Hinomura Krycek
Bayofilo
Sangre Klingon en gravedad cero. 

Pufff pues esa secuencia final de Warren Beatty con una maleta corriendo por tos lados...le falta subirse en globo.eran otros tiempos. A mi me encanta
Es una fiesta y con musicón de Quincy Jones!!eran otros tiempos. A mi me encanta
Sin duda, esa escena es OROFour rooms
Célebre antología noventera firmada por quienes por entonces eran unas jóvenes promesas del cine independiente. Probablemente poca gente se acordaría si no fuera por la contribución del único del cuarteto que ha llegado a algo. Insustancial y muy chorra como comedia, demasiado chorra como para ensañarse; como protagonista de cada uno de los segmentos, Tim Roth es un botones muy pasado de rosca, tanto es así que la interpretación se adentra de lleno en el cartoon, resultando a veces más y a veces menos asesinable dependiendo de quien esté al mando. Es también lo que le da a esto cierta continuidad, pese a lo cual no puede evitar caer en la reunión de amiguetes.
El de las brujas es el peor de todos con diferencia y el primero en toda la cara, con unos decorados de película guarra que nunca hubiera llegado a rodarse, horrendas cortinillas, un humor dudoso no, lo siguiente, y digno de Pajares y Esteso (alguna que otra tetas sí que cae)… sale Madonna paseándose por ahí y siendo Madonna, y con esa invocación final que no acaba en nada no sé si me estoy perdiendo algo. El del loco y su mujer parece que intenta crear una situación divertida y gamberra, pero ni tiene mucho recorrido ni resulta especialmente memorable con ese juego psicológico en torno a un triángulo noir en miniatura, con homenaje final a ¿El hombre mosca? O algo.
Los dos últimos, menos mal, merecen un poco más la pena. El del Rodríguez es otra tontería que opta con descaro por el cine infantil, la especialidad de este señor, con toques de humor negro (¿el de los pies no era el otro?) y Antonio como estereotipo latino por milésima vez, aunque aquí al menos no se toma en serio a sí mismo. Lo bueno que tiene es, sin lugar a dudas, una resolución memorable en la que une todo el cirio en un montaje final y sobre todo un plano que es de enmarcar.
Y en cuanto a la tarantinada, pues es lo que se encarga de cerrar el conjunto y darle un poco de sentido; el hotel es un Hollywood añejo que busca reverdecer laureles (nos intentan decir que estos directores son quienes lo harán), pero cuyas nuevas estrellas son unos chalados, aunque tal vez nunca han sido otra cosa y quien les sirve acaba siempre enviándoles a paseo, o incluso cobrándose una venganza tras sufrir una putada tras otra. Sátira del mundillo, constantes referencias cinéfilas muy concretas y que nadie conoce que son puro Quentin, mucha gente hablando, una planificación ostentosa pensada para sacarse el nabo… y media hora de nadería, eso sí, construyendo tensión y dilatándolo todo hasta el absurdo hasta el golpe de efecto, capturando esa sensación febril de locura, cachondeo un poco amargo y fin de fiesta.
Ver el archivo adjunto 44364
Four rooms
Célebre antología noventera firmada por quienes por entonces eran unas jóvenes promesas del cine independiente. Probablemente poca gente se acordaría si no fuera por la contribución del único del cuarteto que ha llegado a algo. Insustancial y muy chorra como comedia, demasiado chorra como para ensañarse; como protagonista de cada uno de los segmentos, Tim Roth es un botones muy pasado de rosca, tanto es así que la interpretación se adentra de lleno en el cartoon, resultando a veces más y a veces menos asesinable dependiendo de quien esté al mando. Es también lo que le da a esto cierta continuidad, pese a lo cual no puede evitar caer en la reunión de amiguetes.
El de las brujas es el peor de todos con diferencia y el primero en toda la cara, con unos decorados de película guarra que nunca hubiera llegado a rodarse, horrendas cortinillas, un humor dudoso no, lo siguiente, y digno de Pajares y Esteso (alguna que otra tetas sí que cae)… sale Madonna paseándose por ahí y siendo Madonna, y con esa invocación final que no acaba en nada no sé si me estoy perdiendo algo. El del loco y su mujer parece que intenta crear una situación divertida y gamberra, pero ni tiene mucho recorrido ni resulta especialmente memorable con ese juego psicológico en torno a un triángulo noir en miniatura, con homenaje final a ¿El hombre mosca? O algo.
Los dos últimos, menos mal, merecen un poco más la pena. El del Rodríguez es otra tontería que opta con descaro por el cine infantil, la especialidad de este señor, con toques de humor negro (¿el de los pies no era el otro?) y Antonio como estereotipo latino por milésima vez, aunque aquí al menos no se toma en serio a sí mismo. Lo bueno que tiene es, sin lugar a dudas, una resolución memorable en la que une todo el cirio en un montaje final y sobre todo un plano que es de enmarcar.
