntima la madre de Cristina: llevan el mismo corte de pelo (al unoymedio) y color (blanco). La cosa ha ido tan rápida que ni un paparazzi ha logrado imágenes del suceso, por lo que se han tenido que aprovechar las cedidas por el canal Terrassa, que las han recibido del Ayuntamiento. Y ha empezado la persecución (¡cómo les gusta sentirse agobiadas a las estrellas!): a los padres les han visto en Santpedor, en el balcón, a la recién casada saliendo del domicilio barcelonés de Guardiola, y del resto nada de nada. Mañana seguramente habrá más, pero no mejor, porque seguirán escondiéndose como niños que han hecho una fechoría. Bueno, algo feo sí que han hecho...