Take y su familia no aguantan más
Lleva un año y medio sin competir al lado de sus compañeros, conformándose con los entrenamientos. Ni se acuerda de los torneos que jugó durante la suspensión cautelar veraniega. La situación de Takefusa Kubo (13 años, Infantil A) es la de los siete jugadores que todavía están inhabilitados por la FIFA (el francés Theo Chendri, comunitario, ya juega desde que cumplió 16 años y el holandés Bobby Adekanye está cedido al PSV), pero en el caso del japonés la decisión del TAS supone un obstáculo casi insuperable: como extracomunitario, no podrá jugar hasta que cumpla 18 años en junio de 2019. Y no puede más. Ni él, ni su familia, que lucha para apoyar el sueño del niño.
El padre, en Japón; la madre, en Barcelona. Cuando marcharon a su país para pasar la Navidad, confesaron a sus íntimos que si el TAS no lo arreglaba, se plantearían no volver en enero. El propio Take llamó a compañeros y técnicos preguntando. Tienen derecho a irse. Y el Barça perdería un diamante. Los siete casos se pueden dividir entre cuatro más preocupantes, por el tiempo que les queda a los jóvenes para liberarse de las garras de la FIFA, y tres más controlados: les falta poco para jugar.
Entre los primeros, además, de Take Kubo, está el del francés Kais Ruiz, de 12 años (Infantil B), que no podría jugar como comunitario hasta agosto de 2018. Ben Lederman, estadounidense de 14 años del Cadete B, que no competiría hasta mayo de 2018, cuando tenga 18. Y el camerunés Patrice Sousia (Cadete A), 16 años en enero, vería la luz en 2018. Jang Gyeolhee, el más joven de los tres surcoreanos, hoy en el Juvenil B, dejará de estar inhabilitado en abril de 2016. Le quedan 16 meses. Los dos que más cerca están son Seung-Ho Paik y Lee Sung Woo. El primero, del Juvenil A, cumple 18 años el 17 de marzo. Y el segundo, también del Juvenil A, roza los 17 (el 6 de enero) y sólo le quedarán 12 meses para disfrutar.
Además, el Barça no puede dejarle escapar porque es un fenómeno, como demostró en septiembre en la Copa Asia Sub-16. Lee es el caso que lo originó todo por la denuncia anónima en febrero de 2013. Más allá de la decisión de ayer del TAS, el asunto sigue en manos de la Comisión de menores de la FIFA, pero viendo las decisiones tomadas en los últimos meses no hay motivos para el optimismo. Los 90 días para regularizar su situación vuelven a estar vigentes, pero no hay nada que regularizar. Los niños están en el Barça con el OK de sus padres, que viven en su mayoría en sus países y vienen de visita. En ningún papel van a aparecer como residentes en Barcelona con contrato laboral. Sólo queda esperar. Y rezar para que Take (u otro) vuelva un día si se va.