Nueva Ley del Aborto

¿Por qué, Gallardón?

El alcalde llevaba escrito quién era en ese acento nasal madrileño que divide a la ciudad en dos: los que lo tienen y los que no

ELVIRA LINDO 29 DIC 2013

Eso, ¿por qué? No era un asunto que perturbara la convivencia. Por tratarse de una decisión íntima y traumática, nadie va jamás alardeando de haber interrumpido su embarazo, de haber abortado. Ninguna mujer lo cuenta en una reunión de amigos, ni en una comida de trabajo, ni tan siquiera suele comunicárselo a su familia. Es algo que se confía a una sola persona, a dos como máximo. Por eso hay gente tan alejada de la realidad que piensa que en el universo de sus relaciones no ocurren esas cosas. No, no hay nadie que lleve un cartel anunciando que acaba de interrumpir su embarazo. Es posible que una mujer, cualquiera, acuda al día siguiente de la intervención a la oficina, a limpiar casas, que vaya a buscar a su hijo a la guardería, que prepare la cena del niño sintiendo aún el dolor en el bajo vientre; es posible que una mujer, cualquiera, vaya a dar clase al instituto, se levante de madrugada para barrer la calle o espere cola en la oficina de empleo; una mujer, a veces muy joven, que asiste a una clase de la Facultad, vuelve a casa y le dice a su madre que no se encuentra bien y se acuesta temprano. No hay perfil que defina a la mujer que se ve en el trance de abortar.

Esa intervención dolorosa y deprimente se realiza de manera casi secreta en vidas muy dispares, y es ese secreto al que de manera legítima se aferra cada una de las mujeres que acuden a una clínica, lo que hace que algunos hablen de ellas como si fueran marcianas. Y no. Están entre nosotros. Somos nosotras. Seguro que usted, que las juzga de manera implacable, conoce a alguna, pero no lo sabe; incluso el individuo que ideó la portada cruel de La Gaceta en la que se veía un bebé con síndrome de Down bajo el titular “Matar vuelve a ser delito en España”, tiene en su propia familia, en su oficina, entre sus amistades, a alguna de esas mujeres que callan. Callan por dos razones: los abortos no se cuentan y nadie quiere correr el peligro de sentirse estigmatizada.

Es del todo posible que el señor Gallardón se codee a diario con mujeres que han abortado. El mismo señor Gallardón que durante un tiempo coqueteó con artistas, escritores y faranduleros varios en ese papel de alcalde que le permitía columpiarse en una posición ambigua, de hombre sofisticado y con lecturas que se había visto abocado a la derecha casi por razones familiares, por ser uno de esos buenos chicos que no desafían a los padres. Qué gran error no fiarse de las apariencias, que, como sabemos, no engañan jamás. El alcalde sinuoso llevaba escrito quién era en ese marcado acento nasal madrileño que divide a la ciudad en dos: los que lo tienen y los que no. Los que lo tienen son muchos menos; en realidad, se trata de un cogollo compacto adornado con apellidos de rancio abolengo, es una minoría granítica que transmite sus poderes de manera genética y desconoce al otro Madrid como el otro Madrid los desconoce a ellos. Yo, chica de barrio, no conocí a alguien que hablara así hasta los 20 años. Siempre había creído que esa habla era una exageración de los chistosos.

¿Por qué? ¿Y por qué ahora? Dudo que esta reforma recabe muchos votos nuevos para un partido que alberga a toda la derecha de un país como el nuestro en el que todavía no ha calado una formación específica para la extrema derecha. La pregunta es por qué enfangarse en una nueva ley que nace en contra de una realidad social innegable. Dicen los que se frecuentan la arena parlamentaria que el ministro, en el fondo de su alma, no comulga con su propio discurso. Estamos en lo de siempre. Gallardón es ese tipo de político al que se le concede, en cada decisión que toma, una suerte de análisis psicológico: ¿es así realmente el ministro o se ha visto empujado por esos fanáticos religiosos que actúan en la sombra y entonces él, en el deseo de parecer cristiano viejo, ha dado un paso adelante sin estar convencido? Qué hartura de teoría. Dada la gravedad de su reforma y las posibles consecuencias, poco importa ya a qué verdad profunda responden las decisiones de este político.

