Dejo constancia de que a mí me ha parecido una maravilla, CLARO.
Tremenda experiencia sensorial de numerosas ramificaciones y significados a partir de parábolas que envuelven toda la narración en un claro tono de pesadilla enfatizada al límite. Es una película esencialmente simbólica que transmite no desde el diálogo ni desde un desarrollo argumental extenso y complejo, sino a base de decisiones formales minuciosas, de enorme fuerza, y personajes de apariencia arquetípica pero fondo potente, extremadamente turbio, que proyectan muchos recovecos primarios, esenciales, de la condición humana. Todo esto lo digo un poco en plan abstracto, pero es que la película puede ser desmenuzada plano a plano para interpretar multitud de emociones, sensaciones y traumas. Es más fácil escribir de ella refiriéndose a momentos concretos que hablar de ella a nivel general, pues creo que pocas veces he visto películas más ricas y precisas en un metraje de 90 minutos escasos. Desde la naturaleza del cine de género (suerte de western febril en Bangkok), se expande en direcciones que abarcan el mito de Edipo, la redención, el pecado, la culpa, el castigo, la sumisión, el retorno al útero, la búsqueda del infierno, la castración, el duelo, la ensoñación, la inadaptación, la violencia descarnada, el sexo distanciado, el código ético, etc... Aún más que en "Drive", que es el referente popular más próximo en el tiempo, aquí los elementos genéricos le sirven a Refn para tratar conceptos elementales desde un enfoque mucho más cercano a "Valhalla Rising", lo que supone un nuevo cambio de tercio alejado de cualquier postura acomodaticia.
¿El precio a pagar? El rechazo de gran parte del público y de gran parte de la crítica (como ya se ha visto). También el peligro de ser ridiculizado. Pero me parece muy loable el riesgo que asume, y que denota o bien su determinación de independencia creativa o bien su locura. Y qué queréis que os diga: pienso que hay que aplaudir a los directores de este corte, tan escasos... y necesarios.