Respuesta: Música clásica
Te doy toda la razón, sobre todo en el último movimiento, cuando entra el coro, suena muy lejano. De todas formas, cuando la escuchas varias veces a ese tempo, está claro que la obra adquiere mucha solemnidad, pero no es a lo que estoy acostumbrado.
Como sabrás, para marcar la velocidad en una obra musical, se utiliza el metrónomo, que te dice el número de pulsos por minuto que debe llevar la obra. Resulta que el inventor de este cacharro fue contemporáneo a Beethoven, y si no me equivoco, incluso se conocían. Pero cuando se inventó, Beethoven ya estaba sordo y había compuesto una gran cantidad de obras. Por tanto, tuvo que ponerle las indicaciones metronómicas a posteriori.
Resultado: la mayoría de los directores "clásicos" (Karajan, Furtwangler, Toscanini) han pasado de las indicaciones de Beethoven arguyendo que como ya estaba sordo, no son correctas; o que los primeros metrónomos no eran demasiado precisos. Sin embargo, los directores historicistas sí le prestan más atención a estas indicaciones, por varios motivos. Primero, porque las puso el autor, y por muy sordo que estuviera, tendría que saber cómo sonaban sus obras. Segundo, porque hay testimonios de la época en que los músicos se quejaban de lo difíciles que eran algunos pasajes de Beethoven por su rapidez. Tercero, porque la interpretación no se hace con grandes orquestas, sino con formaciones más parecidas a las que usaba Beethoven, más reducidas, y por tanto más capaces de atacar tempi rápidos sin embarullarse.
Ya te digo que yo me quedo con esta segunda opción, pero hay muchos entendidos en música clásica que prefieren la vieja escuela. Cuestión de escuchar y elegir.
Lo grande de la música clásica es que es un arte interpretativo. Es decir, en la partitura hay unas indicaciones, pero el director y la orquesta son los que tienen que hacer revivir la música. No se puede poner a un ordenador para que interprete. Por eso, cada director, partiendo de la misma partitura, puede darle una visión a la obra totalmente distinta, sobre todo en partituras antiguas, en las que los adornos, los tempos, la intensidad... no solían apuntarse y se dejaban a la elección del ejecutante. Creo que era Stravinski el que decía que en la partitura estaba todo menos lo más importante.
Ni que decir tiene que esto es una ruina para el coleccionista.