Con frecuencia, los columnistas exprimimos un tema hasta agotarlo, pero me barrunto que este debate no se va a cerrar aquí, porque las consecuencias lamentables de castigar a los médicos con penas de cárcel o de obligar a una mujer a traer a un hijo al mundo con graves malformaciones estarán presentes tanto en la información como en la opinión. Muchas oportunidades tendrá el ministro de percibir cómo va a afectar su cruzada en la vida de las mujeres. De momento, ha comprobado el impacto de este inaudito retroceso al que nos conduce en la prensa europea, que no olvida que bajo la España franquista éramos consideradas ciudadanas incapaces de decidir sobre nuestro propio destino. Esto no ha de quedar aquí. A partir de ahora, el señor Gallardón sentirá un espacio gélido entre él y muchas mujeres. Hay políticos a los que, con el tiempo, se les perdonan los errores. No así le ocurrirá al ministro Gallardón. Pasen los años que pasen, siempre habrá una mujer que le ha de preguntar ¿por qué? Tal vez esa mujer lo exprese solo con la mirada. La mirada de las mujeres encierra muchos secretos que jamás se expresan. Y qué pena pasar a la historia como el ministro que no supo ver lo que tenía ante sus ojos.

http://elpais.com/elpais/2013/12/27/opinion/1388144440_092658.html
 
Porque son discusiones donde yo quedo como troglodita. Esta extendida otra idea al respecto y yo no la comparto.
 
Yo no te veo así. Yo simplemente he expresado mi opinión y la he argumentado como he podido. Eres tú el me ha despachado con una frase. No me molesta en absoluto que conste. Tú opina lo que quieras y ya está.
 
Yo no he despachado nada, no me he referido a tu argumentación en ningún momento, solo al tono general.
 
De todas maneras hay una costumbre generalizada de no guardar respeto por las opniones de los demás, y andamos abocados a menospreciar a aquellos que en este tipo de cuestiones disienten.

Ni el que está a favor del aborto es un asesino ni el que está en contra es un nazi o un fascista retrógrado.

Cada cual debe tener la opción de elegir, pero si en este caso concreto sobre la gestación de un ser vivo que se demuestra tendrá serias deficiencias a desarrollar una vida de calidad digna, y los padres no tienen viabilidad para ello, es el gobierno quien ha de facilitarle un conjunto de medidas para que el hijo o hija pueda tener las mismas garantías de una vida saludable digna.

Para eso es necesario tener un respaldo económico que por sí solas, estas personas no pueden tener, porque la sociedad hoy en día tal cual está planteada no es garantizable.

Si uno escucha la COPE o a la Iglesia sus palabras son estéticamente "bonitas y puras", pero en la práctica son huecas e inútiles porque a la hora de la verdad, una persona con una seria deficiencia que no le garantiza una supervivencia, más alla de la existencia de sus padres, no podrá ver tampoco garantizada la suya propia.

Por otro lado, es cierto que han habido abusos y se ha abortado simplemente porque "no venia bien" quedarse embarazada en esos mismos instantes. Y se apela a la libertad de cada uno de hacer lo que le venga en gana porque no tiene obligación de mantener un embarazo. Sin embargo esa libertad atenta contra la del neonato a vivir, y no hay ningun derecho que esté por encima de la de la vida.

Ahora bien, ¿que se considera vida?

Esa es la reflexión que en conciencia debemos tener cada uno de nosotros.
 
A mí me dan mucha rabia esas cartas o testimonios de padres modélicos con trabajos estupendos que con heroicidad crían a sus hijos con minusvalías.

Son modelos perfectos y me alegro por ellos. Pero su experiencia no vale un pimiento. Y tratar de extrapolarla o incluso imponerla es increíblemente injusto.

Cada familia es mundo. El lugar donde vivas, el apoyo familiar o su ausencia, tu estabilidad laboral, la edad en la te quedes embarazada y el compromiso de tu pareja para afrontar la situación son cosas muchísimo más importantes y decisorias que el testimonio del ejecutivo con uno de sus hijos discapacitados.

