Adoro
“El último tren a Katanga”, cine de aventuras
energético (esa es la palabra), del que ya no se hace. Ahora el género es o –algunos- dramas sobre expedicionarios reales, o –muchas- aventurillas ligeras con monstruitos fantásticos añadidos. No habría público (ni Crítica) de destino para un Katanga hoy día. Desconcertantemente curioso lo del Jack Cardiff director: la otra peli que he visto de él,
“El león”, me pareció mediocre.
EL PASTOR DE LAS COLINAS (The Shepherd of the Hills, 1941) de Henry Hathaway
Extraño y muy estimable drama de influencia western. El típico forastero de identidad desconocida (bueno, no mucho) llega a la típica comunidad cerrada
con secreto. Resulta curiosa la descripción de caracteres más o menos estrafalarios (que hoy llamaríamos –no sé entonces- los típicos hillbillies de cine) y el mundo de supersticiones en el que viven, incluyendo
ritos y parajes fantasmales a evitar. No, no estamos ante algo muy sombrío y agobiante, hay también simpatía y luminosidad (maravillosa la colorida fotografía Technicolor, por cierto). Detrás de todo y pesando sobre todos, está la presencia (ausencia) de una mujer muerta años ha (me ha recordado a lo de la madre de
“Los cuatro hijos de Katie Elder”). Por lo demás, Harry Carey se lleva el gato al agua, y John Wayne hace un papel un tanto (o bastante, o mucho) atípico en él.
CONSPIRACIÓN DE SILENCIO (Bad day at Black Rock, 1955) de John Sturges
Excelente film de intriga, con foráneo (otra vez) llegando en un tren a una población en medio del desierto, de la nada. Aquí los
paletos viste “ropajes” aparentemente más civilizados, pero de fondo tan o más hipócrita (y malvado y violento) que los del film anterior. Se apunta (si bien colateralmente) un tema poco tratado en cine: los campos de concentración para japoneses dentro de USA (que recuerdo, solo lo he visto en “
Bienvenidos al paraíso” de Alan Parker) y en general, el odio y persecución contra esas personas. Desconcertantemente maravilloso cómo en menos de madia hora nos contaban (y muy bien) antes, lo que ahora intentarían llenar en dos horas, con inocuos diálogos y pasajes de transición, e infructuosos intentos de crear atmósfera turbia y “ambiente de peligro” (aquí lo hacen, sin subrayados, con veladas o claras amenazas verbales –luego físicas- que entre director, guionista y reparto consiguen hacer verosímiles). Ajustada y contundente realización de Sturges y soberbio plantel de actores (Robert Ryan, Lee Marvin, Ernest Borgnine) incluido un Spencer Tracy, dando buenas tundas con su única mano sana
NIDO DE AVISPAS (Hornets’ Nest, 1970) de Phil Karlson
El director de muchos clásicos B-Noir de los 40 y 50 (impresionante
“El imperio del terror (1955)”, por ejemplo), abordó postreramente esta supuestamente transgresora y malrollera historia: un oficial americano (Rock Hudson) utiliza a unos niños italianos para acabar su misión y, a su vez, les ayuda a vengarse de los nazis que mataron a los padres de los chicos. Pues eso, niños disparando y gozando con matar, centrado especialmente en uno de ellos, que llega a ametrallar a un compañero, en su rabia ciega. Demasiado básica, no alcanza lo que pretende ni, por otro lado, convence en sus trazos psicológicos ni en su formulación cinematográfica. Fallida.
RETURN TO FULL MOON JUNCTION (1995) de Farhad Mann
Ahora sí es un cambio abismal de tono y cualitativo
. Secuela de un clásico del
softcore, que abrió las puertas a la efímera fama de Sheryl Fenn en estas lides. La historia es lo mismo y lo de menos, claro. Chica urbanita que acaba de los “excitantes” y sudorosos paisajes pantanosos del
Deep South, enamorándose del musculitos de típicas y largas greñas rubias. Ahora la chica a desnudar es Melinda
(“Mortal Zombie”) Clarke. Nada como una blanco camisón “de época”, empapado por la lluvia, para incitar una “abrasadora” sesión de apareamiento coreográfico, y colmar las expectativas de su calenturiento espectador tipo, que aquí sería el de “madrugada Tele 5 de los 90”