(
Man of Steel, Zack Snyder, 2013)
Se quiera o no el mundo de los superhéroes ha entrado de lleno en una nueva forma de dirigir los comics. Ya no sirven aquellos títulos donde el guión era un 1+1 son 2. Incluso los títulos con tramas más sencillas, sin salirse de la línea y donde lo sencillo, lo eficaz y lo más accesible está visto que pueden llegar a considerarse como algo menor o incluso como algo que ya no funciona. Ahora es necesario darle mayor trascendencia a la historia, cuanto más pesimista, destructivo y angustioso sea todo más epicidad se supone tendrá el resultado. Los directivos de la Warner han decidido volver a contar, una vez más, el nacimiento de Superman, como llegó a la tierra, como ha intentado por todos los medios infiltrarse entre ellos pasando inadvertido aunque a veces le cueste apartar su conciencia de hacer el bien cueste lo que cueste mientras el villano de la función intenta destruir nuestro mundo (una vez más) por tal de conseguir salvar el suyo.
En sí la trama no es mala del todo. Sin ir más lejos expone lo que siempre se ha expuesto de Superman, o de su modus operandi como superhéroe en ciernes: hacer el bien, conocer su pasado y proteger el futuro. O almenos eso es lo que siempre he visto de él (o lo que he llegado a conocer de él). Pero uno de los mayores errores de la entrega presentada por Snyder es querer emular o seguir los parámetros impuestos por la nueva moda a la Nolan. Y si bien es cierto que no es tan oscura y tétrica como el Batman de la nueva trilogía sí que es cierto que volvemos una vez más a tener que sufrir, sin ir más lejos, una vacía, insulsa, pesada y sobretodo aburrida historia que poco o nada logra más allá de mucho ruído y pocas nueces. Y puedo llegar a ver cierto mérito al querer darle un poco más de profundidad a la historia de Superman pero no de tal manera que acabe perdiéndose la perspectiva o incluso llegar a marear la perdiz.
Otro de los grandes fallos de este nuevo reboot es querer apabullar con todo el ruído posible sin sentarse a meditar si realmente era necesario. Se echa de menos un mundo habitado por Superman que intenta salvar al humano en circunstancias adversas pero sin necesidad de que el mundo implosione a base de un exceso de efectos visuales que marean, no tienen definición y sobretodo no logran transmitir la destrucción que tanto cacarean porque se convierten en sobre exceso de contenido, saturándolo todo y no dejando nada que pueda satisfacer como deberían haberlo hecho. Cítese toda la parte final que es más un mejunje de Transformers, Dragon Ball o incluso Matrix Revolutions, donde todo es destruible, todo es interminable, nada es definido. Puede que todo sea épico pero es demasiado insostenible.
No quita que ciertos efectos visuales (sobretodo donde mejor funciona la película) son aquellos que juegan con la supuesta realidad conseguida a partir de los poderes adquiridos como Superman volando que es cuando podría asemejarse a la iniciación del superhéroe, la escena del bar y la consiguiente represalia en el camión o la mejor escena de todas donde Costner tiene su momento de gloria tanto para su personaje como para lo que realmente quiere decir. Incluso pequeñas píldoras de batalla furiosa entre Superman y los esbirros de Zod en el primer encuentro, aún resultando un tanto extraño, pueden llegar a funcionar. Pero tristemente son muy pocas escenas las que realmente valen la pena destacar.
Todo es puro fuego de artificio, que no logra sostenerse por sí mismo. No puede negarse el intento por querer apartarse de todo lo visto hasta ahora sobre el personaje de Superman pero la forma acaba matando al fondo. Un exceso de zooms que ni Valerio Lazarov y que realmente son innecesarios, enfoque a detalles y acciones que sólo sirven para querer darle cierto aire de cine intimista y un Snyder que cree estar rodando la entrega definitiva cuando lo único que consigue es una película anodina con una estética pesada, chirriante y sobretodo poco agraciada. Añadámosle un metraje excesivo que se hace tristemente eterno, sin nada a lo que aferrarse, y que encima cuenta con varios climax sin tiempo a asimilarlo todo y que cuenta con la manía de última moda de dejarlo todo para el final. Snyder en su título más impersonal y que parece estar dirigido más por el propio Nolan.
¿Es el Superman del nuevo siglo? Eso está por ver. Está claro que no tendrá dificultad en lograrlo. Pero para mi gusto le cuesta definirse. Que sea trascendental no significa automáticamente que funcione, que sea melodramática no significa que emocione ni que tenga un exceso de efectos especiales que la exima de ser ruidosa y agobiante. Sigo opinando que algo más sencillo para ser un reboot, algo más de corte aventurero y no tan drástico le hubiese venido que ni pintado. Porque uno acaba teniendo la sensación de ver guiones plantilla con formas clónicas que acaban siendo el reflejo o el eco de lo visto anteriormente. Y no se puede negar que hay cierto interés por los actores de resultar convincentes o como mínimo aceptables. Lo logran, o como mínimo no resultan esperpénticos que ya es mucho pero cuando uno no discierne ya llegados a cierto punto todo acaba por perder el acierto. Para mi, "El hombre de acero" es la Kriptonita de Superman.