Vampiros de Carpenter es un film bien dirigido (no podría ser de otra forma estando quien está tras la cámara) con un regusto a serie B, a western, al género de perdedores, sencillamente espectacular, servido por un Woods que pocas veces ha estado mejor, a ese sacerdote joven, pomposo y ortodoxo, que sin embargo se va dejando transformar por las maneras y el lenguaje de los cazadores. ¡Si hasta Baldwin consigue componer un personaje simpático, pese a que los hermanos Baldwin son enemigos declarados del cine y la raza humana! Lo único que no me gusta nada, y me parece tópico y metido con calzador es la historia romántica, que sobraba.
Abierto hasta el amanecer es la típica película de serie B que no quiere ofrecer un espectáculo sano y divertido para entretener, sino dignificar el género a través de los homenajes y referencias, al cine vampírico y al cine fronterizo en general, vamos, que atufa a pretenciosidad y a "vamos a hacer una peli de vampiros y va a ser la mejor de la década, si o si, por mis huevos" olvidándose de la palabra clave ENTRETENER, única función del cine de serie B. Así, esos diálogos que arrancan una carcajada cómplice y visceral en Vampiros, en Abierto hasta el amanecer son diálogos muy retocados y preparados para ser súper ampulosos (me causó verguenza ajena la perorata de Clooney sobre el hecho de que Keitel hubiese perdido la fe) y que incluso, sin ir más lejos, bebe del mismísimo Carpenter (hay un diálogo hacia el final, entre Clooney y la Lewis, directamente copiado de "Asalto a la comisaría del distrito 13").