Y en cuanto a la tarantinada, pues es lo que se encarga de cerrar el conjunto y darle un poco de sentido; el hotel es un Hollywood añejo que busca reverdecer laureles (nos intentan decir que estos directores son quienes lo harán), pero cuyas nuevas estrellas son unos chalados, aunque tal vez nunca han sido otra cosa y quien les sirve acaba siempre enviándoles a paseo, o incluso cobrándose una venganza tras sufrir una putada tras otra. Sátira del mundillo, constantes referencias cinéfilas muy concretas y que nadie conoce que son puro Quentin, mucha gente hablando, una planificación ostentosa pensada para sacarse el nabo… y media hora de nadería, eso sí, construyendo tensión y dilatándolo todo hasta el absurdo hasta el golpe de efecto, capturando esa sensación febril de locura, cachondeo un poco amargo y fin de fiesta.
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Lo bonito de la serie B es que es un medio tan válido como cualquier otro para contar historias (incluso con más libertad!) pero cambiando desparramar millones por intentar tomar decisiones creativas que suplanten la ausencia de medios, cosa que puede incluso incrementar el arte de la película.
La serie B no es "no tenemos pasta, vamos a reirnos de todo", eso es postmodernismo mal entendido y, de hecho, hay muchísima peli así de serie A hoy en día.
Cameron se tomó Terminator en serio y aprovechó lo que tenía para sacarla adelante, es una buena serie B. Incluso en Aliens hizo que pareciera una película con mucho más presupuesto.
Terminator 2 es mucho más floja, entre otras cosas, porque no gastó dinero en guionistas y porque la filosofía de baratillo y el aire trascendental le queda muy grande.
Pero bueno, al lado de lo que vino después todavía era digna, igual que True Lies.
La gran diferencia entre ambas películas tiene mucho menos que ver con cuestiones ideologicas (o económicas, que viene a ser lo mismo) y más con un hecho que rara vez se menciona fuera de EEUU: El descomunal éxito en USA de la serie animada. Se convirtió en un auténtico fenomeno. Allí donde la primera película era una satira adulta básicamente made in SNL, deudora del espíritu rebelde y juvenil anti autoritario de la época, la segunda trató de ser una cosa más familiar, más sosegada, para poder atraer también a los críos que compraban los juguetes. De hecho, muchos de los cambios entre ambas películas, no solo en cuanto a la personalidad y relación entre los personajes, sino incluso en su diseño, provienen directamente de la serie de tv.![]()
Solo he visto esta película tres veces: una cuando salió en vídeo, otra cuando la compré en DVD, hace ya años, y ahora que me ha dado por revisarla. Y siempre me ha parecido que tiene un tono muy raro y discordante con la primera parte... en buena medida, un tono muy similar al que lucen muchísimas producciones norteamericanas en esa difusa frontera 1989-1990.
En los años 80, el capitalismo salvaje y el consumismo como forma de vida, que coparon los USA, parecían tener un mensaje claro y feliz: fórrate. Las películas podían tener una fábula moral. Podían incluso tener una victoria moral. Pero eso era secundario. Lo principal era que los personajes tenían que acabar ricos. Películas como Arthur, el soltero de oro, El gran despilfarro o Entre pillos anda el juego, son buenos ejemplos de ello. Puedes tener el amor de tu vida, ser alguien importante para variar, o vengarte de los que gratuita e impunemente te han jodido la vida, pero asegúrate de terminar la película rico. En Cazafantasmas no era muy distinto, toda la excusa de montar la empresa es intentar forrarse sin dar golpe, no hay más que escuchar ese ofendido "Yo trabajé en el sector privado... ¡quieren resultados!" de Ray para saberlo.
Ahora es 1989. "La ilusión que se volvía realidad" según Michael Douglas en Wall Street, ha resultado ser un espejismo. Una fantasía. Un globo. Los cazafantasmas no llegaron a ver un duro por su actuación salvando la ciudad en la primera parte. Ahora, Ray, Egon y Winston tienen una tienda de ocultismo y acuden disfrazados a amenizar fiestas de cumpleaños infantiles () mientras Peter presenta un programa de tv de segunda fila, riéndose de todo y de todos. Ya no hay dinero, y buscarlo ya no es el objetivo de los personajes, porque ya saben que al final del arco iris, como mucho, encontrarán una olla llena de mierda.
Si en la primera parte, la libertad sexual estaba a la orden del día, esas colmenas de apartamentos de solteros con sus fiestas, los ligoteos indiscriminados de Peter... aquí, esa es otra burbuja pinchada. Ahora vivimos en un mundo de compromisos y necesidades adultas, de relaciones que no funcionaron y de familias rotas. Así, la relación de Peter con Dana no funcionó, ella se casó con su compañero (el músico repipi que aparece en la primera parte) y tuvo un hijo con él, pero él la abandonó por una oferta de trabajo en Europa. Ya no estamos para coqueteos juveniles, sino que hay responsabilidades que atender, y que son lo primero.
En general, si el tono de la primera película era "molamos, somos la hostia y lo sabemos" el de esta secuela podría resumirse como "estamos en la mierda, somos un fraude, pero siempre queda la esperanza de mejorar". No hay más que comparar esa Nueva York vibrante, viva y entusiasta de la primera parte, con esta urbe llena de gente deprimida y cabreada. La culpa es de los mocos, claro. No em sorprende que esta secuela resultara un relativo fracaso, y que la saga quedara por muchos años relegada cinematográficamente al olvido.