Y es tan simple como la puñetera empatía, ponerse en el lugar de los demás y tratar de imaginar como de desgraciada e indigna puede ser tu vida su no tienes para cubrir las necesidades normales.

Pero está claro, la empatía viene de serie y no se puede aprender.

Tus, tus, tus, tus, tus, tus, tus, y tus. Y otra vez tus. Ni un solo "sus".

Y no se trata de imponer nada, sino de testimoniar que se puede, y que un niño discapacitado no es una basura de la que eesprenderse sin más. Allá cada uno con SU conciencia.
 
Y no se trata de imponer nada, sino de testimoniar que se puede, y que un niño discapacitado no es una basura de la que eesprenderse sin más. Allá cada uno con SU conciencia.

aquí creo que nadie está hablando de desprenderse de niños discapatizados, si acaso de embriones o fetos
 
Y no se trata de imponer nada, sino de testimoniar que se puede, y que un niño discapacitado no es una basura de la que eesprenderse sin más. Allá cada uno con SU conciencia.

aquí creo que nadie está hablando de desprenderse de niños discapatizados, si acaso de embriones o fetos

Manu, nadie ha dicho semejante cosa.


Ni que sea obligatorio ¿eh? Que a ver si por hacerse el análisis el obstetra te va a hacer el aborto sin consultarte siquiera... :fiu
 
La cuestión es que la ley anterior permitía tanto a unos como a otros elegir en esta cuestión tan delicada. La nueva ley es una imposición por una de las partes, por lo que va en contra de la libertad del individuo. Es el anti-respeto por la opinión del otro


Sent from my iPad using Tapatalk
 
Sí, me extraña que no se diga más: ¿por qué un feto con malformación tiene que nacer pero uno que sea fruto de violación puede ser abortado, según esa extraña moral?
 
Si es que no es cuestión de Ley... Es todo muy relativo y depende del valor que le queramos dar al hecho de abortar.

Lo que no soporto del debate son las tonterías de que el hombre no pinta una mierda, o que hago lo que quiero con mi cuerpo. No creo que con los distintos métodos anticonceptivos se tenga que llegar al hecho del aborto. Es un tema de educación, más que de derechos. La idea de que el aborto sea un derecho, es un tanto repugnante. Me refiero, que más que tener al Estado detrás cubriéndote tus descuidos, esto es un acto de responsabilidad...
 
No creo que con los distintos métodos anticonceptivos se tenga que llegar al hecho del aborto. Es un tema de educación, más que de derechos. La idea de que el aborto sea un derecho, es un tanto repugnante. Me refiero, que más que tener al Estado detrás cubriéndote tus descuidos, esto es un acto de responsabilidad...
No sigas mucho por ahí, Seaker, que te estás acercando al turbio mundo de los comentarios de abuelas y malfollaos/as :p .

Un saludete.
 
Sí, me extraña que no se diga más: ¿por qué un feto con malformación tiene que nacer pero uno que sea fruto de violación puede ser abortado, según esa extraña moral?

Exactamente.
De esto se deduce de que los derechos de la madre alguna importancia tienen, no? Curiosamente, el feto carece de derecho a la vida cuando es concebido por violación. Aquí prevalece exclusivamente el derecho de la madre.
En cambio, cuando se concibe normalmente, el feto tiene todo el derecho a la vida, pasando por encima del derecho de la madre a alojarlo.

Vaya, me parece una falta de coherencia enorme.
La explicación, como decía el artículo, esta en el pecado de la fornicación y asumir sus consecuencias.
 
La explicación, como decía el artículo, esta en el pecado de la fornicación y asumir sus consecuencias.

Cierto, y entonces se deduce también que la obligación de tener un hijo con malformaciones es un "castigo," la penitencia del pecado. Tremendo.
 
La explicación, como decía el artículo, esta en el pecado de la fornicación y asumir sus consecuencias.



Cierto, y entonces se deduce también que la obligación de tener un hijo con malformaciones es un "castigo," la penitencia del pecado. Tremendo.


No será el primero que oigo que eso "te acerca más a dios"


Sent from my iPad using Tapatalk
 
Arriba Pie