Verano de corrupción (Apt pupil, Bryan Singer): esta tarde decidí que ya era hora de revisar la película que dio origen a mi nick.
La historia, basada en una novela corta de Stephen King que de corta no tiene nada, es la siguiente: un chaval llamado Todd Bowden descubre que en su barrio vive, bajo identidad falsa, un antiguo sargento nazi que consiguió huir de los Aliados después de haber asesinado a miles de judíos. El chico, obsesionado con el Holocausto, decide chantajear al viejo obligándole a que le cuente las historias prohibidas acerca de lo que realmente pasaba en los campos, en toda su cruda realidad y con abundancia de detalles. Entre los dos se crea una relación parasitaria basada en el control que cada uno ejerce sobre el otro.
Rodada con sencillez y sin estridencias, Singer demuestra que es más eficiente con un presupuesto medianito que con un pastón como el que costó
Superman returns (sí, se lo voy a estar recordando toda la vida). El malogrado y recientemente fallecido Brad Renfro encarna al joven protagonista, pero su interpretación es algo plana y cansina, lo que provoca que sea inevitablemente devorado en pantalla por Ian McKellen en su papel del viejo nazi Kurt Dussander. McKellen realiza un espléndido trabajo (atención a su logrado acento alemán), recreando perfectamente al Dussander de la novela y sugiriendo sus emociones de manera muy discreta, sin grandes aspavientos ni caras de loco. Así, sólo en determinados momentos, McKellen se apoya en el notable guión para dejarnos ver la pura maldad en su rostro... consiguiendo que nos demos cuenta de que, a pesar de su vejez y su fragilidad, Dussander es un puto psicópata que ha matado mil veces y no le importa seguir haciéndolo. Una muestra de ello lo tenemos en la inquietante secuencia en la que Todd obliga al anciano a desfilar con un uniforme de nazi; no tardan en volverse las tornas cuando el chico se termina asustando con el entusiasmo enfermizo que muestra Dussander al marchar y hacer el saludo.
Por ahí también pululan Bruce Davison (que repitió con Singer en X-Men), David Schwimmer (luciendo un insólito mostacho) y Elias Koteas en su enésimo papel de zumbado.
En definitiva, una película muy recomendable, un poco en plan
El silencio de los corderos o
Fracture.