La libertad, de Lisandro Alonso
Misael es un joven que trabaja como leñador en lo profundo de la pampa argentina, llevando una vida solitaria en medio de la naturaleza. Su contacto con otros seres humanos es mínimo, más por necesidad que por otra cosa. A lo largo de su jornada, le podemos ver talando un árbol con infinita paciencia, o cocinando un armadillo. Él es un ser elemental, cuyas únicas necesidades son las básicas para subsistir en un medio natural inalterable, que se rige por sus propias leyes, donde la civilización y los seres queridos se encuentran muy lejos, al otro lado de un teléfono. Un despertador, una radio, son lo único “moderno” que se cuela en la vida de nuestro protagonista... cuando hay dinero, se compra tabaco, cuando consigue atrapar un animal, ya tiene algo que cenar esa noche, y así pasan sus días.
No sabemos nada de este tipo, a parte de lo que nos muestran sus acciones, que cobran una nueva dimensión a través de la cámara de Lisandro Alonso. Su película es una crónica de un día cualquiera en la existencia de un ser humano cualquiera frente a la naturaleza, cine ascético y contemplativo, cuestión de saber “mirar” eso que ya estaba ahí, más que de “crear” algo de la nada. Lisandro es como un Bresson argentino y rural, sus imágenes no son necesariamente bellas sino “necesarias”, y el tal Misael es su “modelo”, un no-actor que se limita a ser él mismo. La misma frontera entre género de ficción y género documental queda así abolida, el cine es cine, en toda su pureza. Forma y contenido vienen a ser lo mismo, y la puesta en escena sirve para ilustrar una rutina donde el tiempo es circular (simbólicamente, la película empieza igual que termina), nada cambia dentro de él, de igual manera que la presencia de los elementos tiene un relieve casi místico; el agua sacia y refresca, el fuego calienta y protege, la tierra da sus frutos para quien trabaja en ella.
El viento agita la hierba y discurre a su manera, libre, entre los árboles.
(Y hasta aquí mi crítica hipster/pedantuela del mes, gracias por su paciencia e interés).